En 1873 Ángela de la Cruz formuló
votos perpetuos fuera del claustro y poco después tuvo la idea de fundar la
«Compañía de la Cruz». El 17 de enero de 1875 con muy pocos recursos comenzó a
tomar forma su proyecto, encontró a tres compañeras, una de ellas llamada
Josefa de la Peña gozaba de una buena situación económica, por el contrario las
otras dos, Juana María Castro y Juana Magadán, disponían de escasos recursos. Con
el dinero de Josefa Peña alquilaron su «convento» que era solamente un cuarto
en la casa número 13 de la calle San Luis en Sevilla, y organizaron un servicio
de asistencia a los necesitados a lo largo del día y de la noche.
Posteriormente se trasladaron al número 8 de la calle Hombre de Piedra también
en Sevilla, sus compañeras comenzaron a llamarla Madre.
En 1876
se declara una epidemia de viruela en Sevilla, ello hace que las Hermanas de la
Cruz intensifiquen sus esfuerzos de ayuda a pobres y enfermos, causando su
labor gran admiración en todos los estamentos de la ciudad. Su metódica de
trabajo es siempre la misma, acuden por parejas a casa de los enfermos que las
necesitan, mientras una atiende al paciente sentada a su lado, la segunda
realiza las actividades del hogar. En este mismo año, 1876, Sor Ángela consigue
la admisión y bendición de su obra por el obispo de la diócesis, el Cardenal
Spínola.
En 1877 se había fundado la primera casa
filial en Utrera, de la provincia de Sevilla. Siguieron en 1878 la de Ayamonte
(Huelva), en 1880 la de Carmona, y aún seguirán 23 fundaciones más en vida de
Sor Ángela de la Cruz, entre otras, la
de Málaga y Madrid. Su
obra se extendió rápidamente, creándose numerosos conventos localizados
principalmente en Andalucía occidental y el sur de Extremadura, centrando
siempre su actividad en la asistencia material y espiritual a pobres, enfermos,
necesitados y niños huérfanos o sin hogar. También se fundaron congregaciones
en Castilla-La Mancha, Galicia, Valladolid, Valencia y las Islas Canarias.
La casa filial de Estepa se funda en 1926 con la mediación de D. Antonio Álvarez Sobrevilla (1884-1934). El objetivo que D. Antonio se propuso para traer a las Hermanas de la Cruz a Estepa fue que asistieran a los enfermos pobres en sus domicilios, atendieran un internado de niñas huérfanas y se dedicaran a dar educación cristiana y cultural a hijas de familias humildes de la localidad. Las Hermanas también se hicieron cargo de las casas de la barriada de la calle San Antonio, que D. Antonio construyó para proporcionar vivienda económica a familias obreras y necesitadas por una pequeña renta y que pasaron a ser propiedad de sus inquilinos por una pequeña cuota mensual. A la inauguración de la Residencia en 1926 asistió Sor Angela de la Cruz.
La casa filial de Estepa se funda en 1926 con la mediación de D. Antonio Álvarez Sobrevilla (1884-1934). El objetivo que D. Antonio se propuso para traer a las Hermanas de la Cruz a Estepa fue que asistieran a los enfermos pobres en sus domicilios, atendieran un internado de niñas huérfanas y se dedicaran a dar educación cristiana y cultural a hijas de familias humildes de la localidad. Las Hermanas también se hicieron cargo de las casas de la barriada de la calle San Antonio, que D. Antonio construyó para proporcionar vivienda económica a familias obreras y necesitadas por una pequeña renta y que pasaron a ser propiedad de sus inquilinos por una pequeña cuota mensual. A la inauguración de la Residencia en 1926 asistió Sor Angela de la Cruz.
La Madre acudía a las fundaciones, trataba con
los fundadores bienhechores, procuraba que las casas fueran de acuerdo con el
espíritu de la Compañía: pobres y austeras, con lo necesario para su ministerio
propio. Lo mejor, para la capilla. El resto desprovisto de todo adorno y lo más
propio de pobres y penitentes. Una vez establecida la superiora y las Hermanas,
exhortándolas a vivir según el Instituto, las dejaba en las manos de Dios y se comunicaba
maternalmente con ellas por cartas, para fomentar ante todas su espíritu y
responder a las cuestiones que se presentaban.
En 1894 Sor Ángela viajó a Roma para asistir a
la beatificación del maestro Juan de Ávila y Fray Diego de Cádiz, pudiendo
entrevistarse con el Papa León XIII, quien más tarde concedió el decreto
inicial para la aprobación de la Compañía. En 1898 León XIII dio el
"decretum laudis" del Instituto y San Pío X, en 1904, su aprobación
pontificia y según aparece en el registro de Congregaciones, reza así: "Hermanas
de la Compañía de la Cruz de Sevilla". En
1907 Sor Ángela asumió el gobierno y la responsabilidad de su Instituto
religioso como primera Madre General, reelegida por cuatro veces. En 1928 sor Ángela cesa como Madre General, por razón de edad, tal y
como recogían las nuevas Constituciones, y fue nombrada “superiora general
honoraria”. Sor Angela murió el 2 de marzo de 1932 en su ciudad natal. Juan
Pablo II la beatificó el 5 de noviembre de 1982 y la canonizó en 2003.
En el año 2008, el número de hermanas se acercaba al millar, extendiendo su caridad a otros países como Argentina o Italia, estando el noviciado en la ciudad de Sevilla, que vio nacer y morir a su fundadora.