La devoción a la Virgen del Rocío se extiende por todo el mundo, contando con una romería a la que acuden más de un millón de personas cada año desde muchos pueblos de nuestro país y del resto del mundo. La Virgen del Rocío se venera en su Ermita de la aldea de El Rocío, perteneciente al municipio de Almonte, Huelva, desde el siglo XIII. Es en esta fecha cuando se sitúa la leyenda del hallazgo de la imagen y de la construcción de su ermita:
Un vecino de la villa de Almonte salió al campo con ánimo de distraerse en los placeres de la caza, y llegando al sitio de su término conocido con el nombre de La Rocina, bosque inculto y lleno de malezas, en el que había siglos tal vez que no penetraba planta humana, los perros se internan en la espesura, y demuestran con sus ladridos y ademanes la sorpresa que les cause un objeto extraño y desconocido. Semejante actitud impulsa al cazador, llevado de un instinto natural, a penetrar en lo interior del sitio donde estaban, y aproximándose, admira una imagen colocada sobre el tronco de un árbol; llegándose a ella la examina, y reconoce en efecto que es un bello simulacro de la Madre de Dios.
Era de talla, y tenía sobrepuesta una túnica de lino entre blanca y verde, con una inscripción latina a la espalda que decía: Nuestra Señora de los Remedios. Atónito con la vista de tan peregrina hermosura, se postra a venerar la Imagen de la Virgen, e inmediatamente trata a costa de gran trabajo sacarla de aquel sitio montuoso, y así lo verifica al punto; más como fuese su intención colocarla en la villa de Almonte, distante tres leguas de aquel lugar, siguiendo sus piadosos deseos, se quedó dormido, a esfuerzo del cansancio y la fatiga; y al despertar se halló sin la sagrada imagen.
Afligido y penetrado de dolor, volvió al sitio donde la halló primeramente, y la vio allí lo mismo que antes, conociendo que por medio de aquel singular y maravilloso prodigio, manifestaba la Señora su voluntad de que allí fuese donde se le tributase culto y veneración. Entonces marchó a Almonte a referir todo lo acaecido, y propagada la noticia con la mayor rapidez, salieron el clero y el Cabildo de la villa seguidos de numeroso pueblo, y dirigiéndose al lugar de la aparición o hallazgo de la devota efigie de María, la vieron tan peregrina y encantadora, que desde aquel mismo instante empezó a arrebatar los afectos de los corazones, y ser objeto de la más entusiasta y fervorosa devoción.
Desde entonces se le erigió allí una pequeña ermita, y se construyó el altar para colocar la Sagrada Imagen, de tal modo que el tronco en que fue hallada, le sirviese de pedestal. A pesar de la advocación de los Remedios con que sin duda fue venerada en la antigüedad, la llamaron generalmente de Las Rocinas, por el sitio de su invención, cuyo título, andando el tiempo, se ha mudado insensiblemente en el misterioso y poético del Rocío, con que es invocada hoy la Señora, no sin una mística y significativa alusión.
La leyenda del hallazgo de la imagen de la Virgen viene recogida así en la Reglas de la Hermandad Matriz de 1758. Para otros el cazador sería Gregorio Medina, natural de Villamanrique de la Condesa, lo que originó la disputa entre Villamanrique y Almonte por la imagen. Ambos pueblos decidieron colocar un carro de bueyes en el lugar de la aparición, y dependiendo de adonde iban los bueyes se llevarían la imagen a ese pueblo. Pero los bueyes no anduvieron, por lo que decidieron levantar la ermita en el lugar en el que fue encontrada la imagen.
La historia sitúa los orígenes del Rocío dos siglos antes y todo indica que fue el monarca Alfonso X el Sabio quien pudiera haber erigido aquella primera ermita, tras su conquista de Niebla en 1262, mandando colocar allí la bella imagen de la Virgen. Las crónicas históricas cuentan que el rey Alfonso X el sabio, allá por el año 1270 mandó erigir una ermita consagrada a la Virgen en el lugar llamado de Las Rocinas, que había sido reconquistado a los árabes. Las mismas crónicas relatan cómo en esos mismos lugares, el rey creó un coto de caza, atraído por la belleza del lugar y la cantidad de ciervos existente. Este coto se conoce hoy como Coto de Doñana.
La Virgen del Rocío responde en su interior a una talla completa, de finales del siglo XIII, que por la coincidencia cronológica, parece que se trate de la imagen primitiva de Alfonso X el Sabio. Desde finales del siglo XVI, principios del XVII, la Virgen del Rocío comenzó a ser vestida como la vemos en la actualidad. Entonces, siguiendo el gusto de la época, y según la moda de los Austrias, se adaptó a la imagen con ropas de ricos brocados y telas bordadas con detalles de inigualable belleza. Las prendas que comprende su atuendo son la saya, también conocida como basquiña, que tiene forma de campana y no lleva pliegues ni arrugas; el corpiño ajustado en el cuerpo y la gola que da forma a su rostrillo y se transforma en el mismo. Las sobremangas, adaptadas a los brazos, son amplias y deja asomar la manga por debajo. El velo de las vírgenes cubre su cabeza y el manto parte desde sus hombros. A esto hay que sumar otros elementos realizados en orfebrería como son la media luna, la ráfaga, el cetro y su corona.
La devoción a María Santísima de las Rocinas se extendió por toda aquella comarca, adquiriendo nombre de milagrosa, y a fines del siglo XVI su fama había pasado ya a las Américas. Prueba de esto, es el testamento de Baltasar Tercero, natural de la ciudad de Sevilla, quien hallándose en Lima por los años de 1587, dejó entre otros legados, uno de mil pesos, para que llevados a Almonte se impusiesen, y se fundase una capellanía en la ermita de Nuestra Señora, a fin de que los moradores de aquellas selvas y contornos no careciesen los días festivos del Santo Sacrificio de la Misa. Además dejó también otra limosna de quinientos pesos para reparar la ermita y hacer habitaciones para el Capellán, que debía celebrar en ella todos los días.
Progresivamente iba aumentándose el fervor y la devoción a la Santísima Virgen, y el año de 1635 fue asignado por primer Ermitaño el P. Fray Juan de San Gregorio, de la Congregación de San Pablo, cuya vida ejemplar y edificante contribuyó poderosamente a promover y fomentar el culto con notable concurrencia de los fieles. Más donde se experimentó de un modo visible la protección de la Soberana Señora, en cuantos la invocaban ante esta su Sagrada Imagen, fue en la horrorosa epidemia que afligió a Sevilla y toda su comarca en los años de 1649 y siguientes.
Desde aquella triste época data su principal y mayor celebridad. Consternados los hijos de Almonte acordaron llevar la Imagen de las Rocinas a la iglesia parroquial de la villa, y ésta se vio libre de aquel terrible azote que asolaba a Andalucía. Con éste motivo en 1653 se hizo fiesta solemnísima, en la que fue elegida su Patrona. Asimismo data desde aquella fecha la institución de su fiesta anual el día segundo de Pascua del Espíritu Santo, como igualmente la tan renombrada romería. La Virgen era trasladada a Almonte por motivos de epidemias, guerras, sequías, malas cosechas o hambre. Desde 1949 la Virgen es llevada a su pueblo vestida de Pastora cada siete años.
La primitiva ermita se vio afectada por el terremoto de Lisboa en 1755, que la dejó en ruina. En 1760 se bendijo un santuario de dimensiones mayores, de estilo mudéjar y con elementos barrocos en su fachada. En 1969 se bendijo el santuario actual y su retablo se levantó en 1999.
Dos acontecimientos significativos para la historia de la devoción a la Virgen del Rocío fue la
Coronación Canónica del 8 de junio de 1919 y
la visita de su Santidad Juan Pablo II el día 14 de junio de 1993.
La Hermandad matriz de la Virgen es la de Almonte, se creó en el siglo XV bajo la protección del venerable Clero y la Corporación Municipal de la Villa de Almonte. Esta hermandad se llamaba entonces “Cofradía de Ntra. Sra. de las Rocinas”. El primer documento escrito de dicha hermandad data del año XVII en el año 1640. La hermandad se encargaría del sostenimiento y solemnidad de los cultos, organizando, presidiendo y coordinando además de la Romería de Pentecostés, las peregrinaciones extraordinarias de las hermandades, la celebración del Rocío Chico, la fiesta de la Luz (Candelaria), los traslados, etc.
A imitación de ésta han ido erigiéndose otras sucesivamente, según el orden siguiente de antigüedad. Después de la primitiva de Almonte, ocupa el primer lugar la de Villamanrique, a ésta le sigue la de Pilas, después la de La Palma del Condado, a ésta las de Moguer y Sanlúcar de Barrameda. Todos ellas fundadas en el siglo XVII y XVIII. En el siglo XX se puede apreciar una línea cada vez más ascendente sobre todo a partir de los años 60. Actualmente existen 119 Hermandades filiares y un gran número de asociaciones con esta titular, tanto nacionales como internacionales, cada una con su propia simpecado de la Virgen del Rocío e incluso su propia imagen. Todas las Hermandades Rocieras tienen prácticas religiosas durante todo el año, dirigidas por su capellán como la celebración de la Misa semanalmente, rosarios, etc. que dan testimonios de que la vida del rociero no es más que la vida de un cristiano que intenta acercarse a Dios a través de su madre y todo ello con el talante alegre de nuestra tierra.
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Azulejo en calle Sevilla, Estepa |
En Estepa no existe hermandad filial ni asociación en torno a la Virgen del Rocío, pero son muchos los estepeños que tienen a la Reina de las Marismas en su corazón. Cerca de Estepa existen hermandades filiales que pertenecen a este grupo de hermandades que se fundaron a partir del 1960. Écija cuenta con su hermandad desde 1973, Puente Genil desde 1982 y Osuna desde 1990. Por encontrarse trabajando en estos pueblos o por amistades en ellos, algunos estepeños han realizado el camino con estas hermandades hacia El Rocío. Para otros la Ermita de la Blanca Paloma es un lugar de peregrinación anual, donde acuden para poder rezar a la Virgen. En algunas casas del pueblo se puede apreciar un azulejo o retablo cerámico con la Virgen del Rocío. Un grupo de amigos formaron el “Coro de Devotos de la Virgen del Rocío” de Estepa, acudiendo a los actos a los que las hermandades de Estepa solicitan su presencia, como en la Romería de San José Obrero del 1 de mayo o en los cultos y procesión de Ntra. Sra. de los Remedios cada tercer domingo de mayo. Los devotos de la Virgen del Rocío de Estepa organizan cultos en honor de la Virgen en la proximidad de la Fiesta de Pentecostés en la Ermita de San Isidro de La Salada y anteriormente en la Iglesia del Carmen, cuya portada han grabado en su medalla.
El Rocío es sinónimo de peregrinación y romería. La devoción a la Santísima Virgen del Rocío constituye, por su tradición y su contenido espiritual, un cauce extraordinario de espiritualidad cristiana. La experiencia lo demuestra el testimonio de tantas personas que han desarrollado y vivido su fe por este camino.
Artículos y páginas consultadas:
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La iconografía de la Virgen del Rocío y su proceso de fijación. D. González Cruz.
Ritos y ceremonias en el Mundo Hipano durante la Edad Moderna. Actas del II Encuentro Iberoamericano de Religiosidad y Costumbres populares. Almonte-El Rocío (España). 2001
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La Virgen del Rocío con un rostrillo de blonda como a principios del siglo XX. M.J. Rodríguez Rechi. Pasión en Sevilla. 2014