¿Vamos a esperar a que los costaleros se lesionen para actuar? ¿Y qué vamos a hacer, dar un masaje? ¿Qué pasa con los problemas de los últimos días, que no se pueden atender en el Centro de Atención al Costalero?
Juan Gavala, profesor de Educación Física de la Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla, se hace estas preguntas hablando de su tesis doctoral, en la que ha estudiado la actividad física y la preparación que realizan los costaleros. Para ello ha realizado muchas encuestas entre los «hombres de abajo» que le han llevado a ser crítico con la preparación que hacen y sobre todo con los ensayos.
Los resultados de su estudio son bastante esclarecedores: el 75 por ciento de los costaleros no pasa ninguna revisión médica para meterse debajo de un paso y sólo un 20 por cien se prepara de forma adecuada para la actividad física que va a realizar. Son los que acuden a gimnasios para prepararse, porque otros dan por bueno andar, correr o jugar al fútbol. «Ni siquiera todos los que van al gimnasio lo hacen bien, porque no es lo mismo levantar 200 kilos durante unos segundos, que soportar 35 durante casi una hora entera», explica.
El profesor ha constatado durante su estudio que el número de costaleros que realiza un pequeño calentamiento antes de empezar a trabajar apenas llega al 20 por ciento, a pesar de que, como recuerda, apenas supondría realizar unos pequeños movimientos que preparasen a los músculos para el esfuerzo que van a tener que soportar.
Esto ha llevado a Gavala a pedir que se cree un Centro de Prevención, «donde haya un profesional médico que detecte posibles problemas» y sobre todo proponer un entrenamiento adecuado.
Este es uno de los puntos en los que más incide Juan Gavala, que insiste en que los ensayos no son una preparación suficiente para el esfuerzo que el costalero hace durante la estación de penitencia. Por lo general duran unas dos horas, de las que cada uno pasa entre 45 y 60 minutos bajo el paso en chicotás mucho más cortas que las que se realizan en Semana Santa.
Este esfuerzo apenas tiene parangón con las casi siempre más de 5 horas que duran las procesiones, de las que los costaleros suelen estar al menos la mitad bajo las trabajaderas. «Además, el peso que se lleva en los ensayos es muy inferior al que soportan en los pasos», como afirma el profesor. El proceso de estos datos le lleva a afirmar que la preparación de los costaleros no es adecuada para el esfuerzo que después realizan.
Es más, quienes dicen prepararse durante el año en realidad lo que hacen es practicar el fútbol o correr, algo que en modo alguno, como recuerda el profesor, tiene que ver con el esfuerzo del costalero. Por eso propone Centros de Prevención en los que el costalero puede trabajar los mismos músculos y zonas del cuerpo que más trabajan y por un espacio de tiempo parecido al que se hace en la calle en Semana Santa.
«Algunos capataces me han dicho que los ensayos están sobre todo para que la gente se conozca. La preparación la debe hacer cada uno por su cuenta», relata Juan Gavala.
La del costalero es una actividad «de resistencia» que requiere actividad de este tipo, que impliquen «tanto el tren inferior como la musculatura de la espalda, pero durante un tiempo prolongado, como corresponde a lo que se hace en Semana Santa». ¿Cada cuanto? «Sería ideal durante todo el año, pero eso es difícil, así que al menos durante los meses previos a la Semana Santa en que se preparen específicamente para ser costaleros», insiste.
Otro problema está en la poca receptividad de los costaleros a este tipo de estudios, ya que suelen pensar que su esfuerzo físico «no es importante» y por lo tanto no realizan la preparación adecuada.
Al profesor le sorprende que las hermandades no evalúen si el candidato es idóneo o no para ir bajo un paso. «Todo queda en manos del capataz. Algunos llevan mucha gente y otros llevan menos y por lo tanto entran todos los que se presentan», lo que puede desembocar en lesiones para algunos costaleros.
Fuente: abc.es
Juan Gavala, profesor de Educación Física de la Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla, se hace estas preguntas hablando de su tesis doctoral, en la que ha estudiado la actividad física y la preparación que realizan los costaleros. Para ello ha realizado muchas encuestas entre los «hombres de abajo» que le han llevado a ser crítico con la preparación que hacen y sobre todo con los ensayos.
Los resultados de su estudio son bastante esclarecedores: el 75 por ciento de los costaleros no pasa ninguna revisión médica para meterse debajo de un paso y sólo un 20 por cien se prepara de forma adecuada para la actividad física que va a realizar. Son los que acuden a gimnasios para prepararse, porque otros dan por bueno andar, correr o jugar al fútbol. «Ni siquiera todos los que van al gimnasio lo hacen bien, porque no es lo mismo levantar 200 kilos durante unos segundos, que soportar 35 durante casi una hora entera», explica.
El profesor ha constatado durante su estudio que el número de costaleros que realiza un pequeño calentamiento antes de empezar a trabajar apenas llega al 20 por ciento, a pesar de que, como recuerda, apenas supondría realizar unos pequeños movimientos que preparasen a los músculos para el esfuerzo que van a tener que soportar.
Esto ha llevado a Gavala a pedir que se cree un Centro de Prevención, «donde haya un profesional médico que detecte posibles problemas» y sobre todo proponer un entrenamiento adecuado.
Este es uno de los puntos en los que más incide Juan Gavala, que insiste en que los ensayos no son una preparación suficiente para el esfuerzo que el costalero hace durante la estación de penitencia. Por lo general duran unas dos horas, de las que cada uno pasa entre 45 y 60 minutos bajo el paso en chicotás mucho más cortas que las que se realizan en Semana Santa.
Este esfuerzo apenas tiene parangón con las casi siempre más de 5 horas que duran las procesiones, de las que los costaleros suelen estar al menos la mitad bajo las trabajaderas. «Además, el peso que se lleva en los ensayos es muy inferior al que soportan en los pasos», como afirma el profesor. El proceso de estos datos le lleva a afirmar que la preparación de los costaleros no es adecuada para el esfuerzo que después realizan.
Es más, quienes dicen prepararse durante el año en realidad lo que hacen es practicar el fútbol o correr, algo que en modo alguno, como recuerda el profesor, tiene que ver con el esfuerzo del costalero. Por eso propone Centros de Prevención en los que el costalero puede trabajar los mismos músculos y zonas del cuerpo que más trabajan y por un espacio de tiempo parecido al que se hace en la calle en Semana Santa.
«Algunos capataces me han dicho que los ensayos están sobre todo para que la gente se conozca. La preparación la debe hacer cada uno por su cuenta», relata Juan Gavala.
La del costalero es una actividad «de resistencia» que requiere actividad de este tipo, que impliquen «tanto el tren inferior como la musculatura de la espalda, pero durante un tiempo prolongado, como corresponde a lo que se hace en Semana Santa». ¿Cada cuanto? «Sería ideal durante todo el año, pero eso es difícil, así que al menos durante los meses previos a la Semana Santa en que se preparen específicamente para ser costaleros», insiste.
Otro problema está en la poca receptividad de los costaleros a este tipo de estudios, ya que suelen pensar que su esfuerzo físico «no es importante» y por lo tanto no realizan la preparación adecuada.
Al profesor le sorprende que las hermandades no evalúen si el candidato es idóneo o no para ir bajo un paso. «Todo queda en manos del capataz. Algunos llevan mucha gente y otros llevan menos y por lo tanto entran todos los que se presentan», lo que puede desembocar en lesiones para algunos costaleros.
Fuente: abc.es