El profesor D. José Roda Peña fue quien relacionó en el primer congreso la imagen de la Virgen de las Angustias con la obra de Diego Márquez y Vega, y en el segundo congreso, que fue dedicado a esta imagen, se abrió el debate sobre la autoría por la relación personal entre Diego Márquez y José de Medina como escultores de la Escuela Antequerana. José de Medina, nacido en Alhaurín El Grande, trasladó su conocimiento de la escuela granadina a Antequera. Allí conoció a Diego Márquez, que se dejó influenciar por el clasicismo del maestro malagueño y participó junto a él en las grandes obras en las que se encontraban trabajando los retablistas antequeranos, llevando así sus obras más allá de las fronteras antequeranas.
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De nuevo la imagen de la Virgen de las Angustias se relacionó con la obra de José de Medina, y desde el blog analizamos aquí la similitud de la Virgen de las Angustias con dos de las grandes obras maestras de José de Medina en Jaén: la Virgen de los Dolores y el Cristo de la Expiración.
En este artículo traemos la observación de dos tallas realizadas por Diego Márquez que representan lo que se considera como el misterio de la Piedad o la representación de la Virgen de las Angustias sosteniendo en sus brazos a Cristo después del descendimiento de la Cruz. La primera de ellas se encuentra en el tríptico del coro de la Iglesia del convento de San Francisco de Estepa y la segunda en la sacristía de la Iglesia de los Remedios de Antequera.
En el tríptico del convento de San Francisco se representa en su parte central una Piedad y en las puertas laterales la glorificación del patriarca San José, devoción vinculada a los franciscanos, y el Niño Jesús triunfante con la Cruz. El relieve de la Piedad junto con las rocallas del retablo se atribuyen al antequerano Diego Márquez y las pinturas de las puertas se vinculan con el sevillano Juan de Espinal. En la parte posterior del tríptico se lee: Se hizo i doró esta lámina, Año de 1765. El tríptico se ubica en la reja del coro del templo franciscano.
La Virgen ladea su cabeza hacia su izquierda sosteniendo la de su Hijo con la mano derecha mientras que con la izquierda sujeta un puñal en referencia a las palabras del anciano Simeón. El cuerpo de Cristo se desploma, rompiendo la linealidad, por la pierna izquierda de la Virgen mientras que el tronco y la cabeza, en dirección al espectador, se apoyan en su pierna derecha. Tanto la imagen de la Virgen, caracterizada por la redondez del rostro con rasgos expresivos de dolor, como la de Cristo, de anatomía marcada por los signos de la Pasión, se relaciona con otras imágenes de la etapa barroca de Diego Márquez como la Virgen del Mayor Dolor y el Calvario del Carmen estepeño o el Stmo. Cristo del Amor de San Sebastián de Estepa.
La imagen conocida como Las Angustias que se conserva en un tabernáculo de la sacristía de la Iglesia de los Remedios de Antequera se atribuye a la obra de Diego Márquez, y forma conjunto con un San Francisco de Asís arrodillado en su oración y mostrando las llagas de los estigmas de sus manos. La Virgen, en este caso, dirige su mirada hacia el cuerpo de su Hijo, al que sostiene sobre sus piernas pero sin mantener la linealidad, quebrándose otra vez en su torso pero sin dejar caer las piernas. El rostro de Cristo dirigiéndose de nuevo al espectador con la cabeza desplomada sobre la rodilla derecha de su Madre. Las líneas de esta imagen parecen más suaves que en la Piedad del tríptico estepeño, pero se mantiene las características que las relacionan a las obras mencionadas de Diego Márquez.
El rostro de la Virgen muestra grandes ojos, casi ocultos por unos párpados caídos por el llanto. La nariz es recta y alargada, y boca menuda, entreabierta, dejando ver en su interior los dientes superiores. El óvalo del rostro no muestra la redondez de los rostros de Diego Márquez y queda rematado con un pronunciado mentón, con un profundo hoyuelo en su centro. El cuello es esbelto y de tipo tubular bajo una cabeza que no está inclinada.
El cuerpo de Cristo está aún más alejado de las anteriores obras mencionadas de Diego Márquez. La Virgen sostiene la cabeza de Cristo con la mano derecha y la eleva, evitando así que se desplome sobre su rodilla y que quede ladeada. La mirada de la Virgen se corresponde así con el rostro de Cristo. El cuerpo de Cristo dibuja una línea recta entre torso y pierna, doblándose las piernas por las rodillas en noventa grados y desplomándose el brazo izquierdo, completamente alineado con la pierna izquierda de la Virgen. La anatomía de Cristo está marcada pero no presenta tanto gusto por la sangre y por las marcas de la Pasión, quedando insinuadas de forma sencilla.
El análisis y la comparación de la Virgen de las Angustias con las imágenes de Diego Márquez y de José de Medina hacen que nos volvamos a inclinar en el debate hacia el taller del escultor de Alhaurín. Mientras tanto, la bella imagen de la Virgen de las Angustias de Estepa oculta en su historia conventual el secreto de su autoría.
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