La primera referencia al Sagrario de la Iglesia de Santa María La Mayor y Matriz nos la da Aguilar y Cano durante la lectura de uno de los inventarios de la Iglesia, citando que al maestro granadino Diego Pesquera se le encarga el Sagrario de la Iglesia en 1568. A finales del siglo XVI estaba constituida en la Iglesia la Cofradía del Santísimo Sacramento, tal y como como consta en uno de los cabildos celebrados por la cofradía en 1594 para elegir a sus oficiales. Aunque posiblemente la Cofradía llegó a establecerse en las dos parroquias de la villa, tanto en Santa María como en San Sebastián, siendo la misma para ambas como se deduce de los autos del año 1689 sustanciados ante el vicario don Lorenzo de Andújar.
Será a finales del siglo XVI y, sobre todo, a principios del siglo XVII cuando la Iglesia de Santa María se hace con una destacada colección de reliquias que deciden exhibir en uno de los altares de la Iglesia. Entre las numerosas reliquias que se consiguió atesorar se encontraban el cráneo de Santa Inés o el cuerpo de San Luciano en una urna. El altar elegido para exponer las reliquias fue el Sagrario de Santa María, acompañado por un antiguo lienzo de Nuestra Señora de la Antigua que se conservaba en la Iglesia desde mediados del siglo XVI, según aparece en los inventarios de 1622 y 1649. Hacia 1639 se hacen obras en el altar mayor, levantado por Andrés de Ocampo en 1578, para colocar las reliquias de Santa Inés y San Luciano en cajas que quedarían expuestas en el altar mayor, mientras que el resto de las reliquias seguirían en “el altar de las reliquias” del Sagrario.
Nuestra Señora de la Antigua |
En 1749 el dorador Salvador de Aponte acomete el dorado del Sagrario y en la segunda mitad del siglo XVIII, hacia 1770, se realiza una remodelación en el retablo mayor que es acompañada también por la renovación de los retablos laterales, y por lo tanto del Sagrario. Así se colocaron a ambos lados del retablo mayor una pareja de retablos de estilo rococó y de planta rectilínea. Ambos retablos quedaron policromados en blanco y dorado, al igual que el mayor, destacando en ellos la decoración rococó que los recubría. La reforma del retablo mayor y los dos laterales debieron hacerse a la vez y por el mismo maestro, formando un interesante conjunto que transformó la cabecera del templo. La obra se atribuye al antequerano Francisco Primo, a quien se le relaciona también con el coro de la Iglesia.
El retablo de la izquierda, en la nave del Evangelio, quedó como Sagrario de la Iglesia mientras el retablo de la derecha, en la nave de la Epístola, fue dedicado a la primitiva cofradía de clérigos de San Pedro que ya estaba establecida en la Iglesia hacia mediados del siglo XVI. La titularidad del retablo quedo indicada en el ático del mismo, de medio punto, presidido por un resplandor, centrado respectivamente por el anagrama de Cristo en el de la izquierda, y por la tiara y llaves de San Pedro en el de la derecha. En el de San Pedro se abrían además dos postigos que dan acceso a la sacristía antigua. Los retablos fueron diseñados con una hornacina en su calle central, destinado a la imagen de San Pedro en la Cátedra, realizado por Lázaro Pérez Castellano en 1620, en la derecha, mientras que en la hornacina del retablo de la izquierda se colocaría uno de los titulares de la Hermandad Sacramental del Dulce Nombre de Jesús, según indica el anagrama de Jesucristo rematado por el Sol de Justicia del ático, elemento histórico utilizado para simbolizar el Dulce Nombre de Jesús.
Sería en 1772 cuando la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús encarga al antequerano Diego Márquez y Vega la imagen del Stmo. Cristo de la Humildad y Paciencia, que hoy en día es titular de la Hermandad. Esta imagen ocuparía la hornacina del retablo del Sagrario de la Iglesia.
No obstante, la Iglesia no olvidaría a la primera titular del altar del Sagrario o “de las reliquias”, Nuestra Señora de la Antigua. El lienzo de la Virgen del siglo XVI fue colocado sobre el retablo del Sagrario tras la reforma.
Aguilar y Cano, en su Memorial Ostipense de 1886, afirma que la imagen del Stmo. Cristo de la Humildad y Paciencia ocupaba el retablo del Sagrario de la Iglesia de Santa María hasta finales del siglo XIX. Es en este momento cuando el párroco D. Joaquín Téllez de la Torre levanta tres altares y retablos pequeños en el trascoro de la iglesia, dedicados el de la derecha a San Pablo Ermitaño, el de la izquierda al Dulce Nombre de Jesús y el del frente al Señor de la Humildad y Paciencia. La imagen del titular de la Hermandad Sacramental de Santa María ocupó este retablo del trascoro y dejó vacío la hornacina del retablo del Sagrario, el cual fue ocupado por otra de las tallas antiguas y veneradas de la iglesia. Hablamos de la imagen de Santa Inés, llegada al templo a principios del siglo XVII a raíz de la veneración de su reliquia. Es esta representación de la Santa la que Aguilar y Cano encuentra en la hornacina del retablo del Sagrario a finales del siglo XIX.
Pero sería poco después, en 1894, cuando el párroco D. José Ramón Mejías recibiría para la iglesia parroquial la imagen de San Juan Evangelista, atribuida a Juan de Mesa y procedente del monasterio de Santa Isabel de Sevilla. Esta valiosa imagen del afamado escultor cordobés ocupó el retablo del Sagrario de Santa María desde principios del siglo XX, tal y como aparece en el archivo fotográfico de la Universidad de Sevilla, y hasta el día de hoy.
La Hermandad del Dulce Nombre se vio obligada en la segunda mitad del siglo XVIII a abandonar la Iglesia parroquial de Santa María y buscar refugio en una iglesia de la ladera del Cerro de San Cristóbal por el estado ruinoso de la Iglesia. La imagen del Dulce Nombre de Jesús ocupó en los años 70 la capilla del bautismo de la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios mientras que el Stmo. Cristo de la Humildad y Paciencia fue llevado a la Casa Hermandad de la calle Gilena. La Hermandad rompió así su permanencia de casi cuatro siglos en su sede fundacional, pero mantuvo su relación con la iglesia en estado latente.
Con la reapertura de la Iglesia de Santa María en 2008, la Hermandad decidió renovar su vinculación con su sede y celebró aquí el III Congreso Nacional de Hermandades y Cofradías del Dulce Nombre de Jesús. En el año 2015 la Hermandad del Dulce Nombre conmemoró el 425 aniversario fundacional, por lo que los titulares fueron trasladados hasta la Iglesia de Santa María con carácter extraordinario para celebrar el Triduo cuaresmal, hecho que se repetirá cada cuatro años desde 2016. Además, la antigua Virgen de la Paz ocupó la hornacina de la Iglesia que estuvo dedicada al Stmo. Cristo de la Humildad y Paciencia.
El retablo del Sagrario de la Iglesia parroquial de Santa María la Mayor es fiel testimonio de la vinculación de la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús con su sede fundacional y con su carácter sacramental, en la que ocuparon sus titulares, el Dulce Nombre de Jesús al menos hacia finales del siglo XVII y el Stmo. Cristo de la Humildad y Paciencia en la hornacina central desde el último tercio del siglo XVIII, un lugar preminente junto al Sagrario de la Iglesia parroquial de Santa María.
Cultos de la Hermandad del Dulce Nombre en Santa María |
-Memorial Ostipense. Aguilar y Cano, A. 1886.
-Dulce Nombre. Caballero Páez, M. 2013
-Hermandades Sacramentales de Estepa. Devociones de Estepa. 2019
-Cofradía y Hermandad del Santísimo Sacramento. Devociones de Estepa. 2017
-La Basílica Sopra Minerva de Roma y El Dulce Nombre. Devociones de Estepa. 2019
-El Dulce Nombre abandonó Santa María. Devociones de Estepa. 2010
-425 aniversario fundacional del Dulce Nombre. Devociones de Estepa. 2015
-Juan de Mesa en Estepa. Devociones de Estepa. 2017
-La Orden de la Jarra y la Virgen de la Antigua en Estepa. Devociones de Estepa. 2017
-Las reliquias de Estepa. Devociones de Estepa. 2019