La imagen es del siglo XVIII y se le atribuye al escultor antequerano Diego José Márquez y Vega, aunque también se relaciona con la obra del escultor jiennense afincado en Granada José de Medina. Se le dio la advocación de Ntra. Sra. de las Angustias, que es como se denomina a la Piedad en la zona oriental de Andalucía por representar el “Sexto Dolor” o “Sexta Angustia” de María, por ejemplo en ciudades como Granada, Córdoba y Jaén. También es como se le conoció a la imagen durante su estancia en el convento de los padres mínimos. El retablo de Ntra. Sra. de las Angustias fue trasladado hasta la Iglesia de Santiago del barrio de Miragenil de la vecina ciudad cordobesa de Puente Genil. Así la nombra Aguilar y Cano en 1886 cuando describe el retablo en el que se encontraba la imagen:
Altar de Nuestra Señora de las Angustias. –Es el primero de la nave, al lado de la epístola y a partir del crucero. Delante se encuentra los enterramientos de doña María Muñoz de Estepa y de sus herederos, año de 1680, y de don Juan Lasarte de Navarrete y los suyos año de 1613. En el altar se ven las armas de los Lasartes, de que se infiere que es fundación de ellos aquella capilla.
Ntra. Sra. de las Angustias es una imagen de madera tallada, estofada y policromada que mide 1’50 cm x 0’52 m. La Virgen sostiene en su regazo el cuerpo inerte de su Hijo. La expresión de dolor contenido de María contrasta con la expresión de las manos que parecen clamar a Dios por el Hijo muerto. El tratamiento de la túnica y el manto de la Virgen contrastan con la tosquedad del paño de pureza de Cristo. La rigidez del cuerpo que yace sobre las rodillas de María, se rompe con la caída del brazo derecho, siguiendo la misma dirección que la pierna de la Virgen.
Desde sus inicios, la Hermandad mantiene el voto de pobreza y humildad, por eso la imagen no suele llevar joyas y es adornada con flores sencillas. El Señor no lleva potencias, y la santidad y realeza de la Virgen María es representada a través de una aureola o aro de doce estrellas, tal y como se recoge en la escritura sagrada del Apocalipsis: "y apareció en el Cielo otra señal: una Mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza."
Las doce estrellas alrededor de su cabeza representan a las doce tribus de Israel, los doce Apóstoles y todos los apóstoles de nuestros tiempos. Las doce tribus de Israel componen el pueblo elegido, escogido y llamado por el Señor para preparar la venida al mundo del Hijo de Dios y del Redentor. María cumple las promesas al pueblo de Israel con su brote virginal, por lo que se le exalta con estas palabras: "Tú eres la gloria de Jerusalén; Tú eres la alegría de Israel; Tú eres el honor de nuestro pueblo." Los doce Apóstoles son el fundamento sobre el cual Cristo ha fundado su Iglesia. María estuvo junto a ellos durante los tres años de la misión pública de su hijo, bajo la Cruz junto a Juan, recogida junto a ellos en oración y en el momento glorioso de Pentecostés. Ella es Madre y Reina de los Apóstoles y de todo la Iglesia, de todos los corazones que se dejan llevar por Ella para conseguir al final la victoria, apóstoles de nuestros tiempos. Son las estrellas brillante que difunden, por todas las partes del mundo, la luz, la gracia, la santidad, la belleza y la gloria de María y la palabra de su Hijo.
Ntra. Sra. de las Angustias tiene en su aro las estrellas de sus hermanos “blanquillos”, llamados de esta forma por el color humilde de sus túnicas. El aro fue adquirido años después de la primera salida procesional de 1956, cuando la Virgen procesionó en un paso prestado por la Hermandad del Calvario y el cortejo se iluminaba con bengalas. El aro de doce estrellas fue el elegido por la Hermandad de Las Angustias para su Virgen por ser más acorde con los votos de pobreza y humildad de su fundación.
Pero no siempre fue así. La Virgen de las Angustias que fue ideada para el retablo del Convento de la Victoria llegó a llevar sobre su cabeza una corona sencilla, sin ráfaga ni estrellas. Era una corona con sus imperiales y rematada por una cruz, posiblemente realizada en plata y datada del siglo XVIII, contemporánea a la imagen de Nuestra Señora. La corona, al igual que el aro de estrellas, representa la Realeza de María sobre el Cielo y la Tierra, instituida como Verdad Fundamental por Pío XII en 1954, año en el que los primeros hermanos de Las Angustias estaban envueltos en el procedimiento necesario para la fundación de la Hermandad. En las primeras noches de Lunes Santo la Virgen llevó la corona en la salida procesional, sustituyéndose después por el aro de estrellas que la caracteriza. Esta estampa añeja y antigua de la Virgen no se ha vuelto a repetir, quedando en el recuerdo de nuestros mayores y en las fotografías antiguas que se conservan. Desconocemos el paradero de la antigua corona, si fue prestada a la Hermandad o se consideró un bien de la parroquia, y si en algún momento nuestros ojos podrán verla de nuevo como si fuera sacada de su retablo conventual con los fondos en blanco y negro de las primeras imprentas. La similitud de esta corona con la que lleva la antigua imagen de Nuestra Señora de la Paz que se encuentra en la parroquia de Santa María nos hace intuir el origen de su procedencia. Lo que si es seguro es que Ntra. Sra. de las Angustias, ya sea con corona del siglo XVIII o con aro de doce estrellas, lleva la más preciada corona que el amor de “los blanquillos” ha cincelado en sus almas.