El origen de esta manera de ataviar a nuestras vírgenes se encuentra en Sevilla, a principios del siglo XX. Su ideólogo fue Juan Manuel Rodríguez Ojeda, bordador y diseñador sevillano cuyas obras revolucionó el mundo cofrade de principios de siglo XX. Rodríguez Ojeda renovó, en gran parte, el estilo de las cofradías de la capital y su modelo es el que se ha extendido por toda Andalucía y parte de España. Juan Manuel Rodríguez Ojeda vistió por primera vez de hebrea a una Dolorosa en aquella Cuaresma de la primera década del siglo XX, férreamente marcada por los preceptos litúrgicos. En 1905 Rodríguez Ojeda es nombrado Teniente Hermano Mayor de la Hermandad de la Hiniesta de Sevilla, encargándose de la confección del manto y palio así como del arreglo de las imágenes titulares. La imagen de María Santísima de la Hiniesta de la Iglesia de San Julián se presentó en la Cuaresma despojada de sus atributos de reina y vestida concisamente, mediante pliegos de papel, con un sencillo manto raso, un pobre sayal ceñido a la cintura con faja, el rostro enmarcado por un velo plisado y nimbada con estrellas como único atributo de santidad. Su atuendo se perfeccionó después con mucho más artificio y milimétrico, otorgándole mayor personalidad propia.
Virgen de la Hiniesta. Sevilla |
La obra de Juan Manuel Rodríguez Ojeda evidencia que poseía un profundo conocimiento de los protocolos de la liturgia y de su lenguaje simbólico. Se sabe que durante sus inicios en el taller de las hermanas Antúnez fue instruido en iconografía sagrada, poseía amistad con personalidades muy cultivadas dentro de la jerarquía eclesiástica sevillana y la producción de ornamentos litúrgicos era una de las principales especialidades de su taller. El artista, fuertemente imbuido del espíritu barroco que influenció la composición y el contenido de sus obras, fue consciente del papel pedagógico que el aderezo de las imágenes religiosas poseía en una cofradía. Así pues, subrayando la máxima tridentina de utilizar la ornamentación como elemento reforzador de los valores espirituales de las imágenes, vistió a la Virgen con absoluta austeridad, acorde a los principios cuaresmales. Ya no se mostraba como Reina de los Mártires en su condición de Mater Dolorosa, sino que se presentaba en toda su dimensión humana como la humilde Myriam de Nazaret, cumpliendo de este modo la proposición de la sagrada liturgia cuaresmal que ve a María como modelo de discípulo entregado, que escucha y sigue el camino de Cristo hacia el Calvario.
Aunque esta indumentaria contaba con precedentes en los siglos XVIII y XIX, la redefinición del prototipo de hebrea por parte de Rodríguez Ojeda se constituye ahora como una creación genuina del diseñador, que descubre a Juan Manuel como un artista conceptual. La usanza de hebrea no sólo fue un recurso estético, sino que fue tomada como instrumento para recalcar la función ejemplarizante de la Virgen, que, representada en su humana condición de discípula fiel y seguidora peregrina del misterio de Cristo, se mostraba como el ideal de participación litúrgica de la Iglesia en Cuaresma. El logro fue doble, pues paralelamente se revalorizaba su figura en este período, significando su presencia en los cultos de Cuaresma, un tiempo dedicado de lleno a Cristo que tan sólo la recordaba durante la festividad de los Dolores el Viernes de Pasión.
La referencia directa del modelo se halla en la escuela barroca sevillana, donde artistas, como Murillo o Roldán, figuraban a la dolorosa ataviada con simples ropajes: vestido burdeos, ceñidor, velo hebreo y manto azul. Se retomaba a una vertiente iconográfica mariana de gran antigüedad encontrándose en las primitivas pinturas bizantinas y paleocristianas que había sido perpetuada en las obras de los grandes maestros de toda la historia, como Pedro de Mena, quien la plasmó de forma sublime en sus famosas dolorosas. Según esta corriente, el color granate era símbolo de realeza, apego y apuntaba a la sangre de la Pasión y Muerte de Cristo, la faja o cinturón ceñido a rayas de colores representaba la sujeción y obediencia, el velo blanco hace alusión a la dignidad de la mujer y el azul del manto se ofrece como signo de pureza, verdad y amor celestial, color frecuentemente empleado en las representaciones de la Virgen junto a Cristo. Por último, la imagen lleva sobre sus sienes un aro de metal con doce estrellas, lo que recuerda en su conjunto los colores y la forma en la que se representaba antiguamente la Inmaculada Concepción de la Virgen.
Perpetuo Socorro. Iconografía bizantina |
Boí Tahull-Cataluña. Románico
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Bartolomé Esteban Murillo, 1660. El velo cae sobre el manto, adelantando la idea de colocar tocas sobremantos en algunas imágenes. |
Círculo de Murillo, Siglo XVII. La Virgen sostiene el velo con sus propias manos. |
Así, desposeídos de casi todo, como la simpleza de una Virgen vestida de hebrea debemos adentrarnos en la Cuaresma, con la sencillez como elegancia, mirando hacia el interior, como la Virgen mira a la corona de espinas que sostiene entre sus manos.
Fuente y artículos relacionados:
-La Virgen de hebrea, el símbolo sevillano de la Cuaresma. J. León. El Palquillo. 2016
-La Virgen se viste de hebrea siguiendo la tradición originada a principios del siglo XX. Universo Gaditano. JM. Montaño. 2014
-El arte de vestir dolorosas de hebrea. P. Jaén. Hermandad de El Cristo. Monóvar. 2014
-Breve reseña histórica del arte de vestir a la Virgen de hebrea. J.D. Muñoz Oliva. Cofrades. 2013
-¿Por qué se viste a la Virgen de hebrea? Estepa Cofrade. A. Fernández. 2013
-Una imagen al servicio de la liturgia. J. León Calzado. El Correo de Andalucía. 2017
-La Virgen María viste de hebrea en Sevilla. Rafaes. Rafael Márquez. 2004
Especial "Vestidor":
-María, vestida según la liturgia. Devociones de Estepa, 2017
-La Virgen de hebrea, símbolo de la cuaresma. Devociones de Estepa. 2017
-La realeza de María. La Virgen de reina. Devociones de Estepa. 2017
-La Virgen de luto, recuerdo de los fieles difuntos. Devociones de Estepa. 2017
-Azul y blanco. La Virgen de Inmaculada. Devociones de Estepa. 2017
-La túnica lisa o bordada de los nazarenos. Devociones de Estepa. 2018