(Busto de Francisco Salzillo realizado por Francisco Sánchez Araciel en 1899. Plaza de Santa Eulalia de Murcia)
-EL TALLER DE LOS SÁNCHEZ ARACIEL
Fue en la calle Santa Teresa y, después, en la calle Jabonerías de Murcia, donde tuvieron los hermanos Sánchez Araciel su taller de imaginería, y hasta el mismo fueron a encargarles numerosas imágenes realizadas con el mayor esmero profesional.
Contaron con la prestigiosa fama que su padre don Francisco Sánchez Tapia tuvo, iniciado en los talleres del igualmente escultor murciano Santiago Beglietto. Cuando a mediados del pasado siglo éste se marcho a Sevilla prácticamente quedó solo incidiendo en la imaginería tradicional levantina, como heredera del legado de Salzillo, del agrado y gusto de prolífica clientela. Su buen hacer escultórico se vio reconocido con su ingreso en la Academia de San Fernando, de la que fue vocal y profesor de la Sociedad Económica.
El conocimiento sobre la obra de Salzillo, que tenía el profesor Sánchez Tapia, le llevó a ser el mejor restaurador de ella, en cuyos trabajos le ayudó su hija Cecilia, llegando a firmar ésta los recibos de las restauraciones, según consta en documento proporcionado por Francisco López Martín, archivero de la Cofradía de Jesús de Murcia. A lo largo de su fecunda obra imaginera el maestro Sánchez Tapia logró grandes premios como el “Roble de Plata” en 1875, y solo ocho años antes, en 1867, logró la medalla de plata de la Exposición de Bellas Artes celebrada en Murcia. A la reina Dª Mercedes de Orleans le regaló dos medallones representando a Miguel Ángel y Murillo.
Los círculos culturales de Murcia, le reconocieron y premiaron, incluso en dinero efectivo. Su obra fue amplia, tanto para la capital como para los pueblos murcianos, quedando sus imágenes expuestas tanto en las iglesias como oratorios particulares. Finalmente diremos que su obra no estuvo vinculada a la creación de imágenes, sino que también ejerció como restaurador, creador de diversos grupos alegóricos, medallones, pasos de Semana Santa, etc.
Otro motivo artístico a destacar en la obra de los hermanos Araciel fue el impulso dado a la veneración de los Sagrados Corazones de María y de su Hijo Jesucristo, pues según el escultor murciano Antonio Carrión Valverde, Francisco Sánchez Araciel realizó nada menos que ochenta imágenes sobre el divino Corazón de Jesús para Murcia y su huerta, de la que una importante cantidad fueron destruidas en 1936, algunas pudieron ser restauradas al no estar deterioradas cabezas, manos y pies, siendo el resto enlienzadas, por lo que fueron reconstruidas sin necesidad de una especial habilidad. En este tipo de obras los Araciel lograron el prestigio y la clientela, ya que pasaron del centenar las imágenes marianas que tallaron.
Pero quizás el motivo principal de la obra imaginera de los Sánchez Araciel, además de su maestría en la consecución de sus obras lignarias, fue la consolidación y asentamiento de una burguesía murciana acomodada que deseó manifestar su “religiosidad” incluyendo en sus mansiones unos oratorios, a los que incorporaron tallas e imágenes devocionales, y por otra parte, el auge con que resurgen, tanto las cofradías de Gloria como las de Penitencia, que desean tener en sus capillas, oratorios e iglesias, tallas de indudable valor artístico o devocional.
Entre los hijos que tuvo Sánchez Tapia tres destacaron en el arte de la escultura, aprendiendo en el taller de su padre. Manuel, que marchó a establecerse a la capital de España; Cecilia, que fue muy hábil restauradora; y Francisco Sánchez Araciel, que heredó el taller de su padre. Y así aparece conformado el taller de los Sánchez Araciel, don Francisco, don Manuel y doña Cecilia, con quienes colaboraron una importante nómina de operarios, ya sea como aprendices u oficiales como don Mariano Rodríguez Jurado y el conocido Martín Fernández. Añadiremos además la inapreciable ayuda de Carmen, hija de Francisco Sánchez Araciel, quien a decir de los expertos daba las encarnaduras con singular gracia.
Digamos primeramente que doña Cecilia se la reconoce como ayudante de las restauraciones acometidas por su padre y por los enlienzados realizados en el taller que quedó y se reconoció, casi en exclusividad de don Francisco Sánchez Araciel como directo sucesor de Sánchez Tapia, al que dicen que superó ampliamente, siendo el único nombrado por el Diccionario Espasa Calpe, proclamándole hijo y discípulo.
No obstante, hemos de añadir que en el catálogo de escultura de 1927, editado por el museo de Murcia, se atribuye a Manuel Sánchez Araciel un boceto en barrio, del paso de “La Caída”, según consta con el nº 256 en la página 75, también podemos extraer una fotografía tomada del paso de “La Cena”, donado a Ávila, sobre una cartela instalada en el lateral de su trono: “Construido en Murcia por D. Manuel Sánchez Araciel”, hecho que no modifica en nada lo antedicho, debido a la amistad, reconocida en documento de últimas voluntades del donante, hacia don Manuel.
-FRANCISCO SÁNCHEZ ARACIEL. BIOGRAFÍA Y OBRA.
Asumiendo como justo responsable del taller a don Francisco Sánchez Araciel, digamos que nació en Murcia el 21 de octubre de 1851, siendo el mayor de tres hermanos, que estudió en la Sociedad de Amigos del País de dicha capital. Tras cumplir el servicio militar, ingresó en la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid, regresando a Murcia, donde permanecería ejerciendo sus tareas de escultor. Se casó tres veces y tuvo cuatro hijos. Fue un hombre de profundas convicciones cristianas y enormemente humano. Era una persona de estatura media, con barba rubia, le gustaba captar amigos para la Iglesia y pertenecía a la Asociación del Apostolado de la Oración.
Realizó la totalidad de sus obras al estilo clásico y tradicional, según lo aprendiese en el taller paterno que a su vez lo hizo, como en tiempos de Salzillo, del que tuvo bocetos y pequeñas piezas originales heredadas de su padre.
(Boceto realizado por Francisco Salzillo. Museo Salzillo)
Importante y amplia es la obra religiosa de Sánchez Araciel. Si hacemos excepción del busto de Salzillo que, a iniciativa de la tertulia murciana organizada en la farmacia de don Manuel López Gómez, fue realizada en piedra, se podría decir que incluso su colaboración belenística, toda su obra es básicamente imaginera. Francisco Sánchez Araciel dota a sus imágenes de dulzura, gracia y elegancia en los rostros de sus obras.
Realizó igualmente trabajos de restauración, oficio que aprendió junto a su padre, a quien ayudó en la reconstrucción de los grupos escultóricos salcillescos junto a sus hermanos. Algunas imágenes restauradas en su taller son: una figura de la Purísima, la talla de Santa Rita y una efigie de San Blas, al igual que la efectuada en el grupo de “Cristo ante Caifás”.
También restauró Sanchez Araciel la imagen de la Virgen de Arrixaca, antigua patrona del todo el reino de Murcia, cuando en 1886 la encontró el investigador murciano don Javier Fuentes y Ponte en el interior de un armario.
Además realizó diversas obras para terminar o completar grupos ya existentes, como las tres figuras del murciano conjunto escultórico “El Prendimiento”.
En colecciones particulares se encuentran obras de gran porte como una Dolorosa para don Mariano Ramos. Al igual que la anterior y copia de la de Salzillo, realiza una “Dolorosa” para el sepulcro de doña Isabel Cebrián y una talla de “Nuestro Padre Jesús” para el oratorio de doña Francisca Sánchez.
Su obra imaginera cobra especial interés en las esculturas que de alguna forma tomaron parte en las procesiones de Semana Santa, entre las que podemos contar: “El Tribunal de Herodes” realizado en 1910; un “Cristo Yacente” que figura en las procesiones de Callosa de Segura (Alicante); en Cehegin (Murcia) dejó la talla de “Ntra. Señora de los Dolores”. Las cofradías de Jumilla procesionaron el “Cristo Yacente” y la “Virgen de las Angustias”, propiedad de la familia Espinosa de los Monteros, para la murciana Cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, el grupo escultórico “Jesús en casa de Marta”.
Para el altar mayor de la nueva Capilla del Hospital de la Caridad de la ciudad de la Unión, localidad minera e industrial, acaba en septiembre de 1896, una imagen de María al pie de la Cruz, en madera policromada, dorada y estofada, costeada por dicho pueblo.
En enero de 1897, talla una imagen del Corazón de Jesús para el pueblo albaceteño de Ontur, que le fue encargado por la Hermandad del Corazón de Jesús y por iniciativa de la feligresía doña Teresa Cantos de Abellán.
A finales de marzo del citado año termina la magnifica imagen de María Magdalena ayudado por su padre Sánchez Tapia, talla que se integra en el soberbio paso del Calvario para la Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón, Lunes Santo. Magnifica escultura muy bien conseguida, y según la calificó la prensa: “un acabadísimo trabajo lleno de poesía”
En 1899 realiza una bella imagen de San Antonio de Padua, para la Capilla del Rosario de la iglesia de Santo Domingo de Murcia, pero algo lejos, según Baquero, de aquella que realizó Fray Diego Francés en 1783 para el monasterio de los Jerónimos de la Ñora y que en la actualidad se encuentra en su capilla de la Catedral.
A mediados de marzo del mencionado año, nos lo encontramos esculpiendo en piedra un busto de tamaño colosal de Salzillo para su monumento en la plaza de Santa Eulalia de Murcia, de aproximadamente un metro de alto y de estilo naturalista.
La familia Noguera encargó a nuestro imaginero el grupo escultórico de “La Aparición de Jesús a los Apóstoles”, que en 1913 cedió un usufructo a la cofradía murciana del Resucitado. En la actualidad la figura del Cristo, corresponde al artista don José Hernández Navarro, de la localidad de Los Ramos.
Varias figuras más recoge don José Luis Melendreras en su estudio, como algunas efigies de la Inmaculada Concepción y de Santa Teresa de Jesús, de Santa Rita, de San Antonio. Un Angel de la Guarda le valió una medalla de oro en la Exposición de Bellas Artes celebrada en Murcia en el año 1900.
Al menos realizó para la Semana Santa de Totana tres imágenes: La Caridad, María Salomé y la Dolorosa, a la que adornaban unos angelitos sobre un magnífico pedestal. Igualmente para Cieza realizó una Verónica que fue destruida, y para la bonita población de Albudeite, un precioso Cristo Resucitado.
En la Iglesia del Carmen de Murcia, edificio de 1701, se encuentra una figura de San Felix de Cantalicio, enlienzada, y otra de la Magdalena, realizada por Sánchez Araciel. Para la Semana Santa de Cartagena, también realizaron imágenes los Sánchez Araciel, como un San Juan Evangelista, la Entrada de Jesús en Jerusalén actualmente sustituida por otro grupo de Sánchez Lozano, y para don Nicolás Berizo hizo una “Piedad” que procesionó la Cofradía Marraja.
Realizaron obras de imaginería para diversos lugares apartados de Murcia, como Albacete, Cuenca y Madrid. Para Madrid se encargaron los pasos de “El Prendimiento”, “La Caída” y “La Cena” que don Eugenio Alonso Cuesta posteriormente donó a la Catedral de Ávila.
Cultivó también la escultura pequeña e incluso llegó a realizar un amplio belén para el eremitorio de los Hermanos de la Luz por encargo expreso de la marquesa de Salinas, protectora del monasterio, al que profesaba una gran inclinación. Este belén monumental, según el testimonio del actual hermano mayor, se exhibía antaño permanentemente en la famosa cueva de la Yedra, la que se visitaba en fechas navideñas como fuera de ellas por gran número de personas de la capital y de los alrededores, con el único objeto de contemplar entre las rejas de la puerta este precioso belén, copia del realizado por Salzillo, por aquel entonces en poder de doña Rosa Bustos de Riquelme. No se conserva nada de su famoso belén, desaparecido durante la Guerra Civil.
Con su ingente tarea realizada, Francisco Sánchez Araciel falleció en su ciudad natal el día 21 de mayo de 1918, siendo enterrado en el cementerio de Ntro. Padre Jesús, según orden del Juzgado municipal de San Juan. A los diez años sus restos pasaron a una fosa común.
Fuente:
-Murcia Nazarena
-Semana Santa de Murcia (Foro)
-Tres pasos salcillecos en Ávila (1). Jesús N. Sánchez Santos. Revista Murcia Nazarena
-Tres pasos salcillecos en Ávila (2). Jesús N. Sánchez Santos. Revista Murcia Nazarena
-El arte belenístico de la Región de Murcia. María José Díaz, José María Gómez, 1982
-Escultores Murcianos del siglo XIX. J. L. Melendreras Jimeno. 1996
-San Miguel Arcángel. Lazos de Sangre. La Hornacina
-EL TALLER DE LOS SÁNCHEZ ARACIEL
Fue en la calle Santa Teresa y, después, en la calle Jabonerías de Murcia, donde tuvieron los hermanos Sánchez Araciel su taller de imaginería, y hasta el mismo fueron a encargarles numerosas imágenes realizadas con el mayor esmero profesional.
Contaron con la prestigiosa fama que su padre don Francisco Sánchez Tapia tuvo, iniciado en los talleres del igualmente escultor murciano Santiago Beglietto. Cuando a mediados del pasado siglo éste se marcho a Sevilla prácticamente quedó solo incidiendo en la imaginería tradicional levantina, como heredera del legado de Salzillo, del agrado y gusto de prolífica clientela. Su buen hacer escultórico se vio reconocido con su ingreso en la Academia de San Fernando, de la que fue vocal y profesor de la Sociedad Económica.
El conocimiento sobre la obra de Salzillo, que tenía el profesor Sánchez Tapia, le llevó a ser el mejor restaurador de ella, en cuyos trabajos le ayudó su hija Cecilia, llegando a firmar ésta los recibos de las restauraciones, según consta en documento proporcionado por Francisco López Martín, archivero de la Cofradía de Jesús de Murcia. A lo largo de su fecunda obra imaginera el maestro Sánchez Tapia logró grandes premios como el “Roble de Plata” en 1875, y solo ocho años antes, en 1867, logró la medalla de plata de la Exposición de Bellas Artes celebrada en Murcia. A la reina Dª Mercedes de Orleans le regaló dos medallones representando a Miguel Ángel y Murillo.
Los círculos culturales de Murcia, le reconocieron y premiaron, incluso en dinero efectivo. Su obra fue amplia, tanto para la capital como para los pueblos murcianos, quedando sus imágenes expuestas tanto en las iglesias como oratorios particulares. Finalmente diremos que su obra no estuvo vinculada a la creación de imágenes, sino que también ejerció como restaurador, creador de diversos grupos alegóricos, medallones, pasos de Semana Santa, etc.
Otro motivo artístico a destacar en la obra de los hermanos Araciel fue el impulso dado a la veneración de los Sagrados Corazones de María y de su Hijo Jesucristo, pues según el escultor murciano Antonio Carrión Valverde, Francisco Sánchez Araciel realizó nada menos que ochenta imágenes sobre el divino Corazón de Jesús para Murcia y su huerta, de la que una importante cantidad fueron destruidas en 1936, algunas pudieron ser restauradas al no estar deterioradas cabezas, manos y pies, siendo el resto enlienzadas, por lo que fueron reconstruidas sin necesidad de una especial habilidad. En este tipo de obras los Araciel lograron el prestigio y la clientela, ya que pasaron del centenar las imágenes marianas que tallaron.
Pero quizás el motivo principal de la obra imaginera de los Sánchez Araciel, además de su maestría en la consecución de sus obras lignarias, fue la consolidación y asentamiento de una burguesía murciana acomodada que deseó manifestar su “religiosidad” incluyendo en sus mansiones unos oratorios, a los que incorporaron tallas e imágenes devocionales, y por otra parte, el auge con que resurgen, tanto las cofradías de Gloria como las de Penitencia, que desean tener en sus capillas, oratorios e iglesias, tallas de indudable valor artístico o devocional.
Entre los hijos que tuvo Sánchez Tapia tres destacaron en el arte de la escultura, aprendiendo en el taller de su padre. Manuel, que marchó a establecerse a la capital de España; Cecilia, que fue muy hábil restauradora; y Francisco Sánchez Araciel, que heredó el taller de su padre. Y así aparece conformado el taller de los Sánchez Araciel, don Francisco, don Manuel y doña Cecilia, con quienes colaboraron una importante nómina de operarios, ya sea como aprendices u oficiales como don Mariano Rodríguez Jurado y el conocido Martín Fernández. Añadiremos además la inapreciable ayuda de Carmen, hija de Francisco Sánchez Araciel, quien a decir de los expertos daba las encarnaduras con singular gracia.
Digamos primeramente que doña Cecilia se la reconoce como ayudante de las restauraciones acometidas por su padre y por los enlienzados realizados en el taller que quedó y se reconoció, casi en exclusividad de don Francisco Sánchez Araciel como directo sucesor de Sánchez Tapia, al que dicen que superó ampliamente, siendo el único nombrado por el Diccionario Espasa Calpe, proclamándole hijo y discípulo.
No obstante, hemos de añadir que en el catálogo de escultura de 1927, editado por el museo de Murcia, se atribuye a Manuel Sánchez Araciel un boceto en barrio, del paso de “La Caída”, según consta con el nº 256 en la página 75, también podemos extraer una fotografía tomada del paso de “La Cena”, donado a Ávila, sobre una cartela instalada en el lateral de su trono: “Construido en Murcia por D. Manuel Sánchez Araciel”, hecho que no modifica en nada lo antedicho, debido a la amistad, reconocida en documento de últimas voluntades del donante, hacia don Manuel.
-FRANCISCO SÁNCHEZ ARACIEL. BIOGRAFÍA Y OBRA.
Asumiendo como justo responsable del taller a don Francisco Sánchez Araciel, digamos que nació en Murcia el 21 de octubre de 1851, siendo el mayor de tres hermanos, que estudió en la Sociedad de Amigos del País de dicha capital. Tras cumplir el servicio militar, ingresó en la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid, regresando a Murcia, donde permanecería ejerciendo sus tareas de escultor. Se casó tres veces y tuvo cuatro hijos. Fue un hombre de profundas convicciones cristianas y enormemente humano. Era una persona de estatura media, con barba rubia, le gustaba captar amigos para la Iglesia y pertenecía a la Asociación del Apostolado de la Oración.
Realizó la totalidad de sus obras al estilo clásico y tradicional, según lo aprendiese en el taller paterno que a su vez lo hizo, como en tiempos de Salzillo, del que tuvo bocetos y pequeñas piezas originales heredadas de su padre.
(Boceto realizado por Francisco Salzillo. Museo Salzillo)
Importante y amplia es la obra religiosa de Sánchez Araciel. Si hacemos excepción del busto de Salzillo que, a iniciativa de la tertulia murciana organizada en la farmacia de don Manuel López Gómez, fue realizada en piedra, se podría decir que incluso su colaboración belenística, toda su obra es básicamente imaginera. Francisco Sánchez Araciel dota a sus imágenes de dulzura, gracia y elegancia en los rostros de sus obras.
Realizó igualmente trabajos de restauración, oficio que aprendió junto a su padre, a quien ayudó en la reconstrucción de los grupos escultóricos salcillescos junto a sus hermanos. Algunas imágenes restauradas en su taller son: una figura de la Purísima, la talla de Santa Rita y una efigie de San Blas, al igual que la efectuada en el grupo de “Cristo ante Caifás”.
También restauró Sanchez Araciel la imagen de la Virgen de Arrixaca, antigua patrona del todo el reino de Murcia, cuando en 1886 la encontró el investigador murciano don Javier Fuentes y Ponte en el interior de un armario.
Además realizó diversas obras para terminar o completar grupos ya existentes, como las tres figuras del murciano conjunto escultórico “El Prendimiento”.
En colecciones particulares se encuentran obras de gran porte como una Dolorosa para don Mariano Ramos. Al igual que la anterior y copia de la de Salzillo, realiza una “Dolorosa” para el sepulcro de doña Isabel Cebrián y una talla de “Nuestro Padre Jesús” para el oratorio de doña Francisca Sánchez.
Su obra imaginera cobra especial interés en las esculturas que de alguna forma tomaron parte en las procesiones de Semana Santa, entre las que podemos contar: “El Tribunal de Herodes” realizado en 1910; un “Cristo Yacente” que figura en las procesiones de Callosa de Segura (Alicante); en Cehegin (Murcia) dejó la talla de “Ntra. Señora de los Dolores”. Las cofradías de Jumilla procesionaron el “Cristo Yacente” y la “Virgen de las Angustias”, propiedad de la familia Espinosa de los Monteros, para la murciana Cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, el grupo escultórico “Jesús en casa de Marta”.
Para el altar mayor de la nueva Capilla del Hospital de la Caridad de la ciudad de la Unión, localidad minera e industrial, acaba en septiembre de 1896, una imagen de María al pie de la Cruz, en madera policromada, dorada y estofada, costeada por dicho pueblo.
En enero de 1897, talla una imagen del Corazón de Jesús para el pueblo albaceteño de Ontur, que le fue encargado por la Hermandad del Corazón de Jesús y por iniciativa de la feligresía doña Teresa Cantos de Abellán.
A finales de marzo del citado año termina la magnifica imagen de María Magdalena ayudado por su padre Sánchez Tapia, talla que se integra en el soberbio paso del Calvario para la Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón, Lunes Santo. Magnifica escultura muy bien conseguida, y según la calificó la prensa: “un acabadísimo trabajo lleno de poesía”
En 1899 realiza una bella imagen de San Antonio de Padua, para la Capilla del Rosario de la iglesia de Santo Domingo de Murcia, pero algo lejos, según Baquero, de aquella que realizó Fray Diego Francés en 1783 para el monasterio de los Jerónimos de la Ñora y que en la actualidad se encuentra en su capilla de la Catedral.
A mediados de marzo del mencionado año, nos lo encontramos esculpiendo en piedra un busto de tamaño colosal de Salzillo para su monumento en la plaza de Santa Eulalia de Murcia, de aproximadamente un metro de alto y de estilo naturalista.
La familia Noguera encargó a nuestro imaginero el grupo escultórico de “La Aparición de Jesús a los Apóstoles”, que en 1913 cedió un usufructo a la cofradía murciana del Resucitado. En la actualidad la figura del Cristo, corresponde al artista don José Hernández Navarro, de la localidad de Los Ramos.
Varias figuras más recoge don José Luis Melendreras en su estudio, como algunas efigies de la Inmaculada Concepción y de Santa Teresa de Jesús, de Santa Rita, de San Antonio. Un Angel de la Guarda le valió una medalla de oro en la Exposición de Bellas Artes celebrada en Murcia en el año 1900.
Al menos realizó para la Semana Santa de Totana tres imágenes: La Caridad, María Salomé y la Dolorosa, a la que adornaban unos angelitos sobre un magnífico pedestal. Igualmente para Cieza realizó una Verónica que fue destruida, y para la bonita población de Albudeite, un precioso Cristo Resucitado.
En la Iglesia del Carmen de Murcia, edificio de 1701, se encuentra una figura de San Felix de Cantalicio, enlienzada, y otra de la Magdalena, realizada por Sánchez Araciel. Para la Semana Santa de Cartagena, también realizaron imágenes los Sánchez Araciel, como un San Juan Evangelista, la Entrada de Jesús en Jerusalén actualmente sustituida por otro grupo de Sánchez Lozano, y para don Nicolás Berizo hizo una “Piedad” que procesionó la Cofradía Marraja.
Realizaron obras de imaginería para diversos lugares apartados de Murcia, como Albacete, Cuenca y Madrid. Para Madrid se encargaron los pasos de “El Prendimiento”, “La Caída” y “La Cena” que don Eugenio Alonso Cuesta posteriormente donó a la Catedral de Ávila.
Cultivó también la escultura pequeña e incluso llegó a realizar un amplio belén para el eremitorio de los Hermanos de la Luz por encargo expreso de la marquesa de Salinas, protectora del monasterio, al que profesaba una gran inclinación. Este belén monumental, según el testimonio del actual hermano mayor, se exhibía antaño permanentemente en la famosa cueva de la Yedra, la que se visitaba en fechas navideñas como fuera de ellas por gran número de personas de la capital y de los alrededores, con el único objeto de contemplar entre las rejas de la puerta este precioso belén, copia del realizado por Salzillo, por aquel entonces en poder de doña Rosa Bustos de Riquelme. No se conserva nada de su famoso belén, desaparecido durante la Guerra Civil.
Con su ingente tarea realizada, Francisco Sánchez Araciel falleció en su ciudad natal el día 21 de mayo de 1918, siendo enterrado en el cementerio de Ntro. Padre Jesús, según orden del Juzgado municipal de San Juan. A los diez años sus restos pasaron a una fosa común.
Fuente:
-Murcia Nazarena
-Semana Santa de Murcia (Foro)
-Tres pasos salcillecos en Ávila (1). Jesús N. Sánchez Santos. Revista Murcia Nazarena
-Tres pasos salcillecos en Ávila (2). Jesús N. Sánchez Santos. Revista Murcia Nazarena
-El arte belenístico de la Región de Murcia. María José Díaz, José María Gómez, 1982
-Escultores Murcianos del siglo XIX. J. L. Melendreras Jimeno. 1996
-San Miguel Arcángel. Lazos de Sangre. La Hornacina