“Fue una soleada tarde del día 30 de Marzo de 1988 (Año Santo Mariano), Miércoles Santo, cuando la alegría jubilosa explosionaba y subía hasta la altura como densa nube de incienso, al ver culminando un esforzado trabajo y dedicación con le primer aldabonazo en el interior de la Iglesia de los Remedios al palio de María Santísima de la Paz que le daba la vida y el vigor fortalecido de la obra argentífera labrada con el corazón para elevar el majestuoso simulacro de la Madre de Dios y hacer estación de penitencia por las calles de Estepa.
Una devoción arraigada en Estepa desde el siglo XVI y debilitada hasta su desaparición vuelve a ser nueva crisálida que inunde de Paz las calles de Estepa, una Paz que emana de sus manos deseosas de quedarse con nosotros, una Paz plasmada en su dolorido semblante, una Paz que falta a cada instante en un mundo inmenso en tinieblas, una Paz que iluminada en su blancura radiante hace vislumbrar un halo de esa Paz que tanto anhelamos.
Una devoción cargada del sentido religioso de nuestra carencia de Paz, una devoción cargada de esa mensaje divino que Jesús niño enseña a los doctores que pidan a Jesús niño el camino directo que nos lleva a la Paz, que fluye de las propias entrañas de la vida misma que es María, Madre llena de la Paz.
Para contemplar la realeza de María en un semblante dolorido pero lleno de Paz, miremos a la Madre de Dios, hermosa como casa de oro, bajo un palio radiante de blanca hermosura, en el andar pausado, silente, armonioso, en cadenciosa maestría que emana del fervor popular que paulatinamente se hace silenciosa oración del alma implorando la Paz a María.
Fue una memorable tarde de Miércoles Santo cuando la Virgen María, blanca azucena de amor, quiso quedarse en las calles de Estepa y comenzar así una intensa devoción que antaño tuviera gran cimiento entre los estepeños, y que ahora quiere ser María bajo un palio de Paz quien no nos olvida ni nunca nos ha olvidado.
Remontándonos años atrás es de significar la adquisición de la imagen en el sevillano taller de Francisco Buiza en el año 1981, es desde entonces cuando realmente la Paz de María reina en bendito simulacro entre nosotros, posteriormente su bendición y entronización en su hornacina de la iglesia de los Remedios la tarde del 14 de septiembre de 1985, comenzando el verdadero germen mariano hacia María con una advocación y devoción, con el comienzo de las obras de su paso de palio hasta ver a la Reina pasear por las calles de Estepa.
Para que esa Paz de María reine en el mundo, miremos su semblante, cerremos nuestro ojos extasiados en su mirada, en compungido sollozo que de su mejilla mustia brota, es fértil alabanza que al mundo desborda, es sutil beso de Madre que a su hijo nos transporta. Paz en rico vergel de plata ensimismada para aliviar su pena, será su vigor portentoso llevando la Paz por bandera, una devoción que nace de las mismas entrañas de Estepa honrando a la Virgen María, como Reina, Señora y Maestra.”
Una devoción arraigada en Estepa desde el siglo XVI y debilitada hasta su desaparición vuelve a ser nueva crisálida que inunde de Paz las calles de Estepa, una Paz que emana de sus manos deseosas de quedarse con nosotros, una Paz plasmada en su dolorido semblante, una Paz que falta a cada instante en un mundo inmenso en tinieblas, una Paz que iluminada en su blancura radiante hace vislumbrar un halo de esa Paz que tanto anhelamos.
Una devoción cargada del sentido religioso de nuestra carencia de Paz, una devoción cargada de esa mensaje divino que Jesús niño enseña a los doctores que pidan a Jesús niño el camino directo que nos lleva a la Paz, que fluye de las propias entrañas de la vida misma que es María, Madre llena de la Paz.
Para contemplar la realeza de María en un semblante dolorido pero lleno de Paz, miremos a la Madre de Dios, hermosa como casa de oro, bajo un palio radiante de blanca hermosura, en el andar pausado, silente, armonioso, en cadenciosa maestría que emana del fervor popular que paulatinamente se hace silenciosa oración del alma implorando la Paz a María.
Fue una memorable tarde de Miércoles Santo cuando la Virgen María, blanca azucena de amor, quiso quedarse en las calles de Estepa y comenzar así una intensa devoción que antaño tuviera gran cimiento entre los estepeños, y que ahora quiere ser María bajo un palio de Paz quien no nos olvida ni nunca nos ha olvidado.
Remontándonos años atrás es de significar la adquisición de la imagen en el sevillano taller de Francisco Buiza en el año 1981, es desde entonces cuando realmente la Paz de María reina en bendito simulacro entre nosotros, posteriormente su bendición y entronización en su hornacina de la iglesia de los Remedios la tarde del 14 de septiembre de 1985, comenzando el verdadero germen mariano hacia María con una advocación y devoción, con el comienzo de las obras de su paso de palio hasta ver a la Reina pasear por las calles de Estepa.
Para que esa Paz de María reine en el mundo, miremos su semblante, cerremos nuestro ojos extasiados en su mirada, en compungido sollozo que de su mejilla mustia brota, es fértil alabanza que al mundo desborda, es sutil beso de Madre que a su hijo nos transporta. Paz en rico vergel de plata ensimismada para aliviar su pena, será su vigor portentoso llevando la Paz por bandera, una devoción que nace de las mismas entrañas de Estepa honrando a la Virgen María, como Reina, Señora y Maestra.”
Fotografías:
-J. Vázquez
-Marly