El 28 de febrero de 2004, tercer día del triduo de la Hermandad del Dulce Nombre, tuvo lugar en la Iglesia de los Remedios, a la finalización de la Santa Misa, la presentación del libro El Niño "Perdío", Pasión y Gloria de Estepa, escrito por el Rvdo. Sr. D. José Fernández Flores, Párroco Emérito de Santa María de la Asunción la Mayor y Matriz y antiguo Director Espiritual de esta Hermandad y Cofradía y prolongado por el entonces Hermano Mayor D. Antonio Atero García. En dicho acto intervino S.E.R. Carlos Amigo Vallejo, Cardenal Arzobispo de Sevilla.
En el boletín cuaresmal de la Hermandad del Dulce Nombre, Blanca y Colorá, de 2005 D. José Fernández Flores publicó el siguiente artículo que hacía referencia a la presentación del libro dedicado al "Niño Perdío" de Estepa, y donde muestra su carácter amigable, buen humor y su buen corazón:
"-"Oye, Don José, ¿por qué tu libro, del que hoy hacemos la presentación, se titula El Niño "Perdío", Pasión y Gloria de Estepa? ¿Por qué "Perdío" y no Perdido? Porque tú eres buen escritor.... y resulta estraño...
-Gracias, Sr. Cardenal por su cumplido. Y le aclaro el por qué de "Perdío" y no Perdido. Entre nosotros, los andaluces, "perdío" tiene una entonación de pérdida mayor, más dramática, más desolada... Como un matiz condensatorio de todo el dolor que vivió una familia nazarena en Jerusalén hace dos mil años. Es lo que pretendo exponer en el libro y sobre el misterio que una Hermandad expone por la calle en Semana Santa.
Esto sucedía el 28-02-2004, a primera hora de la noche, en la Iglesia de los Remedios.
A invitación mía venía el Sr. Cardenal Amigo Vallejo, para presidir el acto de presentación de mi último libro con ese título y precisamente en los cultos cuaresmales, que actualmente dedica la Hermandad del Dulce Nombre a sus Titulares.
Ese día venía muy cargado: Día de la Autonomía Andaluza, un puente larguísimo, diversos focos de atención, actos políticos y deportivos locales, partido de fútbol de la máxima rivalidad (Betis-Sevilla) y además televisado...
Misa Solemne (primera misa como Cardenal en Estepa) y a continuación, en estrado preparado al efecto, el acto de presentación oficial de mi libro.
Intervención coordinada del actual cura de Santa María, D. Manuel Martínez Valdivieso, seguida del uso de la palabra por el Hermano Mayor de la Hermandad del Dulce Nombre, D. Antonio Atero García, que ha hecho el prólogo del mismo libro.
Cuando llega el momento de intervenir yo, como autor, expreso, en mi breve resumen del libro, a grandes rasgos algunas de las circunstancias, que inevitablemente componen la pequeña historia de toda nueva vida, que nace.
Además, lógicamente, mi agradecimiento al Sr. Cardenal por su deferencia hacia mí y también a la Hermandad.El Sr. Cardenal se había leído el libro entero y comento y elogió diversos pasajes y el planteamiento de mismo destacando, sobre todo, el modo tan natural de "solucionar" el pasaje del Evangelio de San Lucas expuesto por mí. También frases cariñosas de elogio para mí su autor.
El libro, terminando de imprimir aquella misma semana, ha quedado muy completo. Buen papel, buenas fotografías (casi todas tomadas en Estepa), una portada de ensueño... una preciosidad.Lenguaje sencillo, inteligible, explicativo de tradiciones y detalles que aceptamos sin cuestionar su entraña. Basta leer el índice para comprender todo lo que encierra.
Alguno podía pensar que era un libro "piadoso", con alguna fantasía cofradiera, lleno de oraciones...
Otros pensaban que era raro que un cura escribiera sobre una Hermandad con esa materia e historia tan determinada.
Algún compañero sacerdote me telefoneaba el domingo 29-02-04, después de oir una entrevista que me hacía la COPE sevillana preguntando cómo podía compaginarse un Niño con la Semana Santa.
Yo me siento orgulloso de mi libro. Pienso que puede contribuir a la cultura en general y especialmente a la cultura cofradiera estepeña de cualquier hermandad.
Y en particular los cofrades del Dulce Nombre gozarán seguramente teniendo un libro que descubre la razón íntima de su pertenencia a tan gran Hermandad.
Tengo el propósito de que. sin algún dinero queda (después de pagar), enviarlo a Jerusalén, allí cerca del sitio, para que las monjas responsables cuenten con una ayuda en su labor de atender a los niños "perdíos" de hoy."