-La Parentela de María
La iconografía de la abuela del Señor está íntimamente relacionada con el tema de la Parentela de María. Surge no sólo del deseo de engrandecer a María a través de su genealogía, sino también de remarcar la devoción a su madre, que en todas estas representaciones ocupa un lugar preeminente. Existen diversas maneras más o menos elaboradas de representarla: en las más simples aparecen en el centro María, Ana, y el Niño, sobrevoladas por el Espíritu Santo. En las más complicadas pueden aparecer estos personajes, rodeados de los otros maridos de Santa Ana, sus hijas, sus yernos y sus otros nietos. Incluso en alguna pintura aparecen también los ficticios padres de Ana, Stellanus y Emerenciana. Parece ser que estas imágenes se vieron influenciadas por la visión que en 1408 tuvo la bienaventurada Coleta Boillet (+1447), restauradora de la orden de las clarisas en Bélgica. (...) Dicha religiosa vio acercarse a Santa Ana con sus tres hijas: María, llevando a su hijo Jesús; María, la esposa de Alfeo, venía con sus cuatro hijos. (...) Finalmente, vio llegar a María Salomé (esposa del Zebedeo) con sus hijos. (...) Santa Ana le reveló que, en efecto, se había desposado tres veces, dando con su inestimable descendencia gran esplendor a la Iglesia de cielos y tierra. Por eso era digna de justificada veneración.
El evangelio de San Juan relata en la Pasión: “Estaban en pie junto a la cruz de Jesús, su madre, María de Cleofás, hermana de su Madre y María Magdalena.”16 Mateo por su parte en toda la Pasión nombra a dos, la Magdalena y la otra María. San Marcos sí especifica a las tres añadiendo a Salomé y a la madre de Santiago el menor (Cleofás). Santa María de Cleofás o de Alfeo (su marido), fue la madre de dos apóstoles Santiago el Menor y San Judas Tadeo. La segunda es Santa María Salomé o de Zebedeo (su esposo), madre de Santiago el Mayor y de San Juan Evangelista. La respuesta a su existencia como hermanas de la Virgen siempre ha sido controvertida. Santa Ana enviuda, casa con Cleofás (hermano de San Joaquín) vuelve a tener una hija por pecado carnal, vuelve a enviudar y casa de terceras con Salomé teniendo a la tercera. Es una idea que se formaliza en el siglo XV y que es muy representado sobre todo en los siglos XVI y XVII. Santa Ana es representada como la gran matriarca de la estirpe de Cristo.
Sin embargo, toda esta teoría queda pendiente de la interpretación del hebreo antiguo, donde no existe la palabra para definir “tío”, “primo”, “sobrino”, etc, y la traducción correcta al español es la de “pariente”. Al momento de traducir del hebreo al griego en donde aparecía esta palabra se usó hermano/a, lo que nos hace entender que, por ejemplo, María de Cleofás era “pariente” de María, la madre de Jesús, más concretamente su concuñada ya que José, el padre putativo de Jesús, y Cleofás serían hermanos de sangre.
A su vez, este tema de la Parentela se ramifica en representaciones diversas, algunas de las cuales encontraron gran fortuna, como por ej. la Virgen con el Niño y San Juan Bautista, hijo de Zacarías e Isabel, prima de la Virgen.
Representación con Santa Ana. Leonardo da Vinci |
-Santa Ana Triple
En origen pudo ser una simplificación extrema del tema de la Parentela de María, pero con el tiempo llegó a formar una escena completa y cerrada con un significado inmaculista. Ensalzando a la madre, se reafirmaba la pureza de la Hija. Para Manuel Trens esta iconografía tendría un origen español debido al gran número de representaciones conservadas.
Este autor opina que el origen de este grupo hay que buscarlo en la representación de la mujer apocalíptica, que dió la pauta para la Virgen de la Esperanza, con aquella fórmula del vientre entreabierto que dejaba de manifiesto al minúsculo Niño Jesús. Para poner gráficamente de relieve el gran privilegio de la concepción sobrenatural de María en las entrañas de Santa Ana, se acudió también a presentar a la Santa dejando entrever en su seno hendido a la Virgen con el Niño. (...) Esta fórmula esquemática de la Santa Ana-Triple (...) en la gran pintura y escultura se desarrolló de una forma más natural y, podríamos decir, menos anatómica .
Lo cierto es que a partir de Trento, el culto y la devoción a Santa Ana hacen aumentar sus representaciones como Santa Ana-Triple. Para realzar hasta el extremo la santidad de Ana, se abandonan y condenan algunas leyendas muy populares de la vida de la santa, como la de sus tres matrimonios, pues no parecía conveniente para ensalzar su pureza.
En este grupo iconográfico, Santa Ana aparece sentada o de pie. En la imagen sedente, la Virgen se sienta sobre una de sus piernas, y sobre ella, a su vez, el Niño Jesús. Santa Ana puede llevar un libro, una azucena, o una fruta en su mano. Viste toca para remarcar su condición de senectud y viudez. María aparece tocada con velo y corona, y el Niño con su cabeza nimbada. No existe una verdadera proporción en la imagen: Santa Ana aparece más grande, la Virgen más pequeña y el Niño está representado en relación a María. Cuando Santa Ana aparece de pie, lleva en uno de sus brazos a María con el Niño, mientras que en el otro sostiene algunos de los elementos antes mencionados. En algunas ocasiones, puede tener en un brazo a María y en otro a Jesús, solución más equilibrada artísticamente hablando, por aquello de la simetría.
Los escultores fueron más proclives al esquema vértico-piramidal, en el que cada uno de los descendientes aparecía sentado sobre las rodillas de su respectiva madre, disminuyendo en tamaño según se descendía en la secuencia. Los pintores, aprovechando la posibilidad apaisada que les proporcionaban tablas y lienzos, optaron de forma más frecuente por una presentación horizontal en el que las dos mujeres eran colocadas de forma paralela y, normalmente, de la misma estatura. Esta representación evoluciona de la anterior al objeto de respetar las proporciones de las figuras y presenta al Niño como nexo. Este modelo iconográfico triunfa a partir del siglo XV.
Un ejemplo horizontal de Santa Ana-Triple sería el grupo escultórico sedente de la Parroquia de Santa Ana de Triana. Se trata de tres esculturas góticas, del tipo llamado fernandino, que desde el siglo XIII presiden el altar mayor del templo. Son de tipo articulado y de vestir. Santa Ana aparece a la derecha, y es más grande que la Virgen, que lleva sobre su falda a Jesús. Como atributo de la santa aparece la azucena, símbolo de la pureza, mientras que María lleva un cetro alusivo a su realeza.
-Santa Ana enseñando a leer a la Virgen María
En los siglos XVII y XVIII se produce un resurgimiento de la devoción a Santa Ana y la representan como maestra de la Virgen. El tema iconográfico no es nuevo pero ahora se repite con mucha frecuencia por la dimensión intimista y familiar que posee y sobre todo porque las Academias promulgan insistentemente la difusión de la ciencia y la cultura. La Virgen Niña aprendiendo a leer, además de santificar la enseñanza y el aprendizaje, constituye un modelo para la sociedad ilustrada del momento. Santa Ana suele representarse con la Virgen niña enseñándola a leer. Puede reconocerse a Santa Ana por la larga túnica, generalmente roja y un manto que le cubre la cabeza, a menudo sosteniendo un libro.
La educación de la Virgen es un tema relativamente frecuente en el arte cristiano, sustentado en un episodio de los evangelios apócrifos. No obstante, no es habitual en los ciclos de la vida de la Virgen. Santa Ana, a veces también acompañada de San Joaquín, aparece con un libro enseñando a leer a la Virgen niña. También hay casos de otras actitudes, como la de coser. Se ha sugerido que la iconografía de la Virgen lectora, que aparecería en los libros de horas del siglo XIV, es interpretable de forma compleja: una apropiación femenina de la alfabetización (que permite acceder a la "palabra de Dios" sin mediación masculina) y al mismo tiempo una alegoría del papel de la Virgen en el misterio de la Encarnación ("el Verbo se hizo carne"). Este tema se desarrolló a partir del Renacimiento, y se consagró en el Barroco, sobre todo en España, donde pintores como Murillo, Zurbarán o Velázquez lo trataron magistralmente en sus lienzos.
Velázquez y Murillo |
Pedro Roldán y Montes de Oca |
Giscardi (Chiclana) y Salzillo |
Martínez Montañez y obra de la escuela antequerana |
-Santa Ana y la Virgen cosiendo
-El abrazo de la puerta Dorada
El abrazo en la Puerta Dorada es también un tema iconográfico salido del Protoevangelio de Santiago. Los santos esposos se encuentran y abrazan ante esa puerta del templo de Jerusalén tras conocer la noticia de su futura paternidad. Muy relacionado a su vez, con la defensa de la Inmaculada Concepción, se hacía hincapié en la concepción milagrosa de María, pues en el momento del casto abrazo sería prodigiosamente concebida María. A veces, aparece enlazado con el tema iconográfico del Árbol de Jesé de neta significación inmaculista, brotando del místico abrazo un vástago del que surge María.
También suele representarse en composiciones de la vida de la Virgen: el nacimiento, la presentación y el matrimonio.
Fuente:
-Las iconografías de Santa Ana como precedentes de la Inmaculada Concepción, el beso de la puerta de Jerusalén y la Sagrada Parentela. El triunfo de la mujer en la estirpe de Cristo. Pablo Jesús Lorite Cruz. II Congreso Virtual sobre Historia de las Mujeres. 2010
-La iconografía de Santa Ana Triple. Su casuística en el arzobispado de Granada. José Antonio Peinado Guzmán. Revista del CEHGR. 2014
-Santa Ana, maestra de la Virgen, avanzadilla iconográfica en la Vega del Guadalquivir (Tocina, Sevilla). Antonio García Baeza.
-La iconografía de los santos en los retablos cerámicos. A. García Portillo. Retabloceramico.net. 2008
-La triple generación de Santa Ana. M. Poza Yagüe. Centro virtual Cervantes. 2008
-Anna Radix Uberrima: la devoción a Santa Ana en Triana. A. Rodríguez Babío. ABC. Cofrades. 2010
-Santa Ana Tríplex. La Hornacina. 2006
-Santa Ana Mettertia. Parroquia de San Francisco de Asís de Santa Cruz de la Palma. José Guillermo Rodríguez Escudero. La Hornacina.
-Proyecto de conservación-restauración de la talla de Santa Ana y la Virgen Niña de Morón de la Frontera (Sevilla). IAPH. La Hornacina
-El modelo iconográfico de Santa Ana que genera polémica en el siglo XVII. MJ Roldán. Pasión en Sevilla-ABC. 2018