Cuando se cumple ahora -este aniversario- de aquella memorable, ilusionante y a la vez esperada primera salida procesional bajo palio de nuestra Señora de la Paz, portada por primera vez por jóvenes llenos de entusiasmo y cariño hacia la imagen, aprovecho la oportunidad (…) para escribir estas líneas (…)
De sobra es conocido por el público estepeño y foráneo (o al menos eso se difunde), el majestuoso y cadencioso andar del Paso de misterio del Dulce Nombre, perfectamente fusionado con cualquier estilo musical que lo acompañe. Produciendo un impacto visual en el espectador, ayudado por la grandeza y esplendor de tan magna obra.
De esta manera ha sido difícil y laborioso desde sus comienzos, ocupar un nuevo espacio en ese impacto visual de aquel espectador. Todo ha sido cuestión de tiempo, trabajo y mucha ilusión, pues se trataba de una nueva imagen (…)
Para destacar las virtudes de ese andar costalero, en la mayoría de las veces desgraciadamente, hay que acudir al contraste, pues mi cuadrilla ha ido adquiriendo una marcada e íntima personalidad.
Nuestro Paso de Palio va siempre “andando”, siempre de frente, con nervio y valentía al estilo de la vieja escuela, “ganando bastante terreno”, “sobre los pies”.
No soy partidario de aquellos Pasos que ven en el lucimiento la lentitud, que hace pesado el desfile procesional de la Cofradía, y confunde la finura con la sosería.
La “Señora” anda y avanza decidida siempre y a medida que va entrando en una curva o esquina, va llamándose el patero y comienza a girar de manera natural, con nervio y gracia.
Una vez levantado el Paso, comienza a andar de forma decidida y perfectamente conjuntada con el sonido a tambor de la banda que lo acompaña, mientras que otros pasos una vez levantados, comienzan a moverse y cuando han cogido el ritmo, echan a andar.
La naturalidad de la Cuadrilla, se aprecia también en la manera de andar al ritmo de cualquier marcha procesional: se queda en el sitio y arranca con garbo cuando lo pide la marcha. Es este un estilo al modelo de Cofradía popular de barrio, que a mi juicio se hace insuperable.
Todo esto debe ser complementado con la devoción y el cariño que suscita la “Señora” en el corazón de los hombres que la portan, que en definitiva, son las almas que hacen que el Paso se luzca de una manera tan sencilla, natural y popular.
La idea principal de mi trabajo, es que lo sencillo, fino y elegante, es lo natural, lo que sale de dentro.
No quisiera terminar esta colaboración, sin antes dar las gracias a todos aquellos que con su esfuerzo bajo las trabajadoras de nuestro Paso de Palio, hacen posible que la forma de andar del mismo sea digno de admiración de todos aquellos que entienden un poquito de todo esto.
¡AL CIELO LA PAZ!
Artículo de Antonio José Leiva Páez, capataz del paso de palio de Ntra. Sra. de la Paz, para la Revista “Blanca y Colorá” del año 2004, cuando se cumplían 17 años de la primera salida procesional.