Los restos de la Cruz de Cristo fueron descubiertos por Santa Elena, madre del Emperador Constantino, en el año 326. Tras el hallazgo se produjo un proceso de dispersión de fragmentos del madero, entre las que se encontraban como destino las ciudades de Roma y Constantinopla. Durante su historia, en especial el medievo y el Renacimiento, llegaron a España restos de la Cruz dirigidos principalmente a autoridades eclesiásticas y laicas o bien traídos de Tierra Santa, como el Lignum Crucis del Monasterio de Santo Toribio de Liébana, mayor fragmento conservado en la actualidad.
Del latín "Lignum", leño o madero y "Crucis" de la Cruz, es la astilla, resto, o agrupación de éstos, procedentes de la fragmentación de la Verdadera Cruz de nuestro Señor Jesucristo y que alojado en una teca y a su vez en un relicario, es refrendada su veracidad a través de un documento de certificación denominado "Authéntica". Le es dedicado el culto de Latría relativa, o sobre las cosas, grado inferior al de Latría Absoluta o dedicada a Dios, verdaderamente presente en el Sacramento de la Eucaristía. El Lignum Crucis es parte de la Cruz que estuvo en contacto físico y fue bañada con la sangre de nuestro Señor Jesucristo, a quien le reconocemos suprema perfección y dominio. Como símbolo de adoración y sumisión a Dios, se realiza el acto de genuflexión ante las reliquias de la Cruz en la liturgia del Viernes Santo así como en las ocasiones que estén expuestas para su veneración
Los restos de la Cruz de Cristo nos ofrecen con su presencia testimonio del origen y reminiscencia de no pocas Hermandades y Cofradías en nuestro país, que al ser de la Vera+Cruz, “la Verdadera Cruz”, son consideradas como las más antiguas entre todas las demás advocaciones.
Nuestro país ha tenido durante su historia un considerable número de estas reliquias, siendo una de las principales razones de tal motivo la presencia de las iglesias de la Vera Cruz que albergaban la reliquia en su interior. Destacan las reliquias de Santo Toribio de Liébana (Cantabria), el mayor resto de la Cruz existente, así como la de Caravaca de la Cruz en Murcia, ambos lugares considerados como verdaderos centros de peregrinación a los que les ha sido concedida la celebración de Año Jubilar.
En Estepa se conserva el Lignum Crucis bizantino del s. XII, donado por el Marqués de Armunia, D. Francisco Centurión, en 1640. La preciada reliquia está conservada en una cajita de plata dorada y repujada. En las puertecillas del reverso lleva la siguiente inscripción: “Esta Santa imagen hecha del Lignum Crucis imbio al serenisimo principe Enmanuel Filiberto un Arzobispo de Grecia en señal del aficion que le tenia y por haber sido de un Emperador de su nombre siendo virey de Sicilia y Generalisimo del Mar. Año 1622”. En el canto de la caja ostenta esta otra: “Santissime Nicolae tuum servum custodi Emanuelem Comnenum ex presentibus malis. Grecasio latine”. En el anverso, la misma inscripción anterior en caracteres griegos orlando el busto grabado en la tapa. Si, como parece, perteneció al emperador Manuel Comneno, habría que fechar su ejecución entre 1143 y 1180, fechas de su reinado. La cajita se guarda en un cofrecillo de terciopelo rojo con herrajes dorados, del siglo XVII. Mide 58 x 64 x 10 mm. El Lignum Crucis no recibe culto en la actualidad y se expone en el Museo de Arte Sacro de la Iglesia de Santa María.
-Web Lignum Crucis
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