Virgen del Carmen de Estepa, julio de 2022 |
Hábito y capa carmelitana: hemos visto en estos días algunas imágenes del Carmen ataviadas con manto rojo, marrón o celeste, y también a veces con el hábito y escapulario blancos. La iconografía del Carmen es inamovible, viste hábito y escapulario pardo, así como capa blanca. Ya está en buscar buenos juegos de diferentes tejidos, brocados, damascos o terciopelos para que tenga un buen ajuar durante el año. Es inaceptable vestir a la Madre del Carmen con los colores que al vestidor o cualquier otro le apetezca este año, para ello que se haga hermano de otra advocación que le permita usar todas las tonalidades posibles. Aquí no sirve hablar de otras imágenes del Carmen, de tradición italiana como la del Monte Carmelo, o de los iconos, que pueden llevar otras tonalidades, ya que en España e Hispanoamérica prevalece la rica tradición hispana del hábito de la Orden. El conjunto se denomina hábito y capa, no terno, término mal empleado, que es propio de la liturgia de la Iglesia referido a la casulla, dalmáticas y capa pluvial, y que ahora vemos aplicado erróneamente a las imágenes de la Virgen.
Capa o manto: cuando se observa la riquísima iconografía del Carmen, vemos siempre que la Virgen viste capa, que se le puede llamar también manto, porque es de misericordia y nos ampara a todos. Dicha capa se ajusta al cuello, con sus respectivos broches. Las dimensiones pueden variar, más corta o larga como un manto de salida. No podemos olvidar que la Virgen viste el hábito de la Orden, es la Carmelita, Señora y Patrona del Carmelo.
El cabello: al llevar capa, la Virgen luce su amplia cabellera sobre los hombros y espalda. Casi todas las pinturas muestran una imagen espléndida del cabello de la Virgen. Suele llevar mantilla en las imágenes de vestir, tal vez como recuerdo de tapar el cabello femenino, pero puede llevarlo igualmente sin verlo o mantilla, prevalece la tradición según los lugares.
Correa, obediencia y rosario: Igualmente, siguiendo el hábito de la Orden, la Virgen no lleva cordones o cinturillas, sino correa con obediencia, esa prolongación que significa la obediencia de los religiosos al prior o priora, en este caso a la Priora por excelencia, la Santísima Virgen. Dicha correa, que puede ser de cuero, se transforma en terciopelo negro cuando va bordada, para los hábitos bordados o de gala. Si la obediencia va en un lado, en el otro, se dispone el rosario, engarzado en la correa, como los llevan los frailes y monjas, es un rosario de mayores dimensiones. A veces se le pone en las manos, que puede llevarlos, pero no olvidarse del obligatorio en la correa.
Cetro y escapularios: lo porta en la mano derecha, cuando sostiene el Niño en la izquierda. El cetro, junto con la corona, símbolos de su realeza, como nueva reina Ester, es un elemento esencial en el Carmelo. El escapulario es el símbolo de la devoción carmelitana y puede ser bordado o de orfebrería.
Media luna: tradicionalmente a los pies de la Virgen, como la iconografía de la mujer apocalíptica. Es el toque concepcionista de una Orden que se posicionó en la defensa del dogma de la Inmaculada, teniendo a veces el detalle de poner las vueltas interiores de la capa blanca con un toque celeste, como vemos en algunas tallas. La ráfaga plateada o sobredorada acompaña también en esta iconografía apocalíptica.
Todo esto, tal y como corresponde a la vestimenta de la iconografía del Carmen, que merece siempre el respeto de una devoción, probablemente la más extendida por todo el mundo, que es necesario salvaguardar de modas y gustos pasajeros. Como carmelita descalzo siento la necesidad, y así lo comentamos entre los religiosos y religiosas de la Orden, de defender nuestra tradición y quien tenga dudas se informe en la misma Orden, que es la que permitió la fundación de las cofradías en todo el mundo.
En Sevilla a 12 de julio de 2022
P. Juan Dobado Fernández, Carmelita Descalzo y Doctor en Historia del Arte.
Fuente: ArteSacro