Escudo de la Juventud Antoniana |
En los comienzos de la Juventud en la segunda década del pasado siglo resaltaba el apostolado de los pobres como actividad primordial, así como la bendición de los panes y su reparto a los más necesitados, frailecitos, la procesión del santo, Terciarias Franciscanas, actividades de ocio y ayuda que ocupaban a los jóvenes de esa época. Al mismo tiempo, aparece otra organización de similares características, la llamada Acción Católica, que vino a “competir” con la Juventud, dándose un trasvase de miembros de una a otra, e incluso perteneciendo a ambas.
Los franciscanos fueron la guía espiritual de la Juventud. Muchos estuvieron al frente, como los padres Alfonso, Serafín, José Mª Masflorido en los primeros años, o Andrés, Amador y Agustín en los más recientes. Y junto a ellos los presidentes, que rigieron y dirigieron los destinos de la entidad.
La Juventud Antoniana estuvo presente durante más de siete décadas en la sociedad estepeña, y en todo ese tiempo pasó por mil vicisitudes, máxime por lo convulso que fueron algunos de los periodos de nuestra historia más reciente. Convirtió con la dictadura de Primo de Rivera, con la República, la Guerra Civil, la posguerra y los años del hambre, la dictadura y finalmente, la transición a la democracia.
Con el paso de los años, aquellas personas se fueron apartando del ejercicio de dichas actividades y la Asociación decreció paulatinamente hasta su casi total desaparición en esta primera etapa, quedando reducida a las actividades esporádicas de actos de Caridad y al Triduo al santo de Padua.
En mayo de 1965 la Asociación fue reiniciada por las nuevas generaciones que tomaron el relevo de sus padres y abuelos. La Asociación contaba con pocos medios económicos y materiales pero fueron apoyados con generosidad por el pueblo de Estepa y por las autoridades. Cada cual colaboraba abiertamente a todas y cuantas peticiones de ayuda les eran solicitadas.
Cuando aún el centro no contaba con un local habilitado para instalar su sede, fueron recogidos por la Parroquia de San Sebastián, y le cedieron una casa de una familia cercana a ella; también en el Convento de San Francisco y sus propios domicilios como lugar de reunión y encuentro, donde poder celebrar las juntas y ultimar detalles para la posterior apertura de la Asociación. Contaron con su primer local en la calle de las Hermanitas, y después en el local de Cañete, en calle Nueva, para finalmente establecerse en una casa de la calle Cardenal Spínola. Para pertenecer a la Asociación había que tener al menos 16 años y pagar 20 pesetas al mes.
Los primeros muebles y enseres de la Asociación se consiguieron con la venta de chatarra y de materiales inservibles de las casas que fueron cedidos por el pueblo de Estepa y recogidos con camiones y tractores que fueron prestados. Se organizó un espectáculo de variedades y teatro en el Cine Esperanza con la participación de artistas locales, repitiéndose después en el Cine Florida. Además se celebraron competiciones de tiro al plato, rifas y en definitiva todo cuanto podía ayudar a recaudar fondos para poner en marcha, y hacer realidad, la opción de tener un lugar de encuentro, distracción y formación para los jóvenes estepeños.
La Asociación contaba con una sala de juegos (futbolín, ping pong, dardos, etc), un bar con juegos de mesa (ajedrez, parchís, etc) y consulta de la prensa con varias suscripciones, sala de televisión, sala donde se proyectaban películas de su cine-club, biblioteca con más de mil volúmenes que fueron donados por diferentes entidades. Cada sección tenía su directivo encargado, bajo la presencia de una persona que se llegó a elegir democráticamente, haciendo uso del voto. Sus actividades fueron ampliándose y se ideaba todo cuanto podía gustar, como excursiones a la feria de Sevilla o a la playa, proyecciones de diapositivas primero, y cinematográficas, después. Se celebraron diversos campeonatos y competiciones como el de ajedrez, tanto interno como con la participación de otros pueblos, o la organización de su propio equipo de fútbol y de “futbito”, o la participación en carreras ciclistas. Se prepararon concursos de dibujos para escolares. Se organizaron fiestas y bailes fuera del propio recinto aprovechando la Octava, y discoteca de verano y baile con una extensa colección de vinilos. Se pusieron en marcha rifas para sufragarse y para ayudar, sobre todo al asilo. Fueron muchas las personas invitadas a dar conferencias y charlas formativas, sobre diversos temas de interés para la juventud. Se celebraba el día de San Antonio con competiciones y concursos diversos, entregas de donativos y ayudas a los necesitados, etc. Durante esta segunda etapa se publicó un artículo en la Revista de Feria de 1975 escrito por José Páez, que en aquel momento presidía la Asociación, y se edita un boletín informativo anual titulado “Juventud”.
Paralelo a la Juventud Antoniana surgió el Colegio Libre Adoptado “San Antonio de Padua”, que fue el nombre dado en 1962 a la Academia “Ntra. Sra. de la Asunción”, fundada en 1953. El titular pasó a ser el Ayto de Estepa y éste delegó en la Comunidad de Reverendos Padres Franciscanos. En 1972 pasó a ser Centro Homologado de Bachillerato y en 1979 se renombró como “Aguilar y Cano”. En 1953 usaron la casa nº 10 de la calle Antonio Álvarez, trasladándose un año después, en 1954, al edificio de la antigua cárcel de la calle Ancha. En 1969 se trasladaron al nuevo edificio de la Era Verde. El comedor del colegio para todos los alumnos que venían de la comarca estaba situado en el Convento de San Francisco. Los franciscanos se involucraron en la vida educativa de la institución, estando la dirección del colegio en el P. Félix del Buey Pérez durante muchos años.
El centro de la Juventud Antoniana estuvo funcionando bien a lo largo de varios años y en distintas etapas, pero por diversos motivos no continuó y tuvo que cerrar sus puertas en torno a 1980. En 1985 Antonio Crujera escribió escribió un artículo en la Revista de Feria con motivo del XX Aniversario del inicio de esta segunda etapa a pesar de que el centro ya no existía. Comenta que todavía quedaba un reducido número de socios protectores, cuyas cuotas se destinaban para ayudas e instituciones benéficas, y que en recuerdo de la Asociación, el día 13 de Junio subían al Convento de San Francisco para honrar la memoria y venerar a San Antonio de Padua, llenando el templo y dando prueba evidente de la atracción que todavía ejercía sobre las gentes de Estepa.
Artículos de consulta:
-Juventud Antoniana. José Páez. Revista de Feria 1975
-Juventud Antoniana. Por un Joven Antoniano. Revista de Feria 1976
-XX Aniversario de la Juventud Antoniana. Antonio Rodríguez Crujera. Revista de Feria 1985
-Juventud Antoniana. Manuel Marrón González. Revista de Feria 2016