La devoción a la Santísima Virgen de la Cabeza se remonta a la aparición de la Virgen en el Cerro del Cabezo, cerca de la localidad de Andújar, en Jaén, en 1227. Desde su aparición, se fundó una Cofradía, donde entraron casi todos los vecinos de Andújar, que se encargó de la administración del Santuario que se levantó en su honor y de la organización de las fiestas anuales. Durante los siglos XIV y XV, debido a la fama de milagrosa que tenía la Imagen, el número de cofrades y peregrinos que asistían a la Romería fue aumentando. En los siglos XVI y XVII la Romería alcanzó su máximo esplendor. La devoción a la Virgen de la Cabeza hizo que los peregrinos fundaran cofradías en sus lugares de residencia organizando cultos y fiestas a la Virgen. En el siglo XVII se tiene constancia de 69 cofradías, llegando posteriormente al centenar.
En la villa de Estepa del siglo XVI se conoce la existencia de una Hermandad de Ntra. Sra. de la Cabeza en la antigua Ermita de San Sebastián. La Hermandad ocupaba una capilla o retablo cercano al altar mayor en la nave del evangelio y poseía imagen de la Virgen de la Cabeza. El estandarte de la Hermandad tenía bordada la flor de las matas de "Cistaceae Stippa", de la que se dice que deriva el nombre de Estepa por su abundancia en las sierras de esta zona. La Hermandad estepeña fue la número 35-36 de las filiales que acudían al Cerro del Cabezo en la Romería de Abril, después de la de Pedrera. Se conocen varias referencias a la Hermandad estepeña, datando la más antigua de 1555.
En el Archivo General del Arzobispado de Sevilla (AGAS), sección III, serie de justicia y hermandades, se encuentran referencias documentadas a cofradías estepeñas radicadas en el templo renacentista de San Sebastián como un libro de la hermandad de Nuestra Señora de la Cabeza que abarca de 1591 a 1637.
Por un inventario de la hermandad matriz de Andújar de las cofradías afiliadas a la misma realizado en 1594, sabemos el lugar que ocupaba la hermandad y que esta afiliación se realizó entre los años 1555 y 1594; parece ser que cada cofradía tenían un prioste y dos mayordomos. En el año 1555 se estableció una concordia en cuanto al orden de antigüedad de las cofradías, que en lo sucesivo sería el de presentación en el Santuario, figurando Estepa en el número 35. En un listado de las hermandades presentes en la romería de 1583 Estepa ocupa el puesto 36 y en 1677 de nuevo el puesto 35.
El profesor García Bernal cita un “proceso apelado del Señor Vicario de la villa de Estepa por parte de los cofrades de Nuestra Señora de la Cabeza” en el año 1598 relativo a un morisco que quería ser aceptado como hermano de dicha cofradía. Ese mismo año llegó a la chancillería de Granada otro pleito de esta hermandad con el vicario de Estepa sobre cierta limosna que debía pagar dicha corporación.
En la iglesia de San Sebastián se conserva un “Libro de la Hermandad de Nuestra Señora de la Cabeza” (alto 33, ancho 25, fondo 4), fechado en 1744, que tiene realizadas sus hojas en pergamino y las pastas en piel de cordero.
Contiene anotaciones que van desde el 28 de agosto de 1701 hasta el 26 de marzo de 1756, en cuya portada consta que la cofradía fue reformada en el año 1744. En el cabildo celebrado en primero de diciembre del año 1743 para la reforma de la hermandad se dice que: “por cuanto en dicho año de 1736 se perdió dicha hermandad a causa de los malos años y que al presente había muchas personas que querían ser hermanos de dicha hermandad (…) se ha de extinguir y acabar la que se llamaba Cofradía de Ntra. Sra. de la Cabeza y adjunta que estaba con dicha hermandad." Entre los hermanos de esta cofradía que se citan en dicho libro destacan el séptimo marqués de Estepa, don Juan Bautista Centurión, don Lorenzo de Córdoba Centurión, gran mecenas estepeño, o el arquitecto Nicolás Bautista de Morales.
En los inventarios de la iglesia parroquial de San Sebastián también aparecen referencias a esta hermandad. En 1628 este templo parroquial poseía entre sus bienes patrimoniales “un frontal de damasco azul que dio la biuda de Francisco Páez para la capilla de la Cabeza, frontal de raso negro con franjas de terciopelo negro que es para en el altar de la Cabeza que dio la biuda de Antón de Almagro Mendoza.” En 1629 se encuentra otra referencia a esta hermandad. En un inventario de 1694 aparece “una hechura de Nuestra Señora de la Cabeza y otra de San Sebastián en el altar mayor.” En 1784 Laureano Díaz Urbano “sienta unas medallas en la sillería de San Sebastián y les echa unas piezas” además “compone el velo (del altar o retablo) de San José y el velo de Nuestra Señora de la Cabeza.”
Ntra. Sra. de la Cabeza fue la principal devoción mariana, de gloria, de la Iglesia de San Sebastián en los siglos XVI, XVII y XVIII, contando con una hermandad que rinde cultos a la imagen y con retablo (o capilla) propio. Las referencias a este retablo nos hacen pensar que el lugar que la Virgen ocupaba en la iglesia estaba cercano al altar mayor del templo, cercano por tanto al lienzo de San Sebastián que presidía la iglesia hasta el siglo XVII. A finales de este siglo el lienzo es desplazado a un altar colateral mientras que el altar mayor se situaba una talla de San Sebastián y un Cristo Crucificado, y de nuevo se menciona un altar dedicado a Nuestra Señora de la Cabeza, posiblemente también colateral.
En la década de 1760 se levanta el retablo mayor y los retablos laterales, atribuidos a Francisco Primo y dorados por Salvador de Jódar. El retablo mayor se dedicó al titular del templo, San Sebastián, acompañado por San Pedro y San Pablo y un Cristo Crucificado en el ático. El retablo lateral izquierdo se dedicó a San José, acompañado de San Francisco de Padua y San Francisco de Asís (o San Bernardino de Siena), con San Miguel Arcángel en el ático. En el retablo lateral derecho se situaba en las calles laterales Santa Lucía y Santa Bárbara, y una pequeña imagen del la Virgen con el niño en el ático. La imagen central del retablo no se conserva y se desconoce. En el siglo XIX tras desaparecer la Ermita de San Juan Bautista, el titular de la ermita ocupa el retablo de San José mientras que San José es trasladado al otro retablo lateral y ya a comienzos del siglo XX la imagen de San José desaparece. Posiblemente el retablo lateral derecho se dedicó a la titular de la Hermandad de la Cabeza, pero tras extinguirse su hermandad también perdimos su imagen. La dedicación de este retablo se deduce de la intervención de Laureano Díaz en 1784 en los retablos de San José y de Nuestra Señora de la Cabeza. En los años recientes este retablo ha estado presidido por la Virgen Milagrosa, un Crucificado y Santa Ángela de la Cruz.
La Hermandad de la Virgen de la Cabeza de Estepa se extinguió en los avatares de los siglos posteriores, teniendo sólo conocimiento de su existencia a través de los documentos que así lo atestiguan. La Hermandad pudo verse afectada por la suspensión de las cofradías de la Virgen de la Cabeza (71 en este momento) y la supresión de la romería que ordenó el Real Consejo de Castilla en 1773 bajo el reinado de Carlos III por la venta de ganado durante la romería. Con motivo de la supresión, el corregidor de Andújar se puso en contacto con todas las hermandades filiales para comunicarle la orden, entre ellas Estepa que ocupaba el puesto 35. Al no enviar la hermandad estepeña los Estatutos se consideró extinguida y así aparece en el listado. Las cofradías volvieron a ser autorizadas en 1783, retomándose la romería abrileña. Un año más tarde, en 1784, como hemos visto en este artículo, se realizan obras en el altar de Ntra. Sra. de la Cabeza de la Iglesia de San Sebastián de Estepa, pero posiblemente la hermandad no estaba ya organizada.
Bibliografía:
-Iglesia de San Sebastián. El renacer de un templo. Iltmo. Ayto. de Estepa. 2006.
-Memorial Ostipense. Aguilar y Cano. 1888.
-Las cofradías de la Virgen de la Cabeza y su suspensión. Enrique Gómez Martínez.
-Nómina de la cofradías de la Stma. Virgen de la Cabeza. Virgen de la Cabeza. 2003