Comienzo de las Instituciones divinas de Lactancio en un manuscrito renacentista escrito en Florencia ca. 1420-1430 por Guglielmino Tanaglia. |
En la Europa medieval correspondió a los obispos encargarse de socorrer a los pobres y los menesterosos, ayudándose de los diáconos y las diaconisas; sin embargo, contaron también con su mayordomo o “vidame”, sólo para proveer a las necesidades de los pobres y de los extranjeros.
Con el surgimiento de gremios y cofradías las limosnas de los cofrades fueron esenciales para la formación, desarrollo y madurez de las cofradías; la mayoría de ellas contó con numerosas capellanías y obras pías, por lo que pudieron atender a las necesidades de sus hermanos y hacer obras de caridad. Se convirtieron además en indispensables dentro de las parroquias. La primera de las obligaciones de las cofradías fue procurar los últimos auxilios materiales y espirituales de los cofrades y darles un entierro decente y digno cerca del altar de la cofradía. Sus constituciones especificaron también el tipo de caridad que harían con las limosnas, entre cuyas modalidades destaca: dar hospedaje a los hermanos de religión o extranjeros, dar de comer y vestir a los pobres, dotar a huérfanas y dar médico de ciencia y conciencia a los enfermos. Dentro de la mesa directiva de cada una de las cofradías correspondió al mayordomo encargarse de la colecta, administración y destino de las limosnas, procurando siempre obtener el mejor producto de ellas. Su obligación consistía en recolectarlas semanalmente y en forma extraordinaria el día de la festividad.
El mayordomo de la cofradía acompañaba a sus hermanos para recorrer las calles pidiendo limosnas para financiar las obras pías de la cofradía. Estas limosnas se depositaban en un pequeño recipiente con forma de caja, cepo o platillo al que los cofrades llamaban bacín, bacina o bacineta. Este ritual lo realizaban especialmente las cofradías con actos en la calle, como las cofradías del Santo Rosario o aquellas que pedían por las Benditas Ánimas.
En Estepa las obras pías más antiguas fueron realizadas por la cofradía de Ntra. Sra. de la Asunción con el hospital de enfermos, o el de la cofradía del Santo Cristo de la Sangre y Corpus Chisti que gestionaba un hospital para pobres transeúntes. La Hermandad del Santo Cristo Amarrado a la Columna, por citar alguna más, se encargaba desde su fundación del entierro de los ajusticiados. Estas cofradías realizaban esta labor incluso en los pueblos de los alrededores, donde solicitan la limosna en especie. Por ejemplo, la cofradía de la Asunción recogía grano, aceite, tocino y lana en las cuatro estaciones del año.
Cristo de la Vera Cruz |
-1565-66: 9.202, 534 “que se llegaron la Semana Santa en los bacines”, total 9.736 mrs.
-1567-68: 3,346, 4.383 de los viernes, 5.925 de fiestas y entradas de hermanos y domingos, total: 13.654 mrs.
-1568-69: 1.728,5 bacín de domingos y fiestas, 3.698,5 de la limosna de los viernes, 4.810 “de los mrs. que se llegan los domingos y fiestas que son de bacín y testamentos”, 1.802 “de entradas de hermanos y bacines de Jueves y Viernes Santo, total: 12.039 mrs.
-1612: 59 reales y 6 mrs. de limosnas que los hermanos pidieron en los cultos desde 22 de junio hasta el primer viernes del mes de noviembre, 2012 mrs.
-1613: 14 reales y medio el Domingo de Ramos, 492 mrs., 5 reales el Domingo de Ramos en el plato de la Iglesia, 170 mrs, 26 reales que se habían juntado en la bacineta, 884 mrs., 111 reales en cinco partidas desde el Domingo de Ramos pasado de 1613 hasta la mañana de Pascua de entradas de hermanos, de los cetros y plato de Jueves Santo en la noche y Viernes Santo y mañana de Pascua, 3.774 mrs. total: 5.320 mrs.
Los libros de cuentas de la Hermandad de Ntra. Sra. de los Remedios arrojan también abundante información sobre las fuentes de financiación de la cofradía. La corporación pedía limosnas en taza durante todo el año, bien de la venta del trigo, cebada y aceite que pedían entre los habitantes del campo y la ciudad con el fin de recaudar dinero para la Hermandad. El hermano mayor nombraba a los hermanos que realizarían esta función, llamándolos “demandantes”, tanto en los días del Octavario como en el resto del año, reservándose para los días principales los cargos y personalidades de la Hermandad. La homónima femenina nombraba también a las consiliarias como las figuras que realizarían esta labor, siendo su cargo mensual.
Capilla de Ánimas de la Parroquia de San Sebastián |
Las obras de caridad continúan siendo el verdadero motor de las hermandades actuales y no hay hermandad estepeña que no destine parte de sus ingresos a diversas obras caritativas. Además, la figura de estas personas que pedían limosnas para su cofradía parece estar presente aún en la Semana Santa estepeña. Hablamos de los demandantes, vulgo “pediores”, tres parejas de hombres que con unas pequeñas tazas de plata o borlones antiguos (talegas, bolsas) recorren el pueblo de punta a punta pidiendo la voluntad para la hermandad o cofradía. Se puede decir que las bacinetas de las cofradías son el antecedente de los actuales demandantes. Sin lugar a dudas, figura que le da identidad a nuestra Semana Mayor y elemento etnográfico a preservar.
Demandantes de la Hdad. de Jesús Nazareno |
-Las limosnas de las cofradías: su administración y destino. A. Bazarte Martínez. Históricas Digital. Instituto de Investigaciones Históricas. UNA de México. 2015
-Hermandad de las Benditas Ánimas. Devociones de Estepa. 2016
-Los demandantes. Devociones de Estepa. 2009
-Las cofradías de Estepa a partir del siglo XVI. La cofradía de la Vera Cruz. José Sánchez Herrero. II Jornadas sobre Historia de Estepa. 1996
-Los orígenes de la Hermandad de Nuestra Señora de los Remedios: Historia de una devoción popular. Remedios González Gamito. V Jornadas sobre Historia de Estepa. 2002