La paloma fue domesticada por el ser humano hace ya unos cinco mil años. Por su gran sentido de la orientación fueron adiestradas en Egipto, China, Grecia y Roma como mensajeras. En la India fue objeto de adoración y para los incas era una figura mitológica. La paloma blanca ha sido históricamente considerada como un símbolo de paz y entendimiento entre las personas.
El símbolo de la paz se relaciona tradicionalmente con una paloma blanca con una rama de olivo en el pico. Su origen se remonta al relato bíblico del Diluvio Universal, relatado en el Génesis 8:8-12. Según la Biblia, al principio de los tiempos, la maldad de los hombres provocó la ira de Dios, quien decidió exterminar casi toda la vida sobre la tierra, con la excepción de la familia de Noé que mostraba fidelidad a Él, y una pareja de cada animal puro. Dios advirtió a Noé que construyera un arca para preservar de la destrucción a su familia y a los animales. Entonces Dios hizo llover tan intensamente sobre la Tierra que quedaron cubiertas todas las montañas y murieron todos los animales y los seres humanos que no estaban en el arca de Noé. Después de cuarenta días, Noé abrió una ventana del arca y soltó una paloma para ver si las aguas habían bajado en la superficie de la tierra. Al cabo de siete días, la paloma volvió al atardecer, trayendo en su pico una rama verde de olivo; significando que la inundación había acabado, las aguas habían menguado hasta el nivel de la tierra y que, por ende, Dios estaba de nuevo en paz con la humanidad. La paloma anunció que el peligro había desaparecido.
El uso de este símbolo de paz se intensificó sobre todo en el siglo XX tras las numerosas guerras sufridas. Uno de los mayores responsables de que la paloma con una rama de olivo se reconozca como símbolo de paz fue el artista Pablo Picasso, quien hizo una serie de dibujos de palomas. Una de ellos sirvió para un cartel del Congreso Mundial por la Paz en 1949, organizado por el Movimiento Mundial de los Partidarios de la Paz, después de la Segunda Guerra Mundial.
Actualmente la paloma blanca puede representar dos tipos de paz: Si se la representa con el ramo de olivo en su pico simboliza el deseo de mantener la paz ya alcanzada; mientras que si se la simboliza volando, como por ejemplo en los actos donde se lanza una paloma blanca al aire, simboliza el deseo de alcanzar la paz al enviar un mensajero que la transmita.
La rama de olivo es un símbolo de paz en la cultura judío-cristiana desde el relato del Génesis, pero también en la cultura romana. La diosa de la Pax, hija de Júpiter y Temis, era representada con un caduceo, una antorcha invertida y una rama de olivo. En Roma se le designaba con el nombre de Pax Romana o Pax Augusta al largo período de estabilidad que vivió el pueblo romano, caracterizado tanto por su calma interior como por su seguridad exterior, lo que le permitió alcanzar su máximo desarrollo económico y expansión territorial. La forma del nombre propio de origen latino Paz tiene su correlativo de origen griego “Irene”, que significa igualmente paz y que se corresponde también con una divinidad.
Los primeros cristianos pintaron palomas con el ramo de olivo en el pico como símbolo del alma en la paz divina. Así puede encontrarse en las catacumbas de San Calixto en Roma, donde se representa la paloma con la rama de olivo en el pico junto a un Crismón o junto a un orante para simbolizar que alguien goza de la paz en la eternidad. Se puede apreciar en la lápida de Irene del siglo III, cuyo nombre ya alude a la paz.
En la Semana Santa de Estepa la Hermandad del Dulce Nombre expresa en la tarde del Miércoles Santo su deseo de alcanzar la paz en el mundo a través de la liberación de varias palomas blancas a la salida del palio de Ntra. Sra. de la Paz. El palio de la Santísima Virgen es en sí un símbolo de la paz, de malla con bordados en plata y manto de color blanco, con palomas en los remates de los cuatro valares maestros. Así mismo, la Virgen porta en su mano izquierda una rama de olivo labrada en plata. La advocación de la Paz en Estepa comienza en el siglo XVII en la Hermandad de la Esclavitud de Ntra. Sra. de la Paz con sede en la Iglesia de Santa María la Mayor, procesionando a partir de 1667 con la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, fusionándose ambas.
La celebración de la onomástica de Ntra. Sra. de la Paz el 24 de enero se remonta a la aparición de la Virgen María a San Ildefonso en el s. VII. El 18 de diciembre del año 645, pasada la medianoche, terminado el IX Concilio de Toledo, su arzobispo Ildefonso, ferviente devoto de la Virgen María, en compañía de algunos colaboradores, se dirigió a la Catedral para cantar los maitines. Al entrar, se produjo en el altar un gran resplandor. Los acompañantes del arzobispo huyeron asustados, pero él avanzó y vio a la Santísima Virgen, que había descendido del cielo y estaba sentada en su cátedra episcopal. La Madre de Dios habló con dulces palabras a su fiel servidor y promotor de la fe en su Inmaculada Concepción diciéndole: "Tu eres mi capellán y fiel notario. Recibe esta casulla la cual mi Hijo te envía de su tesorería". Habiendo dicho esto, le entregó la casulla, dándole las instrucciones de que la usara solamente en los días festivos designados en su honor. Por este particular beneficio, a su muerte, ocurrida el 23 de enero de 667, la Iglesia de Toledo decretó que el 24 de enero se celebrase solemnemente en todo el arzobispado, el memorable descenso de la Virgen María a la Santa Iglesia Catedral.
Aparición de la Virgen a San Ildefonso. Murillo. 1655. Museo del Prado |
Aparición de la Virgen a San Ildefonso. Iglesia de los Remedios. Estepa |
Sin embargo, el nombre y la advocación de Nuestra Señora de la Paz le es dado a finales del siglo XI, a raíz de la conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085 y la toma de posesión pacífica de la Catedral el 24 de enero, venerándose en adelante con el nombre de Nuestra Señora de la Paz. Posteriormente surgirán las cofradías y hermandades que dan culto a María Santísima en su advocación de la Paz tanto de gloria como penitenciales, nombrándola patrona en numerosas ciudades como Ronda, Trujillo, Medina Sidonia o El Salvador.
La oración a la Virgen María como “Reina de la Paz” o “Regina Pacis” fue incluida por Benedicto XV durante la I Guerra Mundial como alabanza y súplica en las letanías lauretanas, rezándose así desde entonces en el Santo Rosario.
"Regina Pacis" |
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