16/1/22

CONVENTO E IGLESIA DE SANTA CLARA DE JESÚS


1. La fundación del convento 

El Convento e Iglesia de Santa Clara de Jesús se encuentra en la parte más alta del pueblo dentro del antiguo recinto amurallado a las espaldas de Santa María y en la parte más oriental del cerro de San Cristóbal. 

D. Cosme Lezcaro, residente de la villa, dispuso en su testamento la venta de sus casas para llevar a cabo una obra pía. El Concejo de Estepa decidió el 12 de junio de 1598 que se destinaran a la fundación de un convento de monjas. El marqués accedió a ello y remitió a los penitenciarios al vicario para que, como juez eclesiástico diese la aprobación. Aun teniendo un lugar para llevar a cabo la fundación, faltaban los fondos necesarios para garantizar la vida de las religiosas. Así pues, aunque la idea de fundar un monasterio de monjas había partido del cabildo, la dotación económica para llevar la empresa a cabo va a ser realizada por Dña. María Centurión, la hija del marqués, quien destinó los bienes que le correspondían de la herencia paterna y materna (unos 16.800 ducados) para hacer donación de ellos al convento, en diciembre de ese año. Además, estos recursos se vieron aumentados con la inclusión de la jurisdicción de Pedrera hasta que no se pagaran las mejoras que hizo la marquesa. 

El 13 de diciembre de 1598 el marqués de Estepa, D. Juan Bautista Centurión y su mujer, Dña. María Fernández de Córdoba, concertaban la escritura de fundación con el definidor perpetuo de la provincia de Andalucía de la Orden de San Francisco, fray Juan de San Luis. Los marqueses adaptaron las casas de D. Cosme Lezcaro como casa, convento, iglesia y aposento para las monjas. Además, acordaron que en la capilla mayor estaría el enterramiento de los marqueses, sin que nadie pudiera construir otra capilla en la iglesia y se debería contar con su permiso para cualquier otro enterramiento. Por lo tanto, la Iglesia se convirtió en el panteón familiar de los Marqueses de Estepa. 

El día 10 de enero de 1599 se procedió a la fundación solemne del monasterio. Tras una predicación en Santa María, se procedió a llevar en procesión el Santísimo de la iglesia mayor a la del convento, cerrándose la clausura. Las Madres Fundadoras procedían del monasterio sevillano de Santa María de Jesús e inmediatamente tomó el hábito de Santa Clara Dña. María Centurión, hija del marqués, que tomó el nombre de María de Santa Clara. Años más tarde también tomó el hábito Sor Juana de la Magdalena, también hija de los marqueses fundadores. 

La obra del convento, a pesar de las mandas que en su testamento le dejara la marquesa de Estepa, no fue a gran ritmo, pues la iglesia no se inauguró hasta el año 1622 y no podemos decir que la obra estuviera acabada hasta la entrega de los bienes de Catalina de Bailén al convento en 1677. Hasta la bendición del templo en 1622 la comunidad religiosa estuvo en las casas de D. Cosme Lezcaro que fueron adaptadas para albergar el convento y que hoy se conocen como el Primitivo Convento de Santa Clara de Jesús, situado en el semisótano del convento. 

En 1626, Sor María de Las Llagas, monja profesa de Estepa y sobrina del marqués de Estepa, funda el Convento del Ángel de Granada, a donde le acompaña como abadesa su tía Sor María de Santa Clara, fundadora del convento estepeño. En 1664 cuatro religiosas del convento de Estepa fundan el monasterio del Patrocinio de Ronda. 

2. La Iglesia 


La edificación de la Iglesia conventual de Santa Clara de Jesús se desarrolla a lo largo del primer tercio del siglo XVII, poniéndose la primera piedra en 1618 y encargándose en 1621 la construcción de la bóveda al maestro Mateo Orellana. En 1622 se concluye la construcción arquitectónica de la iglesia junto con el claustro y los dormitorios de las religiosas, así como la obra del Sagrario del altar mayor. Fue bendecido dicho templo el 15 de mayo de 1622 por D. Luis de Córdoba, Obispo de Málaga. Entendemos que el citado año de 1621, al ir finalizándose las obras del templo y sus anexos, fue propicio para el acabado y decoro del oratorio. 

La iglesia, construida con mampuesto y ladrillo, consta de una sola nave, siguiendo el esquema conventual. Se cubre con bóveda de medio cañón con fajones y lunetos y media naranja sobre pechinas en el antepresbiterio. A los pies se sitúa el doble coro. Su única portada, protobarroca, se abre en el lado de la Epístola y está construida en piedra, constando de vano adintelado entre pilastras toscanas con frontón curvo y roto, volutas y pináculos, y hornacina central en la que se sitúa una escultura en piedra de Santa Clara. Alrededor de esta hornacina encontramos tres escudos: el de la familia de los Centurión, el de los Fernández de Córdoba y el de la Orden Franciscana. 

La primera necesidad de la comunidad tras terminar las obras en 1622 fue la de instalar un monumento sacramental que garantizara un mínimo decoro en la reserva y manifestación del Sacramento, dando así cumplimiento a las Constituciones Sinodales del Arzobispo Niño de Guevara. Era el carpintero y tallista ecijano Juan Fernández de Lara, quien en octubre de 1622 se comprometía con las clarisas a realizar el sagrario y manifestador para el altar mayor, así como la guarnición de un cuadro de la Inmaculada. El sagrario se dispondría de una especie de manifestador, a la vez que servía de custodia procesional, permitiendo la exposición y adoración del Santísimo en otros puntos de la clausura. En estos años veinte del siglo XVII fue donado un Crucificado, realizado en pasta de maíz de origen hispano-americano para la cabecera de la iglesia por el hermano de Sor Ana de San Gabriel, que se encontraba en las Indias. En 1642 Adán Centurión, III Marqués de Estepa, donó para el retablo mayor la imagen de la Virgen del Pilar, que procedía de Zaragoza y fue bendecida por su arzobispo. 


El marqués de Estepa tenía gran devoción a la Concepción de Nuestra Señora y decidió que la imagen de Nuestra Señora del Pilar presidiera el juramento de la ciudad de Estepa a la Concepción en 1651. Para ello fue trasladada en procesión el 21 de Mayo de 1651 hasta la Iglesia de Santa María donde se realizó el juramento y se devolvió al convento tras el mismo. 

El convento está construido en diferentes alturas, quedando las partes más nuevas en el terreno superior junto a la iglesia hacia el sur, mientras las partes más antiguas están en los terrenos más bajos hacia el norte. Está organizado en torno al claustro y junto a él se encuentra el compás, de planta trapezoidal, que queda definido por el muro interior de la iglesia y la sacristía, la hospedería y la vivienda del portero. En este compás se encuentra también el acceso al torno de venta de dulces del convento. 




A) Los retablos 

-Retablo mayor: El sagrario y el retablo mayor del templo fueron retirados del culto cuando se encarga uno nuevo a Pedro Ruiz Paniagua en 1708. El nuevo retablo se dedicó a la Virgen del Pilar, pero su configuración respondía al esquema organizativo del anterior que se mantuvo en el templo desde los años veinte del XVII. 

La construcción del retablo mayor tiene su origen en una deuda que el rey Carlos V tenía contraída con el marqués en el siglo XVI, que ascendía a una suma de 140.000 reales. El marqués creyendo que esta deuda era impagable se la cedió al convento de Santa Clara, que logró cobrarla cerca de doscientos años después, y fue con este dinero con el que se realizó. 

El retablo mayor consta de banco, dos cuerpos y ático, con tres calles entre columnas salomónicas y orla con peanas para imágenes. El retablo se articula mediante una compartimentación tetrástila en ambos cuerpos. En el primer cuerpo se hallan las imágenes de Santa Clara y San Francisco de Asís, de escuela sevillana del siglo XVII, sobre peanas muy talladas y los respaldos policromados en rojo y dorado. En el segundo cuerpo las imágenes de San Antonio de Padua y San Pedro de Alcántara. En el ático un relieve de la Trinidad representado mediante la imagen de Dios Padre sosteniendo a Cristo Crucificado y sobre ellos las Paloma del Espíritu Santo, inspirado en el grabado de Durero. El retablo se remata por un cortinaje a modo de orla, de fecha algo posterior, que cubre todo el arco y en ella se encuentran las imágenes de San Pedro, San Pablo, Santa Rita y Santa Juana de la Cruz. La orla del retablo y sus imágenes se relacionan con la obra de Antonio Ribera, que se añadirían una vez terminado el retablo de Pedro Ruiz Paniagua. 


A principios del siglo XVII, el convento contrató con Juan de Mesa una pieza de imaginería que se desconoce, pero que aparece mencionada en el índice de su archivo de protocolos: “finiquito de finalización de obra entre Juan de Mesa y el Convento de Santa Clara”. Esta talla corresponde con la imagen de San Francisco de Así del retablo mayor, realizada en el primer tercio del siglo XVII para el antiguo retablo mayor. 


El sagrario del retablo mayor tiene forma de templete con cuatro columnas salomónicas de cinco espiras y media adornadas con vides. Sobre él se encuentra el manifestador con dos columnas salomónicas traseras y dos estípites delanteros. Sobre el manifestador una cornisa de medio punto con decoración de uvas y un marco tallado con talla gruesa que alberga el escudo de las clarisas (corona con palmas y estrellas). En el manifestador se encuentra la Virgen del Pilar que fue donada por el III Marqués de Estepa en 1642. 

En el retablo mayor encontramos dos bustos relicarios de jóvenes santos sobre el tabernáculo de la Virgen del Pilar, bajo la curvatura que experimenta la cornisa, y otros dos bustos relicarios de santos obispos dispuestos a los lados del remate del retablo. En ambos casos la reliquia está albergada en un medallón que cuelga sobre el pecho y sostienen con una mano. 

-Retablo de la Inmaculada: Primer retablo del muro del evangelio atribuido a Pedro Ruiz Paniagua, cerca de 1708. Consta de banco con sagrario, un cuerpo de tres calles entre cuatro columnas salomónicas adornadas con rosas y hojas, y ático. En el centro se halla una hornacina con la imagen de la Inmaculada, cuyo respaldo se adorna con relieves de la Letanía Lauretana. La Inmaculada es de escuela sevillana de mediados del siglo XVIII y atribuida al círculo de Pedro Roldán. A ambos lados de la hornacina central se hallan las imágenes de San Joaquín y Santa Ana. La cornisa está fragmentada y en el ático hay un relieve de San José con el Niño. Se complementa la decoración con racimos de frutas y ángeles. 


-Retablo de San José con el Niño: Primer retablo de muro de la epístola atribuido a Pedro Ruiz Paniagua, cerca de 1708. Es similar al retablo de la Inmaculada. En el centro se halla una hornacina con la imagen de San José con el Niño, de vestir, y en las laterales San Buenaventura y San Luis Obispo, de la época del retablo. La imagen de San José y la imagen del Niño Jesús son del siglo XVII y por tanto anteriores al retablo. La imagen de San José se relaciona con la obra de Pedro de Mena. La talla tiene la peculiaridad de que fue realizada para ser acompañada de un Niño Jesús ofreciéndole su mano derecha, pero la talla del Niño Jesús es anterior a la de San José y se relaciona con la obra de Montañés o Juan de Mesa, coincidiendo con un Niño Jesús que trajeron las madres fundadoras. 


-Retablo de San Miguel Arcángel: Es un retablo situado a continuación en el muro del evangelio, realizado por el escultor y ensamblador antequerano Antonio Ribera en 1715. Los retablos antequeranos fueron encargados por Francisco de la Rioja, administrador del convento y encargado de representar a las monjas ante Antonio de Ribera el 16 de noviembre de 1715. Consisten en un pequeño retablo-hornacina, flanqueado por estípites compuestos por prismas ayunos en decoración, hornacina central adelantada y entrecalles retranqueadas con repisas para esculturas. En el medio punto del remate sobresale una caja central cuadrada con relieve y a los lados arbotantes de espesa talla rizada. En la hornacina central se entroniza a San Miguel y a los lados esculturas de San Bienvenido y San Blas, en el ático relieve de Santa Clara. 


-Retablo de San Juan Bautista: Retablo situado a continuación en el muro de la epístola, realizado por Antonio Ribera en 1715, similar al de San Miguel. En la hornacina central se encuentra la escultura del Bautista, junto a San Zacarías, Santa Isabel y en el relieve el Bautismo. 


-Retablo de la Vía Sacra: hornacina con pilastras y un nicho que contiene un Calvario. Cabe reseñar la cenefa de talla extendida a lo largo de todo el perímetro externo, la cartela superior rodeada de un frondoso brote de talla y los dos ángeles que sostienen una corona sobre el Crucificado, al tiempo que con la mano opuesta descorren un pesado cortinaje de madera tallada. El retablo se realizaría en torno a 1715, igual que algunos de los retablos de la nave, por el ensamblador antequerano Antonio de Ribera. El Crucificado está datado en el siglo XVII, realizado en pasta de maíz, de origen hispano-romano. Sus rasgos son bastante arcaizantes y está provisto de un paño de pureza de tela anudado mediante lazo ostentoso. La imagen de la Dolorosa y San Juan que conforman el Calvario del retablo se realizarían en los años centrales o mitad del siglo XVII. La Magdalena, arrodillada a los pies de Cristo, parece de principios del siglo XVIII. Estas imágenes serían los titulares de la Hermandad de la Vía Sacra, fundada a finales del siglo XVII o principios del siglo XVIII, con sede en la iglesia conventual de Santa Clara de Jesús. La Hermandad realizaba el ejercicio del rezo del Via Crucis en la mañana del Viernes Santo. 


-Cancel: Cancel de madera tallada, con la siguiente inscripción en la falleba: «Lo hizo Juan Ruano en Écija. Año de 1760». El penacho se decora con tondo de altorrelieve de la Divina Pastora y a ambos lados las imágenes de San Francisco de Asís y Santa Clara. 


Por último, vamos a citar los dos ángeles lampareros de principios del siglo XVIII, situados en el arco triunfal e identificados como San Gabriel a la izquierda y San Rafael a la derecha, que portan sendas lámparas de plata lisa sobredorada. El púlpito es de forja policromada con tornavoz de madera dorada, rematado por la imagen de la Fe, del último tercio del siglo XVII. 



B) Las pinturas de la Iglesia 

El templo se decora totalmente mediante pinturas murales con motivos vegetales que enmarcan registros para la iconografía. De un lado está la dedicación a la Virgen, reconocible por las Mariologías de los pilares del crucero y el testimonio de los Padres de la Iglesia y los Evangelistas, que se distribuyen por la cúpula. Los Apóstoles, figurados pilares de la Iglesia, se hallan en los medios puntos que forman los lunetos. A lo largo del cuerpo de la Iglesia, en tres pisos, de arriba abajo, están alineados arcángeles, vírgenes, santos y beatos, en procesión hacia el altar, para tributar un homenaje a la Virgen del Pilar, que lo preside. 



Por otro lado, el muro del coro, con reja para separar tanto el Coro Alto como el Coro Bajo, está dedicado a Santa Clara y el misterio de la Eucaristía, con las alusiones a la custodia que aparece en relieve en la bóveda junto a numerosos religiosos de distintas órdenes. Las pinturas del muro de los pies aluden a los episodios más importantes de la vida de Santa Clara (el Ingreso en la Orden, la Aprobación de la Regla, el Asedio de Asís y el Tránsito de la Santa), junto a San Jorge y San Miguel, ambos en lucha contra el mal. Junto a estas pinturas en el muro del evangelio se encuentra una pintura mural con escena de Santa Úrsula y las Once Mil Vírgenes, y frente a ésta San Cristóbal. En el presbiterio, se representan a dos figuras destacadas de la orden: San Pedro de Alcántara y San Diego de Alcalá. 


Retablo del Coro Bajo

3. La Clausura 

-Escultura: Entre las piezas escultóricas de la clausura pertenecientes al siglo XVII podemos destacar, entre otras, la Virgen del Rosario (1620), imagen de vestir ubicada en el coro alto; el Cristo del Amor (1650) que recuerda a las tallas pasionistas bajo la advocación de la humildad y paciencia (coro alto); una Santa Clara (coro alto), una Inmaculada y otra Virgen del Rosario; una espléndida Santa Catalina de Alejandría (1690) de ascendencia napolitana ejecutada en alabastro (coro alto); otra Santa Clara de características similares a la del retablo mayor de la iglesia (ubicada en el coro bajo), dos San Juanitos en el coro alto, dos Niños Jesús conocidos como bien de los bienes y de San José ambos en el coro alto, un Niño Jesús dormido (coro alto) y tres crucificados ubicados en el locutorio, sala capitular y coro bajo, respectivamente. 


A la centuria dieciochesca corresponden obras tan relevantes como una Dolorosa de vestir (coro alto), un interesante San Joaquín con la Virgen Niña atribuido al insigne escultor académico y cortesano Luis Salvador Carmona localizado en el coro bajo, el busto de una espléndida Dolorosa vinculada a la producción de Luis Salvador Carmona también en el coro alto, una cuna del Niño Jesús en cuyo cabecero se representa la Sagrada Familia, un crucificado en la antesala capitular relacionado con la obra del vallisoletano Luis Salvador Carmona, una magnífica colección de ocho Niños de Dios entre los que destacamos los conocidos popularmente como el Pastorcito, el Niño descubriendo su corazón, el de la Espinita, el Azotadito, la Dolorcita, el Dulce Nombre y el Hermoso. 


A la centuria decimonónica corresponden las tallas de Cristo Cautivo procedente de Marchena, la Virgen dormida, San José y el crucificado conocido como el Viñerito. 

-Pintura: El patrimonio pictórico de la clausura se conforma por medio de un elenco de obras que abarca desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII. Al siglo XVII pertenecen interesantes obras como la de San Miguel Arcángel abatiendo a Lucifer, un retrato popular de Sor María de la Antigua, otro de Santa Teresa de Jesús, un Cristo flagelado de escuela granadina, un retrato popular de San Anastasio con inscripción inferior, una Santa Clara con el ostensorio y la palma del martirio, una Dolorosa copia del Sassoferrato, una Sagrada Familia en el taller de Nazaret de escuela sevillana, el padre Corvera con Sor María de la Antigua también de talleres sevillanos, un retrato funerario de Sor María de la Asunción, la subida al cielo del alma de una monja difunta la cual se vincula a la escuela hispalense, un interesante Cristo camino del Calvario procedente de Génova realizado en torno a 1670 de inspiración rafaelesca, un retrato en miniatura de San Carlos Borromeo de influencia romana, dos oraciones en el Huerto de los Olivos de estirpe francesa e italiana respectivamente, una representación de Santa Clara sobre tabla de escuela sevillana, y una Virgen de Belén de la segunda mitad del siglo XVII. 

En el coro bajo de la Iglesia se conserva uno de los cuadros más antiguos del convento. En 1622 la comunidad encarga a Juan Fernández de Lara, de Écija, una guarnición de un cuadro de la Inmaculada, que habría sido pintada por las mismas fechas. Este marco sería de una cuarta de ancho por tres varas de alto, con la antífona “Tota Pulcra et amica mea”. El lienzo se ha considerado tradicionalmente como de origen italiano, aunque estudios recientes la relacionan con la escuela sevillana. El lienzo ocuparía un lugar preeminente de la Iglesia, como corresponde a una devoción que en esos momentos goza de enorme popularidad. En 1708 se le encarga a Ruiz Paniagua un retablo de la Inmaculada que posiblemente sustituyera a este lienzo.

La tradición refiere también que un cuadro del Nazareno, del periodo quinientista e influencia rafaelesca. se salvó milagrosamente de un naufragio al venir desde Génova. El cuadro se hundió con el barco que lo transportaba desde Sicilia y llegó flotando y libre de daño a las costas genovesas.

La colección pictórica dieciochesca se compone de una serie de ocho lienzos alusivos a la vida de Santa Clara y de la Virgen relacionados con talleres sevillanos. Los diferentes pasajes hagiográficos hacen referencia a la unicidad de la Orden Franciscana, la defensa de Asís, la resistencia de Catalina a dejar el convento, la consagración de Santa Clara, la visita del Papa Inocencio IV antes de su muerte y la visita del Papa Inocencio IV tras el óbito de Santa Clara. Además se conservan dos Santa Úrsula, un San Antonio de Padua con el Niño Jesús, la Inmaculada sostenida por San Francisco de Asís, el Cristo del Portal obra de marcado carácter popular, un Calvario, la Virgen de las Angustias de escuela granadina, un Niño Espinario fechado en 1744 obra de Juan Fernández Molina, una Inmaculada Concepción, otro San Antonio de Padua, una Virgen del Rosario con Santo Domingo de Guzmán y Santa Rosa de Lima, un Niño Buen Pastor de influencia murillesca, una Santa Faz de talleres jiennenses, una Divina Pastora de rasgos granadinos y en la sala capitular una Anunciación de estilo sevillano, un Nacimiento de Cristo con Santa Clara y San Francisco y una entrañable Santa Ana con la Virgen Niña. 

-Orfebrería: De la orfebrería cabe reseñar dos relicarios de escuela italiana, uno en forma de medallón y otro de cristal de roca, oro y perlas, que fue donado por D. Alejandro Centurión, Arzobispo de Génova, a su hermano el Marqués de Estepa en 1602. Ambos contienen tierra mezclada con sangre de Cristo. Destacan también dos ostensorios realizados en plata dorada con esmaltes, uno de finales del s. XVI y otro del primer cuarto del s. XVII con el cáliz compañero con esmaltes y diamantes. Además tiene una interesante caja enmarcada con diez medallones relicarios de los siglos XVII y XVIII, un portapaz del segundo tercio del siglo XVII realizado en plata y bronce dorado, una bandeja y vinajeras de principios del siglo XVII con el emblema de las cinco llagas de Cristo y San Francisco de Asís, una caja para el copón terminada en plata blanca del comedio del siglo XVII, un atril labrado en plata blanca de la primera mitad del seiscientos, un cáliz tallado en plata dorada con aplicaciones en plata blanca de finales del dieciocho, tres potencias cristíferas labradas en plata de la segunda mitad del siglo XVIII y un cáliz de plata de principios del siglo XIX. 

Las artes suntuarias se completarán con otros valiosos enseres litúrgicos como son un corporal del siglo XVIII, dos velos para cálices del siglo XVIII y una magnífica dalmática también del dieciocho con dos casullas compañeras. 

4. La repostería del convento 


Las recetas de dulces también llegaron a las cocinas del Convento de Santa Clara hace más de 400 años y eso es decir casi desde la fundación del convento en 1599. En sus archivos documentales vemos cómo llegaron a contratar a confiteros que elaboraban dulces con cacao traído desde Caracas para atender la demanda que les llegaba desde Sevilla o Madrid. Se anotan continuas compras de cacao para elaboraciones con las que obsequiaban a los marqueses de Estepa cuando se encontraban en Madrid y posiblemente a otros benefactores. También aparecen partidas para pagar al chocolatero que iba al convento a elaborarlo. 

De gran interés es, además, un recetario del convento que se trata de una copia decimonónica de un original anterior imposible de datar. Junto a recetas de riñones en salsa de cebolla, de rollos a lo mejicano o de la pepitoria de ave, aparece la receta del “mantecate”, que se considera la primera receta del afamado mantecado estepeño, copiada por Don Diego C en 1702 y entregada a Dña Isabel Arias Dávila, esposa de Luis Centurión y Centurión, V Marqués de Estepa (1685-1728). 

En el Convento de Santa Clara de Jesús el trabajo se ha convertido ya en un aspecto más de la vida claustral y en medio de sustento para poder mantener su casa. Desde 1900 la realización de dulces se unía a otras labores como los bordados en escapularios, flores de tela y lavado y planchado de ropa eclesiástica de la comarca, fabricación de hostias también para la comarca y cuidado de plantas que vendían en macetas. La exclusividad laboral de hacer dulces comenzó en 1971, cuando intercambiaron recetas con las Jerónimas de Constantina y recibieron un recetario de 1852 donado por la familia estepeña de Sor Consuelo de Jesús Jiménez. A los históricos mantecados del convento, se unen dulces como tocinos de cielo, crucetas, bienmesabe o cuajadas, que bien merecen la visita al antiguo torno de su convento, y tras el toque de la campana, escuchar la bienvenida con el “Avemaría Purísima”. 

Las clarisas de Estepa participan cada diciembre en la exposición que se celebra en el Alcázar de Sevilla donde se ponen a la venta los dulces de los conventos de la provincia de Sevilla. 

5. Datos destacados del siglo XX y XXI 

El 23 de junio de 1995, la Hermandad de Jesús Nazareno decidió complacer el deseo de las clarisas y llevar a la imagen de Ntro. Padre Jesús al convento después de 42 años sin procesionar por el Cerro de San Cristóbal. 

Estepa celebró en 1999 el cuatrocientos aniversario de la fundación del convento de las Clarisas, que nació bajo el mecenazgo de los marqueses de Estepa. Los actos conmemorativos comenzaron con una eucaristía, concelebrada por el asistente de la comunidad, José María Juez, y el arcipreste de Estepa, Manuel Santos. En el mes de abril, concretamente en la semana del 19 al 25, se organizó una exposición en la localidad y se presentó el libro “Clausura”, sobre la historia de las clarisas de Estepa.


En 2001 la Hermandad de San Pedro conmemoró el 350 aniversario del Juramento de defensa de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora al ser la primera hermandad en defenderlo y decidió que la Virgen de los Dolores, titular de la Hermandad, subiera en procesión al Convento de Santa Clara de Jesús, donde se encontraba la imagen de la Virgen del Pilar que presidió el juramento en 1651. 

En 2008 el Ayuntamiento de Estepa realizó una importante intervención arquitectónica en el convento de Santa Clara con el objetivo de consolidar una de las partes del edificio con mayores problemas de consolidación y conservación, con el objetivo de facilitar el acceso a los mismos y ponerlos en valor como producto turístico. Durante las Fiestas Santiaguistas de este año, el Convento permitió por primera vez después de muchos años la visita a estos espacios que correspondían con el Primitivo Convento de las clarisas estepeñas. 

La comunidad de Estepa celebró el 800 aniversario de la fundación de la Orden desde abril de 2012 con una serie de actos que culminaron el 11 de agosto, día de Santa Clara de Asís. Entre los actos celebrados cabe destacar el encuentro de monjas clarisas que tuvo lugar el pasado 30 de mayo, al que asistieron unas 200 hermanas procedentes de los 26 conventos que forman parte de la provincia franciscana de Granada. El 8 de agosto comenzó el triduo en honor a Santa Clara de Asís, que finalizó el día 11 de agosto, onomástica de la santa. Antes, el viernes 10 por la tarde, la comunidad de clarisas celebró el llamado “tránsito de Santa Clara”, una serie de lecturas basadas en los escritos de la fundadora de la orden sobre “cómo vivió su tránsito de este mundo al Reino de los Cielos”. Este acto, que se celebra todos los años pero sin participación de la feligresía, estuvo este año abierto a los fieles. El sábado día 11 de agosto tuvo lugar una salida extraordinaria de la imagen de la Santa fundadora de las Clarisas, recorriendo el Cerro de San Cristóbal. 

La imagen de Santa Clara sólo sale de su convento de clausura en ocasiones muy concretas y para conmemorar alguna fecha especial y significativa de esta Congregación religiosa clarisa y franciscana. En 1953 la imagen de Santa Clara recorrió las calles de Estepa para rememorar la celebración del Séptimo Centenario de la muerte de santa Clara de Jesús (1253–1953). 

En 2017, el Primitivo Convento de Clausura de Santa Clara, del siglo XVII, fue convertido en un museo de cinco salas, más claustro visitable. La capilla, la clausura, la cocina, el molino, el claustro o el refectorio son algunas de las dependencias conventuales que se hicieron visitables, a las que se incorporó una serie de piezas artísticas del siglo XVIII, en su mayoría, que han sido custodiadas fielmente por las monjas durante siglos y que hacen que cada sala nos muestren cómo era la vida de aquellas primeras hermanas clarisas. El museo ha organizado varias exposiciones, como la exposición del 12 de octubre al 22 de diciembre de 2019 dedicada las obras del académico Luis Salvador Carmona que posee el convento. 



El 29 de junio de 2018 fue inaugurada una nueva obra artística en el cerro de San Cristóbal como homenaje a las monjas clarisas. Se trata de una escultura de metal de proporciones humanas que luce en el frontal del convento de Santa Clara y representa a un grupo de monjas clarisas. La obra, realizada en metal color cobrizo, constituye un homenaje a la fundación del mismo un 10 de enero de 1599 cuando Sor María de Santa Clara entró en él por primera vez y tras ella se cerraba la puerta que ha dado paso a más de cuatrocientos años de clausura. La escultura fue realizada por el estepeño Eusebio Rico. 


En 2020 y 2021, durante la pandemia de la Covid-19, la Hermandad del Calvario trasladó al Stmo. Cristo de la Salud al Convento de Santa Clara de Jesús donde el titular de la hermandad franciscana estuvo custodiado por las Madres Clarisas del Convento, recibiendo así sus oraciones diarias por todos nosotros.

Fechas destacadas del Convento de Santa Clara:
-Nacimiento y fallecimiento de Santa Clara de Asís. – 1194-1253
-Aprobación de la Orden franciscana (rama femenina). – 1212
-Canonización de Santa Clara de Asís. – 1255
-Fundación del Convento de Santa Clara de Jesús. – 1599

Artículos del blog sobre el Convento:
-La llegada de las clarisas a Estepa. Devociones de Estepa. 2015
-La fundación de conventos en Estepa. Devociones de Estepa. 2015
-Estepa y la devoción al Crucificado. Devociones de Estepa. 2018
-La Via Sacra de Estepa. Devociones de Estepa. 2017
-La Virgen del Pilar de Santa Clara. Devociones de Estepa. 2009
-Juan de Mesa en Estepa. Devociones de Estepa. 2017
-Las reliquias de Estepa. Devociones de Estepa. 2019
-Homenaje a las Hnas. Clarisas en el Cerro. Devociones de Estepa. 2018
-Cerro de San Cristóbal. Devociones de Estepa. 2009
-Santa Clara de Asís. Devociones de Estepa. 2015
-Santa Clara en procesión. Devociones de Estepa. 2015


Fotos en Cofrades sobre el Convento:

Libros y artículos relacionados:
-Clausura. Monasterio de Santa Clara de Jesús. Ed. Ayuntamiento de Estepa, 1999
-La pinturas murales de Santa Clara. Quiles García. Actas de las III Jornadas sobre Historia de Estepa. Ed. Ayto. de Estepa, 1999
-Nuevas aportaciones a la Historia del Convento de Santa Clara de Jesús, de Estepa (siglos XVIII-XIX). Jordán Fernández, JA. V Jornadas sobre Historia de Estepa. Ed. Iltmo. Ayto de Estepa. 2002
-Nuevas aportaciones a la historia del monasterio estepeño de Santa Clara de Jesús. Jordán Fernández, JA. El Franciscanismo en Andalucía: Clarisas, Concepcionistas y Terciarias regulares: Conferencias del X Curso de Verano. Priego de Córdoba, 2004.
-Los conventos de Santa Clara y San Francisco en la "acrópolis" de Estepa. Pavón Torrejón, G. Primer Simposio. Cuatro siglos de presencia de los franciscanos en Estepa. Ed. Iltmo. Ayto. de Estepa. 2003
-Documentos que se encuentran en el archivo de la provincia bética, O.F.M. sobre el convento franciscano de Santa María de Gracia y el de Santa Clara, ambos en Estepa. Zamora, H. Primer Simposio. Cuatro siglos de presencia de los franciscanos en Estepa. Ed. Iltmo. Ayto. de Estepa. 2003
-Iconografía de la pintura mural de la Iglesia del monasterio de Santa Clara de Jesús de Estepa (Sevilla). Escalera Pérez, R. Primer Simposio. Cuatro siglos de presencia de los franciscanos en Estepa. Ed. Iltmo. Ayto. de Estepa. 2003
-Anotaciones al catálogo de escultura del monasterio de Santa Clara de Jesús de Estepa: a propósito de una serie inédita de "novísimos" de cera. Herrera García, FJ. Primer Simposio. Cuatro siglos de presencia de los franciscanos en Estepa. Ed. Iltmo. Ayto. de Estepa. 2003
-Juan de Mesa en el Convento de Santa Clara de Estepa. Propuesta de atribución de una imagen de San Juan Evangelista. Díaz Fernández, EA. III Jornadas de Historia de Arte. Córdoba-La Rambla. 2002
-Las relaciones entre la Casa de los Centuriones y las clarisas de Estepa. Escalera Pérez, ME. Prieto, JO. El Franciscanismo en Andalucía: clarisas, concepcionistas y terciarias regulares. Conferencias del X Curso de Verano. Priego de Córdoba. 2004
-Obras de rehabilitación del convento de Santa Clara de Estepa. Pavón Torrejón, G. Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna. 2010