14/10/10

FUENTEOVEJUNA EN ESTEPA


No necesita presentación la bellísima ciudad de Estepa, pues hace las delicias navideñas de medio mundo con sus mantecados y polvorones. Situada en la linde oriental de la provincia de Sevilla, derrama su blancura en un cerro coronado por iglesia y castillo y se reclina en un mar calmoso de olivos. Estepa tiene tradición religiosa, con hermosas iglesias, para dar y repetir arte, y hermandades de gran arraigo. Organiza su tiempo anual en dos ciclos bipendulares: durante los seis meses que anteceden a la Navidad se entrega a la confección y comercialización del mantecado, y suele decirse allí mismo que la gente no tiene tiempo “ni para Dios ni para su Madre”. Terminado este ciclo, se explaya la religiosidad del pueblo y entonces “en Estepa no hay más que Dios y su Made.”

Pues con Estepa tuvo que habérselas el cardenal Segura en un melodrama de órdago, con guión que recuerda al “Fuenteovejuna” de Lope de Vega. La acción en Estepa comienza con un decreto del cardenal Segura de 4 de septiembre de 1947, en el que encarga al arquitecto del monumento al corazón de Jesús en San Juan de Aznalfarache, Aurelio Gómez Millán, que se ocupe de desmontar un altar barroco que estaba en la iglesia de las Hermanas de la Cruz y de traerlo a Sevilla. El telón cae cuando Segura, a 6 de junio de 1948, publica una pastoral, titulada “Sobre un hecho lamentable de indisciplina en el pueblo de Estepa”, en la que comunica que, con fecha de 14 de mayo, ha recibido una resolución de la Congregación del Concilio, que pone fin a los incidentes.

(Cardenal Segura, Arzobispo de Sevilla desde 1937 a 1957)

El desarrollo de la acción se sigue perfectamente por un estudio, hecho a instancias del cardenal, por su vicario general, Tomás Castrillo Aguado, fechado a 24 de octubre de 1947 (once holandesas), que se conserva en el archivo seguriano de la Cartuja de Jerez de la Frontera. En su citada pastoral, Segura utiliza datos y cualificaciones de este estudio de Castrillo Aguado, muy bien elaborado. Tiene cuatro partes I: “Breve historia de la ermita” (de la que procede el retablo en cuestión). II: “Condición jurídica de la ermita”. III: “Orden de traslado de altar (dada por Segura) y hechos ocurridos con este motivo”. IV: “Actitud posterior del pueblo”.

El día 17 de enero de 1928 fue cerrada al culto, por su estado ruinoso, la antigua ermita de los Ángeles de Estepa. Por decreto de 24 de noviembre de 1931, el cardenal Ilundain mandó que dos altares barrocos y un púlpito de jaspe y mármol – buenísimos – fueran sacados de la ermita y depositados en la iglesia de las Hermanas de la Cruz, para salvarlos de la ruina. Posteriormente, en el año 1941 (Pontificado de Segura) se permitió, previo expediente canónigo (seguimos el estudio de Castrillo Aguado), derruir lo que quedaba de la ermita; fueron vendidos el solar y los materiales del derribo (en el mes de abril de aquel año) y sobre el antiguo solar se edificó una casa.

Ya en el año 1942 (Segura estaba metido en berenjenales de la casa de ejercicios y del monumento de San Juan de Aznalfarache) dio órdenes el cardenal de desmontar el púlpito: pero (seguimos a Castrillo Aguado) recibió Segura telegramas desde Estepa expresando disconformidad e invocando que el púlpito “es del patrimonio religioso y artístico de esta católica ciudad”. Segura desistió; pero ahora, en 1947, ya llovía sobre mojado. Estepa no había bajado la guardia. La acción principal se desarrolló entre los días 16 y 17 de septiembre de 1947. En todo, seguimos el informe de Castrillo Aguado. En la mañana del día 16 llegó un camión de la empresa Casana a la puerta de la iglesia de las Hermanas de la Cruz, con obreros especializados, para desmontar el retablo.

“Fuenteovejuna” tuvo segunda edición en Estepa. Así se refiere la cosa en oficio que el alcalde de Estepa cursó al Gobierno Civil de Sevilla:

Al tener los vecinos conocimiento de tal hecho acudieron en masa a la Iglesia de las Hmnas. de la Cruz, para protestar y oponerse a que aquello se realizase, y los servidores del camión, vista la actitud del vecindario, suspendieron sus trabajos y abandonaron el pueblo. Poco después nutrida representación de las diferentes clases sociales, se presentó en esta Alcaldía para protestar contra la orden de retirada de este retablo, que parece dimana de su Emcia. Rvdma. el Cardenal Arzobispo de Sevilla, y solicitando la intervención del Ayuntamiento para conseguir que sea revocada.

Hay un dato que debemos guardar para más adelante. Dice Castrillo Aguado que, según referencias de “tres testigos presenciales” (cuyos nombres calla), “la Superiora (del convento de las Hermanas de la Cruz) indicó a los obreros si no convendría abrir las puertas de la iglesia y el cancel, para que tuviesen más luz, aunque a juicio de dos de los testigos esto parecía indicar que había algo preparado y era el modo de dar entrada a la gente en la iglesia”. Cuesta trabajo admitir una connivencia de las Hermanas de la Cruz en los sucesos. Pero guardaremos este dato para más adelante: puede ser que Segura no olvide. Según estos testigos sin nombres, algunos de los asaltantes de la iglesia habrían pronunciado “frases soeces y feísimas” contra el cardenal. Y otra referencia de Castrillo Aguado: “de regreso de un funeral, una multitud considerable se dirigía a la Capilla de las Hermanas de la Cruz, y al frente de un grupo de mozalbetes un sacerdote como de unos treinta años, que iba diciendo que todo aquello se arreglaba con poner puntitas a las ruedas de los camiones”. También cuesta trabajo admitir lo del sacerdote, pues, ¿Por qué no se le identificó y se le sancionó por tal supuesto proceder? Nunca se supo más de ello.

Al tener noticia el cardenal Segura de los sucesos de Estepa ordenó a su vicario, Castrillo Aguado, que enviase al arcipreste de Estepa el siguiente telegrama:

Su Eminencia Rvdma. Previa información, declara entre dicho parroquias e iglesias todas Estepa, si por parte de autoridades, clero, religiosas, pueblo hubiese oposición traslado retablo. Hágalo saber autoridades, pueblo y demás.

El contexto da a entender que se trata de una advertencia de futuro, no de una declaración real del entredicho. Tal vez, donde se lee “declara”, debería haberse escrito “declarará”. Cosas del nerviosismo de la jornada. Pues nunca se supo que Estepa estuviese en “entredicho”.

La segunda escena de la acción del 16 de septiembre se desarrolla, en el despacho oficial del gobernador civil de Sevilla, donde es visitado por el vicario Castrillo Aguado, “al objeto de darle cuenta de los sucesos y pedir su intervención y su ayuda para que la orden del Emmo. Prelado se cumpliera”. Segura decide recurrir al brazo secular, en línea con su profesado derecho público eclesiástico. El gobernador intenta ponerse en contacto telefónico con el alcalde de Estepa, que no responde a la llamada. Castrillo Aguado vuelve con las manos vacías.

Pero continúa el relato: “A poco de haber regresado el Sr. Vicario General al Palacio Arzobispal, fue llamado con urgencia por el Gobernador Civil, comunicándole que acababa de hablar telefónicamente con el Sr. Alcalde de Estepa. Según decía el Gobernador, él mismo, a través del teléfono, había oído el volteo de campanas.” –eran las campanas de la parroquia de San Sebastián y de la ermita del Carmen, echadas a vuelo, sin dudar para celebrar la vuelta del camión a Sevilla sin llevarse el retablo – y añadía que “el Sr. Alcalde le decía que apenas sí podía comunicar con él, porque una multitud de más de dos mil almas estaba ante el Ayuntamiento, gritando en señal de protesta”. O sea, que el corregidor de Estepa también estaba con su “Fuenteovejuna”.

El brazo secular secundó la petición del cardenal Segura (no es aventurado imaginar consulta con Madrid). El relato de Castrillo Aguado cierra así: “Reiterada la orden de Su Emcia. Rvdma. con mandato de trasladar a Sevilla el retablo a toda costa, avisado por el Sr. Gobernador Civil el Capitán de la Guardia Civil de Osuna, para que concentrase fuerza en Estepa y protegiese la retirada del retablo, al día siguiente volvió a salir otro camión de la empresa constructora Agromán (la que trabajaba en el monumento), con obreros del Sr. Cardenal, algunos incluso de los que habían estado el día anterior, se desmontó definitivamente el retablo y pudo ser traído a Sevilla, custodiado el camión por la Guardia Civil, ya que habían amenazado con salir al camino y dar fuego al camión y al retablo”. El retablo fuer a parar, efectivamente, al cerro de San Juan de Aznalfarache. Había funcionado esta vez el derecho público eclesiástico de Segura. Pero el “tour de force” mantenido con Estepa lo dejó todavía más marcado de rigorismo intransigente. Ahora nos explicamos por qué rehuía aparecer en público, por este tiempo, en acontecimientos religiosos no organizados y controlados por él.

La resaca siguió. El día 19 de septiembre llegó a la Curia de Sevilla el siguiente telegrama, que Segura insertó en su citada pastoral:

Las Hermandades, cofradías y Asociaciones todas de esta ciudad (Estepa) presentaron por escrito noche ayer Arcipreste partido, dimisión irrevocable cargos directivos como protesta unánime ante orden dimanada S.E.R. desmontar y trasladar punto desconocido, retablo adquirido nuestros antepasados, imponiéndose cumplimiento esta orden fuerza pública, sin atender ni escuchar razones y quejas elementos católicos y religiosos y deseos pueblo en masa manifestados.

Segura califica a este telegrama (en su pastoral) como “irrespetuoso en la forma y en el fondo”. Leído ahora, no se aprecia en el texto del telegrama más que una actitud valiente, con recurso al derecho de dimitir. Eso sí, la cosa era muy fuerte. Y aún llegaría después a la Curia de Sevilla otro escrito, fechado en Estepa a 18 de septiembre, “con un número grande de firmas, protestando de la orden del Emmo. Prelado y suplicando su revocación”. El cardenal calificó el suceso (en su pastoral) como “la sublevación de Estepa” añadiendo que había encontrado ecos de simpatía en la vecina Osuna. Los periódicos (había censura) no relataron nada. Pero los comentarios estaban en la calle. Y, para Segura, se aceleraba su proceso de desgaste. El informe de Castrillo Aguado entra también en la cuestión jurídica, que él resuelve favorablemente para Segura. Si la antigua ermita de los Ángeles (o de la Concepción) había desaparecido (como de hecho sucedía), los bienes que le corresponderían en cuanto persona jurídica no colegial deberían pasar “a la persona moral eclesiástica inmediatamente superior”, conforme al canon 1.501 entonces vigente. Según Castrillo, ésta sería la diócesis de Sevilla, por lo que el arzobispo podría hacer de los bienes de la capilla extinguida lo que quisiera. El argumento de Castrillo (era buen canonista) no carecía de posible base jurídica, en principio.

Talones de Aquiles cojos

Pero el argumento de Castrillo cojeaba, pues el canon citado contenía excepciones que él no se planteó: “dejando siempre a salvo las voluntades de los fundadores o donantes” y “los derechos legítimamente adquiridos”. El proceder de Segura tenía, en su base, un punto débil: todo se había hecho ex abrupto, sin expediente canónigo previo. Consta que la última reedificación de la ermita, hacia el año 1740, corrió a cargo de Juan Bautista, último marqués por línea recta de los Centuriones, al obtener dispensa de impedimento para casar con una tía suya, imponiéndoseles para ello la llamada “penitencia”, consistente en este caso en construir un templo, como hicieron al reedificar la ermita de los Ángeles. Debería, pues, haberse investigado en las cláusulas fundacionales si existían “voluntades de los fundadores” para el caso de que se extinguiera la persona moral no colegial (la ermita). Esto no se hizo, al no abrirse expediente canónigo. Como tampoco se investigó sobre posibles “derechos legítimamente adquiridos” por la iglesia de las Hermanas de la Cruz, por la vía del derecho de accesión de bienes muebles, a la luz de los artículos 375 y siguientes del Código Civil español, teniendo en cuenta la “canonización” del derecho civil positivo vigente en cada país, que se contenía en el párrafo primero del canon 1.499 entonces vigente. La fata de expediente canónigo era el talón de Aquiles jurídicamente débil del proceder de Segura en este asunto, aunque Castrillo Aguado pasase por este asunto como gato por ascuas.

Aparte de ello, estaba también cojo otro talón de Aquiles en el aspecto humano, moral y pastoral: el no haber oído, antes de proceder tan bruscamente, a las instituciones representativas, canónigas y civiles de la ciudad de Estepa, sobre todo teniendo en cuenta la marcha atrás que tuvo que dar el mismo cardenal Segura en el año 1942, cuando pretendió llevarse el púlpito procedente de la misma ermita, que también estaba en la iglesia de las Hermanas de la Cruz de Estepa.

El largo silencio de Segura

Desde los días 16-17 de septiembre de 1947 hasta el 6 de junio de 1948, fecha en el que el cardenal Segura publica su pastoral Sobre un hecho lamentable de indisciplina en el pueblo de Estepa, han transcurrido casi nueve meses de silencio por parte del prelado hispalense. Éste calla, porque ha buscado el paraguas de Roma. El informe de Castrillo Aguado, de 24 de octubre de 1947, ha sido enviado por el cardenal Segura a la Congregación del Concilio como justificante de su proceder en el asunto. En su citada pastoral el cardenal inserta una comunicación de dicha Congregación, que dice haber recibido con fecha del 14 de mayo de 1948:

Ha llegado a conocimiento de esta Sagrada Congregación que los fieles de Estepa, ignorando los derechos de la Iglesia y los deberes de filial obsequio a las decisiones de su pastor, han opuesto resistencia, en el pasado mes de septiembre, al traslado a Sevilla de dos altares y un púlpito, que en otro tiempo pertenecieron a la antigua y destruida iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, de la sobredicha ciudad, profiriendo insultos y amenazas contra los ejecutores de las decisiones de V. Emcia. Reverendísima y contra su misma persona.

Hay aquí una variante nueva: ya no se habla de un retablo (cuyo traslado provocó los incidentes de septiembre de 1947), sino de “dos altares y un púlpito”. Ello permite descubrir que Segura, en el ínterin, ha consumado su proyecto de llevarse los dos altares y el púlpito que estaban en la iglesia de las Hermanas de la Cruz (ya sin incidentes), y que así lo ha comunicado a la Congregación del Concilio, pues de otra manera no se explica la referencia plural de la Congregación. De hecho, las tres cosas fueron a parar a San Juan de Aznalfarache. Prosigue la comunicación romana:

Esta Sagrada Congregación deplorando vivamente la actitud de cuantos tomaron parte en los desórdenes [...] espera confiadamente que los fieles y las Autoridades de Estepa habrán dado ya inmediatamente reparación a los insultos y ofensas, con actos de filial obsequio y sumisión, a las decisiones de su padre y Pastor, único tutor responsable, según establece los sagrados cánones, de los bienes eclesiásticos diocesanos.

La comunicación de la Congregación del Concilio es un ejemplo de diplomacia vaticana. Se ha dejado pasar unos meses para que baje la temperatura. No dispone nada sobre sanciones o reparaciones, sino que se limita a “esperar confiadamente” a que las aguas hayan vuelto por sí solas a su cauce. Y, en cuanto a la potestad del obispo de disponer sobre bienes de personas morales distintas a la diócesis, se limita a recordar que el obispo es sólo “tutor”, no dueño absoluto, y eso “conforme a los sagrados cánones”.

Caía así el talón de “Fuenteovejuna” en Estepa. Pero, sin duda, se levantaba otro talón en Roma sobre las maneras del cardenal Segura en Sevilla. El desgaste sigue.

Antes de irse Segura de vacaciones, en aquel verano de 1948, dejó publicada una pastoral (de 8 de julio), Conteniendo algunas advertencias pastorales para la época de verano, que se cierran en dos: prohibición de asistir a “revistas teatrales”, con varapalo especial para “La Blanca Doble”, y requeteprohibición de los “bailes modernos” que se cierran en dos: prohibición también de asistir a “revistas”.

Fue fama en Sevilla que la machacona condena de “La Blanca Doble” por el cardenal Segura fue la mejor publicidad que se le hizo; como sucediera también con la película “La Fe”. Tiene tanta demanda la película, que se anuncia en los periódicos su reposición para septiembre. Y El Correo de Andalucía, diario católico del que la mitra de Sevilla conservaba mayoría de acciones, no se corta en hacer publicidad pagada a “La Blanca Doble”. Como para subirle ambas cosas la nerviosera a Pedro Segura, que cada vez se siente más desarbolado ante la opinión pública.

Del libro:

Pedro Segura. Un cardenal de fronteras. Francisco Gil Delgado. BAC, Madrid, 2001

-Retablos y púlpito de la Iglesia de la Concepción, situados en la Iglesia de las Hermanas de la Cruz.





12/10/10

APUNTES HISTÓRICOS SOBRE LA HERMANDAD SERVITA DE LOS DOLORES


Aquellos que han tenido la curiosidad de leer lo poco que sobre la Historia de nuestra Hermandad figura en los anexos de nuestras Reglas, habrán observado que uno de los acontecimientos que con mayor exactitud se conocen es el pleito sostenido con motivo de la Obra del Pecado Mortal, entre la Hermandad de San Pedro y la Cofradía Servita de los Dolores, en cuya sentencia la Audiencia Provincial ordena que la Hermandad Servita se integre en la de San Pedro. ¿Pero qué es una Hermandad Servita, la redacción, mediante una recopilación de artículos publicados en el Boletín de las Cofradías de Sevilla, por Don Juan Carlos Martínez Amores, estudioso del tema, intentará aclarar esta cuestión, al tiempo que se compromete a contactar con su autor para que en conferencia nos exponga sus conocimientos sobre nuestra Hermandad.

¿Qué es la V.O.T. Servita?
En primer lugar aclarar que la terminología correcta sería Orden Seglar de Siervos de María (OSSM). Una orden seglar es, como su propio nombre indica, un grupo de laicos que quiere vivir el Evangelio según la Regla de esa Orden, pero a la vez quieren hacerlo desde su familia o trabajo, es decir, sin tener que emitir Votos Solemnes. No es ninguna asociación o cofradía como puede creerse, ya que sus Constituciones las aprueba directamente el sumo Pontífice y no el ordinario del lugar.

Síntesis Histórica.

Ya en el siglo XIII había seglares que vivían el espíritu de la Orden junto a los Siete Fundadores, aunque no estaban organizados como grupo. San Felipe Benicio fue el que sentó las bases de lo que hoy conocemos como la Orden Seglar de los Siervos, aunque no de forma oficial, ya que carecía de ordenanzas o reglas. Entonces se llamaba a los miembros de este grupo “penitentes” de los cuales se sirvió San Felipe para la propagación de la Orden.

En 1374, el Prior General de la Orden, Fr. Andrea de Faenza, (el cual llamaba a este grupo “Nostra Societas”) concede a sus miembros la participación de los bienes espirituales concedidos a los frailes servitas. Hay que esperar hasta el año 1424 para que esta comunidad cuente con sus propias Constituciones, que le son concedidas por el Papa Martín V mediante bula “Sedis Apostolicas Providentia” y se bautiza la comunidad con el nombre de “Sociedad del Hábito”. Dicha regla y Bula fueron inseridas en la Bula “Mare Magnum” concedida a la Orden en 1487 por Inocencio VIII. Así llegamos hasta 1497 en que se empieza a utilizar de forma oficial el término de “Tercera Orden”. Pronto, esta Orden Tercera, dividida en “fraternidades”, empieza a expandirse por Europa. Continúa floreciente hasta el siglo XIX, en que decae por los motivos económicos y sociales que afectan a esa centuria, en la que el Papa León XIII modifica algunos puntos de la Regla aprobada por Martín V. Dicha regla no se vuelve a tocar hasta 1925, y esta es sustitutita por una nueva, aprobada en 1966 por la Sagrada Congregación de Religiosos. Ya de forma definitiva (esperemos) ha sido renovada el 29 de Octubre de 1982.

La V.O.T. en la actualidad.
En nuestro Siglo, la Orden Seglar de España es reducida en cuanto a número de Fraternidades, en comparación con el Siglo XVIII, en el que llegaron a existir cien fraternidades, ello sin contar con las Cofradías y Congregaciones. Por diversos motivos, dichas fraternidades desaparecen en la mayoría de los casos o se transforman en cofradías penitenciales, cosa inexplicable ya que algunas de estas Ordenes Terceras tenían más renombre histórico y arraigo, siendo asombrosa su transformación en cofradías de penitencia (Cofradía Servita de Sevilla y de las Angustias de Jerez). Otras, conservando el título terciario, se encuentran total o parcialmente desligadas de la Orden, si bien mantienen su carisma y espiritualidad mariana (V.O.T. de Málaga, Jaén, Osuna, Lucena y otras). Sin embargo en los últimos años se está notando una sensibilidad por parte de estos grupos por acercarse a la Orden, siendo elogiable el caso de la Real y V.O.T. de Siervos de Carmona, que ha planteado el acercamiento a la Orden, habiendo formado grupos de Noviciado.

En la actualidad sólo hay cuatro Fraternidades en la Provincia Española de O.S.M., en Madrid, Cádiz, San Fernando y Valencia, que permanecen muy activas y siguen el compromiso evangélico desde el prisma de la Orden, ocupando un lugar muy destacado el Culto a María.

Espiritualidad y Culto: Estudio de la Regla de Vida.

La finalidad de la V.O.T. es la de santificar a sus miembros, formando un solo corazón y una sola alma, siguiendo el ejemplo de unidad de los siete miembros fundadores y consiste en seguir el mensaje de Cristo, tomando como modelo a la Señora: A Jesús Crucificado por medio de María Dolorosa.

Cualquier persona de más de catorce años y que no esté ligada a ninguna Orden Tercera, puede ingresar en cualquier Fraternidad Seglar, previa solicitud y tras cumplir un año de noviciado (estudiando la Regla y espíritu de la Orden), en el que se le impondrá el hábito. Tras este periodo al individuo se le impone el Santo Escapulario y pasa a ser Terciario Servita mediante la ceremonia de la Promesa.

El culto es el apartado que requiere mayor compromiso, haciendo especial hincapié en la Regla de Vida. El terciario deberá participar en la vida litúrgica y sacramental de la Iglesia (La Liturgia constituye la Acción Sagrada por Excelencia, según la Regla). Se recomienda tener un contacto asiduo con la Señora, a través de las fórmulas de oración propias de la Orden como el “Oficio Domina”, las Vísperas en honor de la Virgen, la Corona Dolorosa o la “Via Matris”. El Terciario deberá confesar y comulgar en todas las festividades que celebre la Orden (Santos Fundadores y las dos Conmemoraciones litúrgicas de la Virgen de los Dolores).

La Organización de las Fraternidades estará siempre a lo que estipule el Prior General y Asistente General de la Orden (y no el ordinario), estando presidida la Fraternidad por el Prior, elegido por todos los Terciarios y deberá colaborar muy estrechamente con el Asistente. Este es un sacerdote, el cual dirige espiritualmente a la Fraternidad y llevará el registro de hermanos. Existe además un Concejo o Discretorio, formado por el Prior, el Asistente y al menos tres hermanos más, cuya misión es la de colaborar con el Prior en la guía de la Fraternidad, aceptar los candidatos a la Admisión y Promesa, dispensar la promesa, etc. Por último decir que cada fraternidad posee sus propios Estatutos, pero tienen un carácter de régimen interno, ya que todas se rigen generalmente por la Regla de Vida de la O.S.S.M.

La mayoría de Hermandades o Cofradías Servitas no pertenecen a la Orden Tercera, aunque están integradas en el tronco común de la Familia Servita, y aunque sus miembros son también agraciados por los bienes espirituales de la Orden Tercera, no poseen los mismos, al tiempo que tienen una forma de regirse menos severa, habiendo optado por este modelo mucho más cómodo, haciendo caso omiso del peso histórico que recaía sobre ellas.

Fundaciones de la Orden Tercera en la Provincia de Sevilla.
La primitiva Orden Tercera de la Parroquia hispalense de San Marcos puede ser considerada la matriz de las congregaciones que nacieron en Andalucía Oriental, llegando a tener cincuenta congregaciones. Si bien se fundó como Hermandad en 1969, se agrega a la V.O.T. en 1720, teniendo gran esplendor en el Siglo XVIII y parte del XIX. A partir de aquí hay dos fórmulas de anexión, una más directa y otra no tanto, siendo lo normal que tras tomar las Reglas de la V.O.T. hispalense, el Rector y el Prior de la nueva congregación (bien fuera Orden o Cofradía) tomase de manos del Corrector de la matriz el Santo Escapulario de los Dolores. Durante el primer tercio del siglo XVII sólo existen dos fundaciones, las de Osuna (1730) y la Puebla de Cazalla (1731), estando justificada esta escasez, por la preocupación de afianzarse la propia Orden matriz. El gran florecimiento se produce en el último tercio del siglo XVIII, marcado por dos hechos, la concesión por Carlos III de los títulos de Real e Ilustre y la vinculación a la Casa Ducal de Medinaceli. Fruto del esplendor que ello trae consigo será muy elevado el número de fundaciones Servitas: Estepa (1765), Alcalá de Guadaira (1774), Carmona (1783) y la Esclavitud (1789), y sin año concreto Écija, Utrera, Los Palacios, Montellano, Cantillana, Pedrera, Las Cabezas de San Juan, Fuentes de Andalucía, Constantina y Marchena, siendo este el periodo de mayor florecimiento, para decaer en los primeros años del siglo XIX, sin fundaciones en la provincia de Sevilla, resurgiendo en la segunda mitad de esta centuria, con las fundaciones de Puebla del Río (sobre 1848), La Rinconada (1853), Alanís (hacia 1853) y Umbrete (1870), y otras se anexionan o transforman de otras hermandades o cofradías, como la de Lebrija (1853) con origen en la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús, Dos Hermanas (1857-1892), en la de la Soledad, y Coria del Río (1898), en la de la Oración en el Huerto. Posteriores estudios han fechado la fundación de la de Carmona en 1939, la de El Saucejo, en 1793, y Marchena en 1820.

Fuentes:

-Recopilación de artículos de Juan Carlos Martínez Amores, publicados en el Boletín de las Cofradías de Sevilla, Número 49 Noviembre 1993, 423 Noviembre 1994 y 430 Mayo 1995.

-Boletín San Pedro. Junio 1995

VINCULACIONES ENTRE LA HERMANDAD DE SAN PEDRO Y EL MARQUESADO DE CERVERALES



Es notoriamente conocido que existe una estrecha relación entre la Pontificia y Real Hermandad de San Pedro Apóstol, Santo Cristo de las Penas y María Santísima de los Dolores, con el Marquesado de Cerverales, otorgado por el Rey Fernando VI a Don Manuel Bejarano y Campañón en 1753.

La primera referencia documental a este respecto, se encuentra en el testamento del Vicario Bejarano, tío del primer marqués, redactado en 1777. Al aludir a los regalos que ha hecho a Nuestra Señora de los Dolores, hace especial hincapié en una joya compuesta por una gran piedra encarnada con hechura de corazón guarnecida de granates y topacios, con siete espadas de plata y tres tembleques que hacen tres flores de topacio encarnados. También habla de un manto de terciopelo bordado en oro y plata. Expresa que es su voluntad que ambas piezas sean siempre custodiadas por los sucesivos marqueses.

Desde aquella época han transcurrido siglos y durante este periodo de tiempo con mayor o menor intensidad, han continuado siempre las relaciones entre los distintos poseedores del título y la Hermandad de San Pedro.

No es mi propósito en estas breves líneas, hacer un examen pormenorizado de las diferentes etapas de la vinculación, entre ambas instituciones, sino situarlas, desde una óptica personal, en el momento presente.

Todos sabemos que, en general, se tiende a soslayar todo tipo de compromisos que conlleven una eventual aportación económica y una disponibilidad personal para concurrir a determinados actos periódicamente prefijados. Es fácil constatar, en diferentes ámbitos, estas pautas de comportamiento.

En contraste con esta postura, hay un numeroso colectivo que tuvimos la suerte de recibir desde pequeños la enseñanza de que los deberes morales deben ser cumplidos, incluso con más exigencia y escrupulosidad, que si se tratara de obligaciones formales expresadas en cualquier documento público.

Si se ha asumido este código de conducta se está siempre dispuesto, como es mi caso, a continuar, en la medida de mis posibilidades con las tradiciones positivas de mis antepasados.

Desde esta perspectiva quiero señalar que ya ha transcurrido un largo período de tiempo desde que hablé por primera vez con los Rectores de la Hermandad de San Pedro. Entre las muchas coincidencias ideológicas durante este tiempo, hay una que ha sido permanente y que constituye la piedra angular de mis relaciones con la Cofradía. Se trata del convencimiento mutuo de que el patrimonio de una Hermandad lo constituyen, no solamente los bienes materiales, por valiosos que sean, sino todas las tradiciones históricas y culturales que aportan valores inmateriales e intangibles que enriquecen considerablemente el acervo cofradiero.

Como consecuencia de este principio compartido, he procurado siempre colaborar con la Hermandad cuando se me ha demandado, respetando en todo momento su funcionamiento interno y las decisiones de sus órganos rectores.

He conocido ya a tres Hermanos Mayores y en todos los casos, he podido comprobar su enorme entusiasmo y dedicación para potenciar la Cofradía. A lo largo de estos años he compartido con ellos y el resto de los Hermanos sus proyectos e iniciativas y he expresado, cuando se me ha pedido, mis opiniones y sugerencias. He constatado, dentro del colectivo de cofrades, sentimientos compartidos de capacidad de entrega, religiosidad, solidaridad y un inmenso cariño por sus Imágenes. Actualmente podemos decir con orgullo que la Hermandad se encuentra entre las grandes Cofradías Estepeñas.


En su día facilité la adquisición de la Casa de Hermandad. Posteriormente todos los Hermanos con su sacrificio personal, según sus propias circunstancias, han contribuido a reedificarla hasta conseguir este espléndido inmueble actual, donde se pueden guardar, no solamente los pasos, sino todos los bienes y enseres que constituyen su patrimonio material. Además todos los cabildos y demás actividades cofradieras, se pueden celebrar adecuadamente entre sus muros.

También hay que resaltar la caseta ferial, mejorada año tras año, que constituye un brillante marco para la realización de otras actividades complementarias.

Muchas de estas reflexiones me vienen a la mente cuando, desde hace muchos años, acompaño el Martes Santo a la espléndida imagen de nuestro Patrono. Es una maravilla contemplar a San Pedro mirando al cielo por las calles y callejuelas de Estepa. Por tanto cada año, comparto las preocupaciones, las emociones y la satisfacción del desfile procesional con todos los Hermanos.

Cuando se encierran brillantemente los pasos, se siente la alegría del deber cumplido y se atisban nuevas iniciativas, con renovada ilusión, para la procesión de la próxima Semana Santa.

Por suerte para mí puedo disfrutar de la visión de nuestros Sagrados Titulares durante todo el año, desde la tribuna que comunica mi casa con la Capilla de los Dolores, que es patronato del Marquesado, donde están enterrados varios antepasados míos.

En lo que respecta al futuro, mientras Dios me de vida, y en el marco de las actuales coincidencias ideológicas, mi postura será la misma. Pero por encima de las personas, que somos obviamente perecederas, mi deseo es que estas relaciones cimentadas durante centenares de años, se proyecten en el tiempo y si es posible que a lo largo de los siglos venideros, el marqués de turno escriba algo similar a lo que aquí he expresado.

Estepa a 18 de Mayo de 1999
El Marqués de Cerverales

Boletín San Pedro. 1999


Fuente:
-Hermandad de San Pedro

11/10/10

ENTREVISTA A JESÚS ROSADO POR EL BORDADO DEL PALIO DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES


La Junta de Gobierno de nuestra hermandad, tras minucioso estudio realizado al respecto, ha decidido encargar a los Talleres de D. Jesús Rosado Borja de Écija, prestigioso bordador en el ámbito cofrade, los bordados que en un futuro compendiará el paso de palio de María Santísima de los Dolores, proyecto éste de tal envergadura y prestigio que será en el que se trabajará principalmente durante los años venideros de la legislatura de D. Francisco Miguel Blanco Arias.

Hace unos días, bajo un sol de junio y de ley, siempre eterno en la “Civitas Solis”, y abusando siempre de su hospitalidad, nos reunimos con D. Jesús en el taller de los bordados, para cambiar impresiones con él y ofrecer a nuestros hermanos su parecer ante tan magno proyecto, abordándole con una serie de cuestiones que nos contestó con la afabilidad y cariño que le caracteriza, fruto de los diversos encuentros en función del comienzo de los trabajos.

Como ya sabe Ud. este proyecto que acomete la Hermandad de San Pedro, tan ilusionante para todo, no en vano nuestro paso de palio sufrirá una importante y definitiva transformación que lo aupará a la belleza que todos deseamos, es algo que ansiamos hacerlo tangible después de apreciar sus bocetos; y haciendo referencia a éstos, a grandes rasgos, ¿cuáles han sido las fuentes de inspiración para los mismos

La fuente de inspiración está muy clara, ya que desde que la Cofradía me muestra su templo, sin lugar a dudas, éste crea un precedente que marcará el camino a seguir. La Iglesia de la Asunción es una joya donde recabar ideas, matizando quizás el frontal del Altar Mayor, punto de partida para los diseños.

¿Cuáles han sido los rasgos principales de los bordados del palio de María Santísima de los Dolores y motivos principales plasmados en el mismo?

El palio está bordado basándonos principalmente en la técnica de los realces, de estilo neobarroco con corte simétrico, intentando sea de figuras sin entrar en demasiadas exuberancias y siguiendo la línea de la seriedad en este citado corte, haciendo alusión o recordando el origen servita de la Hermandad, y de esta forma quedarnos entre las dos vertientes de la Cofradía.

Sabemos, debido a las atípicas medidas de la puerta de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que las proporciones de nuestro palio son bastantes ajustadas comparándolas quizás con las estándar que deben guardar éstos para que la armonía sea presente en el conjunto, ¿cree Ud. que el nuestro, tras la rectificación aplicada en la puerta en beneficio de su altura y anchura, guardará o se aproximará a éstas y ganará en belleza y estética una vez posea sus bordados?

Es obvio que la ampliación de las medidas, concretamente en altura, va a aumentar la elegancia del palio, ya que éste quedaba bastante cerrado y achatado, era bastante bajito, y con el aumento de diez centímetros ganará en su estética. Las proporciones áureas las dan una serie de medidas o bases concretas estandarizadas las cuales vienen a consecuencia de unos precedentes creados por la universidad de la Semana Santa de Sevilla, pero esto no es ley definitiva para que un palio con medidas, dentro de la proporcionalidad, más pequeña consiga o llegue a esas áureas dimensiones marcadas por su entorno, ganando, claro está, éste en concreto, en elegancia si aumenta su altura.

Los bordados de un paso de palio consideramos que a parte de realzar la belleza de María, hacerla más grande en su recorrido penitencial y a la vez estimular a lo inusitado nuestra sensibilidad al observarlo, ofrecen un mensaje evangelizador e histórico ramificado en sus detalles. ¿Cuál es el que quiere prevalezca en el de María Santísima de los Dolores cuando se contemplen sus bordados?

Lo que queremos representar en este paso de palio, en su parte exterior que es la más vista, son las virtudes de María, como Mujer… como Madre… y como ejemplo de vida, intentándolo ofrecer o destacar con la simbología representativa a éstas, ya que son muchas y amplias. En la parte interior desglosaremos los misterios del Rosario, resaltando la gloria central que estará basada en la Asunción de Nuestra Señora, en honor y alabanza al templo, sede canóniga de la cofradía.

Sabemos de sus trabajos y calidad de los mismos al poderlos apreciar en un acopio de lugares y cofradías que han dado a su taller un prestigio importante, ¿qué significa para Jesús Rosado trabajar al completo en un palio de la Semana Santa de Estepa?

Sin lugar a dudas una satisfacción enorme, para empezar, porque yo no he tenido la oportunidad de poder presentar una obra de principio a fin en Estepa, con lo cual esta cofradía me la ofrece, y destaco que el parto o el alfa y a su vez el omega serán en el mismo lugar. También resalto que este acometer, para mi taller, es de suma importancia, ya que vuestra Semana Santa es una de las más importantes de la provincia, y decir la provincia de Sevilla es decir el centro de todo el mundo cofrade, con toda su magnitud, y Estepa no está, ni mucho menos, fuera de este ámbito, no hay más que observar la cantidad y calidad de las Hermandades estepeñas, en valores humanos y patrimoniales, haciendo referencia a su población.

¿Qué otros trabajos ha realizado o realiza en estos momentos para las cofradías de nuestra ciudad?

En estos momentos estamos trabajando en los bordados interiores de las bambalinas de Nuestra Señora de la Paz, de la Hermandad de El Dulce Nombre; también, con motivo de su coronación canóniga, hicimos los faldones del paso de palio de María Santísima de la Esperanza Coronada, así como el enriquecimiento de su saya; el estandarte de la Hermandad del Calvario; una saya para Nuestra Señora de los Remedios y por último también un “simpecado” para la Hermandad de Nuestro Padre Jesús.

Por último y para terminar esta pequeña entrevista quisiéramos nos valorase la calidad artística de los bordados que posee la Hermandad de San Pedro Apóstol.

La calidad de los bordados de la cofradía, que quizás a muchos cofrades estepeños les parezcan pocos, haciendo referencia a la saya y manto dieciochescos, son de una calidad extraordinaria, dentro del mundo del bordado podrían considerarse como una de las mejores joyas estepeñas, conformando ambos un terno sin igual, de una destreza artística importante, un diseño exquisito, una espléndida elaboración, una calidad de tejido importante, que aunque bastante deteriorado el mando y la hermandad debiese preocuparse de su restauración, cabría destacar que en la exposición Servita celebrada en Sevilla hace unos años, fue una de las piezas que al mundo cofrade, entendidos e historiadores más gusto. También quisiera destacar el estandarte de San Pedro entronizado, recuperado hace unos años por la hermandad a la cual felicito, éste es una obra magnífica elaborada en punto llano con una calidad del oro impresionante e importante variedad de puntos y buen corte, que me hace reiterarme en felicitaros de nuevo por la recuperación de tan valioso elemento artístico.

Después de este cambio de impresiones en el taller y tras varias visitas realizadas por el bordador a nuestra Hermandad, especialmente a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, éste presentó los bocetos de lo que serán las bambalinas y el techo de palio, en las cuales se esbozan una serie de rasgos de preciada calidad que entrelazan los trazos rectilíneos con suaves ondulaciones en lo que a crestería y caídas refleja, saliéndose quizás del estilo tradicional “juanmanuelino”, tan sevillano por cierto, y haciendo alarde a nuestra sobriedad “servita”, brotando en el mismo los motivos florales, tan diversos, como exultante continuación a los frescos de los muros de nuestro templo.

El marianismo que irradiará del oro sobre el burdeos, conjugado quizás con el rojo tinto, del terciopelo y los oleos o pinturas, en honor a nuestra sede canóniga, será siempre muestra de nuestra devoción a María, Madre del Redentor, desgranada en los misterios del Rosario y flores emblemáticas a su devoción, que distribuidas en el pedazo de cielo de su palio nos harán desembocar siempre en eternas letanías a sus plantas bajo el óvalo protector de su Asunción, en alabanza a la Excelsa Patrona de Estepa, protegidos y guiados por los atributos pontificios de nuestro escudo en el frontal como timón de fidelidad a la Santa Sede y al corazón traspasado por el dolor de los siete puñales, quizás en el trasero, dando fe de lo que fuimos en nuestra Historia.

Todo este detalle, cuando lo tangible sustituya a lo etéreo, y el sol de Castillejos en el declive de su tarde rompa en mil reflejos su talle al estrellarse en el frontal de la tiara y las llaves, será un adelanto de gloria en la que soñaremos adentrarnos y dormir con la retina llena de luz y el corazón henchido de amor por la belleza. Oro, terciopelo y sol para una Señora que, aunque humilde y sumisa desde el mediodía del Ángelus, su Hermandad la quiere ver y sentir Reina de reinas por las calles de este pueblo que un día le ofreció una callejuela para que la bajase con la pena más dulce que, aunque contradictorio parezca, pueda hacer llorar a una mujer compungida por el dolor de la pasión redentora.

Boletín San Pedro 2006


Fuente:
-Hermandad de San Pedro

Página relacionada:
-Taller de Jesús Rosado Borja

Noticia relacionada:
-Bambalinas y techo de palio de Mª Stma. de los Dolores

1/10/10

CIERRE TEMPORAL DE LA IGLESIA DEL CARMEN


La Iglesia del Carmen de nuestro pueblo es una de las muchas joyas barrocas que esconde Estepa entre su gran patrimonio. Tal como nos informó Ginés González, párroco de San Sebastián, en la Revista de Feria 2010, hace ya unos años hubo que cerrar el camarín por riesgo de desprendimientos y por tanto bajar a la Virgen al altar, como la veníamos viendo en estos últimos tiempos. En esta cuaresma ocurrió otro pequeño susto, afortunadamente sin consecuencias graves, que obligó a apuntalar parte de la sacristía. En ese momento se vio conveniente proceder a un examen del Templo por parte de diferentes expertos, que en un principio no predijo un peligro inminente que obligara a cerrar la Iglesia, ni a suspender el culto. Pero la realidad ha sido diferente y el deterioro evidente de la iglesia ha obligado a un cierre temporal hasta que se lleven a cabo los trabajos de restauración. Los problemas de la iglesia se encuentran principalmente en su sacristía, que presenta graves problemas de revestimientos y cuyo estado va empeorando poco a poco, y en la cúpula del camarín, donde han aparecido importantes grietas que evidencian urgencia de una actuación. La Parroquia se ha puesto ya en contacto con el Ayuntamiento y el Obispado, y ambas instituciones se han puesto a su disposición para todo lo que haga falta: colaboración en todos los campos, búsqueda de subvenciones, asesoramiento técnico, apoyo financiero y cualquier cosa que pueda surgir.

La primitiva fundación y origen de este templo se debe a la Ermita del Cristo de la Sangre y al Hospital del Corpus Christi que desde mediados del siglo XVI existían en lo que hoy es el Carril de Santa Clara. La manutención de Corpus Christi corría a cargo de la cofradía de la misma advocación desde 1540, e incluso antes. Debido a la despoblación de la zona donde se ubicaban ermita y hospital se trasladaron al lugar que hoy ocupan hacia la primera mitad del siglo XVII. En 1728 al fusionarse esta cofradía con la Hermandad del Rosario del Carmen y ante la preeminencia de la corporación, pasó ésta a regentar el hospicio de pobres transeúntes. Otra corporación radicada en este templo desde 1880 era la Venerable Orden Tercera de Ntra. Sra. del Carmen.

La antigua ermita se reedifica a principios del siglo XVIII. La planta sigue el modelo llamado de salón o cajón, cubierta por bóveda de medio cañón sobre lunetos en la nave y media naranja sobre pechinas en el antepresbiterio. El camarín, construido en 1718, se encuadra en la tipología torre-camarín, cubierto por media naranja, profusa decoración pictórica y un maravilloso zócalo con incrustaciones con simbología mariana. La sacristía se estructura por medio de una columna central y cuatro bóvedas decoradas con motivos pictóricos.


Desde el principio del siglo XVIII se emprende una fastuosa y prolija actividad decorativa en el santuario carmelita estepeño, destacando su marcado y elegante estilo rococó. Existen en este templo diferentes obras del escultor antequerano Diego Márquez, pero sin lugar a dudas la talla de mayor relevancia que guarda esta iglesia es la de San José con el Niño, obra del escultor cortesano y académico Luis Salvador Carmona, ejecutada en torno a 1754. Los retablos se vinculan a la escuela ecijana de mediados del siglo XVIII. De la antigua Ermita del Cristo de la Sangre procede el lienzo de la misma advocación, obra de finales del siglo XVI. Las pinturas del antepresbiterio se datan a finales del siglo XVII y se atribuyen a Ignacio de Ríes y a otros zurbaranescos. La bóveda del santuario representa diferentes escenas carmelitas, lienzos de mediados del siglo XVIII de escuela granadina. La iglesia se remató en 1768 con una portada de mármol blanco y negro realizada por Andrés de Zabala, considerada una joya emblemática del barroco dieciochesco andaluz.

La Archicofradía y Hermandad del Corpus Christi y Nuestra Señora del Carmen celebrará Solemne Eucaristía el día 5 de octubre en la Iglesia del Carmen con motivo del cierre temporal del templo, para llevar a cabo las obras de restauración. A la conclusión de la Santa Misa se procederá al traslado de Ntra. Sra. del Carmen hasta la Iglesia Parroquial de San Sebastián, portada en unas sencillas andas por todas las mujeres que quieran llevar a la Santísima Virgen y acompañada de todas las personas que lo deseen. La colecta de este día se dedicará íntegramente al sufragio de la obras en la Iglesia del Carmen.