31/8/09
ESPECIAL JESÚS NAZARENO (250 AÑOS)
-Jesús Nazareno de Francisco Javier Triano, recuperación histórica.
-Crónicas
-Crónica Salida Extraordinaria (A. M. Paz y Caridad)
-Tarde de cofradías en un lugar de la ruta de Washington Irving
-Hace 3 años ya...Señor de Estepa (Estepa Cofrade)
-Recuerdos de una salida histórica (Semana Santa de Estepa)
-Galería Fotográfica
CCL Aniversario de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Volumen I (J. Monet)
CCL Aniversario de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Volumen II (J. Monet)
CCL Aniversario de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Volumen III (J. Monet)
Estepa, de su cruz al cielo (Helicón)
Salida extraordinaria Nuestro Padre Jesús (J. Vázquez)
El Nazareno de Estepa (Blog Morado - Hermanos de las Aguas)
Salida extraordinaria de Nuestro Padre Jesús Nazareno (Estepa) (Pasión y Gloria)
Procesión extraordinaria Jesús Nazareno Estepa (Tontos de Capirote)
Salida Extraordinaria de Ntro. Padre Jesús Nazareno (I) (MarLy)
Salida Extraordinaria de Ntro. Padre Jesús Nazareno (II) (MarLy)
Salida Extraordinaria de Ntro. Padre Jesús Nazareno (III) (MarLy)
Salida Extraordinaria de Ntro. Padre Jesús Nazareno (IV) (MarLy)
Salida Extraordinaria de Ntro. Padre Jesús Nazareno (V) (MarLy)
Salida Extraordinaria de Ntro. Padre Jesús Nazareno (Gar, el Poeta)
-Vídeos
Revirá calle Ancha
Ntro. Padre Jesús Nazareno en calle Gilena (1)
Ntro. Padre Jesús Nazareno en calle Gilena (2)
Ntro. Padre Jesús Nazareno en calle Gilena (3)
Ntro. Padre Jesús Nazareno en calle Gilena (4)
Ntro. Padre Jesús Nazareno en la calle San Marcos
Ntro. Padre Jesús Nazareno en la Iglesia de la Asunción
Ntro. Padre Jesús Nazareno en calle Castillejos - Mesones
Ntro. Padre Jesús Nazareno en calle Padre Alfonso
Revirá de Padre Alfonso a Antonio Álvarez. Sones Paz y Caridad.
Saetas a Ntro. Padre Jesús Nazareno en calle Antonio Álvarez.
Ntro. Padre Jesús Nazareno en las Hermanas de la Cruz (I)
Ntro. Padre Jesús Nazareno en las Hermanas de la Cruz (II)
-Luis Salvador Carmona:
-Biografía humana de Luis Salvador Carmona (1708-1767)
-La obra de Luis Salvador Carmona
-Exposición "Luis Salvador Carmona" en Nava del Rey (Valladolid)
-Estepa y Luis Salvador Carmona
-Exposición "Luis Salvador Carmona (1708-1767)" en Estepa.
-Coloquio "Luis Salvador Carmona (1708-1767)" en Estepa.
250 AÑOS DE IMAGEN NAZARENA
La existencia de una talla de Jesús Nazarena, anterior a la actual es señalada por un inventario de la Iglesia parroquial de San Sebastián de 1694 donde se cita “en la capilla de Jesús Nazareno, la imagen de Jesús con tres potencias.” Por otro inventario de la capilla de Jesús Nuestro Señor de 1707 se especifica de manera pormenorizada los enseres e imágenes que poseía dicha hermandad a principios del siglo XVIII. Este interesante inventario nos habla de la presencia ya conocida de “la ymagen de Jesús” anterior a la actual y las de “Nuestra Señora y Señor San Juan”, todas con sus respectivos atavíos, ropajes y enseres. Refiriéndose a la talla del Nazareno, se enumera un interesante conjunto de elementos como son: “una melena postiza, una cruz grande para el ombro estofada y dorada, otra cruz para el hombro grande teñida negra, otra cabellera nueba, tres potencias de filigrana de plata con unas piedras de vidrio azules, corona de plata a modo de cambrones, unas pariguelas pintadas de varniz y doradas a trechos.” La efigie de Jesús Nazareno tenía un numeroso y suntuoso conjunto de ropajes bordados sobre damascos y terciopelos morados. También poseían en la Capilla de Jesús “una tablita de las indulgencias concedidas a la capilla, ymagen y altar con su marco de madera.”
Se constata así de manera clara, la preexistencia de una efigie de Jesús Nazareno anterior a la actual. La primitiva, ya citada a finales del siglo XVII, aún se veneraba entrado el siglo XVIII, posiblemente la fisonomía que presentaba sería muy similar a la conservada hoy día. De la misma forma los numerosos ropajes y enseres conminan a pesar que casi todas las imágenes de la cofradía eran de vestir: el Nazareno, la Dolorosa bajo la advocación de las Angustias, el discípulo amado e incluso la Verónica. La talla de Ntro. P. Jesús como la de San Juan Evangelista poseía el elemento arcaizante del cabello natural, rasgo inusual en las esculturas del siglo XVII y propio de la imaginería bajo-medieval. Esta característica deber ser entendida dentro de un anquilosamiento estético, formal e incluso devocional que pervive y se mantiene aún a lo largo del siglo XVIII. Sin duda, la Hermandad fue reacia en todo momento a desprenderse de este tradicional arcaísmo, por lo que quizás al sustituir esta efigie hacia mediados del siglo XVIII los hermanos solicitaran al escultor Luis Salvador Carmona, por mediación del VII Marqués de Estepa, D. Juan Bautista Centurión y Ayala, que la nueva talla mantuviese y preservase este rasgo perentorio de la primitiva efigie.
Se constata así de manera clara, la preexistencia de una efigie de Jesús Nazareno anterior a la actual. La primitiva, ya citada a finales del siglo XVII, aún se veneraba entrado el siglo XVIII, posiblemente la fisonomía que presentaba sería muy similar a la conservada hoy día. De la misma forma los numerosos ropajes y enseres conminan a pesar que casi todas las imágenes de la cofradía eran de vestir: el Nazareno, la Dolorosa bajo la advocación de las Angustias, el discípulo amado e incluso la Verónica. La talla de Ntro. P. Jesús como la de San Juan Evangelista poseía el elemento arcaizante del cabello natural, rasgo inusual en las esculturas del siglo XVII y propio de la imaginería bajo-medieval. Esta característica deber ser entendida dentro de un anquilosamiento estético, formal e incluso devocional que pervive y se mantiene aún a lo largo del siglo XVIII. Sin duda, la Hermandad fue reacia en todo momento a desprenderse de este tradicional arcaísmo, por lo que quizás al sustituir esta efigie hacia mediados del siglo XVIII los hermanos solicitaran al escultor Luis Salvador Carmona, por mediación del VII Marqués de Estepa, D. Juan Bautista Centurión y Ayala, que la nueva talla mantuviese y preservase este rasgo perentorio de la primitiva efigie.
La espléndida imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, fue reconocida inicialmente como obra de escuela granadina pero vinculada con posterioridad al escultor y académico vallisoletano, Luis Salvador Carmona, tras el estudio comparativo llevado a cabo con sus homónimas de La Bañeza (León) y el Real de San Vicente (Toledo). Y ratificada como obra carmonesca tras el hallazgo por parte de la profesora García Gainza de un valioso manuscrito en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. La mencionada cita documental corresponde al inventario de bienes del escultor Luis Salvador Carmona efectuado tras la muerte de su primera esposa, Ante su intención de contraer nuevo matrimonio, realiza “la partición de los bienes que han quedado por muerte de doña Custodia Fernández”, en el que se expresa que se adeudaban al escultor mil reales, por parte del Marqués de Estepa “por la echura de una cabeza y manos para la efigie de Jesús Nazareno que tiene mandados hacer y al presente tiene”. El documento se fecha el 23 de marzo de 1759 lo que indica que por esta fecha se debió ejecutar la cabeza y manos del Nazareno, la existencia de una talla anterior a la actual es señalada, como advertimos anteriormente, por los inventarios de 1694 y 1707 en los que se especifica de manera pormenorizada los enseres e imágenes que poseía dicha Hermandad a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII.
-Jesús Nazareno en La Bañeza (León)
-Jesús Nazareno en El Real de San Vicente (Toledo)
Desde el punto de vista estilístico la talla cristífera presenta una frente limpia apenas perturbada al fruncir el ceño levemente, sus ojos abatidos miran al suelo perdiendo la mirada. El cenceño modelado de mejillas y pómulos se estructuran por medio de planos hundidos y resaltados dando un modelado sinuoso que acentúa su ascetismo y carácter casi famélico. Estos rasgos son más tenues que los del Precursor estepeño del mismo templo, aunque ambos rostros mantienen una misma línea y estrecha similitud estilística. La mirada lánguida y la boca entreabierta inciden en su expresión dolorida y exhausta, la delicada barba bífida se compone de superficiales incisiones de sinuosos mechones verticales. Las manos muestran una cuidada anatomía con delgadas falanges y minuciosas venas. El Nazareno junto con las imágenes de San Francisco de Asís (del Convento Franciscano) y la de San Juan Bautista (de la Iglesia de San Sebastián) conforman la producción más destacada del castellano en tierras andaluzas. La talla del Jesús Nazareno de La Bañeza, se realizó entre 1755 y 1760, en relación con la imagen del Nazareno estepeño presenta una evidente vinculación compositiva respecto a los rostros.
La faz del Nazareno castellano posee a nuestro entender unos rasgos algo más duros y expresivos, por el acusado ceño fruncido, las espinas que traspasan las cejas, la densa barba apenas bífida y algo recortada, y en definitiva la sensación de un rostro más lacerado y dolorido. Por otro lado la imagen sevillana, aún manifestando los mismos rasgos esenciales de la estética carmonesca, alivia la expresión dolorida por medio de una barba más afinada y menos poblada, sin arquear apenas las cejas y sin marcar en exceso las órbitas oculares. De la misma forma el Jesús Nazareno de El Real de San Vicente (Toledo), fechado hacia 1755, nos muestra un rostro tan crispado como el de La Bañeza, sino más sosegado y atemperado, en el contexto de la ostipense. Las imágenes de los Nazarenos leones y toledano también ofrecen una evidente proximidad de factura en elementos como la espina que orada la ceja, la espesura y recorte de la barba, las facciones enjutas de las mejillas y otra serie de rasgos relacionables con el resto de la producción nazarena del insigne escultor Luis Salvador Carmona.
Revista de Feria de Agosto de 2009
Iltmo. Ayuntamiento de Estepa
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Pueden encontrar información de otro Jesús Nazareno con similitudes al estepeño en la web La Hornacina. En concreto, hablamos de la imagen de Jesús Nazareno de Mérida (Badajoz).
Fotografías: La Hornacina
Artículos relacionados:
-Consideraciones sobre la atribución de la Imagen de Nuestro padre Jesús Nazareno (Iglesia de San Sebastián de Estepa). Gómez Piñol, E. II Jornadas sobre Historia de Estepa. Ed. Ayto. de Estepa, 1996.
-Estudio de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno mediante imágenes médicas. Manzano Beltrán, PE. IV Coloquio Nacional sobre la Cultura en Andalucía. Ed. Ayto de Estepa
-La obra del escultor Luis Salvador Carmona en Estepa. Díaz Fernández, E. Boletín de Arte. Universidad de Málaga. 2002
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26/8/09
ELECCIÓN DEL PATRÓN DEL "CONCEJO DE LA VILLA"
San Jerónimo es uno de los grandes desconocidos del municipio a pesar de ser el antiguo patrón del "Concejo de la Villa", institución que equivaldría al actual Ayuntamiento. Su nombramiento como patrón data de 1577 cuando el Cabildo de la Villa de Estepa lo eligió para que los protegiera en un sorteo a suertes. D. Antonio Aguilar y Cano, autor del Memorial Ostipense en 1886, encontró una hoja en el libro capitular del año 1577 donde D. Juan de Arrieta, corregidor del estado, daba nota de cómo se produjeron los hechos de este nombramiento. Esta hoja se encontraba con numerosas lagunas y letras ilegibles que Aguilar y Cano respetó al transcribirlo a su obra, pero que se podía leer y comprender a pesar de la falta de sintaxis y cohesión. Nuestra intención ha sido intentar completar esas lagunas para dar lugar a un texto legible de forma sintáctica sin añadir ninguna información nueva.
“S. Gerónimo Patrón del Ayuntamiento, Año de 1577.
Los aquí presentes en la Villa de Estepa en la fecha de treinta días del mes de septiembre del año mil quinientos setenta y siete - en el nombre de Dios todopoderoso, padre e hijo y espíritu santo, tres y una esencia divina - se juntaron en el cabildo los miembros del Ilustre Concejo, Justicia y Regimiento, Cris(-) Sánchez Pleitez, alcalde ordinario, y los regidores Francisco de Torres Pineda, Antonio de Navarrete, Alonso de Vergara, Juan Caballero, … de Llamas, Antón Gallego, Juan Martín Carnerero, según conviene a saber el Licenciado de los Olmos, corregidor de este estado, y acordaron lo siguiente:
En este cabildo se acordó por cuánto es justo que este cabildo tenga un abogado santo que interceda con Nuestro Señor Dios para que a su servicio convenga en los negocios de la gobernación de la Villa de Estepa y de su término; se acordó que se metan en suerte los doce apóstoles de Nuestro Sr. Jesucristo y con ellos el bienaventurado S. Gerónimo y San Juan Bautista.
Celebrada y sacada la suerte al santo que le cayese se celebraría vísperas y misa con su procesión, sermón y se citaría a los oficiales del cabildo para aquel día; y todo los oficiales del cabildo serán obligados a ir a aquellos días a la celebración, corregidos so pena de tres reales al que faltare para la celebración a cargo del cabildo, so dicha pena sea obligado el día antes, y para que el dicho día se puedan traer trompetas y chirimías.
Y luego se pusieron catorce cédulas de los doce apóstoles, de San Juan Bautista y del Sr. S. Gerónimo, y otras catorce, trece de ellas en blanco y una que decía “fiesta”; y las echaron en dos vasijas de poca edad, de hasta cuatro años poco más o menos; las cédulas de los santos en una y en la otra vasija las otras. Se sacó la primera cédula y fue en blanco, y luego se sacó a S. Pedro. Se sacó al señor S. Gerónimo y sacó con él la cédula que lo nombraba por abogado en de aquí adelante.
En consecuencia, se acordó que se estime todo lo necesario para que haya la festividad y se envíe por música a Osuna o Écija y que se pregone públicamente que ninguna persona se siente en los escaños del cabildo en la iglesia como no sea oficial del Cabildo en los días de fiesta mientras se celebran los oficios divinos so pena de 600 ms. aplicados para el gasto de las fiesta del señor S. Gerónimo.
El Licdo. de los Olmos, Juan de Arrieta, escribano.”
“S. Gerónimo Patrón del Ayuntamiento, Año de 1577.
Los aquí presentes en la Villa de Estepa en la fecha de treinta días del mes de septiembre del año mil quinientos setenta y siete - en el nombre de Dios todopoderoso, padre e hijo y espíritu santo, tres y una esencia divina - se juntaron en el cabildo los miembros del Ilustre Concejo, Justicia y Regimiento, Cris(-) Sánchez Pleitez, alcalde ordinario, y los regidores Francisco de Torres Pineda, Antonio de Navarrete, Alonso de Vergara, Juan Caballero, … de Llamas, Antón Gallego, Juan Martín Carnerero, según conviene a saber el Licenciado de los Olmos, corregidor de este estado, y acordaron lo siguiente:
En este cabildo se acordó por cuánto es justo que este cabildo tenga un abogado santo que interceda con Nuestro Señor Dios para que a su servicio convenga en los negocios de la gobernación de la Villa de Estepa y de su término; se acordó que se metan en suerte los doce apóstoles de Nuestro Sr. Jesucristo y con ellos el bienaventurado S. Gerónimo y San Juan Bautista.
Celebrada y sacada la suerte al santo que le cayese se celebraría vísperas y misa con su procesión, sermón y se citaría a los oficiales del cabildo para aquel día; y todo los oficiales del cabildo serán obligados a ir a aquellos días a la celebración, corregidos so pena de tres reales al que faltare para la celebración a cargo del cabildo, so dicha pena sea obligado el día antes, y para que el dicho día se puedan traer trompetas y chirimías.
Y luego se pusieron catorce cédulas de los doce apóstoles, de San Juan Bautista y del Sr. S. Gerónimo, y otras catorce, trece de ellas en blanco y una que decía “fiesta”; y las echaron en dos vasijas de poca edad, de hasta cuatro años poco más o menos; las cédulas de los santos en una y en la otra vasija las otras. Se sacó la primera cédula y fue en blanco, y luego se sacó a S. Pedro. Se sacó al señor S. Gerónimo y sacó con él la cédula que lo nombraba por abogado en de aquí adelante.
En consecuencia, se acordó que se estime todo lo necesario para que haya la festividad y se envíe por música a Osuna o Écija y que se pregone públicamente que ninguna persona se siente en los escaños del cabildo en la iglesia como no sea oficial del Cabildo en los días de fiesta mientras se celebran los oficios divinos so pena de 600 ms. aplicados para el gasto de las fiesta del señor S. Gerónimo.
El Licdo. de los Olmos, Juan de Arrieta, escribano.”
En primer lugar, destacar que el sorteo fue para nombrar a un patrón para el "Concejo de la Villa", pero no patrona de la villa ya que Santa María de la Asunción había sido nombrada protectora de la villa tras la conquista el 15 de Agosto de 1240 por Fernando III, el Santo; ni para elegir patrón de la villa porque recientemente se ha reconocido que Santiago Apóstol había sido nombrado patrón del Castillo, Villa y Ciudad de Estepa desde el 24 de Septiembre de 1267.
Sobre dicho sorteo, nos ha llamado especialmente la atención los santos que los miembros del Cabildo de la Villa de Estepa eligieron en 1577. Por un lado los doces apóstoles y por el otro San Juan Bautista y San Jerónimo. Los doce apóstoles serían incluidos posiblemente por ser los elegidos para acompañar a Jesucristo. San Juan Bautista pudo haber sido elegido por una especial devoción de la villa a este santo ya que se tiene constancia de la construcción de la Ermita de San Juan Bautista en 1564 a costa de Juana García de Almagro. Pero el hecho de San Jerónimo es quizás el más enigmático ya que no tenía la villa relación con este padre de la iglesia anterior a este sorteo; sin embargo, el día de la elección fue un 30 de Septiembre, día de San Jerónimo y de ahí su inclusión en el sorteo. Otro dato significante es por qué no se incluyo en el sorteo a San Cristóbal, cuya ermita también existía en la villa y daba nombre al promontorio o cerro dónde estaban las murallas, el castillo y la villa de Estepa; o a San Sebastián, cuya ermita también existía y ya era desde 1541 parroquia propia. Otras devociones populares de la villa también fueron descartadas al tener intención de nombrar a un Santo y referirse éstas a Ntro. Sr. Jesucristo, bajo la advocación de Stmo. Cristo de la Sangre o Stmo. Cristo de la Vera-Cruz.
Al año siguiente al sorteo se acordó traer la imagen o escultura de San Jerónimo, dedicándole altar y capilla en la iglesia mayor, terminándose en 1587. La festividad de San Jerónimo fue muy celebrada en la villa durante aquellos años especialmente por los miembros del Concejo de la Villa, pero en el siglo XVIII cayó la devoción al santo y se perdieron la celebración de estas fiestas, y ya a finales del siglo XIX la imagen se encuentra olvidada en el Altar de San Pedro de la Iglesia de Santa María y aquí ha estado hasta nuestros días.
Actualmente el Consejo de Hermandades y Cofradías de Estepa organiza misa y triduo en honor del patrón del "Concejo" cada 30 de Septiembre, festividad de San Jerónimo, en la Iglesia de la Asunción precedida por la imagen del patrón. El Consejo de Hermandades y Cofradías de Estepa instauró en 1989 "el Triduo en honor de San Jerónimo, rescatando así una importante celebración estepeña perdida en los últimos años del siglo XVIII, a la vez que el Consejo asume su patronazgo".
23/8/09
PRIMERA CELEBRACIÓN DEL DÍA DE SAN PÍO X
El Grupo Joven de la Hermandad de Las Angustias organizó el día 21 de Agosto de 2009 la primera eucaristía para celebrar la onomástica de San Pío X en la Ermita de San José Obrero cercana al manantial de Roya. San Pío X es titular de la hermandad estepeña de “Las Angustias”, la cual posee una reliquia de este santo. La hermandad comparte con Pío X las características de pobreza, humildad y bondad, y fue fundada un año después de la canonización de Pío X.
Desde el grupo joven se está trabajando para dar a conocer al conjunto de toda la hermandad y en general a toda la feligresía quién es y era este hombre. El año pasado ya se hizo una convivencia el día 21 de agosto con motivo del día del titular San Pío X, aprovechando ese evento para conocerse e integrarse todos los miembros del grupo joven ya que al ser nuevo muchos de los componentes apenas se conocían.
El pasado día 21 de agosto de 2009 a lo largo de la primera misa en honor a San Pío X se pudo conocer más por medio de algunas lecturas y la predicación de el sacerdote fray Luis que ofició la eucaristía. También se le hizo entrega al hermano mayor de la hermandad, D. Manuel Muñoz Marchan, de unos documentos con la vida del titular y un cuadro con la imagen de este; de parte del grupo joven. Posiblemente según palabras del hermano mayor se ubicará en la capilla de Ntra. Sra. de las Angustias.
Fotografía:
Gar, El Poeta
22/8/09
VIA CRUCIS A LA ERMITA DE SAN ANTONIO ABAD
En 1780, con la licencia del vicario, se coloca un Vía crucis formado por sillares de piedra y con las estaciones en azulejo desde la salida del pueblo hasta la ermita.
El ejemplo más cercano de la funcionalidad de un Vía Crucis podemos encontrarlo en la ciudad cercana de Sevilla, donde el Vía Crucis al templete de la Cruz del Campo fue el origen de la Semana Santa en Sevilla. Por este motivo nos hemos propuesto que conozcamos un poco más sobre el Vía Crucis sevillano para establecer comparaciones con el Vía Crucis estepeño:
“En la cuaresma de 1521 D. Fabrique Enríquez de Rivera instaura la celebración del Santo Vía Crucis desde la Capilla de las Flagelaciones en su palacio sevillano de la Casa de Pilatos, hoy propiedad de los duques de Medinaceli, hasta la Huerta de los Ángeles a pocas manzanas del posterior lugar de finalización el humilladero de la Cruz del Campo, que fue construido en 1380 por una cofradía de negros. Fue en el año 1536 cuando el Marqués de Tarifa compró el Humilladero (antes los propietarios eran los frailes del monasterio de San Benito Abad), lo desplazó de lugar y lo hizo coincidir con la distancia recorrida por Jesús durante su Pasión: 997 metros o lo que es lo mismo los 1321 pasos que se supone separaba el pretorio de Pilatos del Monte Calvario. Este vía crucis se celebró hasta el año 1873 en Sevilla.
Este hecho fue el primer paso para constituir lo que posteriormente fuera conocida como Semana Santa ya que varias hermandades de Sevilla hacían la Estación de Penitencia al Humilladero de la Cruz del Campo. Pocos años después, en 1604, el Cardenal Niño Ladrón de Guevara decide que la Estación de Penitencia se haga a la Catedral de Sevilla y las situadas en Triana en la iglesia de Santa Ana.
El 8 de marzo del año 1957 los descendientes del Marqués de Tarifa restablecen el Vía Crucis al que catorce cofradías penitenciales de Sevilla costean las representaciones con sus imágenes de las 14 estaciones existentes que son bendecidas por el Cardenal Bueno Monreal pero a los pocos años vuelve a dejar de oficiarse.
Se trata de un recorrido donde se realizan 14 estaciones a lo largo de varias calles céntricas de la ciudad y en una distancia de aproximadamente 2 km. Cada estación está representada por una escena (al mismo tiempo copiada de las distintas cofradías que procesionan cada año por la ciudad) que muestra distintos momentos que se sucedieron durante el camino al Monte Calvario, realizada en azulejos (algunos datan de 1957 y la mayoría de finales del siglo XX, cambiados por el deterioro que habían sufrido) y con una leyenda indicativa del momento, en sus primeros años y siglos de procesión las estaciones estaban señaladas con cruces y peanas que fueron sustituidas por estos azulejos.”
El Vía Crucis en sillares y azulejos que iban desde la salida del pueblo hasta la Ermita de San Antonio Abad parece tener algunas similitudes con el Vía Crucis a la Cruz del Campo que se celebraba en Sevilla.
El Vía Crucis estepeño no fue el origen de la Semana Santa estepeña, como en el caso sevillano, ya que se conoce hermandades que procesionaban con anterioridad por las calles estepeñas (San Pedro, Dulce Nombre, Paz y Caridad, Jesús Nazareno y Santo Entierro) y, por otro lado, se conoce que la Hermandad del Santo Entierro celebraba la crucifixión, descendimiento y traslado al sepulcro en el siglo XVI cuando estaba en la Iglesia-Convento de la Victoria.
Sin embargo, el Vía Crucis estepeño parece mantener la misma distancia que tuvo el Vía Crucis sevillano a la Cruz del Campo: 997 metros o lo que es lo mismo los 1321 pasos que se supone separaba el pretorio de Pilatos del Monte Calvario. El comienzo podía localizarse en las cercanías de la calle Humilladero o de la calle Melado y el final estaría en la Ermita de San Antonio Abad. Los azulejos del Vía Crucis se han perdido, pero aún hoy en día se conservan algunos de los sillares en el Cerro de San Cristóbal.
Libros y artículos consultados:
-La Ermita de San Antonio Abad de Estepa. Jordán Fernández, JA. Ed. La Serranía. 2011
-Memorial Ostipense, Aguilar y Cano, A. 1886. Anel, Granada, 1975
-Ermita de San Antonio Abad. Devociones de Estepa. 2009
El ejemplo más cercano de la funcionalidad de un Vía Crucis podemos encontrarlo en la ciudad cercana de Sevilla, donde el Vía Crucis al templete de la Cruz del Campo fue el origen de la Semana Santa en Sevilla. Por este motivo nos hemos propuesto que conozcamos un poco más sobre el Vía Crucis sevillano para establecer comparaciones con el Vía Crucis estepeño:
“En la cuaresma de 1521 D. Fabrique Enríquez de Rivera instaura la celebración del Santo Vía Crucis desde la Capilla de las Flagelaciones en su palacio sevillano de la Casa de Pilatos, hoy propiedad de los duques de Medinaceli, hasta la Huerta de los Ángeles a pocas manzanas del posterior lugar de finalización el humilladero de la Cruz del Campo, que fue construido en 1380 por una cofradía de negros. Fue en el año 1536 cuando el Marqués de Tarifa compró el Humilladero (antes los propietarios eran los frailes del monasterio de San Benito Abad), lo desplazó de lugar y lo hizo coincidir con la distancia recorrida por Jesús durante su Pasión: 997 metros o lo que es lo mismo los 1321 pasos que se supone separaba el pretorio de Pilatos del Monte Calvario. Este vía crucis se celebró hasta el año 1873 en Sevilla.
Este hecho fue el primer paso para constituir lo que posteriormente fuera conocida como Semana Santa ya que varias hermandades de Sevilla hacían la Estación de Penitencia al Humilladero de la Cruz del Campo. Pocos años después, en 1604, el Cardenal Niño Ladrón de Guevara decide que la Estación de Penitencia se haga a la Catedral de Sevilla y las situadas en Triana en la iglesia de Santa Ana.
El 8 de marzo del año 1957 los descendientes del Marqués de Tarifa restablecen el Vía Crucis al que catorce cofradías penitenciales de Sevilla costean las representaciones con sus imágenes de las 14 estaciones existentes que son bendecidas por el Cardenal Bueno Monreal pero a los pocos años vuelve a dejar de oficiarse.
Se trata de un recorrido donde se realizan 14 estaciones a lo largo de varias calles céntricas de la ciudad y en una distancia de aproximadamente 2 km. Cada estación está representada por una escena (al mismo tiempo copiada de las distintas cofradías que procesionan cada año por la ciudad) que muestra distintos momentos que se sucedieron durante el camino al Monte Calvario, realizada en azulejos (algunos datan de 1957 y la mayoría de finales del siglo XX, cambiados por el deterioro que habían sufrido) y con una leyenda indicativa del momento, en sus primeros años y siglos de procesión las estaciones estaban señaladas con cruces y peanas que fueron sustituidas por estos azulejos.”
El Vía Crucis en sillares y azulejos que iban desde la salida del pueblo hasta la Ermita de San Antonio Abad parece tener algunas similitudes con el Vía Crucis a la Cruz del Campo que se celebraba en Sevilla.
El Vía Crucis estepeño no fue el origen de la Semana Santa estepeña, como en el caso sevillano, ya que se conoce hermandades que procesionaban con anterioridad por las calles estepeñas (San Pedro, Dulce Nombre, Paz y Caridad, Jesús Nazareno y Santo Entierro) y, por otro lado, se conoce que la Hermandad del Santo Entierro celebraba la crucifixión, descendimiento y traslado al sepulcro en el siglo XVI cuando estaba en la Iglesia-Convento de la Victoria.
Sin embargo, el Vía Crucis estepeño parece mantener la misma distancia que tuvo el Vía Crucis sevillano a la Cruz del Campo: 997 metros o lo que es lo mismo los 1321 pasos que se supone separaba el pretorio de Pilatos del Monte Calvario. El comienzo podía localizarse en las cercanías de la calle Humilladero o de la calle Melado y el final estaría en la Ermita de San Antonio Abad. Los azulejos del Vía Crucis se han perdido, pero aún hoy en día se conservan algunos de los sillares en el Cerro de San Cristóbal.
Libros y artículos consultados:
-La Ermita de San Antonio Abad de Estepa. Jordán Fernández, JA. Ed. La Serranía. 2011
-Memorial Ostipense, Aguilar y Cano, A. 1886. Anel, Granada, 1975
-Ermita de San Antonio Abad. Devociones de Estepa. 2009
LA ORDEN DE SAN ANTONIO ABAD Y ESTEPA
No se puede llegar a pensar que la Orden de San Antonio Abad estuvo asentada en Estepa ya que no se posee documentos suficientes como para poder asegurarlo. En principio, la Ermita de San Antonio Abad fue levantada entre 1730 y 1752 por Antonio Miguel Fernández, presbítero, don Miguel de Santalbáez y don Pablo de Traba, sin consagrarla a ninguna orden religiosa. En 1747, los fundadores hacen venir al hermano Juan, ermitaño que estaba en el desierto, para el cuidado y aseo de la ermita. En 1748 la ermita acoge a más ermitaños y temiendo que fuera reclamada por la Orden de San Antonio, los fundadores dedican su altar mayor a Ntra. Sra. del Valle. Curiosamente la Ermita se situaba en el cámino a la ciudad de Écija, de donde es patrona Ntra. Sra. del Valle.
No es hasta 1766 cuando don Antonio Fernández, fundador de la ermita, hace entrega de ella a los hermanos que entonces habitaban en ella. En 1768 el hermano Zacarías, encargado del santuario, termina el pórtico, claustro, coro, habitaciones para los hermanos, huerta y cerca de ella; construye cocina, refectorio, cuartos, despensas, caballerizas, pajar y dos patios; adquiere bienes inmuebles como la casería del Trapero y alumbra un manantial de agua que existía en aquel sitio. Es entonces cuando se puede hablar del asentamiento de estos hermanos ermitaños en Estepa, pero no se conserva ningún documento que los relacione directamente con la Orden de San Antonio Abad. Tampoco se conoce que fundaran un hospital para cuidar a enfermos, que era el principal objetivo de esta Orden. Dos días célebres había en la ermita: el de San Antonio Abad, acudiendo en romería las personas más distinguidas hasta la ermita, y el de San Miguel, en que se hacía una velada. Y en 1780 se colocaron, con permiso de la Vicaría, las estaciones del Vía crucis en sillares desde el pueblo hasta la ermita.
Sin embargo, estos hermanos ermitaños no consiguieron asentarse definitivamente en Estepa ya que en 1830 la ermita está en ruinas. Si los consideramos hermanos de la orden de San Antonio Abad, éstos se verían seriamente afectados en 1791 al perder el apoyo papal por la bula pontificia del papa Pío VI que, a petición del rey Carlos III, prohibió la Orden en España. Los bienes y rentas de la Orden fueron repartidos entre hospitales, iglesias locales y ayuntamientos, que se encargarían de seguir con el servicio de atención a los enfermos.
Sobre 1830 se declara la Ermita de San Antonio Abad de Estepa inhábil para el culto y se trasladan las imágenes a la Iglesia de los Remedios y de Santa María.
Libros y artículos consultados:
-La Ermita de San Antonio Abad de Estepa. Jordán Fernández, JA. Ed. La Serranía. 2011
-Memorial Ostipense, Aguilar y Cano, A. 1886. Anel, Granada, 1975
-Ermita de San Antonio Abad. Devociones de Estepa. 2009
No es hasta 1766 cuando don Antonio Fernández, fundador de la ermita, hace entrega de ella a los hermanos que entonces habitaban en ella. En 1768 el hermano Zacarías, encargado del santuario, termina el pórtico, claustro, coro, habitaciones para los hermanos, huerta y cerca de ella; construye cocina, refectorio, cuartos, despensas, caballerizas, pajar y dos patios; adquiere bienes inmuebles como la casería del Trapero y alumbra un manantial de agua que existía en aquel sitio. Es entonces cuando se puede hablar del asentamiento de estos hermanos ermitaños en Estepa, pero no se conserva ningún documento que los relacione directamente con la Orden de San Antonio Abad. Tampoco se conoce que fundaran un hospital para cuidar a enfermos, que era el principal objetivo de esta Orden. Dos días célebres había en la ermita: el de San Antonio Abad, acudiendo en romería las personas más distinguidas hasta la ermita, y el de San Miguel, en que se hacía una velada. Y en 1780 se colocaron, con permiso de la Vicaría, las estaciones del Vía crucis en sillares desde el pueblo hasta la ermita.
Sin embargo, estos hermanos ermitaños no consiguieron asentarse definitivamente en Estepa ya que en 1830 la ermita está en ruinas. Si los consideramos hermanos de la orden de San Antonio Abad, éstos se verían seriamente afectados en 1791 al perder el apoyo papal por la bula pontificia del papa Pío VI que, a petición del rey Carlos III, prohibió la Orden en España. Los bienes y rentas de la Orden fueron repartidos entre hospitales, iglesias locales y ayuntamientos, que se encargarían de seguir con el servicio de atención a los enfermos.
Sobre 1830 se declara la Ermita de San Antonio Abad de Estepa inhábil para el culto y se trasladan las imágenes a la Iglesia de los Remedios y de Santa María.
Libros y artículos consultados:
-La Ermita de San Antonio Abad de Estepa. Jordán Fernández, JA. Ed. La Serranía. 2011
-Memorial Ostipense, Aguilar y Cano, A. 1886. Anel, Granada, 1975
-Ermita de San Antonio Abad. Devociones de Estepa. 2009
FUEGO DE SAN ANTÓN
El ergotismo, denominado en el uso coloquial como "fiebre de San Antonio", "fuego de San Antonio" o "fuego del infierno", es una enfermedad causada por la ingesta de alimentos contaminados por hongos o por abuso de medicamentos que contengan esta misma sustancia. Está causado fundamentalmente por el ergot o cornezuelo (Claviceps purpurea) que contamina el centeno y, mucho menos frecuentemente, la avena, el trigo y la cebada. Los efectos del envenenamiento pueden traducirse en alucinaciones, convulsiones y contracción arterial, que puede conducir a la necrosis de los tejidos y la aparición de gangrena en las extremidades principalmente. La enfermedad empezaba con un frío intenso y repentino en todas las extremidades para convertirse en una quemazón aguda. Muchas víctimas lograban sobrevivir pero quedaban mutiladas: podían llegar a perder todas sus extremidades. Existía otra variante de esta intoxicación en la que el paciente sufría intensos dolores abdominales que finalizaban en una muerte súbita. En las mujeres embarazadas producía invariablemente abortos.
Durante la Edad Media las intoxicaciones con ergot eran tan frecuentes que se crearon hospitales donde los frailes de la orden de San Antonio se dedicaban en exclusiva a cuidar de estos enfermos. Estos frailes llevaban hábito oscuro con una gran T azul en el pecho. La última intoxicación colectiva con ergot sucedió en Francia en el pueblo de Pont-Saint-Esprit el año 1951.
Durante la Edad Media las intoxicaciones con ergot eran tan frecuentes que se crearon hospitales donde los frailes de la orden de San Antonio se dedicaban en exclusiva a cuidar de estos enfermos. Estos frailes llevaban hábito oscuro con una gran T azul en el pecho. La última intoxicación colectiva con ergot sucedió en Francia en el pueblo de Pont-Saint-Esprit el año 1951.