14/7/12

CARTEL DE LAS GLORIAS DE ESTEPA 2012

El viernes 13 de julio se presentó en la Iglesia de San Sebastián el cartel que anuncia Las Glorias de nuestra ciudad de Estepa. Al acto asistieron el presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías, el Hermano Mayor de la Hermandad del Carmen, el párroco de San Sebastián, Hermanos Mayores y representaciones de Hermandades de Estepa, así como el pregonero de la Semana Santa de Estepa de 2012.

El cartel corresponde a una fotografía realizada por D. José María Díaz Fernández y muestra a Ntra. Sra. del Carmen en el momento en el que sale de su iglesia por la portada realizada en piedra por Andrés de Zabala y se encuentra por primera vez con su pueblo de Estepa en la salida procesional del 12 de septiembre. La fotografía fue realizada en 2010, siendo la última vez que la Virgen salía de su casa antes de la restauración de la iglesia. El cartel homenajea también la figura del antiguo Hermano Mayor de la Hermandad, D. Rafael Juárez (D.E.P.), devoto de la Virgen del Carmen y por cuya hermandad trabajó tanto en su mantenimiento y sostenimiento.

D. Florencio Salvador Díaz Fernández, presentador del actor y hermano del cartelista, animo a todos a colaborar en la conclusión de la obra de la Iglesia del Carmen y a participar en los actos que se celebran en honor de Nuestro Señor y de su Santa Madre.


Artículo relacionado:
-Presentación del Cartel de Las Glorias de María. Estepa. FS Díaz Fernández. Cartujo con licencia propia. 2012

6/7/12

450 AÑOS DEL CONVENTO DE LA VICTORIA


San Francisco de Paula
Los Mínimos en España y Andalucía

La Historia
-La prisión de los frailes de 1699
-La Torralba
-La Torralba, según Aguilar y Cano
-San Francisco de Paula y Los Marqueses de los Soidos y Frómista
-La Iglesia de la Victoria y la Hermandad de la Soledad
-Fotografías antiguas: Santo Entierro de Cristo
-Hermandad de la Resurrección de Estepa
-La fundación de conventos en Estepa
-La exclaustración y desamortización en Estepa



La Iglesia

Los Retablos
1. Retablo Mayor
-Traslado del retablo mayor de la Victoria

-Ntra. Sra. de la Victoria
10. Retablo de Ntra. Sra. de los Dolores
3. Retablo y camarín de San Francisco de Paula
-Fotografías Antiguas: San Francisco de Paula
4. Retablo de Jesús Nazareno

-Marinaleda y la Victoria
5. Retablo de Ntra. Sra. de las Angustias

-Fotografías antiguas: Virgen de las Angustias
6. Retablo de Santa Lucía
7. Retablo de Ntra. Sra. de la Candelaria
8. Retablo de San Blas
9. Retablo de San Francisco de Sales

-San Francisco de Sales, una talla en San Sebastián
Los retablos de lienzos
2. Retablo del Beato Gaspar Bono
11. Retablo del Beato Nicolás de Longobardi
Los retablos de piedra
12. Retablo de San Antonio de Padua y San Juan de Dios
13. Retablo de Ntra. Sra. de los Ángeles
-La portada lateral
-Un proyecto para el solar


Pinturas
A y ?) Sacristía
-Señor de las Aguas
B) Púlpito (I)  y (II)
C) Coro
D) Portada
-Fotografías Antiguas: La Portada
E) Torre
-Fotografías antiguas: Torre de la Victoria
-Restauración de la Torre de la Victoria
-La Torre de la Victoria y sus autores

Fotografías Antiguas: La Iglesia de la Victoria

La Ruta de los Mínimos, en proyecto

Fechas destacadas del Convento de la Victoria:
-Canonización de San Francisco de Paula. – 1519
-Fundación del Convento de Padres Mínimos. – 1562
-Inicio de la construcción de la Iglesia de la Victoria. –1602
-Construcción de la Torre de la Victoria. – 1766
-Fusilamiento de La Torralba. – 1812
-Cierre al culto de la Iglesia de la Victoria. – 1938



Fuentes consultadas
-Apuntes Histórico-Artísticos y Visión Retrospectiva del diezmado conjunto monumental de la Iglesia de la Victoria de Estepa hasta su desamortización. Recio Veganzones, P.A. Actas de las III Jornadas sobre Historia de Estepa. Iltmo. Ayto. de Estepa. Estepa, 1999.
-La exclaustración de 1835-1837 en la Vicaría de Estepa. Jorge Alberto Jordán Fernández. IV Jornadas sobre Historia de Estepa. 2000
-Patrimonio Eclesiástico desamortizado en Estepa. José Manuel Navarro Domínguez. III Jornadas sobre Historia de Estepa. 1998
-Memorial Ostipense, de Antonio Aguilar y Cano, 1975. Reedición.
-La antigua Ostippo y actual Estepa, de Padre Alejandro del Barco. Reedición de A. Recio Veganzones. Ed. Iltmo. Ayto. de Estepa, 1994.
-Catálogo de la Exposición Iglesia de la Victoria. Iltmo. Ayto. de Estepa. Estepa, 2002
-Los Conventos de la Orden de los Mínimos en la provincia de Sevilla (s.XVI-s.XIX). Jordán Fernández, J.A. Diputación de Sevilla, 2013
-El Convento de la Victoria como entidad de crédito en la Estepa del Antiguo Régimen. José Manuel Navarro Domínguez. Miscelánea Ostipense. Estudios sobre historia de Estepa. 2013
-Los marqueses de Estepa y las cofradías estepeñas. Devociones de Estepa. 2018
-450 aniversario de la fundación del Convento de la Victoria de Estepa. A. Rodríguez Crujera. Desde la Alcazaba. 2012
-San Francisco de Paula y la Orden de los Mínimos de la Villa de Estepa (1562-1835). García Rodríguez, V. I Ciclo de Conferencias "Los Mínimos en Andalucía". Iltmo. Ayto. de Estepa. 2000
-Restauración de la Torre de la Victoria de Estepa. Pavón Torrejón, G. I Ciclo de Conferencias "Los Mínimos en Andalucía". Iltmo. Ayto. de Estepa. 2000
-Notas para una aproximación a la Historia del Convento de Ntra. Sra. de la Victoria de Estepa en el siglo XIX (1800-1835). Jordán Fernández, JA. I Ciclo de Conferencias "Los Mínimos en Andalucía". Iltmo. Ayto. de Estepa. 2000
-La Torre de la Victoria de Estepa y sus autores. Rivas Carmona, J. I Ciclo de Conferencias "Los Mínimos en Andalucía". Iltmo. Ayto. de Estepa. 2000
-Los Mínimos y su influencia en las manifestaciones devocionales de la religiosidad popular en Estepa: la Hermandad del Entierro de Nuestro Señor Jesucristo. Escalera Pérez, E.; Escalera Pérez, JO. I Ciclo de Conferencias "Los Mínimos en Andalucía". Iltmo. Ayto. de Estepa. 2000
-La imagen de San Francisco de Paula en la obra escultórica de Luis Salvador Carmona. Díaz Fernández, EA. I Ciclo de Conferencias "Los Mínimos en Andalucía". Iltmo. Ayto. de Estepa. 2000

LA IGLESIA DE LA VICTORIA: LA TORRE


Según nos informa una inscripción al pie de la obra, fue construida entre 1760 – 1766. Con posterioridad en 1955 sufrió una pequeña intervención y en el año 2000 una restauración completa. Es de estilo barroco, interviniendo en su construcción distintos maestros entre como Cristóbal García y Andrés de Zabala, que han dejado sus huellas en otros monumentos de la ciudad. El cuerpo inferior se debe a las trazas del arquitecto Cristóbal García que actuó también en la Iglesia de los Remedios ejecutando su hermoso camarín, mientras que el cuerpo superior es del vizcaíno Andrés de Zabala que realizó la colosal portada de la Iglesia del Carmen. Declarada Monumento Nacional en 1955, es el único vestigio que queda de la desaparecida Iglesia de la Victoria, y perteneció al convento de los Padres Mínimos, que llegaron a esta ciudad en 1651. La esbelta torre, de 40 metros de altura, se compone de cinco cuerpos superpuestos cubiertos por chapitel, rematado en cruz y veleta. Los cuatro cuerpos superiores tienen el mismo tratamiento en las cuatro caras de la torre, ya que a partir del primer cuerpo se salva la altura de la fachada de la iglesia.


Las inscripciones que existían en su primer cuerpo o basamento, que han sido descritas por Aguilar y Cano, nos informan de la historia de la esbelta torre. He aquí la inscripción que está grabada en una piedra de su primer cuerpo o basamento:

“D.O.M./. SE COMENZO ESTA OBRA EN 12 DE ABRIL/. DE 1760 SIENDO PRO(vinci)AL N.M. R.P.F. JOSEF SANCHEZ MANZANO/LECTOR(r) JUB(o) CALIF(icadr) D. LA SUPRE(ma), NTI./ DE ESTA VILLA Y COR(recto)r D. ESTE CONVto / EL R.P. DIEGO DEL BARCO LECTr JUBo/SE CONCLUYO EN 7 DE MAYO DE 1765/ SIENDO PRVAL N.M.R.FR. PEDRO / CARMONA LECTr JUBo Y CORr. EL R.P.FR. FRANco GONZALEZ LECTOR/JUBILAO”.

Por más abajo hay otra inscripción:

“ADMINISTRO ESTA OB/RA EL P.FR. AGUSTIN/ RODRIGUEZ PROCr DE/ ESTE CONVto y NA/TURAL DE ESTA/VILLA”.

Sobre estas inscripciones se halla una cartela ovalada con el tema “CHARITAS”. Las tres inscripciones de la pared de la Torre dan al lado Norte.

La belleza de la Torre de la Victoria no ha pasado desapercibida por los historiadores y así ha sido descrita en sus crónicas y estudios:


“La Torre de la Victoria es de piedra cipia (clase marmórea local, que en italiano se llama “cipollino”) del país y ladrillos cortados, de suerte que la Torre es la pieza mejor que en su línea se conoce en Andalucía, en cuanto al primor de su obra; pues siendo solo de 50 varas de altura, ascendió su costo a 20.000 pesos, igual a 20.000 duros, sin lo que después costaron dos campañas grandes que se les pusieron.” (P. Barco)

“Al lado de la derecha, conforme se entra en el templo, se alza la torre, una de las mejores de su género en Andalucía. Cada uno de sus primorosos cuerpos corresponde a un orden distinto de arquitectura, y todos con el capitel se armonizan en un grandioso y esbelto conjunto. Tiene de altura cincuento varas, y tuvo de costo, sin las campanas, veinte mil pesos.” (Aguilar y Cano)

“Es el único resto que ha quedado del convento del mismo nombre – de la Victoria – tras su desaparición; consta de cinco cuerpos y chapitel. En los dos primeros se usas pilastrones almohadillados y en los demás, diversos tipos de soportes barrocos adosados, todo ello realizado en ladrillo. Por una inscripción se sabe que la torre se construyó de 1760 a 1766”. (Guía artística de la provincia de Sevilla)

En la construcción de la Torre se usa el ladrillo aplantillado, mientras que la piedra caliza se utiliza en el basamento y como recurso para marcar con potentes cornisas el paso de un cuerpo a otro. El cuerpo de acceso alcanza una altura de 12 metros. Los tres primeros, base de la torre, arrancan con un muro de sillares realizados en piedra caliza, y los restantes en ladrillo de tejar rojo. La escalera exterior fue adosada en la segunda mitad del siglo XX, ya que el acceso a la torre se realizaba desde el interior de la iglesia. En este tramo se inicia la escalera que conduce al cuerpo de campanas, escalera de ocho tramos y con un giro de subida contrario al de las agujas del reloj.


El cuerpo de balcones, de una altura de siete metros y medio, se encuentra realizado en ladrillo macizo sobre una repisa caliza. Interiormente alberga parte de la escalera de acceso, que salva el último tramo con una escalera de caracol. El cuerpo de campanas es de transición, con una altura de 5’70 metros entre los dos anteriores y los siguientes, donde la función estética predomina sobre la estructural. El P. Barco contribuiría poco después de su realización a su embellecimiento, como las campanas, probablemente hechas en la fundición de Torredonjimeno. Desde su cuerpo de campanas se contempla un precioso paisaje que abarca gran parte de la campiña sevillana y cordobesa, así como toda una bella panorámica del Cerro de San Cristóbal.



En lo que respecta al cuerpo de volutas, se caracteriza por la riqueza en la combinación de materiales y motivos ornamentales, destacando las grandes volutas que dan nombre a este cuerpo. De 5,40 m. de altura presenta una cornisa multilínea concebida como elemento de transición con el cuerpo de campanas. A diferencia de los cuerpos anteriores, es de planta octogonal, con cuatro balcones de vano de medio punto. El cuerpo de estatuas de 3’60 m. se levanta sobre un zócalo octogonal. Se caracteriza por ser un cuerpo cuyo fin último es la ornamentación de la torre. Está formado por cuatro hornacinas con esculturas de santos. Las cuatro efigies son San Francisco de Paula, Santa Bárbara, el Arcángel San Miguel y San Jerónimo, patrón del antiguo concejo de la villa. Combina la piedra y el ladrillo con el azulejo, dando una rica conjunción de color y forma. El chapitel tiene una altura de 5,20 metros de los cuales 1,60 corresponden al agujón que componen cruz y veleta. Se apoya sobre una doble base de ladrillo de planta octogonal y de diferente anchura, siendo menor la superior. Sobre dicha base se levanta el remate de la torre realizada en piedra caliza, de planta octogonal y perfil curvilíneo de la que surge la base de la veleta y la cruz de coronación. La veleta culmina así la torre y marca el sentido de los fuertes vientos en Estepa.



La espléndida y fastuosa Torre anexa a la extinguida iglesia pasa por ser uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura Barroca andaluza. Su silueta se vislumbra desde cualquier punto de la ciudad. Al carecer de un amplio espacio libre con profundidad para contemplarla detenidamente, proponemos al visitante que se acerque a ella por la calle Concepción, detenerse en la Plaza de la Victoria y después acariciarla desde el Carril de Santa Clara, desde el mirador conocido como de la “Virgencita” o desde el “Balcón de Andalucía”. Desde la estrechez de la calle Torralba podemos contemplar también una visión singular de la Torre de la Victoria, emblema de la ciudad de Estepa.


Fuentes consultadas
-Actas de las III Jornadas sobre Historia de Estepa. Iltmo. Ayto. de Estepa. Estepa, 1999.
-Memorial Ostipense, de Antonio Aguilar y Cano, 1975. Reedición.
-La antigua Ostippo y actual Estepa, de Padre Alejandro del Barco. Reedición de A. Recio Veganzones. Ed. Iltmo. Ayto. de Estepa, 1994.
-Catálogo de la Exposición Iglesia de la Victoria. Iltmo. Ayto. de Estepa. Estepa, 2002
-La Torre de la Victoria y sus autores. Jesús Rivas Carmona. IV Jornadas sobre Historia de Estepa, 2000
-La Torre de la Victoria de Estepa y sus autores. Rivas Carmona, J. I Ciclo de Conferencias "Los Mínimos en Andalucía". Iltmo. Ayto. de Estepa. 2000
-Restauración de la Torre de la Victoria de Estepa. Pavón Torrejón, G. I Ciclo de Conferencias "Los Mínimos en Andalucía". Iltmo. Ayto. de Estepa. 2000
-La Torre de la Victoria y sus autores. Devociones de Estepa. 2015
-Los canteros de Estepa: Cristóbal García. Devociones de Estepa. 2015
-Los canteros de Estepa: Andrés Zabala. Devociones de Estepa. 2015
-Fotografías antiguas: Torre de la Victoria. Devociones de Estepa. 2012
-Las torres gemelas de Écija ... y EstepaÉcija Historia. 2013
-La torre de la desaparecida iglesia de la Victoria, de Estepa (Sevilla). Luis Bellido. Academia: Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. 1955-1957

3/7/12

LA TORRALBA, SEGÚN AGUILAR Y CANO



Afecta tan profundamente nuestro sentimiento cuanto se refiere a la guerra de la Independencia que no hay detalle, por nimio o insignificante que parezca, que no nos interese en alto grado. Un detalle imperceptible de aquella grandiosa lucha es el que mueve hoy nuestra pluma: le hemos oído narra con admirable sencillez y naturalidad: nada contiene de extraordinario y sin embargo le escuchamos atraidos por el encanto que para todo español tiene cuanto se relaciona de algún modo con aquella gloriosa resurrección de la patria.


En la época de la dominación francesa, es decir en la que media el año 10 al 12, adquirió triste notoriedad por sus atrevidos y múltiples robos la partida de malhechores que comandaba Torralvo; pero, aun cuando parezca imposible, esa notoriedad fue mucho mayor por la crueldad refinada, por la exagerada maldad, de una mujer que acompañaba a los ladrones, unida no sabemos por que vínculo al capitán y conocida por ello con el nombre de la Torralva, nombre que después ha quedado popular en Estepa como símbolo y tipo de malas mujeres. La partida de Torralvo rodaba a quién podía sin distinción de nacionalidades, y la Torralva incitaba a su gente a las mayores crueldades y no se contentaba con menos que mutilar de un modo vergonzoso a los que tenían la desgracia de caer en manos de aquellos forajidos.


Con tales antecedentes, fácil es de presumir cómo serían perseguidos los ladrones de Torralvo. Dedicaron a ese servicio especial preferencia los franceses que guarnecían a Estepa, y un día lograron apoderarse de la Torralva a quien había dejado ciega de una perdigonada unos arrieros de la Alameda. Procedieron los franceses a la curación de la citada criminal y luego que estuvieron cicatrizadas sus heridas la juzgaron y condenaron a muerte. El fusilamiento se llevó a cabo en las plazas unidas de la Concepción y Victoria, y en tan triste acto mediaron dos curiosos incidentes. Fue el uno que asistiendo a la reo espiritualmente fray Rafael Vergara y Vergara, llegado el momento de la ejecución se abrazó a él fuertemente, diciendo no sabemos si por astucia o si por extravío que en su mente hubiera causado el terror, que estaba viendo a un santo que suponía era el mismo fraile auxiliante. La Torralva no se desasía, los esfuerzos de fray Rafael para lograrlo eran inútiles, e impacientados los franceses, que acaso sospecharon que se representaba una comedia, se echaron por dos veces los fusiles a la cara para dispararlos sobre el grupo que formaban la desdichada mujer y su confesor. Un último esfuerzo de fray Rafael le hizo apartarse y la Torralva cayó muerta encharcando el suelo con su sangre.


Una vez terminado el acto se acercó al cadáver un soldado, mojó sus dedos en la sangre y con ellos escribió en la sillería de la pared del convento, cerca de la torre, la siguiente breve indicación:

5em D. r.

Es decir: el 5º de Dragones, o sea el cuerpo a que pertenecían el soldado que quiso consignar la memoria del hecho.


Las manchas de sangre son indelebles. Hace sesenta años el francés don Juan Bernet refería este suceso a su amigo don Manuel Vergara y Carrero, sobrino carnal de fray Rafael, señalándole con la mano la inscripción de la victoria, tan viva de color que parecía hecha el día antes. Hace poco (en 1889) don Manuel Vergara repetía la tradición a don Enrique Crespo Rodríguez, llamándole la atención acerca de la persistencia del color e integridad de las letras.


¿Por qué misteriosa fuerza ha persistido aquel recuerdo, escrito con sangre sin que hallan sido parte a borrarlo ni el tiempo ni los elementos, ni la destructora acción del hombre?


Acercaos curiosos al sitio designado: allí en reducida cifra podéis contemplar el nombre de uno de los cuerpos extranjeros que hollaron nuestro territorio, la sangre de uno de aquellos criminales que fueron como sombras de nuestro patriótico esfuerzo, y el recuerdo de la justicia que permanece como cosa eterna, mientras han desaparecido los delincuentes comunes y los delincuentes políticos que por aquel entonces la afrontaron. El robo vulgar y el robo de una patria pasaron: juntos han ido la Torralva y los invasores: la patria y la justicia quedan.

LA IGLESIA DE LA VICTORIA: LA TORRALBA

Durante la invasión francesa, Estepa vivió uno de sus pasajes más populares, cuya referencia de lo sucedido ha perdurado hasta la actualidad con toques de leyenda, heroicidad e incluso vandalismo. No queda claro si la historia es tal y como se cuenta, ya que la leyenda la adorna y puede modificarla dependiendo del punto de vista de la persona que la cuente.

En 1807 Napoleón Bonaparte decide invadir el país vecino de Portugal por negarse a realizar el bloqueo continental contra Gran Bretaña, enemigo hispano-francés durante el siglo XVIII. Francia acuerda con España la invasión militar conjunta y la cesión de los reinos de Portugal a la corona española, pero a cambio las tropas francesas accederían al país lusitano a través de los territorios españoles. La presencia de las tropas francesas en España se había ido haciendo amenazante a medida que iban ocupando diversas localidades españolas, controlando no sólo las comunicaciones con Portugal sino también la frontera francesa y Madrid. Napoleón decidió que la monarquía de Carlos IV era de escasa utilidad y que sería más conveniente la creación de un Estado satélite en manos de su hermano José Bonaparte, después del Motín de Aranjuez y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII. Esta situación de incertidumbre incitó a la protesta popular del 2 de mayo de 1808 que fue duramente reprimida por las tropas napoleónicas. Lo sucedido en Madrid se extendió por todo el país como una ola de proclamas de indignación y llamamientos públicos a la insurrección armada que desembocó en la Guerra de Independencia Española. En Cartagena se inicia la insurrección, creándose la primera Junta General de Gobierno, y desde aquí se mandan correos a las demás ciudades para que se unan.


Tras el alzamiento en Sevilla el 26 de mayo de 1808, se constituye la Junta Suprema de España e Indias, que para la defensa de España, ordenó que se hiciera lo mismo en más poblaciones. En Estepa se formó una Junta de Gobierno, presidida por don Benito Jordán Calatayud, que al mismo tiempo ejercía de Corregidor.

Ante las primeras victorias conseguidas por los españoles durante el verano, Napoleón despliega su Gran Armada en los territorios españoles desde noviembre de 1808, obteniendo grandes victorias y obligando a la Junta Central a refugiarse primero en Sevilla y después en Cádiz.

Estepa fue ocupada por las tropas de Napoleón en 1810. Tras la engañosa e innoble invasión, quedó establecida una fuerza militar como guarnición de la villa y la comarca, con don Juan Naghten como comandante militar, y se alojó en ella una columna de tropas a las órdenes del comandante Bourbon Bussec.

Las fuerzas invasoras sometieron a los vecinos de Estepa a todo tipo de vejaciones y humillaciones: sacar a las parturientas a la calle; pedir con amenazas dinero al Ayuntamiento y a particulares, para sufragar gastos de comida para la tropa; hacerles el “favor” a los ganaderos de aprovechar los pastos de la sierra, a cambio de exigirles para comida de los soldados numerosas cabezas de ganado, causando la ruina de muchos propietarios. Y la cólera del pueblo se hizo grande y hubo furor y violencia.

Aguilar y Cano nos relata lo sucedido en su Memorial:

“Los vecinos sufrían individualmente no menores atropellos. El cuartel general de los franceses se había establecido en el pósito y como la guarnición era grande, había alojados en casi todas las casas del Barrio-nuevo. El trato que recibían los pobres dueños de casa, de sus huéspedes, era cruel, contándose como cierto que entre otras atrocidades, colocaban en medio de la calle a las mujeres parturientas ocasionándoles a alguna la muerte. No es extraño, pues, que hubiera tremendas represalias y que un sinnúmero de franceses recibiera oscura muerte tan luego como la ocasión se presentaba para ello.”

Los españoles de las zonas ocupadas utilizaban como método de lucha la guerra de guerrillas como único método de desgastar y estorbar el refuerzo de guerra francés. Se trata de grupos de poca gente, conocedores del terreno que pisan, que hostigan con rápidos golpes de mano a las tropas enemigas, para disolverse inmediatamente y desaparecer en los montes.

Álvarez Chocano en su novela El Relicario describe la guerrilla que actuaba en los terrenos cercanos a Estepa:

“Diez y ocho hombres montaron a caballo, al ocupar los franceses la Andalucía. Los mismos estaban, cuando salieron de ella y huyeron a Francia. Ni uno fue muerto; ni uno fue cogido; y no se pueden contar los choques, siempre funestos a los veteranos del imperio, que sostuvieron aquellos valientes españoles, cuyos nombres deben pasar a la posteridad. Miguel Hidalgo, que fue el comandante, Diego, su hermano, Juan Bermudo, Pedro Caro, Rodríguez el Bolero, Copete (a) Coronilla, el Cordobés, Carpo López, Luis López, Francisco, Pedro y José Quirós, Juan, Francisco y José Guerra, y otros tres eran los individuos de esta partida, naturales del Rubio y de Estepa, y uno del pueblo de Miragenil…


Vestían al uso del país; calzón corto, faja encarnada, botín y zapato de becerro, zamarra de lana larga, sombrero calañés. Montaban ligerísimos y arrogantes caballos, en que llevaban dos escopetas, sable, cuyo manejo aprendieron, cuchillo, pistolas y canana corrida. Todos muy buenos jinetes, todos excelentes tiradores, conociendo los caminos, veredas, lindes y padrones del país, y teniendo los caballos acostumbrados a saltar arroyotes, barrancos y vallados.”


Por todos es sabido que por esta zona abundaban en esos años famosos bandoleros y partidas de caballistas que el trabuco en la montura, las alforjas aviadas, y la “faca” y los “perrillos” listos en la faja, eran expertos salteadores de caminos que cometían sus fechorías muchas veces al amparo de los vecinos que los encubrían en sus casas o en los cortijos en el campo, y otras, en los seguros escondrijos de las agrestes serranías.

Una de esas partidas de malhechores, era capitaneada por un tal “Torralbo”, al cual, no se sabe por qué extraño vínculo –si amoroso o por vocación bandolera –, estaba unida una mujer que los acompañaba en sus correrías delictivas y se dice que su notoriedad era mayor por la crueldad y maldad que ejercía contra sus víctimas;“incitaba a su gente a las mayores crueldades y no se contentaba con menos que mutilar de un modo vergonzoso a los que tenían la desgracia de caer en manos de aquellos forajidos”. La protagonista de nuestro relato quedó en la antigüedad marcada como sinónimo de malas mujeres, y por su unión con Torralbo el capitán de la partida, era conocida con el nombre de “La Torralba”.


Ya se sabe que la leyenda, a veces suele magnificar las “gestas heroicas” de ciertos personajes tristemente célebres, y así se decía que la Torralba tenía una taberna donde engatusaba y emborrachaba con sus artes a algunos soldados franceses, y cuando estos estaban más confiados, los mataba y se deshacía de los cuerpos echándolos a un pozo que había en su patio o corral.


Seguramente, este ardid constituía su peculiar y heroica manera de luchar contra la soldadesca del ejército usurpador de nuestro suelo. ¿Verdad, o leyenda? Lo decían los más viejos. Lo cierto es que la partida del “Torralbo” cometía sus fechorías contra aquellos que podían –franceses o españoles –, sin distinguir nacionalidades, y por ello eran perseguidos por los franceses con especial ahínco. Además, aquellas partidas de bandoleros, también acometían riesgosas y osadas acciones de guerrillas: emboscada, golpe mortal y retirada rápida, combatiendo contra el invasor para diezmar con estratégicos y fulminantes ataques sus efectivos militares. ¿Héroes, o bandidos?

Un desafortunado día para ella, las tropas francesas que los perseguían por los agrestes parajes del santuario de la Fuensanta, en Corcoya, lograron capturar a “La Torralba”, a la que hallaron ciega a consecuencia de las heridas producidas por la perdigonada de un tiro de escopeta que le dispararon unos arrieros del pueblo de La Alameda.

Tras ser apresada, los franceses curaron sus heridas, y cuando estuvieron cicatrizadas, se le sometió a un proceso en el que fue juzgada por el comandante Bourbon Bussec, que la condenó a la pena de muerte.

El fusilamiento de la guerrillera estepeña debió ser en 1812 en la plaza de la Victoria, en el muro lateral de la iglesia. Muro de la vieja iglesia, junto a la puerta lateral que da a la placita de la Victoria. En dicha pared tuvo lugar el fusilamiento, y en ella quedó grabada la inscripción hecha con la sangre de la Torralba. Allí se trasladó a la prisionera que en los instantes anteriores a su muerte, estuvo confortada espiritualmente por fray Rafael Vergara y Vergara, y en el triste acto, ocurrió lo siguiente: cuando el fraile se hallaba junto a la mujer rezando con ella y asistiéndola en sus últimos momentos, esta aprovechó para agarrarse al religioso con todas sus fuerzas, y por picardía o por la locura que le producía el miedo a la muerte, comenzó a dar gritos exclamando que estaba viendo a un santo que suponía era el mismo fraile que la auxiliaba. Como La Torralba astutamente se aferró a los hábitos y no se separaba del fraile, y el pobre clérigo no podía deshacerse de ella, los franceses ya comenzaban a perder la paciencia por el retraso de la ejecución sospechando que todo aquello se trataba de una comedia urdida por la condenada para salvarse. Y por dos veces echaron mano de los fusiles apuntando para dispararlos contra la pareja formada por la desdichada mujer y el asustado clérigo. Hasta que al fin y después de un gran esfuerzo, con dificultad consiguió el fraile liberarse como pudo de la atenazada opresión de los brazos de la mujer, haciéndola apartarse de él.


Inmediatamente después, en la placita resonaron los disparos del pelotón de fusilamiento francés, y la torre fue mudo testigo de cómo La Torralba cayó muerta en el suelo, sobre el que se formó un charco de sangre. Terminado el fusilamiento que pretendía ser un escarmiento ejemplar para subyugar y atemorizar al pueblo invadido, un soldado de acercó al cadáver de la mujer guerrillera, y tras mojar sus dedos en la sangre derramada, en los sillares que todavía quedan en pie junto a la hermosa torre donde se llevó a cabo la ejecución, a modo de epitafio, escribió este corto letrero:

“5em D. r.”

en alusión al 5º de Dragones; regimiento al que pertenecían los soldados que la ejecutaron, queriendo así dejar constancia en la pared y plasmada por muchos años, la indeleble huella roja en memoria del hecho coactivo y de escarmiento ejemplarizante.

Y la dejó. Pues al menos hasta sesenta años después, y aún más –afirma Aguilar y Cano –, todavía podía apreciarse en el muro la leyenda, aunque algo borrosa por el tiempo, no hallándose explicación natural a la fuerza misteriosa por la que la roja inscripción escrita con la sangre estepeña de La Torralba, había resistido al paso del tiempo y de los elementos. La sangre de una mujer fue vertida por la comisión de delitos de bandolerismo en los caminos de Andalucía, pero también fue derramada por combatir en la guerra a su manera, y matar al enemigo contra el que cometía acciones violentas en desesperada defensa del honor y la libertad.

El ajusticiamiento se tornó en militar y político, desde el instante en que su encausamiento fue motivado por luchar en salvaguarda de la Patria, vil y engañosamente invadida por el entonces considerado como el mejor y más poderoso ejército del mundo, combatido y vencido aquí con honra por gloriosos y heroicos militares, pero también por civiles anónimos y valientes, guerrilleros y guerrilleras, muchos de ellos fuera de la Ley, y perseguidos por ella.

En 1629 era entonces alcalde de Estepa don Rafael Machuca Moreno, quien mandó cincelar en la piedra una inscripción en honor y recuerdo a ella y plantar un laurel como símbolo de su valor e inmortalidad histórica. Se trataba de un homenaje rendido por este pueblo a una mujer audaz y temeraria conocida con el sobrenombre de “La Torralba”.


LA INSCRIPCIÓN
____________
1812 – 1969
UNA MUJER CONOCIDA POR LA
TORRALVA OFRENDÓ SU VIDA EN ESTE
PAREDÓN POR LA INDEPENDENCIA DE
SU PATRIA FRENTE A LOS EJÉRCITOS
NAPOLEÓNICOS
SU CIUDAD NATAL PERPETÚA SU
MEMORIA Y LE DEDICA ESTE LAUREL
COMO SÍMBOLO DE SU VALOR
__________________







Fuentes consultadas:
-La Torralba: historia y leyenda. Artículo de D. Antonio Rodríguez Crujera publicado en su blog y en la Revista de Estepa de 2010.
-Memorial Ostipense, de Antonio Aguilar y Cano 1886, Reedición de 1975.
-Estepa Napoleónica (1810-1812). Díaz Torrejón, FL. II Jornadas sobre Historia de Estepa. Ed. Iltmo. Ayto. de Estepa, 1996
-La Torralba: una mujer a caballo entre la leyenda y la historia en la Estepa de 1812. Jordán Fernández, JA. Anuario de estudios locales. 2011

1/7/12

LA IGLESIA DE LA VICTORIA: EL PÚLPITO (I)

Dentro de la reforma iniciada por el P. Fr. José Sánchez Manzano en la segunda mitad del siglo XVIII se realizó el púlpito de la Iglesia de la Victoria. Se situó en el lado del evangelio, entre la nave y el crucero, realizado en piedra-jaspe de color rojo y negro y medallones en blanco. El púlpito se trasladó a la Iglesia del Corpus Christi de Sevilla donde se colocó sin su suporte y escaleras, perdiendo así la elevación del mismo. El púlpito de la iglesia está pendiente de un estudio que descubra la temática ilustrada en los medallones.





El púlpito estaba coronado por un tornavoz que contenía la siguiente leyenda:

CATH(olica) FID(es) ET RELIG(io) SAC(ra)
VT DEI MAGNAL(ia) QUAE FANT(antur) IN
LOC. IST. FLUANT IN CORD. FIDEL.
QUASI MEL DE PETR. OLEVMQ
DE SAXO.


R.A.P.F.ALEXAND. BARCO ET GARª,(sic)
L.J.S.INQUIS.QUALIF.AC MINIM.
GRANAT(ensis) PROV. PRAES. V.
AMBON.HVNC EX IASPIB(ibus)
De Sua Pecunia Fecit
ANN.CI) D EXI (sic)

Pensamos que el tornavoz fue trasladado hasta la Iglesia de la Asunción donde permaneció hasta la última restauración de la Iglesia, actualmente en posesión de la iglesia o del ayuntamiento. El tornavoz que estaba en la iglesia se caracteriza además por estar rematado por un ángel.