16/5/12

LA IGLESIA DE LA VICTORIA: RETABLO DE SANTA LUCÍA

Los retablos que en su día ornaron las paredes de la iglesia de la Victoria se encuentran esparcidos por diversas iglesias de la comarca (Herrera, Casariche, El Rubio, Badolatosa), e incluso alguno ha traspasado los límites de esta frontera (Puente Genil en la provincia de Córdoba o Puebla de Cazalla en la provincia de Sevilla, e incluso en la propia capital sevillana). Contaba con ocho retablos decorados de madera más el mayor, de similares características, y dos de piedra que aún se encuentran en el emplazamiento de la iglesia. Responden al modelo de retablo-estípite, tipología barroca que va a imponerse en la segunda mitad del siglo XVIII. Estos estípites vienen a remarcar el único vano central en el que se colocaba la imagen a la que estaba consagrado. La prolongación de este hueco en el segundo cuerpo a través de molduras y volutas, nos hace pensar que estas obras están cercanas a aquellas salidas de talleres ecijanos.


En la ciudad sevillana de Badolatosa se encuentra el retablo que en su día fue dedicado a Santa Lucía, y actualmente se encuentra en la Iglesia de Ntra. Sra. del Socorro como retablo mayor del templo dedicado a su titular.

Este retablo hacia pareja junto al de Ntra. Sra. de la Candelaria (actualmente en la Iglesia-Convento de Ntra. Sra. de la Candelaria de la Puebla de Cazalla). El retablo de Santa Lucía se situaba junto al de Jesús Nazareno, a la izquierda en la nave de la Iglesia de la Victoria.

El retablo de Santa Lucía formaba parte de una serie de cuatro retablos en la nave de la iglesia que, a pesar de tener el mismo estilo del de Jesús Nazareno y Ntra. Sra. de las Angustias, más cercanos al presbiterio, se diferenciaban de estos en la forma rectangular del marco de los escudos y del medallón del ático y las volutas que lo ornamentan. Los cuatro retablos que componían esta serie eran el de Ntra. Sra. de la Candelaria, el de Santa Lucía, el de San Francisco de Sales y el de San Blas.



Estaba formado por una banca, un cuerpo y un ático. El cuerpo se dividía de tres calles: las calles laterales se decoraban con los escudos de armas sobre marco rectangular de Francisco Lasarte Navarrete a la izquierda y de su mujer María de Ossorio a la derecha, mientras que en la calle principal estaba la hornacina de la Santa. El primer escudo en campo de oro, un árbol de su color, con cuatro corazones de color oro, con un jabalí al pie, dos a cada lado, armas que hoy se ven en la casa de los Loring; y el segundo escudo tiene las armas de los Osorio, en campo de oro dos lobos desollados, bordadura de gules con ocho aspas de oro.

La planta incurvada que presenta este retablo produce un efecto envolvente, contrastado por el ligero adelantamiento de la calle central. En el medallón del ático se decora con un busto de un Ecce Homo en marco rectangular. El retablo se conserva en buen estado, excepto por los estípites de los extremos que se han perdido y por dos ángeles que se le ha añadido a los lados de la hornacina central.

No se tiene constancia del paradero de la imagen original del retablo, aunque algunos inventarios constatan ‘un platillo y ojos de plata’ de Santa Lucía en la Iglesia de San Sebastián.


Santa Lucía nació en Siracusa, ciudad de la provincia romana de Sicilia, en 283 d.C. Pertenecía a una familia noble y fue educada en la fe cristiana. Perdió a su padre durante la niñez y su madre enferma la comprometió a casarse con un joven pagano, pero Lucía consagró su vida a Dios e hizo un voto de virginidad. Lucía convenció a su madre para que rezase ante la tumba de Santa Águeda de Catania a fin de curar su enfermedad. Al sanar, Lucía pidió a su madre que la liberara del compromiso y su madre accedió, dando su rica dote a los pobres de la ciudad. Pero su pretendiente la acusó ante el procónsul Pascacio debido a su condición de cristiana, en tiempos del emperador Diocleciano.

Ella fue a ver a su pretendiente y le preguntó qué era lo que le gustaba de ella y él le respondió que sus ojos. Entonces Lucía tomó una espada y se sacó los ojos, los colocó en una bandeja de plata y se los entregó al joven pidiéndole que le dejara consagrar su vida a Dios.

Una leyenda medieval cuenta que cuando Lucía estaba en el tribunal, aun sin ojos, seguía viendo. Durante su juicio, fue amenazada con ser llevada a un prostíbulo para que saliera contaminada, pero ella le dio una sabia respuesta al procónsul: “El cuerpo queda contaminado sólo si el alma es consciente”. El procónsul quiso pasar de las amenazas a los hechos, pero el cuerpo de Lucía se puso tan pesado que no pudieron moverla. Un golpe de espada hirió a la joven en la garganta.


Santa Lucía, cuyo nombre significa “la que porta la luz” es la patrona de los ciegos y abogada contra los problemas de la vista. Su festividad se celebra el 13 de diciembre.

Santa Lucía, Museo de Antequera

Santa Lucía, Campillos de Arenas-Jaén

Santa Lucía, Sevilla

Fuentes consultadas
-Actas de las III Jornadas sobre Historia de Estepa. Iltmo. Ayto. de Estepa. Estepa, 1999.
-Memorial Ostipense, de Antonio Aguilar y Cano, 1975. Reedición.
-La antigua Ostippo y actual Estepa, de Padre Alejandro del Barco. Reedición de A. Recio Veganzones. Ed. Iltmo. Ayto. de Estepa, 1994.
-Catálogo de la Exposición Iglesia de la Victoria. Iltmo. Ayto. de Estepa. Estepa, 2002