19/4/11

CON LOS BRAZOS ABIERTOS


¿Qué es el amor? Dice San Pablo en su Carta a los Corintios que el amor es paciente y bondadoso, que no tiene envidia, que no es orgulloso, que no es grosero ni egoísta, que no se irrita, que no lleva cuentas del mal. Por otra parte sabemos que el amor no es una realidad visible, sabemos que no se puede tocar, ni oír, ni oler; sabemos que no se puede medir ni pesar, que no se puede coger y mucho menos dominar.

¿Qué es entonces el amor? Hemos dicho como es y que no es, pero ¿qué es realmente el amor? Sabemos también que hay muchas clases de amor. El amor de las parejas, el que sienten los amigos, el del padre por los hijos y el de éstos por sus padres, el amor de las familias y el único y más especial de las madres. Sabemos que se siente de mil maneras distintas y por mil cosas diferentes. Amamos los recuerdos, a los animales que nos hacen compañía, la naturaleza, los objetos que nos regalaron, nuestra ciudad o nuestro pueblo, amamos lo que esperamos, amamos los ideales, amamos a quien nos ama y a quien no nos ama tanto. Amamos al cumplir treinta y también a los cuarenta, amamos en la vejez cuando la vida se escapa, amamos con quince años en la plena adolescencia como quien nunca amó antes y jamás volverá a amar. Hay tantas formas de amor, hay tantas formas de amar.

Es posible descubrir ¿qué es realmente el amor? Hace apenas dos mil años el Amor se hizo hombre y caminó entre nosotros. El Amor se acercó al pobre, a la viuda, al enfermo, al despreciado y al huérfano; el Amor se acercó al rico, al extranjero, a la adúltera y al maestro de la ley. A todo el que quiso oírle y seguirle en su mensaje. A todo el que quiere darse y entregarse a los demás, a todo el que se regala y trabaja por la paz, a todo el que tiene hambre de justicia y de verdad, a todo aquél que perdona sin volver la vista atrás, a todo el que da su mano y reparte caridad.

Pero después de enseñarnos a amar, no fuimos capaces de amarlo y nos deshicimos de Él. No aceptamos su mensaje de infinito amor al hombre y preferimos amarnos a amar a los demás. Entonces, el Amor fue colgado de un madero, humillado y ultrajado, traspasado por los clavos de la gloria y la riqueza y la lanza del poder. Pero tanto ama el amor que perdonó a los hombres para que aprendan a amar. Para enseñarnos que sólo hay un camino hacia Él, el de amar a los hermanos, el de pensar en el otro antes de pensar en mí, el de consolar al triste, el de socorrer al pobre, el de proteger al débil y el de atender a aquéllos que pasan necesidad, el de abrir siempre los brazos los que acuden a ti. Y el amor desde su cruz sigue amando y enseñándonos a amar, sigue acogiendo a los hombres que necesitan de Él y sigue llamando a gritos y abriéndoles los brazos a los que viven sin Él.

Porque aunque diversas sean las formas de amar el objeto de amor es siempre uno y el mismo, porque el AMOR aunque esté crucificado siempre nos espera con los brazos abiertos.

D. Ginés González de la Bandera Romero
Director Espiritual Hdad. de los Estudiantes
Boletín Los Estudiantes 2010