14/4/11

ANTIGUOS RECUERDOS


Todos los mayores recuerdan la rondalla que formaron un grupo de estudiantes que durante el curso académico residían fuera de Estepa, mayormente en Sevilla, y en los meses de verano, las noches del sábado al domingo, principalmente, salían por las calles para cantar a las novias, amigas o conocidas ante los balcones de sus casas, siendo recompensados la mayoría de las veces con alguna que otra botella.

De aquel grupo de estudiantes partió la idea de fundar nuestra Hermandad. Las reuniones y los primeros cabildos los celebraban en alguno de los pisos que habitaban en Sevilla, según me contaron hace años varios de los fundadores.

El viernes de Dolores llegaban a Estepa todos ellos de vacaciones y preparaban en un par de días todo lo necesario para la estación de penitencia.

Aún era un niño, pero recuerdo del Martes Santo del año de su fundación, 1957, su primera estación de penitencia, con la imagen del Santísimo Cristo del Amor sobre un paso prestado por otra Hermandad de nuestra ciudad, acompañado de un grupo de nazarenos y bastantes fieles presenciando su salida a las 12 de la noche. Llamaba la atención el silencio, sencillez y austeridad del cortejo por las calles de nuestro pueblo, silencio roto sólo por el toque monótono del tambor y la lectura y rezo del Vía Crucis, cuyas estaciones estaban señaladas por folios de papel colocados en las paredes, con los números romanos puestos a mano.


Pasados unos años aquellos estudiantes fueron terminando sus estudios y marchándose fuera de Estepa para ejercer sus profesiones, quedando en el pueblo sólo unos cuantos hermanos, entrando la Hermandad en una etapa de letargo.

A finales de los años 60 nos pusimos un grupo de amigos en contacto con Santiago Jiménez (q.e.p.d.); formamos una nueva Junta de Gobierno y la Hermandad cobró de nuevo vida.

En los días de la Feria, que en aquellos tiempos se celebraba en el mes de septiembre, se organizó una exposición de pintura en los altos del antiguo Sindicato (frente al Bar Kiko), con cuadros cedidos por artistas estepeños y particulares, que resultó muy visitada y valorada por los estepeños, recaudándose algunos fondos con la rifa de un cuadro donado por uno de los artistas participantes.

Todos los años, el Lunes Santo, una vez terminada la Estación de Penitencia de la Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias, esperábamos en la Ermita de Santa Ana para retirar de su paso las flores que pondríamos al siguiente en el paso del Stmo. Cristo del Amor, junto con el lentisco del paso del Señor de la Borriquita.

Se instauró la Misa de la Hermandad, el Martes Santo a las 8,30 de la mañana en la Parroquia y, años después, se empezaron a celebrar los Cultos Cuaresmales. Durante unos años los hermanos más jóvenes, bajo la dirección de Don Rafael Blanco, celebran, después del Triduo, una vigilia en la noche del sábado al domingo.

Quiero aprovechar la ocasión para hacer un llamamiento a todos los hermanos y recordarles que el acto más importante de la Hermandad no es su estación de penitencia sino la celebración de sus Cultos Cuaresmales, a los que deberíamos asistir muchos más de los he lo hacen.

Por aquellos años se hizo la primera compra de faroles, desde sus fundación nos los venía prestando la Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias.

En el año 1982 la Hermandad celebró sus Bodas de Plata, con participación de la mayoría de los fundadores en la Estación de Penitencia del Martes Santo.

En el año 1984, durante los días del Triduo, se pronunció el primer pregón de la Hermandad, a cargo de Leonardo Garrido, en el Salón de Actos de la Caja de Ahorros San Fernando.

También en los años 80 la Hermandad abrió una caseta en la Octava de Los Remedios, con muchísima afluencia de cofrades,

Desde su fundación, a pesar de los cambios que el tiempo ha ido demandando, la Hermandad ha mantenido el mismo espíritu de seriedad, sencillez y austeridad, aunque algunos puedan pensar lo contrario, opinión que, por supuesto, respeto. Dos de esos cambios fueron los de arrodillarse durante el rezo de las estaciones del Vía Crucis y la de no volver nunca la cara hacia atrás durante toda la estación de penitencia.


Estos son los más antiguos recuerdos y vivencias que me vienen a la memoria de nuestra Hermandad del Santísimo Cristo del Amor, Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado y María Santísima del Valle.

Espero y confío que la Junta de Gobierno actual y las que vayan sucediéndola procuren siempre mantener la Hermandad sencilla y seria, ¡sencilla pero no triste!: no olvidemos que fue fundada por un grupo de estudiantes que cantaban en una rondalla.

Que Dios Padre y su Hijo, el Santísimo Cristo del Amor, nos bendigan y nos guarden a todos.

Rafael Fernández González
Boletín Los Estudiantes 2010