19/8/10

LOS ROMANOS


Durante toda la Edad Moderna, producto del clima bélico que España vivió especialmente durante los siglos XVI y XVII, y en menor medida el XVIII, abundaban los soldados, muchos de ellos servían en distintas compañías para mantener unidos los extensos territorios de esa España imperial (Flandes, Italia, África y América)

La abundancia de soldados generó, en lo tocante a las cofradías religiosas, especialmente durante la Contrarreforma (1560-1648), momento en que las procesiones comienzan a realizarse como manifestación dramática de la muerte y resurrección de Cristo y como fórmula de cimentar la religiosidad popular, la aparición de “soldadescas” en las cofradías religiosas.

Hasta ese momento la Semana Santa se reducía a los Oficios religiosos en los templos, destacando la exposición del Santísimo. A lo largo de este siglo comienzan a aparecer diferentes cofradías en las localidades que desean hacer un culto exterior como manifestación de su fe, apareciendo procesiones penitenciales de nazarenos de luces y cruces y vía crucis. Las primeras referencias que conocemos acerca de estas peculiares asociaciones paramilitares volcadas en las festividades católicas datan de fines del siglo XVI.



Aparecen en el siglo XVI y XVII como asociaciones de fieles que adoptan la forma de compañías militares para desfilar en las procesiones de Semana Santa. Muchas cofradías, que se correspondían habitualmente con oficios concretos de los cofrades (carpinteros, plateros, etc.) incorporaron hábitos y vestimentas militares como expresión de la jerarquía de la propia cofradía, organizadas en grados militares, generalmente con la graduación de capitanes, sargentos y soldados, desfilaban habitualmente en las procesiones, no siempre con el orden y la compostura que la Iglesia demandaba de este tipo de manifestaciones. La soldadesca estaba formada por un capitán, alférez, sargento y escuadra, que iban acompañados de tambores en sus desfiles. Esos días no trabajaban y gastaban importantes cantidades de dinero en convites y agasajos.

Con la desamortización de Mendizábal se agudiza la crisis de las cofradías, desapareciendo muchas de ellas y perdiéndose su patrimonio y sus elementos característicos, entre ellos los romanos. Volverán a resurgir en la primera mitad del siglo XIX y muchas cofradías vuelven a incorporar soldados romanos a sus cortejos recordando la época en que se hacían representaciones de la Pasión. Con la Guerra Civil 1936-39 se pierde mucho patrimonio religioso al destruirse imágenes, ermitas estandartes, libros, ... y los cortejos de romanos también se ven afectados. Tras ella surge nuevamente con fuerza hasta los años 60-70 , que la emigración y la secularización la paralizan, para llegar a los 80-90 cuando lo romanos se vuelven a rehabilitar en muchas localidades.

Las “soldadescas” representan las legiones romanas que prendieron a Jesús de Nazaret y son una recreación de ese hecho; por ello “los romanos” o “armaos”, como son conocidos popularmente, participan activamente en la Semana Santa, realizando desfiles, danzas alrededor de la imagen, escoltando a las imágenes, “prenden” a las imágenes (lo que se conoce como “prendimiento”) o las acompañan musicalmente con toques de cornetas y tambores.

Desde el enfoque afectivo, la Semana Santa y el desfile de los romanos “armaos o soldadescas”, con sus toques de tambor y cornetas, hacían y hacen que la Semana Santa tengan el acompañamiento histórico-militar y la sonoridad de sus bandas, para hacer más sensible y entrañable esos momentos de la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.