31/3/18
MUERTE VENCIDA
En la tarde del Viernes Santo Jesús se aferra al madero en el instante que se despide de la vida. Lo vemos caminando insinuante hacia una despida, hacia un adiós en la cruz que sujeta. No es un adiós definitivo, eso lo sabemos. Es un tránsito de ida, un hasta pronto que abre la puerta hacia otra Vida. Sin embargo, su despedida llena nuestra tierra de tristeza, de pena y dolor. Dejamos que la Muerte se haga presente, que transcurra por nuestras calles, que nos congele al sentirla en la tarde del Sábado Santo. La muerte es un réquiem pasajero que se muestra en la belleza eterna de la que es realmente buena. La perfección está en el rostro de este hombre que ha dejado escapar el último suspiro de aire; aliento de vida que exhala verdadero amor con su saeta de plata. Va muerto, aunque en Él la muerte se minimiza por la bondad en sí misma. Crea la paradoja de complejo significado, donde la vida es vida y la muerte más vida. Deja que la melancolía pase en este día, que llene nuestro pecho y nos congoja.
De la mano del muñidor, la campana dobla por su muerte en cada esquina. Estoy cerca, nos avisa. Tiendo mi manto negro por tus calles y plazas, por tus casas y rincones, y de tinieblas lleno tu corazón cuando me plazca. Nos susurra. No hay alegría en tu repique, pese a que la campana que redobla en tu alma suena a domingo y a mediodía. Pide silencio con tus sones apagados, para estremecer al que asiste al cortejo y al que lo presencia. Destempla. Entristece. Silencia. Monotonía en su esencia pura. Deja que la muerte se llame por su nombre, se sienta presente y provoque silencio a su paso.
Los naranjos desprenden su perfume al sentirla, rebelión de la naturaleza que no guarda en silencio la realidad y llena con la sutileza del aromático azahar el camino del cortejo. Vive. Le replica a su paso por los árboles de la plaza. Es fuente de salud en la madrugada que se derrama entre las piedras quebradas del Calvario, una constelación de estrellas que brillan en su tintineo de claroscuros por las cuestas. Deja que las sombras se impongan en el contraluz de las velas que encendemos en su nombre, o más bien por el nuestro; el ocaso son sólo unas horas.
Todo está consumado. La tierra tiembla, se rompe, se desquebraja, se parte. Trizas se hacen los surcos que se abren en el alma del que oye el golpe del vibrante tambor que lo acompaña. No ves que derrama amor por los que ya no están. Su sangre, agua viva, son ríos que corren para nuestras venas, fiebre salvadora de locura juvenil que ayuda al desvalido. Amor pudo haberse llamado porque no puede haber más amor en entregar la vida por los demás. Deja que la muerte hiele tu cuerpo con su falsa, que el ardor de la vida más allá aguarda.
El dolor está en sus ojos, en su angustia prepara el duelo. La vida se le escapa y llena de amargura su ser. Recoge en su vientre al que se hizo verbo viviente para acunarlo en la despedida que clama al cielo por respuesta. Contempla el horror de la muerte en sus propios brazos y abraza un cuerpo llagado de sufrimiento que hace el propio aún más doliente. Sufrir corpóreo por sufrir anímico. En el gesto de su boca se lamenta la muerte porque su figuración no es plena, su representación volátil, su escenario temporal. Deja que tu alma sufra al verla porque en sus lágrimas está el bálsamo de tu pena, que su encarnación fue temporal para hacerse eterna, y su misión perfecta.
Como guardianes tienes a los pardales que vuelan bajo para velar tu cuerpo y entre vuelo y vuelo dejan escapar el susurro que quiebra el silencio con su acento. Desesperadamente los asustas en vano porque no haces fija lo que se te escapa entre los dedos. Retienes sin poder su cuerpo y dejas escapar un suspiro porque no consigues lo que pretendes a tu lado. Fíjate que el pelícano de su remate abre su pecho y con su sangre alimenta. Comprende de una vez, Muerte, lo que en él encierra y cesa en tu pantomima porque eso es lo único que te espera.
Cortejo que llevas la muerte por mis calles y plazas, andas sobre la cera que regamos en el recuerdo durante una semana de cirios encendidos, de plegarias y de rezo. Cortejo que procedes a encerrar la muerte en la mayor cárcel de las profundidades de la existencia, para echarle la llave en una madrugada que rompa el velo de las tinieblas. Y, a la vez, gentil en tu gesto, abres la puerta de una vela inagotable que no cesa. Oscuridad sobre la luz, o eso cree ella. Vacío es lo que provocas en mí al verte, por lo efímera que es tu presencia. Tu cortejo permito que representes porque sé que la verdad en él se esconde, y en la última lágrima de sus ojos la esperanza se manifiesta.
Muerte que te paseas en un tarde de primavera pensando que hielas lo que el ardor florece, no puede ser estéril lo que de amor se siembra y en ramas verdes crece. Muerte que te insinúas cuando aún la tarde no ha declinado, que el sol brilla cálido y con su luz acogedora del crisol dorado el aura de los tapiales de este mundo envuelve. Muerte que te disfrazas y te vistes de mil maneras, con tal de ganar una batalla cuyo resultado no alteras. Sabemos que el final es el principio, que el orden no cambia porque en el juego tus piezas muevas. Por hacernos verle yacente sin ser yermo eres tramposa, cuando con su muerte pago tu derrota. En tus tierras clavo una Cruz hasta tus raíces que anulan tus males y en mí el pecado, que florece y que da semilla del leño que el dolor provoca.
Hoy vuelve a pasearse la Muerte. Déjala, sabe que ha sido vencida.
26/3/18
EL AYUNTAMIENTO, HERMANO MAYOR HONORARIO DE LAS ANGUSTIAS
El Iltmo. Ayuntamiento de Estepa consta como Hermano Mayor honorario de la Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias, por lo que el alcalde en representación del Ayuntamiento preside la procesión desde la salida hasta la carrera oficial cada noche de Lunes Santo.
El nombramiento se realizó con motivo de la epidemia de tifus, llamado también el tabardillo, que padeció Estepa en 1956. Muchos estepeños no podían permitirse el coste de las medicinas, por lo que el Ayuntamiento de Estepa avaló todas las recetas. Con la llegada de los medicamentos, la mayoría de los enfermos estepeños pudieron curarse.
La Hermandad de Las Angustias vivió muy de cerca la situación de los estepeños durante 1956. La Hermandad había sido fundada un año antes y en este año se disponía a realizar su primera estación de penitencia. Formada por obreros y personas humildes, y afincada en la barriada de la Coracha, asistieron de primera mano a la grave situación que vivieron los estepeños y sus vecinos a causa de la epidemia. La intervención del Ayuntamiento para solucionar el problema hizo que este gesto se quedara en la memoria de la Hermandad. Por este motivo, en un cabildo celebrado en 1974 se decidió nombrar en agradecimiento al Iltmo. Ayuntamiento de Estepa como Hermano Mayor Honorario de la Hermandad. La figura del alcalde en la procesión de cada Lunes Santo recuerda el acto solidario del Ayuntamiento.
24/3/18
EL DULCE NOMBRE ESTRENA SU NUEVO MISTERIO
En noviembre de 2015 se dio a conocer el nuevo misterio para el paso del Dulce Nombre de Jesús que sería realizado por el artista Darío Fernández Parra y, tres años después, en la mañana del Viernes de Dolores de 2018, se presentó el nuevo misterio acompañando a la imagen del Dulce Nombre de Jesús sobre su paso en la Iglesia de los Remedios. Las nuevas tallas sustituyen a las imágenes de los Doctores de la Ley procedente del taller de Olot y adquiridas por la hermandad en 1954.
El imaginero Darío Fernández Parra nació en Sevilla en 1973. Fue discípulo de Antonio Dubé de Luque, en cuyo taller aprendió la disciplina de la imaginería, y al mismo tiempo cursó las especialidades de Escultura de Madera, Piedra y Cerámica en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Sevilla. Posteriormente, ingresó en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla.
Artículos relacionados:
-Nueva obra de Darío Fernández para Estepa. ArteSacro. 2018
-El misterio renovado del Dulce Nombre, el estreno más esperado. Semana Santa de Estepa. 2018
-Nuevo misterio para el Dulce Nombre. Devociones de Estepa. 2015
-Doctores de la Ley. Figuras del misterio. Darío Fernández Web. 2018
23/3/18
DON MANUEL LASSALETTA MUÑOZ SECA
La Semana Santa de Estepa no sería igual a la que conocemos hoy, porque no estaría completa si en el Destino de esta ciudad por los primeros años de la década de los cincuenta del pasado siglo, no se hubiera cruzado don Manuel. Quien en un principio parecía ser un sacerdote más, con el paso del tiempo y tras ganarse el cariño de la gente, resultó ser aquél hombre excepcional, sencillo y humilde, con un sentido del humor extraordinario que le confería su “puntito” de travesura, caritativo y cariñoso con todo el mundo. Con unas ideas muy peculiares y claras respecto a la forma de entender y vivir la esencialidad de la vida cristiana, y el ejercicio de su ministerio sacerdotal como un válido instrumento religioso y social, favorecedor en la ayuda y el servicio a todos; pero especialmente, a los más débiles de la sociedad. Ese “cura del pueblo”, llano y tan querido, era don Manuel Lassaletta Muñoz Seca. Un sacerdote jerezano, inteligente, bromista, de vida austera y sobrias costumbres, de gran corazón y solidaridad con los más necesitados, y amigo de los trabajadores.
Sus progenitores pertenecían a distinguidas familias de la sociedad de Jerez de la Frontera y del Puerto de Santa María. Su padre, don Pedro Luis Lassaletta Crussoe, fue alcalde de Jerez en 1915 durante la monarquía de Alfonso XIII, y más tarde, ejerció como abogado que trabajó para la empresa jerezana Bodegas Domecq. Su madre, doña Concepción Muñoz Seca, (quinta de diez hermanos) nació en el Puerto de Santa María después que su hermano el célebre comediógrafo don Pedro Muñoz Seca; prolífico escritor y genial autor de teatro, que murió fusilado el 28 de noviembre de 1936 en Paracuellos del Jarama. Era por tanto, tío de don Manuel Lassaletta, a quien le adornaba idéntico humor y el “gran salero” que tenía su tío; ambos eran dos personas desenfadadas, con muy buenos “golpes” de genialidad. De su tío Pedro, autor entre otras muchas de la divertida obra “La Venganza de don Mendo”, se cuenta que dijo esta frase al serle requisadas sus pertenencias tras su detención en Madrid: “Podéis quitarme el reloj, la cartera o las llaves y hasta la vida. Pero hay una cosa que no podéis quitarme: el miedo que tengo”. Y meses después, antes de ser fusilado, comentó: “Sois tan hábiles que me habéis quitado hasta el miedo”
Don Manuel nació en Jerez de la Frontera, el día treinta y uno de diciembre de 1912. Inició sus estudios eclesiásticos en la Compañía de Jesús, (jesuitas) y en ese período de pertenencia a la Orden de San Ignacio de Loyola, escribió y publicó en Madrid el pequeño Devocionario “El niño amante de la Virgen”, de lectura especialmente indicada para niños y jóvenes. En esos años adquiere una sólida formación, y cuando creía que iba a ser ordenado sacerdote, lo enviaron a seguir enseñando en un colegio. A los jóvenes jesuitas los mandaban a misiones de enseñanza y eran denominados dentro de la Orden como “Maestrillos”.
Sus superiores debieron estimar que el fruto aún no estaba “maduro” para la obediencia en aquéllos rígidos años, y debió ser éste el motivo por el que mandaron al joven jerezano a impartir esas clases; a lo que él en desacuerdo les responde: “no he entrado en el Seminario para ser maestro”. Y abandona la Orden jesuítica e ingresa con posterioridad al año 1945 en el Seminario de Sevilla, siendo ordenado sacerdote Diocesano cuatro años después, el dos de abril de 1949, con el fin de comenzar a ejercer cuanto antes su anhelada labor parroquial.
En 1949 –con 37 años–, y recién ordenado, es enviado al que debió ser su primer destino, en el que se ocupaba de las parroquias de dos localidades: Santa Olalla del Cala, (Huelva) donde residía, y El Real de la Jara, (Sevilla); dos pueblecitos en los que permaneció más de un año, dejando en tan poco tiempo una profunda huella y un cariñoso recuerdo entre sus habitantes. Allá en Santa Olalla del Cala, junto con don Carlos Ros López; su gran amigo, colaborador en todo y “Maestro Nacional” del pueblo, emprendieron una loable labor social dando clases nocturnas en la escuela de don Carlos, enseñando gratis a leer y escribir a gente mayor analfabeta de la postguerra; alumbrándose muchas veces con las velas que don Manuel llevaba de la iglesia, pues la luz eléctrica de entonces se apagaba con bastante frecuencia.
El escritor, periodista y sacerdote jubilado, don Carlos Ros Carballar, hijo de aquél Maestro Nacional de Santa Olalla, atendiendo amablemente mi solicitud –gesto que le agradezco considerablemente–, me ha facilitado valiosa información; datos y recuerdos que tiene de don Manuel Lassaletta en los años de su niñez, cuando vivía en aquél pueblo onubense y contaba con ocho o nueve años de edad. Él, me refiere que la vivienda de don Manuel… “Estaba abierta a todo el mundo y en un gran patio que tenía detrás de su casa jugábamos los chiquillos”. “Todos los meses –relata don Carlos–, tenía que venir su hermana desde Jerez para reponerlo de ropas. No pocas veces se quitaba los pantalones (llevaba sotana) y se lo daba al primer pobre que veía por la calle”. “Un día, invitó a comer a los curas de los pueblos de alrededor y la señora que trabajaba para él, les hizo un guiso de patatas. Como la casa estaba abierta a todo el mundo, entró un pobre y sin que le vieran, se zampó el guiso de los curas. De resultas de lo cual, se murió. ¡El hambre de aquellos años!”
“Otro detalle que recuerdo –continúa don Carlos–, es que él tenía dos pueblos: Santa Olalla y El Real de la Jara, a 8 kilómetros. En aquél entonces se guardaba el ayuno eucarístico rigurosamente. Y él tenía que decir los domingos tres misas. En Santa Olalla, a las 6 y las 10 de la mañana, para partir enseguida por una carretera de tierra entonces, 8 kilómetros, para llegar al Real y decir otra misa. Y todo ello sin desayunar. A veces se desmayaba”
Un buen día al principio de la década de los cincuenta –como he dicho más arriba–, el Sino de Estepa y el de don Manuel se unieron. Y de esta unión, Estepa afortunadamente se benefició de las bondades de su nuevo párroco de San Sebastián y de las enriquecedoras iniciativas que trajo consigo. Y nada más llegar, hizo un gran acopio del cariño de sus feligreses. Vino, como era él; ligero de equipaje, con el propósito de ejercer aquí su ministerio acompañado del cuantioso bagaje de humildad y simpatía que traía, con el que logró muy pronto ganarse el respeto, la amistad y el cariño de los estepeños.
Su labor parroquial en Estepa se centró en trabajar, en hacer cosas para ayudar a quienes lo necesitaban. Pronto se puso manos a la obra y sería harto difícil resumir en tan poco espacio tantas iniciativas y logros conseguidos, pero me centraré en esbozar varios de sus rasgos personales más curiosos y en exponer algunos proyectos que consiguió hacer realidad. Durante los años que ejerció su ministerio en Estepa como párroco de San Sebastián, su espíritu inquieto y su vocación fundadora, propiciaron que fueran tres, las hermandades que se instituyeron bajo sus consejos y dirección espiritual.
En el año 1954, con la ayuda de don Antonio Caballero García, llevó a buen término la fundación de la popular Cofradía de los niños: La Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Ntro. Padre Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén y María Santísima de la Victoria. Conocida popularmente como “La Borriquita”.
En 1953, don Manuel y unos albañiles que trabajaban en el recinto de la vieja iglesia de La Victoria, comenzaron ya a forjar la idea y los principios de una Cofradía, en cuyo apartado preliminar de sus Estatutos –que él redactó–, se dice: “Nacida esta Hermandad netamente obrera, al pie de un andamio, en una conversación confidencial con los obreros, siempre deseosos de encontrar “su” vida espiritual acomodada al carácter duro y sencillo de su vida ordinaria, en un ambiente esencialmente andaluz y sevillano”.
Y así, “al pie de un andamio” se le dio vida, y por fin en el año 1955 los “blanquillos” de entonces y su párroco, deciden ponerle nombre y fundar su Hermandad Obrera a la que intitulan de María Santísima de Las Angustias, San José Obrero y San Pío X, de Estepa, que un año más tarde, el lunes Santo de 1956 hace su primera Estación de Penitencia con mucha austeridad y escasos hermanos, con un paso prestado y alumbrada con bengalas.
Dos años después, el día 6 de febrero de 1957 se instituye la actual “Hermandad y Cofradía del Santísimo Cristo del Amor, Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado y María Santísima del Valle”, conocida como la Hermandad de “Los Estudiantes”. Cofradía hermana de las anteriores por ser hijas nacidas por aquellos mismos años, y fruto del cariño del mismo padre, que aunque no consta como su fundador, sí era el Párroco de San Sebastián y en algo debió guiar, asesorar o dirigir espiritualmente a los entonces jóvenes estudiantes estepeños que fueron sus fundadores.
Por aquéllos años no sólo centró nuestro personaje sus esfuerzos en la organización de dichas Hermandades. También puso en marcha en nuestra ciudad una célula de la Sociedad de San Vicente de Paúl; institución o asociación de voluntariado laico y católico de carácter benéfico y de caridad, para ayuda de los más pobres y fomento de su dignidad, conocida en todo el mundo con el nombre de Conferencia de San Vicente de Paúl.
Hombre muy activo don Manuel, que recibía los alimentos que eran enviados para ayuda de los pobres, y los repartía en colegios y catequesis. De su personalidad cautivadora y desenfadada se podían destacar muchas anécdotas, pero baste contar sólo unas pocas para conocer algunos rasgos de su personalidad.
Él, como se ha dicho, era un hombre de vida austera y humilde. Su casa era pobre, carecía de lujos y ostentaciones mundanas, y a veces, hasta de lo más elemental. Pero a pesar de su forma de ser sobria, era desenfadado, simpático y de agradable trato, buen conversador que poseía esa gracia andaluza y el buen humor que le hacían poseedor de aquella especie de “chispa”, frescura y salero que le caracterizaba.
Igual que hacía en Santa Olalla, hizo en Estepa. De él recuerdan los más viejos, que si hallaba algún pobre pidiendo limosnas por las calles, y sus ropas se hallaban ajadas y maltrechas, se metía en cualquier zaguán, se quitaba el pantalón y lo daba al pobre mendigo. Y cuando recibía la visita de algunos de sus familiares, al hacerle la cama observaban que escaseaban o no había mantas sobre ella, con qué cubrirse. Vivía en la actual calle Corrientes, en la conocida como “casa del cura”, que siempre estaba abierta a todos. Y también aquí –como en Santa Olalla–, jugaban los chiquillos en el patio.
Todos los días uno de enero, día de su onomástica, tenía por costumbre invitar a su casa a los jóvenes seminaristas estepeños, sacerdotes y otras amistades para celebrar con ellos una comida en el trascurso de la cual solía gastar alguna desenfadada broma a sus comensales invitados. Uno de esos días, fue a una confitería y pidió que le hicieran una gran tarta, encargando personalmente al confitero: “pero que tenga mucho merengue”, ordenándole meter un globo inflado oculto bajo la blanca y dulce cobertura. Y a los postres, con fingida seriedad y graves palabras, cede el honor de partir la tarta a don Patricio Jiménez Cuevas, que a la sazón, era el Rector o Decano del Seminario, que asistía a la fiesta como invitado. El resto de lo ocurrido ya pueden ustedes imaginarlo, y cómo quedaron de merengue don Patricio y quienes le rodeaban, al explotar el globo pinchado por el cuchillo. Y así, todos los años hacía esperar a sus invitados alguna broma parecida, ideada por su ingenio y travesura; que no era óbice en absoluto para que su persona gozara de una enorme grandeza de corazón y de un alma rebosante de caridad hacia los más necesitados.
Seguidor de San Pío X, a quién se propuso imitar en su modo de vida, parecería como si las palabras del Pontífice en su testamento espiritual: “Nací pobre, he vivido pobre, muero pobre”, hubiesen sido pronunciadas por aquél humilde cura que vivió así hasta su muerte, abrazando esos principios que quiso inculcar a los hermanos de la Cofradía obrera de Las Angustias, a quienes les dejó escritas en las Reglas unas palabras como normas en las que él expresaba su deseo de que brillaran entre otras cosas: “…la sencillez, austeridad y pobreza que debe resplandecer en todos los actos y en todas las cosas de la Hermandad”.
Un lejano día, fue trasladado y marchó de Estepa dejando aquí su feligresía y su obra. Y junto con la clase obrera, atrás quedaron también el cariño y la amistad de muchas personas, y un recuerdo difícil de olvidar junto a sus enseñanzas, un camino espiritual que seguir, y el esfuerzo y trabajo de años de labor eclesiástica en Estepa, que serán difícilmente borrados de la memoria de esta ciudad. Tras marchar de Estepa, uno de sus destinos fue la barriada jerezana “Caulina”, donde sus vecinos vivían en precarias condiciones. Allí, su gran inquietud social de auxiliar a quienes más lo necesitaban, le hizo comprometerse en el trabajo y la lucha para erradicar el chabolismo, y lograr que se les construyera a las familias unas casitas más dignas.
Años después, ya enfermo y viviendo en una residencia de ancianos de las Hermanitas de los Pobres en Jerez, recibió una emotiva visita de “sus obreros y amigos estepeños” a los que acogió con gran cariño y nostalgia. Con ellos y para ellos, celebró una misa en la intimidad sentado en una silla de ruedas, pues ya le habían sido amputadas las dos piernas.
Murió, como quiso vivir: pobre.
Fue inhumado en el Cementerio Municipal de Jerez de la Frontera, en unos nichos propiedad de la Hermandad jerezana de San Pedro, compuesta por sacerdotes.
Allí permaneció reposando muchos años, hasta que sus restos fueron exhumados junto a los de otros ocho sacerdotes jerezanos, y trasladados a la Catedral de la Diócesis de Asidonia-Jerez. Las nueve cajitas de madera con sus restos mortales, fueron recibidas en dicho templo por el obispo monseñor José Mazuelos Pérez, que celebró un funeral Pontifical con motivo de la celebración del año sacerdotal. En su homilía, Monseñor Mazuelos dijo de ellos: “Fueron pinceles de Dios que pintaron la realidad de la Diócesis de Jerez”. Desde las once de la mañana del lunes treinta de noviembre del año 2009, los restos mortales de aquél hombre bueno que vivió una vida de sacrificio y austeridad, esfuerzo, caridad, sencillez y amor a todos sus feligreses, especialmente, a los obreros y pobres de Estepa, descansan para siempre en la cripta central del gran templo catedralicio de Jerez de la Frontera, con todo merecimiento y dignidad, en consonancia con el espíritu tan grande que alentó su vida mientras estuvo entre nosotros.
Reconocimiento, honor y descanso en paz, para él.
Antonio Rodríguez Crujera
Marzo de 2018
Agradecimientos:
A don Carlos Ros Carballar, a la Madre sor Victoria Lassaletta Pemartín y a Dª Isabel González Ferrín, Jefa Área de Archivos de la Catedral y del Arzobispado de Sevilla.
----
Artículo publicado en el blog "Desde la Alcazaba" de D. Antonio Rodríguez Crujera:
-Don Manuel Lassaletta Muñoz Seca. Un párroco muy querido por los estepeños, y una figura esencial en nuestra Semana Santa. D. Antonio Rodríguez Crujera. Desde la Alcazaba. Marzo de 2018.
Don Pedro Muñoz Seca |
Don Manuel nació en Jerez de la Frontera, el día treinta y uno de diciembre de 1912. Inició sus estudios eclesiásticos en la Compañía de Jesús, (jesuitas) y en ese período de pertenencia a la Orden de San Ignacio de Loyola, escribió y publicó en Madrid el pequeño Devocionario “El niño amante de la Virgen”, de lectura especialmente indicada para niños y jóvenes. En esos años adquiere una sólida formación, y cuando creía que iba a ser ordenado sacerdote, lo enviaron a seguir enseñando en un colegio. A los jóvenes jesuitas los mandaban a misiones de enseñanza y eran denominados dentro de la Orden como “Maestrillos”.
Sus superiores debieron estimar que el fruto aún no estaba “maduro” para la obediencia en aquéllos rígidos años, y debió ser éste el motivo por el que mandaron al joven jerezano a impartir esas clases; a lo que él en desacuerdo les responde: “no he entrado en el Seminario para ser maestro”. Y abandona la Orden jesuítica e ingresa con posterioridad al año 1945 en el Seminario de Sevilla, siendo ordenado sacerdote Diocesano cuatro años después, el dos de abril de 1949, con el fin de comenzar a ejercer cuanto antes su anhelada labor parroquial.
En 1949 –con 37 años–, y recién ordenado, es enviado al que debió ser su primer destino, en el que se ocupaba de las parroquias de dos localidades: Santa Olalla del Cala, (Huelva) donde residía, y El Real de la Jara, (Sevilla); dos pueblecitos en los que permaneció más de un año, dejando en tan poco tiempo una profunda huella y un cariñoso recuerdo entre sus habitantes. Allá en Santa Olalla del Cala, junto con don Carlos Ros López; su gran amigo, colaborador en todo y “Maestro Nacional” del pueblo, emprendieron una loable labor social dando clases nocturnas en la escuela de don Carlos, enseñando gratis a leer y escribir a gente mayor analfabeta de la postguerra; alumbrándose muchas veces con las velas que don Manuel llevaba de la iglesia, pues la luz eléctrica de entonces se apagaba con bastante frecuencia.
El escritor, periodista y sacerdote jubilado, don Carlos Ros Carballar, hijo de aquél Maestro Nacional de Santa Olalla, atendiendo amablemente mi solicitud –gesto que le agradezco considerablemente–, me ha facilitado valiosa información; datos y recuerdos que tiene de don Manuel Lassaletta en los años de su niñez, cuando vivía en aquél pueblo onubense y contaba con ocho o nueve años de edad. Él, me refiere que la vivienda de don Manuel… “Estaba abierta a todo el mundo y en un gran patio que tenía detrás de su casa jugábamos los chiquillos”. “Todos los meses –relata don Carlos–, tenía que venir su hermana desde Jerez para reponerlo de ropas. No pocas veces se quitaba los pantalones (llevaba sotana) y se lo daba al primer pobre que veía por la calle”. “Un día, invitó a comer a los curas de los pueblos de alrededor y la señora que trabajaba para él, les hizo un guiso de patatas. Como la casa estaba abierta a todo el mundo, entró un pobre y sin que le vieran, se zampó el guiso de los curas. De resultas de lo cual, se murió. ¡El hambre de aquellos años!”
“Otro detalle que recuerdo –continúa don Carlos–, es que él tenía dos pueblos: Santa Olalla y El Real de la Jara, a 8 kilómetros. En aquél entonces se guardaba el ayuno eucarístico rigurosamente. Y él tenía que decir los domingos tres misas. En Santa Olalla, a las 6 y las 10 de la mañana, para partir enseguida por una carretera de tierra entonces, 8 kilómetros, para llegar al Real y decir otra misa. Y todo ello sin desayunar. A veces se desmayaba”
Don Manuel, con algunos de los fundadores de la Hdad. de las Angustias, y con Don Francisco Juárez |
Su labor parroquial en Estepa se centró en trabajar, en hacer cosas para ayudar a quienes lo necesitaban. Pronto se puso manos a la obra y sería harto difícil resumir en tan poco espacio tantas iniciativas y logros conseguidos, pero me centraré en esbozar varios de sus rasgos personales más curiosos y en exponer algunos proyectos que consiguió hacer realidad. Durante los años que ejerció su ministerio en Estepa como párroco de San Sebastián, su espíritu inquieto y su vocación fundadora, propiciaron que fueran tres, las hermandades que se instituyeron bajo sus consejos y dirección espiritual.
En el año 1954, con la ayuda de don Antonio Caballero García, llevó a buen término la fundación de la popular Cofradía de los niños: La Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Ntro. Padre Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén y María Santísima de la Victoria. Conocida popularmente como “La Borriquita”.
En 1953, don Manuel y unos albañiles que trabajaban en el recinto de la vieja iglesia de La Victoria, comenzaron ya a forjar la idea y los principios de una Cofradía, en cuyo apartado preliminar de sus Estatutos –que él redactó–, se dice: “Nacida esta Hermandad netamente obrera, al pie de un andamio, en una conversación confidencial con los obreros, siempre deseosos de encontrar “su” vida espiritual acomodada al carácter duro y sencillo de su vida ordinaria, en un ambiente esencialmente andaluz y sevillano”.
Y así, “al pie de un andamio” se le dio vida, y por fin en el año 1955 los “blanquillos” de entonces y su párroco, deciden ponerle nombre y fundar su Hermandad Obrera a la que intitulan de María Santísima de Las Angustias, San José Obrero y San Pío X, de Estepa, que un año más tarde, el lunes Santo de 1956 hace su primera Estación de Penitencia con mucha austeridad y escasos hermanos, con un paso prestado y alumbrada con bengalas.
Dos años después, el día 6 de febrero de 1957 se instituye la actual “Hermandad y Cofradía del Santísimo Cristo del Amor, Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado y María Santísima del Valle”, conocida como la Hermandad de “Los Estudiantes”. Cofradía hermana de las anteriores por ser hijas nacidas por aquellos mismos años, y fruto del cariño del mismo padre, que aunque no consta como su fundador, sí era el Párroco de San Sebastián y en algo debió guiar, asesorar o dirigir espiritualmente a los entonces jóvenes estudiantes estepeños que fueron sus fundadores.
Por aquéllos años no sólo centró nuestro personaje sus esfuerzos en la organización de dichas Hermandades. También puso en marcha en nuestra ciudad una célula de la Sociedad de San Vicente de Paúl; institución o asociación de voluntariado laico y católico de carácter benéfico y de caridad, para ayuda de los más pobres y fomento de su dignidad, conocida en todo el mundo con el nombre de Conferencia de San Vicente de Paúl.
Hombre muy activo don Manuel, que recibía los alimentos que eran enviados para ayuda de los pobres, y los repartía en colegios y catequesis. De su personalidad cautivadora y desenfadada se podían destacar muchas anécdotas, pero baste contar sólo unas pocas para conocer algunos rasgos de su personalidad.
Él, como se ha dicho, era un hombre de vida austera y humilde. Su casa era pobre, carecía de lujos y ostentaciones mundanas, y a veces, hasta de lo más elemental. Pero a pesar de su forma de ser sobria, era desenfadado, simpático y de agradable trato, buen conversador que poseía esa gracia andaluza y el buen humor que le hacían poseedor de aquella especie de “chispa”, frescura y salero que le caracterizaba.
Igual que hacía en Santa Olalla, hizo en Estepa. De él recuerdan los más viejos, que si hallaba algún pobre pidiendo limosnas por las calles, y sus ropas se hallaban ajadas y maltrechas, se metía en cualquier zaguán, se quitaba el pantalón y lo daba al pobre mendigo. Y cuando recibía la visita de algunos de sus familiares, al hacerle la cama observaban que escaseaban o no había mantas sobre ella, con qué cubrirse. Vivía en la actual calle Corrientes, en la conocida como “casa del cura”, que siempre estaba abierta a todos. Y también aquí –como en Santa Olalla–, jugaban los chiquillos en el patio.
Todos los días uno de enero, día de su onomástica, tenía por costumbre invitar a su casa a los jóvenes seminaristas estepeños, sacerdotes y otras amistades para celebrar con ellos una comida en el trascurso de la cual solía gastar alguna desenfadada broma a sus comensales invitados. Uno de esos días, fue a una confitería y pidió que le hicieran una gran tarta, encargando personalmente al confitero: “pero que tenga mucho merengue”, ordenándole meter un globo inflado oculto bajo la blanca y dulce cobertura. Y a los postres, con fingida seriedad y graves palabras, cede el honor de partir la tarta a don Patricio Jiménez Cuevas, que a la sazón, era el Rector o Decano del Seminario, que asistía a la fiesta como invitado. El resto de lo ocurrido ya pueden ustedes imaginarlo, y cómo quedaron de merengue don Patricio y quienes le rodeaban, al explotar el globo pinchado por el cuchillo. Y así, todos los años hacía esperar a sus invitados alguna broma parecida, ideada por su ingenio y travesura; que no era óbice en absoluto para que su persona gozara de una enorme grandeza de corazón y de un alma rebosante de caridad hacia los más necesitados.
Seguidor de San Pío X, a quién se propuso imitar en su modo de vida, parecería como si las palabras del Pontífice en su testamento espiritual: “Nací pobre, he vivido pobre, muero pobre”, hubiesen sido pronunciadas por aquél humilde cura que vivió así hasta su muerte, abrazando esos principios que quiso inculcar a los hermanos de la Cofradía obrera de Las Angustias, a quienes les dejó escritas en las Reglas unas palabras como normas en las que él expresaba su deseo de que brillaran entre otras cosas: “…la sencillez, austeridad y pobreza que debe resplandecer en todos los actos y en todas las cosas de la Hermandad”.
Un lejano día, fue trasladado y marchó de Estepa dejando aquí su feligresía y su obra. Y junto con la clase obrera, atrás quedaron también el cariño y la amistad de muchas personas, y un recuerdo difícil de olvidar junto a sus enseñanzas, un camino espiritual que seguir, y el esfuerzo y trabajo de años de labor eclesiástica en Estepa, que serán difícilmente borrados de la memoria de esta ciudad. Tras marchar de Estepa, uno de sus destinos fue la barriada jerezana “Caulina”, donde sus vecinos vivían en precarias condiciones. Allí, su gran inquietud social de auxiliar a quienes más lo necesitaban, le hizo comprometerse en el trabajo y la lucha para erradicar el chabolismo, y lograr que se les construyera a las familias unas casitas más dignas.
Años después, ya enfermo y viviendo en una residencia de ancianos de las Hermanitas de los Pobres en Jerez, recibió una emotiva visita de “sus obreros y amigos estepeños” a los que acogió con gran cariño y nostalgia. Con ellos y para ellos, celebró una misa en la intimidad sentado en una silla de ruedas, pues ya le habían sido amputadas las dos piernas.
Murió, como quiso vivir: pobre.
Fue inhumado en el Cementerio Municipal de Jerez de la Frontera, en unos nichos propiedad de la Hermandad jerezana de San Pedro, compuesta por sacerdotes.
Allí permaneció reposando muchos años, hasta que sus restos fueron exhumados junto a los de otros ocho sacerdotes jerezanos, y trasladados a la Catedral de la Diócesis de Asidonia-Jerez. Las nueve cajitas de madera con sus restos mortales, fueron recibidas en dicho templo por el obispo monseñor José Mazuelos Pérez, que celebró un funeral Pontifical con motivo de la celebración del año sacerdotal. En su homilía, Monseñor Mazuelos dijo de ellos: “Fueron pinceles de Dios que pintaron la realidad de la Diócesis de Jerez”. Desde las once de la mañana del lunes treinta de noviembre del año 2009, los restos mortales de aquél hombre bueno que vivió una vida de sacrificio y austeridad, esfuerzo, caridad, sencillez y amor a todos sus feligreses, especialmente, a los obreros y pobres de Estepa, descansan para siempre en la cripta central del gran templo catedralicio de Jerez de la Frontera, con todo merecimiento y dignidad, en consonancia con el espíritu tan grande que alentó su vida mientras estuvo entre nosotros.
Reconocimiento, honor y descanso en paz, para él.
Antonio Rodríguez Crujera
Marzo de 2018
Agradecimientos:
A don Carlos Ros Carballar, a la Madre sor Victoria Lassaletta Pemartín y a Dª Isabel González Ferrín, Jefa Área de Archivos de la Catedral y del Arzobispado de Sevilla.
----
Artículo publicado en el blog "Desde la Alcazaba" de D. Antonio Rodríguez Crujera:
-Don Manuel Lassaletta Muñoz Seca. Un párroco muy querido por los estepeños, y una figura esencial en nuestra Semana Santa. D. Antonio Rodríguez Crujera. Desde la Alcazaba. Marzo de 2018.
21/3/18
XXX ANIVERSARIO DE LA BANDA “AMIGOS DE LA MÚSICA” DE ESTEPA
La Asociación Cultural “Amigos de la Música” de Estepa celebra en 2018 el XXX Aniversario de su fundación. El año fue iniciado con el adecentamiento de su sede en la Plaza de la Coracha de cara a los ensayos de cuaresma, así como la organización de sesiones de “Master Class” con profesionales de diversos instrumentos: Laura Recuero en flauta travesera, Mario Rescalvo en corneta, Juan Pedro Luna en saxofón, Wolfgang Puntas en clarinete, José M. Bernal en trompeta, Fran G. Calado en percusión y Marco A. Triguero en tuba y bombardino. Dentro de los actos de divulgación, la Banda ha planeado visitar tanto el CEIP de Santa Teresa como el CEIP de Ntra. Sra. de los Remedios de Estepa con la intención de fomentar la cultura musical.
El miércoles 28 de febrero, Día de Andalucía, la Banda llevó a cabo el primer acto oficial de la celebración del XXX aniversario fundacional. El acto se celebró de una manera solemne con la presencia de autoridades, expresidentes de la asociación y músicos antiguos que en algún momento han pertenecido a la banda. La Banda realizó un pasacalle por nuestra ciudad, y posteriormente se realizó un breve acto institucional en el interior de la sede de la Banda en la Plaza de la Coracha. En este acto se homenajeó la figura del director fundacional, D. Joaquín Jesús Quirós González, que asistió al acto acompañado de su familia, poniéndole su nombre al local de ensayo y descubriendo una placa cerámica conmemorativa. D. Joaquín Jesús Quirós recuperó la banda de música para Estepa en 1988, cuando hacía más de veinte años que no existía y que con muchísimo esfuerzo y dedicación hizo posible su regreso. A continuación intervinieron las autoridades y se mantuvo una jornada de convivencia.
El 12 de marzo el Pleno del Ilustrísimo Ayuntamiento de Estepa reconoció la labor didáctica y pedagógica de la asociación “Amigos de la Música”, firmándose el acuerdo de cesión temporal del local que la banda ocupa desde hace años.
El sábado 17 de marzo la Banda celebró el Concierto de Cuaresma “XXX Aniversario” en la Iglesia de Ntra. Sra. del Carmen, contando con la presentación de Dña. Beatriz García, pregonera de la Semana Santa de Estepa de 2017.
La Asociación Cultural “Amigos de la Música” de Estepa ha querido también tener un recuerdo en esta cuaresma del aniversario con las hermandades y las Titulares marianas de los pasos que han acompañado durante estos treinta años. La Banda ha hecho entrega durante los cultos de un broche para que lo luzca la imagen en sus cultos internos y externos, como el regalado a Mª Stma. de la Paz, Mª Stma. de la Esperanza, Ntra. Sra de la Soledad, Ntra. Sra de los Dolores de San Pedro o Mª Stma. de los Dolores de Jesús Nazareno. De igual manera, durante el período de glorias, la Banda ha regalado este mismo broche a las titulares de las hermandades de Ntra. Sra. de los Remedios, Santa Ana, Ntra. Sra. de la Asunción y Ntra. Sra. del Carmen. Con este obsequio, la Banda se pone bajo el manto de María para seguir acompañándola por las calles de Estepa.
Artículos relacionados:
-Asociación Cultural "Amigos de la Música" de Estepa. Devociones de Estepa. 2009
-25 años de "Amigos de la Música". Devociones de Estepa. 2013
-El pleno del Ayuntamiento de Estepa reconoce la labor de los Amigos de la Música. Web Ayto. de Estepa. 2018
-Amigos de la Música, 30 años ofreciendo compromiso y pasión por la cultura estepeña. Juan Antonio Carmona Páez. Pasión y Glorias. Estepa. 2018.
-30 años de Esperanza. Boletín Paz y Caridad. 2018
El miércoles 28 de febrero, Día de Andalucía, la Banda llevó a cabo el primer acto oficial de la celebración del XXX aniversario fundacional. El acto se celebró de una manera solemne con la presencia de autoridades, expresidentes de la asociación y músicos antiguos que en algún momento han pertenecido a la banda. La Banda realizó un pasacalle por nuestra ciudad, y posteriormente se realizó un breve acto institucional en el interior de la sede de la Banda en la Plaza de la Coracha. En este acto se homenajeó la figura del director fundacional, D. Joaquín Jesús Quirós González, que asistió al acto acompañado de su familia, poniéndole su nombre al local de ensayo y descubriendo una placa cerámica conmemorativa. D. Joaquín Jesús Quirós recuperó la banda de música para Estepa en 1988, cuando hacía más de veinte años que no existía y que con muchísimo esfuerzo y dedicación hizo posible su regreso. A continuación intervinieron las autoridades y se mantuvo una jornada de convivencia.
El 12 de marzo el Pleno del Ilustrísimo Ayuntamiento de Estepa reconoció la labor didáctica y pedagógica de la asociación “Amigos de la Música”, firmándose el acuerdo de cesión temporal del local que la banda ocupa desde hace años.
El sábado 17 de marzo la Banda celebró el Concierto de Cuaresma “XXX Aniversario” en la Iglesia de Ntra. Sra. del Carmen, contando con la presentación de Dña. Beatriz García, pregonera de la Semana Santa de Estepa de 2017.
La Asociación Cultural “Amigos de la Música” de Estepa ha querido también tener un recuerdo en esta cuaresma del aniversario con las hermandades y las Titulares marianas de los pasos que han acompañado durante estos treinta años. La Banda ha hecho entrega durante los cultos de un broche para que lo luzca la imagen en sus cultos internos y externos, como el regalado a Mª Stma. de la Paz, Mª Stma. de la Esperanza, Ntra. Sra de la Soledad, Ntra. Sra de los Dolores de San Pedro o Mª Stma. de los Dolores de Jesús Nazareno. De igual manera, durante el período de glorias, la Banda ha regalado este mismo broche a las titulares de las hermandades de Ntra. Sra. de los Remedios, Santa Ana, Ntra. Sra. de la Asunción y Ntra. Sra. del Carmen. Con este obsequio, la Banda se pone bajo el manto de María para seguir acompañándola por las calles de Estepa.
Artículos relacionados:
-Asociación Cultural "Amigos de la Música" de Estepa. Devociones de Estepa. 2009
-25 años de "Amigos de la Música". Devociones de Estepa. 2013
-El pleno del Ayuntamiento de Estepa reconoce la labor de los Amigos de la Música. Web Ayto. de Estepa. 2018
-Amigos de la Música, 30 años ofreciendo compromiso y pasión por la cultura estepeña. Juan Antonio Carmona Páez. Pasión y Glorias. Estepa. 2018.
-30 años de Esperanza. Boletín Paz y Caridad. 2018
19/3/18
PREGÓN DE LA SEMANA SANTA DE ESTEPA 2018
La Iglesia de Santa María de la Asunción, la Mayor y Matriz, de Estepa acogió en la mañana del 18 de marzo el Pregón de la Semana Santa de Estepa de 2018. El pregón de este año fue pronunciado por nuestro párroco D. Ginés González de la Bandera Romero, que ha sido presentado por su hermano D. Miguel González de la Bandera. El acto ha estado presidido, además del pregonero y el presentador, por las autoridades de Estepa, encabezadas por el alcalde de la ciudad, D. Antonio Jesús Muñoz, y por las autoridades eclesiásticas, D. Andrés Ibarra, vicerrector del seminario metropolitano de Sevilla, el padre David, guardián del convento franciscano de Estepa, y el presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías, D. Jesús Guerrero.
D. Ginés González de la Bandera eligió la marcha “Coronación de la Macarena”, de Pedro Braña Martínez, dedicada a la Virgen de la Esperanza Macarena de Sevilla. D. Miguel González de la Bandera nos dio a conocer a su hermano mayor y recordó las vivencias que desde niños tuvieron en su casa de Sevilla. Tras la marcha “Amarguras”, Ginés tomó la palabra para abrir su corazón de par en par ante su dulce Estepa. Ginés ha mostrado su fe con grandeza a través de los diversos tiempos y solemnidades de la Iglesia católica de Estepa, haciendo referencias a las hermandades penitenciales y de gloria estepeñas, así como a la celebración de la Eucaristía y Corpus Christi, con el Evangelio como verdadero guía. Nuestro párroco ha iniciado con su pregón la cuenta atrás para conmemorar la Pasión y Muerte de Jesucristo y para celebrar la Resurrección, encargándose personalmente de hacerla presente durante todo el año. Once años lleva Ginés con nosotros y es, sin duda, un estepeño más que conoce a la perfección el ritmo de nuestra ciudad.
La Asociación Cultural “Amigos de la Música” de Estepa, en su XXX aniversario, ha puesto el contrapunto musical al acto, a siete días del Domingo de Ramos. Puede escuchar el pregón de la Semana Santa de Estepa gracias a Ser Andalucía Centro, que cumple también treinta años transmitiendo el Pregón de nuestra ciudad, y puede verlo gracias a Winet TV.
-Pregón de la Semana Santa de Estepa. Javier Cuevas. Ser Andalucía Centro. 2018
-Ginés González arranca las lágrimas con su pregón de la alegría. Ayuntamiento de Estepa. 2018
-Ginés: "El pregón va a ser una demostración de amor a Cristo Resucitado". Semana Santa de Estepa. 2018
17/3/18
ESTEPA Y LA DEVOCIÓN AL CRUCIFICADO
Cristo crucificado en la cruz, o simplemente el Crucificado, ha sido representado según la escena evangélica en las distintas vertientes del arte, denominándose Calvario cuando la escena es más compleja al incluir elementos paisajísticos tanto urbanos como naturales y otras figuras como San Juan, la Virgen María, las tres Marías, los dos ladrones crucificados, Longinos, sayones y soldados romanos. La crucifixión de Jesús, y a su vez la Cruz que cargó y en la que fue crucificado, es el símbolo del sacrificio de Jesús por la salvación de los hombres, de ahí que sea el símbolo que representa a los cristianos. El Crucifijo se representa desde pequeñas joyas a grandes esculturas. En las iglesias se encuentra como parte destacada del altar mayor, ante él, o como parte de algún retablo.
Cristo es representado habitualmente desnudo, cubriéndose con un paño de pureza, aunque también se ha representado vestido e incluso totalmente desnudo por Brunelleschi, Miguel Ángel o Cellini. Según la representación de Cristo crucificado se clasifica con las expresiones latinas “Christus triumphans”, si se representa vivo, con los ojos abiertos y el cuerpo erguido; “Christus patines”, si se representa muerto, la cabeza inclinada, el rostro con expresión serena, los ojos cerrados y el cuerpo arqueado, mostrando las cinco llagas; y “Christus dolens”, si su gesto es de dolor, con la boca curvada hacia abajo, remarcando los rasgos anatómicos y dando una mayor sensación de tensión y gravedad.
Las primeras representaciones cristianas no optaron por el Crucifijo, sino más bien por el simbolismo, los iconos y la representación de Cristo entronizado. En el arte paleocristiano no se suele representar la escena de la muerte, por lo que no la figura de Cristo no se acompaña de la cruz y se representa a través de símbolos como el Crismón (XP) o el Pez (Ichthys). Un panel de marfil de un sarcófago romano de la segunda mital del siglo IV (ca. 420-430) es considerada la primera representación narrativa de la crucifixión, conservado en el Museo Laterano de Roma. Además del Crucificado se identifican otros personajes: Longinos, la Virgen y San Juan, y en una escena separada el suicidio de Judas.En el arte bizantino se desarrolla especialmente los mosaicos e iconos, representándose la Crux gemmata, decorada con piedras preciosas y pinturas, pero sin aparecer Cristo crucificado. En el Románico se prefiere la representación de Cristo en Majestad (Maiestas Domini), vencedor sobre la muerte, hierático y solemne, y en caso de estar sobre la Cruz se representa normalmente vestido y con cuatro clavos, dos para las manos y dos para los pies.
Sarcófago. Museo Laterano de Roma |
Basílica de Sant Apollinare in Classe, Ravenna (549) |
Iglesia de San Climent de Taüll |
Cristo de Torre del Río, Navarra. S. XIII |
Cristo de Ochánduri, La Rioja. S. XIV |
Cristo de las Injurias, Zamora |
Cristo de la Clemencia, Sevilla. Juan Martínez Montañez |
Cristo Crucificado, Valladolid. Luis Salvador Carmona |
El 24 de septiembre de 1267 el rey Alfonso X el Sabio entrega la villa de Estepa y sus anexos a la Orden de Santiago. Durante casi tres siglos, hasta 1559, la orden está presente en la villa conservándose interesantes vestigios santiaguistas de carácter civil como el recinto amurallado (S. XIII-XVI) y la Torre del Homenaje (h. 1390), o de carácter religioso como la Iglesia de Santa María. De la época santiaguista, podemos encontrar representaciones de la Cruz de Santiago decorada con veneras, y además las primeras veneraciones a Cristo crucificado, al que le dedicaron dos ermitas extramuros: la ermita del Cristo de la Vera Cruz y la ermita del Cristo de la Sangre.
Los visitadores de la Orden describen la Ermita de la Vera Cruz con el escudo de la Orden de Santiago sobre la puerta principal y con un crucifijo de bulto redondo en la capilla mayor. El Stmo. Cristo de la Vera Cruz de Estepa, titular de la hermandad homónima que se mantuvo hasta el siglo XVIII, es una talla de la segunda mitad del siglo XVI relacionado con la obra de Roque Balduque o Jerónimo Hernández. El Crucificado posee tres clavos y proporcionada anatomía que sigue el modelo renacentista; muerto en una cruz plana y cepillada como reacción al naturalismo gótico y a las cruces arbóreas.
Stmo. Cristo de la Vera Cruz |
Anterior a estos dos crucificados, se dataría un crucificado de pequeño tamaño que se conserva sobre el retablo de la Inmaculada de la Iglesia de la Asunción. La talla, relacionada con talleres sevillanos, dataría del siglo XV mostrando la rigidez y expresividad propias del tardo-gótico. Sería la talla cristífera más antigua de Estepa y su comarca, y podría proceder del antiguo hospital de la Asunción localizado intramuros de la fortaleza ostipense.
Fechable en torno a 1555 y 1560 es el Crucificado de Santa María conocido actualmente como de la Misericordia, que se le relaciona con el escultor Andrés de Ocampo y con la producción de Juan de Oviedo y de la Bandera, ambos pertenecen al manierismo sevillano. Este crucificado pudo haber presidido la Capilla de los Vera de la Iglesia de Santa María desde finales del siglo XVI, conociéndose como “Santo Crucifijo y Conversión”. Andrés de Ocampo, oriundo de Jaén y afincado en Sevilla, estuvo trabajando en el altar mayor del templo, para el que realizó otro crucificado para el ático del retablo hacia 1583.
Con rasgos propios del bajo Renacimiento, entre los siglo XVI y XVII, se conserva en la sacristía de la iglesia de San Sebastián un crucificado conocido como Cristo de Aguas Santas que provenía de la iglesia de la Victoria y se relaciona con la escuela manierista granadina. El Cristo es de belleza clásica y serenidad aunque recorren su cuerpo hilos de sangre más propios del barroco. La cruz es plana y pintada con imitación al carey. La talla está sobre un pequeño retablo con doselete de la época barroca.
En 1603 se funda el convento de padres franciscanos en la antigua ermita de San Cristóbal. Para la nueva iglesia se encarga un Crucificado de procedencia hispanoamericana, realizado en papelón a principios del siglo XVII. La talla conocida como Cristo de la Salud se relaciona con los postulados tardomanieristas vigentes aún en los albores del siglo XVII y así se muestra en el alargamiento de su figura, su naturalismo y expresividad.
De las mismas características es el Crucificado que fue titular de la Vía Sacra del convento de Santa Clara. Datado en el siglo XVII, realizado en pasta de maíz y de origen hispanoamericano, presenta rasgos bastante arcaizantes y provisto de un paño de pureza de tala anudado mediante un lazo ostentoso. Se conoce que en los años veinte o treinta del siglo XVII fue donado un Crucificado para la cabecera de la iglesia por el hermano de Sor Ana de San Gabriel, que se encontraba en las Indias. Su retablo se realizaría a principios del siglo XVIII y está acompañado por la Dolorosa, San Juan y María Magdalena. En el ático del retablo mayor de la iglesia del convento se representa la Trinidad mediante la imagen de Dios Padre sosteniendo a Cristo Crucificado y sobre ellos las Paloma del Espíritu Santo, inspirado en el grabado de Durero. El retablo mayor es obra de Pedro Ruiz Paniagua hacia 1708.
Via Sacra |
En la misma Iglesia de San Sebastián destaca otro Crucificado de bulto redondo realizado para el ático del retablo mayor realizado por Francisco Primo hacia 1760. Otra representación de Cristo crucificado se encuentra sobre el coro en un gran lienzo de medio punto procedente de la iglesia de la Victoria y fechable en el siglo XVIII, con el tema del Calvario orlado por escenas de la Pasión.
Dentro de los Crucificados de tamaño pequeño que se realizaron en el siglo XVIII, podemos citar como grandes obras los Crucificados que se conservan en el convento de San Francisco y el convento de Santa Clara. Ambos fueron realizados por el escultor vallisoletano Luis Salvador Carmona. El Crucificado del convento masculino está sobre la mano izquierda de la imagen de San Francisco de Asís que el escultor realizó en 1743 para el convento. El Crucificado del convento femenino fue realizado para ubicarlo en una celda u otro espacio de la clausura. Las imágenes poseen una cuidada anatomía y una delicada elegancia, desposeída del efectismo traumático y dramático del barroco, capaz de transmitir serenidad y dulzura.
Crucificado del Convento de Santa Clara |
Este mismo Cristo crucificado con el nombre de Cristo de la Salud, llegado desde América a principios del siglo XVII y con devotos en el convento franciscano de la localidad al menos desde el siglo XVIII, fue tomado como titular en 1941 por la recién fundada Hermandad del Calvario. Debido al deterioro de la antigua imagen, la Hermandad encargó en 1952 una nueva talla cristífera de estilo neobarroca al escultor estepeño Manuel Escamilla Cabezas.
Las referencias a las imágenes de Cristo Crucificado que aparecen en este artículo son una selección de los Crucificados que se encuentran en nuestras iglesias y hermandades, encontrándose otras representaciones en los altares mayores, el manifestador del retablo principal, las sacristías, cruces parroquiales o en las pinturas que decoran nuestras iglesias, como el Cristo crucificado de la Iglesia de los Remedios datado en el siglo XVI, realizado en marfil y situado en el manifestador, o el Cristo crucificado de la misma iglesia del siglo XVIII y situado en la sacristía. Las nuevas iglesias o ermitas levantadas en el siglo XX también se han hecho con un Crucificado como el Cristo realizado por el escultor estepeño Rodríguez Merinero para la Iglesia de la Milagrosa. Las Hermandades, a su vez, han enriquecido su patrimonio con Crucificados para sus insignias como el Cristo Crucificado vivo de la Hermandad de San Pedro que se asemeja al Cristo de la Expiración sevillano, realizado en pequeño formato para su insignia parroquial.
Artículos y obras consultadas:
-La Evolución de la escultura de Cristo Crucificado en España. Románico. Gótico. Renacimiento.Barroco. Neoclásico. Sergio Cabaco y Jesús Abades. La Hornacina.
-Algunas atribuciones de imaginería religiosa en Estepa. EA. Díaz Fernández. Pasión y Glorias. Consejo General de HH y CC de Estepa. 2017
-Guía Artística de Sevilla y su provincia, Diputación Provincial, Sevilla, 1981
-Catálogo Arqueológico de Sevilla y su provincia, Tomo IV, Sevilla, 1954
-Cuadernos de la Estepa monumental: Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios. Ed. Ayuntamiento de Estepa, 2000-Cuadernos de la Estepa monumental: Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Ed. Ayuntamiento de Estepa, 2000
-Cuadernos de la Estepa monumental: Iglesia de Nuestra Señora del Carmen. Ed. Ayuntamiento de Estepa, 2000
-La llegada del cristianismo a Ostippo. Devociones de Estepa. 2015-La cofradía de la Santa Vera Cruz de Estepa. Devociones de Estepa. 2015
-Estepa Santiaguista. Devociones de Estepa. 2011
-Ermita del Santo Cristo de la Sangre. Devociones de Estepa. 2016
-Cristo del Pregón, atribuido a Andrés de Ocampo. Devociones de Estepa. 2012
-Iglesia de la Victoria: Señor de las Aguas. Devociones de Estepa. 2012
-Los crucificados que llegaron de América. A. Mallado. ABCdeSevilla. 2011
-Primitivo titular del Calvario. Devociones de Estepa. 2009
-Cristo de la Salud en la Soledad. Devociones de Estepa. 2013
-La Iglesia de la Victoria y la Hermandad de la Soledad. Devociones de Estepa. 2012
-Cristo de la Yedra. Devociones de Estepa. 2016
-La Vía Sacra de Estepa. Devociones de Estepa. 2017
-Cristo del Amor y "de las Ánimas". EA Díaz Fernández. Historia de Estepa. 2013
-La capilla de Ánimas de la Iglesia de San Sebastián. JA Jordán Fernández. Boletín "Los Estudiantes". 2013
-Hermandad de las Benditas Ánimas. Devociones de Estepa. 2016
-San Francisco de Asís de Luis Salvador Carmona. Devociones de Estepa. 2015
-Restauración de la imagen de San Francisco de Asís por el IAPH (2004). Devociones de Estepa. 2009