28/2/18

“ESPERANZA EN TI”, TERCER TRABAJO DISCOGRÁFICO DE PAZ Y CARIDAD


En febrero de 2018 la Agrupación Musical de Paz y Caridad presenta un nuevo trabajo discográfico “Esperanza en Ti”, bajo la dirección de D. Manuel Gálvez Muñoz como técnico de grabación y edición, y de D. Agustín Castro como técnico de mezcla y masterización. La grabación de este nuevo trabajo comenzó a realizarse a finales del mes de noviembre en el propio estudio de la agrupación, situado en el edificio anexo a la Casa de Hermandad de Paz y Caridad. El disco lleva por título “Esperanza en Ti”, que es, a su vez, una marcha de Emilio Muñoz Serna compuesta en 2013 y dedicada a los niños y niñas de ASEMI (Asociación Estepeña de Minusválidos Psíquicos, Físicos y Sensoriales). La asociación estepeña está vinculada a la Hermandad desde que fue la obra social de la Coronación Canónica de Mª Stma. de la Esperanza en el año 2002. La fotografía de la portada del nuevo disco fue realizada por Miguel Ángel Carmona Rodríguez y está dedicada a la Virgen de la Esperanza Coronada. Estas son las diez nuevas marchas que componen el que es ya el tercer trabajo discográfico de la agrupación:

-Esperanza en ti , de Emilio Muñoz Serna, dedicada a los niños y niñas de ASEMI
-Costalero del Santo Cristo, de Carlos Alberto Soto Escaño
-Al cielo el Rey de Santiago, de José Manuel Blanco Díaz, dedicado a Ntro. Padre Jesús Nazareno de la Misericordia (Hermandad de la Expiración, Écija)
-Aniversario Nazareno, de Emilio Muñoz Serna, dedicada al XXV Aniversario de Ntro. Padre Jesús Nazareno (Guillena)
-Consummatum Est, de José Manuel Blanco Díaz
-Junto a Ti, Señor de San Sebastián, de Octavio Lozano Carmona, dedicada a la Hdad. de la Borriquita de Estepa
-Costaleros de Gloria, de José Guerrero Martos, dedicada a los costaleros de la Hermandad de San Bartolomé (Aguadulce)
-Andalucía, de José Manuel Blanco Díaz
-Esperanza Nazarena, de Alejandro Moreno Rodríguez, dedicad a la Hdad. del Nazareno de Casariche.
-Añoranzas, de José Manuel Blanco Díaz

El viernes 9 de marzo la A.M Paz y Caridad participó en directo en el programa “Andalucía Cofrade” de Esteban Romera (Onda Cero), donde presentó algunas de las marchas incluidas en su nuevo disco.

Esperanza en Ti” se puede adquirir tanto en Dynos Informática como en el Cuartelillo Cofrade “La Levantá”, o a través del contacto con la propia agrupación en su página web (aquío redes sociales: @agrupacionpyc y Facebook. La Agrupación ha puesto también en marcha el hashtag #PyCEsperanzaEnTi, donde puede estar informado sobre todo lo relacionado a su nuevo trabajo.

27/2/18

LA PREVENCIÓN ES LA MEJOR RESTAURACIÓN

Juan Manuel Miñarro, profesor de la facultad de Bellas Artes de Sevilla e imaginero, expone una serie de pautas, que son de sentido común, para ayuda a la preservación de las imágenes de la mejor manera. La prevención es la mejor restauración, por eso, Minarro incide en las condiciones de mantenimiento y conservación cada vez que restaura a una imagen. Unos consejos que deberían ser conocidos y transmitidos a todas las personas que tienen o vayan a tener contacto con la talla. Se debe encontrar un equilibrio entre la función específica de la talla, que es el culto, y la correcta conservación.

En primer lugar, se debe cuidar el espacio en el que se encuentra la obra. La ubicación de la imagen en un entorno de humedad relativa estable y con temperaturas moderadas es vital para su equilibrio. Se debe evitar, la sequedad excesiva que provoca una distensión que se transmite entre las distintas piezas; y la humedad excesiva, que ocasiona un debilitamiento de los adhesivos, pudrimiento de las colas, tirantez y movimientos de turgencia en las maderas, causando un cambio de volumen. También favorece la aparición de agentes biológicos. El profesor Miñarro recomienda una humedad relativa entre el 45% y 55%.

El efecto de la temperatura puede ser “dramático” para una imagen. Con su aumento se aceleran los procesos químicos y físicos. Lo ideal es mantenerla en equilibrio con la humedad. Se debe situar en valores comprendidos entre los 15 y los 25 grados. Para controlar estos parámetros es necesario instalar una estación medidora (las hay automáticas) donde se encuentre la talla. También hay que estar durante un año estudiando las condiciones existentes antes de tomar cualquier medida.

La contaminación atmosférica influye en gran medida en los deterioros químicos. El dióxido y trióxido de sulfuro, dióxido de carbono o las partículas de carbón producidas por la combustión tienen un alto valor corrosivo. El control del aire debe resolverse instalando sistemas de filtración en las zonas de entrada de aire. También es importante evitar ambientes enrarecidos y sin ventilación.

Los efectos del deterioro que la luz produce en las obras de arte es algo que se estudia desde los años 50. Dentro del espectro luminoso las regiones del ultravioleta son las más peligrosas para los materiales, contribuyendo al cambio químico. La iluminación debe ser mediante lámparas de sodio, fotolitas o led. En cualquier caso, los factores del daño dependen de la susceptibilidad del objeto, la distancia de los focos, la longitud de onda de la luz incidente, el nivel de la iluminación y la duración de la exposición.

Además de estas recomendaciones para el entorno de las obras, es conveniente tomar una serie de precauciones a la hora de manipular las tallas o ponerlas en besamanos. Algunos de los consejos son: no forzar las articulaciones de las tallas sin aflojar antes los tornillos. Utilizar guantes de algodón cuando se vayan a tocar las imágenes. Colocar barreras resistentes a la acción de los alfileres, pero no directamente sobre la policromía, sino sobre chalecos de algodón. No rozar la policromía con pañuelos de hilo, utilizar siempre algodón y que no estén impregnados de colonia. Evitar la acción del carmín. Eliminar el polvo con plumeros o pinceles de pelo suave, al menos cada quince días ya que una capa de polvo es capaz de absorber dos veces su peso en agua. Medir periódicamente las variaciones de humedad y temperatura, para realizar un gráfico de los parámetros anuales y actuar en consecuencia; realizar revisiones periódicas, por ejemplo cada cinco años, son algunas de las muchas recomendaciones. Sobre los besamanos advierte que se debe tomar una serie de precauciones como colocar un pañuelo sobre la mano para que sea besado o, simplemente, realizar el gesto sin llegar a rozar la mano.

Fuente y artículos relacionados:
-La prevención es la mejor restauración. J. Parejo. Diario de Sevilla. Marzo, 2013
-El IAPH estudia el medio ambiente de la capilla del Museo. J. Parejo. Diario de Sevilla. Marzo, 2013.

26/2/18

CAMBIO DE ITINERARIO PARA EL VIERNES SANTO


La Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno ha aprobado en cabildo de oficiales el nuevo itinerario para la salida procesional del Viernes Santo de 2018. En este nuevo itinerario la cofradía llegará primero al barrio de la Coracha y después al de Los Remedios, lo que supone un recorrido a la inversa de lo que hemos conocido hasta este momento. Esta modificación es la segunda que realiza la Hermandad tras el cambio realizado el año pasado al discurrir a la salida por Plaza Vieja, Hornillos y Cuesta para llegar al barrio churretero, que fue aprobada por la Junta de Gobierno del anterior hermano mayor, D. Eloy Machuca-Montesino Rodríguez.

La nueva Junta de Gobierno, encabezada por D. Gonzalo Márquez Machuca, ha decidido que el cortejo discurra por Plaza de San Sebastián, Antonio Álvarez, Sor Ángela de la Cruz, Cruz, Parra, Plaza Santa Ana, Plaza Poley, Santa Ana, Plaza del Carmen y Mesones (Carrera Oficial), Castillejos, Virgen de la Esperanza, Plaza de los Remedios, Veracruz, Cuesta, Hornillos, Plaza Vieja, José Luis Cabezas y Plaza de San Sebastián. Este nuevo recorrido llevará a los Titulares de la cofradía a hogares y calles por los que nunca han transitado, o tan sólo lo ha hecho en contadas y excepcionales ocasiones, y al mismo tiempo añade al cortejo la singularidad de pasar por destacadas cuestas y calles estrechas del casco antiguo de Estepa. Tras la salida la Hermandad visitará el convento de las Hermanas de la Cruz y se introducirá por la calle Sor Ángela para llegar al corazón del barrio de la Coracha, al que accederá por la empinada cuesta de la calle Cruz y la estrechez de Parra, que se ha convertido en una de las calles más cofrades de nuestra Semana Santa. Tras la visita al barrio de Los Remedios, la vuelta al templo por la subida de la calle Cuesta rememora las salidas de principios del siglo XX en la mañana del Viernes Santo, cuando Ntro. Padre Jesús Nazareno y Mª Stma. de los Dolores subían al cerro y el pueblo entero se reunía en los barrancos de la calle Cuesta para verlo subir, quedando en el acervo popular estepeño la expresión “en la Cuesta nos veremos”. La procesión terminará con el discurrir de los pasos por la estrechez de la calle Hornillos y la Plaza Vieja, con la silueta de la esbelta Torre de la Victoria como testigo de la noche del Viernes Santo.

Fotografía de Deiró. Año 1903-07. Subida de la Calle Cuesta
La Hermandad señala que el nuevo itinerario podrá ser modificado en los próximos años si así lo consideran oportuno. Por otra parte, se recuperará el tradicional “paseíllo”, elemento característico de la Hermandad y de la Semana Santa estepeña, que en estos últimos años había caído en desuso. Así, los nazarenos saldrán desde la Iglesia del Carmen y se dirigirán hasta la Iglesia de San Sebastián para comenzar la Estación de Penitencia acompañando a sus sagrados Titulares.

Fuente:
-Facebook Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno

Artículo relacionado:
-El paseíllo. Devociones de Estepa. 2010

VIA CRUCIS DEL CONSEJO GENERAL DE HH Y CC DE ESTEPA - 2018


El Consejo General de Hermandades y Cofradías de Estepa organiza en la tarde noche del 5 de marzo el Via Crucis del Consejo con la imagen del Stmo. Cristo de la Misericordia de la Iglesia de Santa María de la Asunción, la Mayor y Matriz.

El Crucificado pertenece a la desaparecida Capilla de los Vera de Santa María, donde tenía la advocación de "Santo Crucifijo y Conversión", y se atribuye al escultor Andrés de Ocampo. El Consejo escogió como la imagen de este Via Crucis al Crucificado de la Iglesia que durante mucho tiempo ha estado vinculado al Consejo. Hace años este Crucificado fue escogido para presidir el Pregón de la Semana Santa que organiza el Consejo y tras la reapertura de la Iglesia recibió de nuevo culto en la iglesia parroquial. En el año de 2016, Año de la Misericordia, fue renombrado como Stmo. Cristo de la Misericordia. Este será el III Via Crucis que el Consejo Genera celebrará con la imagen del Crucificado de Santa María.

El acto tendrá lugar a las 21:15 horas en la Iglesia de Santa María y en él participaran todas las Hermandades de Penitencia y Gloria de Estepa.

22/2/18

LA TÚNICA LISA O BORDADA DE LOS NAZARENOS


La Semana Santa atiende a valores que son sometidos a análisis continuos desde el punto de vista litúrgico, histórico y simbólico, y así las túnicas, las flores de los palios y de los misterios, el hábito de los nazarenos o las potencias y coronas de los Cristos han sido analizadas respecto estos valores que van más allá de las modas cambiantes.

Las túnicas de los Cristos tienen un valor simbólico que completan a la imagen, eleva sus valores plásticos y tiene un significado histórico. Existe un debate estético entre túnica lisa y bordada, pero desde el punto de vista litúrgico, histórico y simbólico es la túnica bordada la clara vencedora.

Ramón de la Campa, licenciado en Filología Clásica, afirma que el oro se utiliza para mostrar en las imágenes el carácter de divinidad de la figura a la que representa, por eso se aplica también en los retablos, los canastos de los pasos y en los estofados de las imágenes de talla completa, para dar el brillo de santidad y divinidad a las imágenes. Las túnicas bordadas se complementan con las potencias, pues se considera a ambos como atributos que glorifican y dignifican a la imagen, y la corona de espinas en el caso en el que la imagen se haya concebido con ella. Comparándose con las Dolorosas, nadie duda de que continúen procesionando tanto con bordados como con coronas. Las túnicas bordadas incorporan elementos simbólicos como las espinas que representan el sacrificio en la Calle de la Amargura, los cardos que representan la flor del mal o los acantos abiertos que suponen el camino hacia la salvación. La imagen pierde todo este simbolismo cuando se despoja de la túnica bordada rompiendo así con el mensaje.

Francisco Javier Segura Márquez, historiador del arte, asegura que el imaginero en su composición de la imagen tenía en cuenta que saldría con túnica bordada, por lo que realizaba la cabeza de mayor tamaño y el cuerpo más pequeño en determinados nazarenos, o ampliaba la separación entre la cabellera y el resto del cuerpo para colocar ahí la túnica.

En la Semana Santa de Sevilla destacan la túnica de la corona de espinas del Señor del Gran Poder, la de los acantos del Señor de Pasión, la de estos dos elementos del Nazareno del Valle o la de los cardos del Señor de la Sentencia.

Las imágenes de nazarenos portaban túnicas bordadas durante el siglo XIX y el primer tercio del siglo XX. Será a principios del siglo XX cuando la tendencia hacia la túnica lisa se invierte. En la Hermandad del Gran Poder de Sevilla fue donde se impuso la moda de la túnica lisa por primera vez. Antes no se valoraba tener una túnica bordada antigua y cuando el oro perdía su brillo se desechaba, al no contemplarse tanto la conservación, y se hacía otra nueva. En 1910 la Hermandad no podía sacar ninguna de las bordadas porque estaban en malas condiciones, por lo que encarga a Rodríguez Ojeda una túnica sobre un fondo de tisú de oro, pero el aspecto tornasolado no gustó y se pasó a terciopelo morado. El resultado seguía sin convencer a la Hermandad porque el bordado se veía menudo, a lo que el canónigo de la Catedral Muñoz y Pabón propuso a la Junta de Gobierno de la corporación que el Señor saliera con la túnica lisa y así parecer más humano. La decisión se somete al cabildo de oficiales que vota a favor de la propuesta a excepción del mayordomo y ese mismo año de 1910 el Señor procesionó con la túnica lisa, utilizándose las túnicas bordadas sólo en contadas ocasiones. Tras ese cambio se producirían en cascada los cambios en las túnicas de los nazarenos. Pasión, el Señor de la Salud de los Gitanos o el Nazareno de San Roque dejarían sus túnicas bordadas para procesionar con lisas. Las túnicas lisas se defendían como que daban al Nazareno mayor naturalidad y realismo e incluso mayor movimiento al caminar, pero a su vez al despojar a la imagen de la pieza bordada se rompía con el mensaje, la tradición, la historia y el sentido litúrgico con el que dotaba la pieza.


En los últimos años se ha vuelto de nuevo a considerar la túnica bordada para la salida procesional, de forma que este patrimonio no se queda guardado sin utilizarlo para lo que fue hecho. Otra vez sería la Hermandad del Gran Poder la que inicia este cambio cuando en 2008 la junta de gobierno que presidía Enrique Esquivias decide usar para la Madrugada de ese año la túnica conocida como de los cardos. San Roque, al año siguiente, decide que el Señor porte por cuatro años la túnica bordada de Fernández y Enríquez, y Pasión recupera la túnica de Patrocinio López para el Vía Crucis de la Fe y Semana Santa de 2013. Francisco Carrera Iglesias, bordador, opta por que se pueda alternar el uso de las túnicas bordadas con las lisas, y esa parece ser la tendencia por la que las hermandades optan para las salidas procesionales de sus titulares.


En la elección de la túnica lisa sobre la bordada no se puede tampoco obviar la reinvención a la que la Semana Santa recurrió tras los sucesos de la Guerra Civil. Las hermandades a partir de 1939 olvidaron los significados litúrgicos e históricos de la representación de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, para decantarse por lo estético y las modas que terminaron por homogeneizar la Semana Santa. Andrés Luque Teruel, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, revela cuáles fueron los mayores cambios de las cofradías, algunos de ellos rompiendo el lenguaje iconográfico con sus inexactitudes.

En primer lugar menciona el color de la túnica. La Iglesia estableció unos usos litúrgicos de los colores después de las jornadas del Concilio de Trento, a mediados el siglo XVI. El valor simbólico de éstos fue ratificado en distintas ocasiones, la última, aún vigente, por Juan XXIII en 1960. Entre ellos se especifica que el blanco representa júbilo y alegría y se aplica en la Natividad, la celebración del cuerpo de Cristo (por eso el Jueves Santo los sacerdotes visten de blanco) y la Resurrección, y se advierte de modo claro que nunca debe utilizarse en la representación de la pasión y muerte de Cristo ni en cuaresma (que dura hasta el Miércoles Santo incluido). En el mismo texto se dice de modo preciso que el morado es el color de la pasión y muerte de Cristo y del tiempo de recogimiento y reflexión que supone la cuaresma. El texto de Juan XXIII establece dos excepciones en el uso de los colores. La primera es relativa al valor preeminente de los símbolos establecidos en el contexto originario del que proceden los argumentos de la celebración, en el caso de Cristo del mundo hebreo, en el que el color blanco estaba reservado a los enajenados mentales peligrosos, por lo que Herodes mandó vestir a Cristo de blanco para despreciarlo y que todo el mundo se apartara de él. Lo mismo puede decirse del Cristo de la Sagrada Cena, que puede ir de blanco según el uso litúrgico cristiano de la celebración del cuerpo de Cristo, o de cualquier otro según la tradición hebrea. La segunda excepción es la dispensa por un motivo concreto, caso de la Virgen de la Paz.

El exorno floral de los pasos de Cristo y de los palios también ha variado con el paso de los años. Las flores y las plantas simbolizan el camino hacia la vida eterna, de ahí su presencia en los pasos. Históricamente se pretendía recrear el camino de la Amargura y el monte Calvario, es decir un campo de piedras hechas de corcho o madera con flores naturales combinadas, mientras que los pasos de tribunal no llevaban flores. El uso de los montes de claveles rojos en los Cristos surgió en 1939 con un marcado carácter político al dibujar la bandera de España con los claveles rojos, el paso dorado y los faldones burdeos. De hecho, la combinación de lirios morados y faldones rojos, o a la inversa, no se permitía. Por su parte, el paso de palio iba adornado con claveles pero mezclados con otras flores y de manera irregular, no en piñas compactas. La intención era la de favorecer el espacio y no tapar la orfebrería. La tendencia actual es volver de nuevo a la imitación del monte Calvario y la combinación de flores diversas.

Los colores del hábito de los nazarenos eran tradicionalmente el blanco y el morado. El blanco por el desprecio que sufrió Cristo cuando Herodes lo tachó de enajenado mental; y el morado, color del condenado a muerte, tono de la penitencia. Los nazarenos adoptaron así los mismos hábitos que le pusieron al Señor. El negro tiene un sentido estético asociado al luto, pero las cofradías de negro eran históricamente de morado.

En Estepa, la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno posee varias túnicas bordadas antiguas. Durante la primera mitad del siglo XX la imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno procesionaba con esta túnica bordada en su paso durante la mañana y la tarde del Viernes Santo. Será en la segunda mitad del siglo XX cuando la Semana Santa estepeña se adapte a los modelos sevillanos, tal y como se puede comprobar con el cambio de los tronos más al estilo antequerano por los pasos de costaleros al estilo sevillano. Este cambio de estilo también afectó a la túnica del Nazareno estepeño escogiéndose una túnica lisa para la salida procesional que le dotara de mayor movimiento en el caminar del paso y se ha mantenido así hasta nuestros días. Será en el año 2009 con motivo de la salida extraordinaria que aconteció en septiembre por el 250 aniversario de la hechura del Señor cuando la imagen volvió a salir en procesión con la túnica bordada de gran antigüedad. Con anterioridad la imagen también llevó una túnica bordada en la subida al Convento de las Clarisas el año 1995 y en el traslado por motivo de las obras de San Sebastián. La túnica ha sido recientemente usada también para el besamanos de Ntro. Padre Jesús Nazareno el 2 de enero. La Hermandad usa así las túnicas bordadas para las celebraciones y ocasiones extraordinarias mientras que es la túnica lisa la que porta el Señor cada Viernes Santo.

-Túnica de la Pasión: Decorada con los instrumentos pasionarios o Arma Christi, como las escaleras o la cruz y lienzos para el descendimiento. La parte inferior de la túnica representa unos espinos que se enredan como símbolo del sufrimiento y la pasión, pero consiguen florecer como símbolo de la vida. Como curiosidad, las flores representan a la flor de Estepa, indicando así la procedencia de la túnica. El Señor utilizó esta túnica bordada para la subida al Convento de las Clarisas de 1995 y el traslado por el cierre de San Sebastián durante las obras. También ha sido usada para el besamanos de enero y en los cultos cuaresmales.






Salida del Viernes Santo de principios del siglo XX

Subida al Convento de Santa Clara en 1995

Traslado por obras en San Sebastián

Besamanos de Enero
 -Túnica de las Flores: Esta túnica bordada del Señor es un auténtico alegato a la vida, representada por numerosas flores que constituyen un ramillete que crece en torno a la imagen del Nazareno estepeño. Entre las flores se encuentra la flor de Estepa. Era la túnica más habitual de la procesión del Viernes Santo de principios del siglo XX y el Señor la volvió a llevar durante la salida extraordinaria por el 250 aniversario de la hechura de la imagen que realizara el escultor Luis Salvador Carmona en 1759. También ha sido usada en el besamanos de enero y en los cultos cuaresmales.

Fotografía datada en el primera década del siglo XX. Fíjense que el Señor procesiona sobre un relieve de corcho o piedras que simula el Calvario en el antiguo paso de estilo neogótico y sin estar decorado con flores
Procesión extraordinaria por el 250 aniversario

-Túnica de estilo persa: El 30 de diciembre 2021 la hermandad presentó la túnica bordada realizada en el taller de Jesús Rosado y donada por un hermano a título póstumo. La nueva túnica sigue un diseño de estilo persa y destaca el detalle de un querubín en la delantera. El color elegido ha sido un morado claro, para diferenciarse de las otras dos túnicas bordadas que la imagen posee. 


-Paso de Ntro, Padre Jesús Nazareno exornado con monte de claveles rojos. En la primera imagen con túnica bordada y en la segunda con túnica lisa.




Artículos consultados:
-Las túnicas bordadas en los nazarenos. La moda que rompió la iconografía. Carlos Salas. Pasión en Sevilla. ABCdeSevilla, 2014
-La moda frente al rigor histórico y litúrgico. Juan Parejo. Diario de Sevilla. 2014

20/2/18

“CHRISTUS FACTUS EST” DE F. J. FLORES MATUTE


El pasado Miércoles de Ceniza se estrenó durante el Via Crucis del Stmo. Cristo de la Humildad y Paciencia el nuevo motete titulado “Christus Factus Est” para cuarteto de viento, madera y tenor, o para órgano y voz, que ha sido compuesto por el malagueño Francisco Jesús Flores Matute y dedicado al titular de la Hermandad del Dulce Nombre. La pieza fue compuesta en la última semana de diciembre de 2017 e interpretada por la Capilla Musical “Ntra. Sra. de la Victoria” en la tarde del miércoles 14 de febrero de 2018 a la entrada del Cristo en la Iglesia de San Sebastián, y de nuevo interpretada en Málaga por la Capilla Musical “Ntra. Sra. del Carmen Doloroso” y el tenor José Antonio Larrubia durante el concierto de cuaresma celebrado en la Iglesia de San José en la mañana del domingo 18 de febrero.

Esta obra es la quinta de este estilo que se dedicaba al Stmo. Cristo de la Humildad y Paciencia, después de “Cristo de la Humildad y Paciencia” de Jesús Muñoz, "Humilitatis et Patientiae Sanctissimus Christus" de Juan Antonio Carmona, y "Humildad y Paciencia" y "Danos la Paz" (Adapt.), ambas de Jesús Joaquín Espinosa de los Monteros Pérez, contribuyendo así a aumentar el patrimonio musical de la hermandad.

18/2/18

LOS MARQUESES DE ESTEPA Y LAS COFRADÍAS ESTEPEÑAS



La villa de Estepa perteneció hasta mediados del siglo XVI a la encomienda de la Orden de Santiago. En virtud de una serie de bulas y breves pontificios se autorizó a Carlos I (1500-1558) a disponer de la encomienda de las Ordenes Militares, a cambio de una recompensa sobre el valor de sus rentas, bienes y alcabalas. Debido a las acuciantes necesidades de liquidez de la corona, se decretaba la venta con carácter perpetuo. La operación de la venta de los terrenos pertenecientes a la Encomienda santiaguista de Estepa se concertó con Adán Centurión Ultramarino (ca. 1490-1568), natural y vecino de Génova, tras descartar el interés mostrado también por los condes de Ureña, en el precio de quinientos cincuenta mil ducados, efectuándose el pago el 1 de agosto de 1559, durante el reinado de Felipe II. En ese año Estepa pasa de manos de la Orden de Santiago a engrosar las posesiones de una casa de banqueros genoveses.

Las familias genovesas tuvieron un gran peso en la vida económica española. En el reinado de Carlos I la república de Génova se convirtió en aliada del emperador. España obtuvo apoyo logístico en las campañas italianas, la ayuda en su flota y la experiencia de sus reputados financieros. Las familias genovesas se destacaron por sus actividades como banqueros y asentistas al servicio de la Hacienda de los Austrias, unos servicios de los que sacaron provechos en muchos casos abusivos. Las familias genovesas se convertían en prestamistas de considerables sumas de dinero, o bien ponían sus flotas a su servicio, con la contrapartida de un pago metálico o de distintas ventajas comerciales en los territorios del soberano al que servían. Con el tiempo, las antiguas estirpes, totalmente españolizadas, ya residían en la Corte alejadas de los negocios, gratificadas con algún título de Castilla.

El genovés Adán Centurión estuvo al principio al servicio de Francia y después sirvió al Emperador, al lado del almirante Andrea Doria, en numerosos hechos de armas y operaciones navales, poniendo a su disposición los barcos de su propiedad, y financiando con doscientos mil ducados de plata la expedición a Argel, acompañándolo en la toma de Túnez y la Goleta. La República de Génova le erigió una estatua a Adán Centurión en el palacio de San Jorge en 1522 por expulsar a la guarnición francesa.

Adán Centurión adquirió los feudos de Laula, Vivola y Monte de Vay, en la Lombardia italiana, de los cuales el Emperador le invistió con título de Marqués en 1543. En la siguiente década adquiere las villas de Estepa y Pedrera con sus territorios, sobre los que funda un mayorazgo en la persona de su hijo mayor, a quien se los pasa por donación inter vivos y con carácter agnaticio, transmitido por vía del varón. Su jurisdicción abarcaba territorios que se encuentran hoy en tres provincias: Estepa, Aguadulce, Badolatosa. Casariche, Gilena, Herrera, La Roda, Lora, Marinaleda-Matarreonda y Pedrera de la provincia de Sevilla, Alameda y Sierra de Yeguas de la provincia de Málaga y Miragenil de la provincia de Córdoba.

La llegada de los nuevos marqueses a Estepa no fue del todo bien aceptada. En primer lugar, la venta de los terrenos de las órdenes militares tuvo que ser ratificada por el papa Clemente VII en 1529 por petición de Carlos I, después confirmada en 1536 por Paulo III y por breve en 1538. Las Cortes de Valladolid se opusieron a la venta de la villa de Estepa en 1558 y la Orden de Santiago solicitó en 1552 y 1580 rescindir el contrato de venta. Sería el III Marqués de Estepa quién consiguió ganar el pleito en la Sacra Rota en 1587 y obtuvo bula que lo confirmaba de Sixto V en 1587.

Marco Centurión Ultramarino (ca.1525-1565), hijo de Adán Centurión, sirvió desde muy joven en la armada del Emperador. Recibió de su padre el mayorazgo de Estepa, sobre el que Felipe II erigió el marquesado de Estepa el 20 de abril de 1564, muriendo el I Marqués un año después. Marco Centurión y su familia se instalaron en la corte del rey, manteniendo en las tierras de Estepa al igual que su padre a un gobernador de su confianza que reconociera el estado de sus nuevas tierras e informarles de sus necesidades. El genovés Adán Centurión mandó a Jofredo Lescaro para que en su nombre tomase posesión como gobernador de las villas y su hijo Marco Centurión mandó a Rodrigo de Ervás en 1562. Los marqueses y sus gobernadores tomaron como residencia oficial en la villa el antiguo castillo y su palacete, que perteneció a la Encomienda. La situación que se encontraron en la villa era aún muy dependiente de la Orden de Santiago, con dos instituciones principales que dependían de él: el Vicario y el Concejo. Las principales familias de Estepa, en su mayoría caballeros, no recibieron de buen grado salir de la jurisdicción de la Encomienda y muchos abandonaron sus casas.


Marcos Centurión fue el primer marqués que realizó un movimiento para cuestionar el poder al Vicario al traer a esta tierra española una orden religiosa de origen italiano. Para ello dio permiso a la Orden de los Mínimos de San Francisco de Paula levantar su convento en la villa de Estepa y se acordó concederles la Ermita de la Concepción, en la calle Ancha. El 2 de febrero de 1562, a la una de la madrugada el padre fray Jerónimo Morzillo tomó posesión del convento mínimo de Ntra. Sra. de los Ángeles, siendo el convento número 22 de los que la Orden de los Mínimos tuvo en España. Sin embargo, el terreno cedido, en la ladera y entre calles, no corresponde con las expectativas de los frailes y deciden el 15 de agosto de 1562 trasladarse a la acera opuesta. La existencia de la Orden en Estepa cuestionaba el poder del Vicario que prefería potenciar el clero secular.

Su hijo Juan Bautista Centurión (¿?-1625) fue II Marqués de Estepa tras su padre y II Marqués de Laula, Vivola y Monte de Vay tras su abuelo. Nació en Génova, fue menino del príncipe Carlos y sirvió en la guerra de los moriscos de Granada y en la de Portugal. Casó en Estepa en 1585 con María Fernández de Córdoba (1561-1615), perteneciente a una familia noble cordobesa sobre la que residía el señorío de Almunia que Felipe III convierte en marquesado en la figura de su hermano Diego Fernández de Córdoba. Con el II marqués de Estepa, Juan Bautista, se produce la completa españolización del linaje. Debido a su matrimonio con una cordobesa, la familia pasó largas temporadas en Andalucía, estableciéndose en las tierras de su marquesado de Estepa.

El marqués continuó con la política religiosa de su padre y a finales del siglo XVI intercedió para traer a la Orden de Santa Clara a sus tierras. El 13 de diciembre de 1598 el marqués de Estepa, Juan Bautista Centurión y su mujer, María Fernández de Córdoba, concertaban la escritura de fundación con el definidor perpetuo de la provincia de Andalucía de la Orden de San Francisco, fray Juan de San Luis, donde acuerdan las condiciones para la fundación que se realizaría el 10 de enero de 1599, con la procesión del Santísimo desde Santa María y la clausura del convento. La fundación se realiza a través de la herencia de unas casas que recibe el Concejo dispuestas a la venta y sus beneficios destinados a obras pías. Los marqueses se nombran patronos del convento y como tal obtienen derecho único de ser enterrados en la capilla mayor del templo, es decir, convierten la iglesia del convento en panteón familiar y prohíben que cualquier otra familia pueda ser enterrada en ella. Además, el convento recibe la dotación económica de su hija María Centurión, que ingresaría en la orden con el nombre de María de Santa Clara. La Iglesia se inauguró en 1621 y la obra del convento duró hasta más de 1677.


Como una necesidad derivada de prestar asistencia religiosa a las monjas de Santa Clara de Jesús, Juan Bautista Centurión concibió la fundación de un convento para la rama masculina de la Orden de los franciscanos. Sin embargo, los franciscanos ya intentaron la fundación de un convento hacia 1590, cuando se asentaron en una ermita a las afueras de la población. Pero su llegada fue vista con recelo y fueron expulsados de la ermita. Después de la fundación del convento de clarisas, su presencia estaba justificada y se fundó el convento en 1602. Bendijo el cerro un hermano de don Juan Bautista, llamado don Alejandro Centurión, arzobispo de Génova. El mismo don Alejandro Centurión puso una pieza cuadrada en la parte donde había de estar el altar mayor, y se dio principio a las obras donando para ellas el señor marqués cuatro mil fanegas de trigo y su hijo Adán ochocientos ducados. En 1614 el Concejo les donaba los terrenos para la huerta y les entregaba la Ermita de San Cristóbal, inaugurando su nueva iglesia en 1646. Con la llegada de las dos ramas de la Orden de los franciscanos, de origen italiano, los marqueses afianzaban su poder en la villa.



Los Órdenes que consiguieron fundar sus conventos en la villa de Estepa no fueron las únicas que lo pretendieron durante los primeros años de los marqueses en Estepa. La Orden de los Carmelitas también intentó fundar su convento el 16 de mayo de 1597 en la Ermita de la Vera Cruz. La cofradía le ofreció la ermita ante el periodo de decadencia que vivía y el deterioro de la iglesia, contando para la fundación con el consentimiento del marqués Juan Bautista Centurión, pero no se llevó a cabo. Los Dominicos también fundaron hermandades y cofradías relacionadas con su Orden a finales del siglo XVI y comienzos del siglo XVII. El 1 de enero de 1590 se funda la cofradía del “Dulce Nombre de Jesús” en la Iglesia parroquial de Santa María con el permiso del Marqués de Estepa y con la licencia oportuna de los frailes Dominicos de Écija. Otra hermandad relacionada con los Dominicos se funda en la misma iglesia hacia 1588, existiendo documentos desde 1598. Se trata de la hermandad de Ntra. Sra. del Rosario, que celebraba la victoria en la batalla de Lepanto de 1571.

Otro asunto importante requirió la atención de los marqueses a su llegada a Estepa. El Concejo de Estepa solicitó a Carlos I que permitiera en la villa dos parroquias, la ya existente de Santa María y una nueva más cercana al nuevo arrabal en torno a la ermita de San Sebastián, y el Emperador lo concedió en 1541. Se inicia todo un largo proceso de pleitos entre las dos parroquias por motivo de las primicias y la división parroquial. El pleito se alarga, y el Prior de San Marcos de León ni toma carta en el asunto ni se preocupa del tema hasta el 3 de marzo de 1559, haciendo la división parroquial. Pero dado que esta no se hace efectiva se inicia un nuevo proceso de recursos del Concejo de Estepa a Felipe II (1560), ordenando éste que se cumpla la división, ante lo cual Santa María apela al Papa, siendo nombrado Juez Apostólico el Arzobispo de Sevilla, y resolviéndose el conflicto mediante un breve Letras Apostólicas del Papa Pío IV (1559-1565). Con la venta de la Encomienda a los Centurión, los marqueses encuentran en la disputa entre las dos parroquias una nueva oportunidad de mermar el poder del Vicario. La declaración del templo de San Sebastián en estado de ruina en 1568, presenta una ocasión propicia para Juan Bautista Centurión, II Marqués de Estepa, que pone a disposición del Concejo de Estepa al arquitecto genovés Vicente Boyol. La intervención del Marqués, como aliado coyuntural del Concejo, es claramente una toma de partido en el viejo enfrentamiento entre la Vicaría y el Concejo. El nuevo templo se realiza en estilo renacentista, rompiendo así con las etapas anteriores. La construcción del nuevo templo, su proximidad a la Plaza Vieja, y la consolidación del eje urbano de la actual calle Corrientes y Nueva, con la construcción de las primeras casonas, supone la consagración a las faldas del Cerro de un nuevo escenario urbano. La intercesión del marqués por la nueva parroquia y sus feligreses parece obtener el beneplácito del Concejo de la Villa que con motivo de su casamiento el 6 de septiembre de 1577 lo festeja con “corridas de toros y cañas”.

La rivalidad existente entre el Marqués y el Vicario se debe principalmente al deseo de controlar la jurisdicción espiritual por los compradores de la villa. Cuando Adán Centurión adquiere la Encomienda estepeña en 1559, estaba persuadido de que la compra se había realizado conforme a las leyes de Génova. Los marqueses pensaban que gozaban de un poder absoluto, de manera que ni al Rey ni la Orden Militar de Santiago les quedaba nada. El derecho de administración de ciertas cantidades de todo lo que se movía alrededor de la Iglesia y el nombramiento del Vicario estaba incluido así en la compra. Sin embargo, el marqués se encontró una Vicaría con rango “Vere Nullius”, es decir, dependiente únicamente del Papa, situación que los marqueses cuestionaban. Juan Bautista Centurión, II Marqués, sostenía la sentencia contra el prior de San Marcos de León donde “se declaró pertenecer a dicho marqués la jurisdicción eclesiástica, civil y criminal”. Pero, en realidad, en el documento de compra se transmitía al comprador “el patronato y derecho de elegir y presentar a los beneficios y servicios de dichas villas (Estepa y Pedrera), lugares y tierra.”

Tras la muerte de Juan Bautista Centurión en 1625, le hereda su hijo Adán Centurión y Córdoba. Fue por herencia paterna III Marqués de Estepa y III Marqués de Laula, Vivola y Monte de Vay. Nació en Estepa en 1585 y muere aquí en 1658, y aunque su infancia también fue en palacio como menino del príncipe Felipe III, el marqués y su familia quedaron vinculados con la villa de Estepa donde establecieron su residencia principal en el palacete del castillo. En mayo de 1613 se celebraron fiestas por la venida de Adán Centurión, hijo primogénito del marqués, y su primera esposa. En 1625 renunció al marquesado de Almunia, heredado de su madre, en la persona de su hermano Francisco Centurión y Córdova, III Marqués de Almunia, y en 1626 se casa en segundas nupcias con su sobrina Leonor María Centurión y Mendoza (¿?-1681), hija de Francisco y IV Marquesa de Almunia, con la que tuvo diez hijos. Muestra de la vinculación con Estepa son los documentos de la mayoría de los nacimientos de la familia, el bautismo de sus hijos en Santa María y las defunciones y enterramientos en la capilla del convento de Santa Clara. Adán no descuidó, sin embargo, sus relaciones con sus posesiones italianas, donde daba tránsito a las tropas españolas desde las fortalezas de sus feudos, prestándoles su artillería.

Los historiadores afirman que Adán Centurión gobernó Estepa de forma absolutista, basándose en la ley de Génova como sus antecesores. Su intención de controlar los bienes patrimoniales de su marquesado, le involucraron en un pleito con la Compañía de Jesús por la fundación de un colegio de la Compañía en Estepa. Gonzalo Fernández de las Cuevas testó en 1636 su voluntad de fundar un colegio de la Compañía de Jesús, para cuyo sostenimiento donó la totalidad de sus bienes. Gonzalo preveía que si la Compañía declinaba su venida a Estepa se habría de nombrar ocho capellanes de la Iglesia Mayor que se dedicarían a la administración del colegio, contando en este caso con el marqués como patrono. El colegio se fundó y se puso a cargo de una comunidad de religiosos jesuitas con el padre Pedro Delgador como procurador, pero el Marqués se opuso a su fundación con la intención de hacerse con el patrimonio legado a la congregación ignaciana. En 1643 el Consejo de la villa reconoció los derechos de la Compañía, pero la Real Chancillería de Granada dictaminó en 1647 que se fundasen las capellanías establecidas. El dictamen definitivo llegará en 1671, por el que la congregación ignaciana aceptaba sólo 200.000 ducados y el resto del patrimonio y las capellanías pasaban a ser administrados directamente por el Marqués de Estepa. A instancias del marqués, el vicario D. Jerónimo de Rivera fundará unas Escuelas Pías en la calle Ancha en 1673. De esta forma se desestimaba el establecimiento de la congregación ignaciana en la villa y se desligaba a la Compañía de la fundación del colegio.

No obstante, el apoyo del marqués Adán Centurión y su familia lo recibieron las hermandades que decidieron acometer obras de construcción en la villa nueva, comenzando así el mecenazgo de la familia Centurión con las cofradías y hermandades estepeñas.

La Hermandad de Ntra. Sra. de la Asunción abandonó su localización en el Cerro de San Cristóbal para levantar una primera ermita y hospital en la calle Mesones en el año 1616, fecha en torno a la cual se data la imagen de Ntra. Sra. En 1646, treinta años después, se comenzó la construcción de una nueva iglesia y un nuevo hospital de enfermos, contando con las donaciones de los marqueses de Estepa, del marqués de Almunia y de personas ilustres de la villa, especialmente de doña Catalina Bailén, liberta de los marqueses, y de doña María Zamudio en 1636. La iglesia, que es la existente hoy en día, fue bendecida el 10 de agosto de 1652 por el vicario Gerónimo de Rivera.


El III Marqués de Estepa donó en 1642 al Convento de Santa Clara la imagen de la Virgen del Pilar que fue bendecida por el Arzobispo de Zaragoza y que hallamos en el manifestador del retablo mayor.

En 1651 la villa de Estepa asume y defiende el voto concepcionista. A iniciativa de la Hermandad de San Pedro, establecida en aquel entonces en la Iglesia de Santa María de la Asunción la Mayor y Matriz y compuesta de eclesiásticos de la villa y vicaría de Estepa, se decide prestar juramento y defensa, incluso dando la propia sangre y vida si fuese necesario, de que la Virgen María fue concebida sin pecado original. A esta iniciativa se une la Vicaría y el clero de Estepa, encabezada por el vicario Gerónimo de Ribera, y el Ayuntamiento, cuyo alcalde era D. Diego de Aceijas y Ossorio. Para poder llevarla a cabo necesitan el permiso del Marqués de Estepa, D. Adán Centurión, quien firma la licencia el 27 de Marzo de 1651 y es presentada en el Ayuntamiento cuatro días después, el 31 de Marzo de 1651. El juramento se celebró el 21 de mayo de 1951, y en su celebración el marqués se aseguró de que la presencia de su casa quedara reflejada en igualdad con la Vicaría a través de su hermano Francisco, que era III marqués de Armunia y presbítero. Para la celebración fue trasladada la imagen de la Virgen del Pilar de Santa Clara, donada por el marqués, hasta la Iglesia de Santa María.


El marquesado de Armunia quedó vinculado con el marquesado de Estepa cuando Juan Bautista Centurión se casó con María Fernández de Córdoba, hija del IV señor de Armunia, en 1577. El título de marquesado fue creado por Felipe III en 1619 y decretado en 1624 sobre el señorío de Armunia, en la persona de Diego Fernández de Córdoba. A la muerte del I Marqués y de su hermana, el marquesado recayó en Francisco Centurión en 1625; al año siguiente su hermano Adán Centurión casa con su hija Leonor María Centurión, es decir, su sobrina. La familia del marqués de Armunia contaba con un palacete propio en Estepa que estaba situado en la parte norte de una placeta existente entre el convento de Santa Clara y la parroquia de Santa María, en ruinas a finales del siglo XVIII. El III marqués de Armunia enviudó e ingresó en el convento de franciscanos de Estepa. Con motivo del Juramento de defensa de la Inmaculada Concepción de 1651, Adán Centurión y su familia asistieron al acto y su hermano Francisco, como representante del clero, fue el encargado de hacer jurar al Vicario en primer lugar.

Hijo natural de Adán Centurión fue Juan de Córdoba y Centurión, que creó un museo de inscripciones y piezas arqueológicas de los territorios de su padre en la villa de Lora de Estepa, inaugurado en 1659. En la Ermita de San Marcos se conserva la imagen de San Esteban perteneciente a la casa de Lora y donada por los Fernández de Córdoba.

A la muerte de Adán Centurión en 1658, su hijo Cecilio Francisco Centurión Córdoba fue por herencia paterna IV Marqués de Estepa y IV Marques de Laula, Vivola y Monte de Vay, y por vía materna V Marqués de Almunia, Señor de Torralba, Beteta y Albornoz. Nació en Estepa en 1636 y murió en Madrid en 1688. Este marqués encargó el Memorial de su familia, compuesto por Baños de Velasco, elevándolo al rey Carlos II en 1679 con la pretensión de obtener su beneplácito. Casó con Luisa Messía Portocarrero Carrillo y Fonseca, VII Marquesa de la Guardia y IV Condesa de Santa Eufemia, con la que tuvo tres hijos, dos niñas y un niño. A su hijo varón José Centurión le cedió siendo niño el Marquesado de Laula, Vivola y Monte de Vay (V Marqués), pero al igual que una de sus hijas murió muy joven. Su otra hija, Francisca Centurión y Córdova, fue nombrada VI Marquesa de Armunia por vía paterna, y VIII de La Guardia y V Condesa de Santa Eufemia por vía materna. Casó con Juan Antonio de Palafox y Zúñiga, V Marqués de Ariza y IX de Guadalest, cuya descendencia será posteriormente importante en la sucesión del Marquesado de Estepa. Por la relación con la familia de su esposa, Cecilio Francisco Centurión retomó las relaciones de la familia Centurión con la corte y con Madrid, pero no abandonó sus asuntos en las tierras de su marquesado.

Este marqués de Estepa pertenecía a la Cofradía de Ntra. Sra. de la Paz con sede en Santa María. Por el documento del 12 de junio de 1667 en el que la Hermandad del Dulce Nombre acepta la petición de los hermanos de la Paz para que conjuntamente desfilen por las calles de Estepa, se conoce que a la hermandad contaba con los miembros más ilustres de la aristocracia estepeña, como fueron los de los Lasarte, Pleites, Sartabaez, Carvajal, Vergara y el propio marqués de Estepa, Cecilio Francisco Centurión. Junto a esta agregación, aparece una serie de normas recogidas entorno a unos “estatutos” donde se reflejan esas aptitudes de restricción, de élite social, de responsabilidad de una cofradía, la de la Paz. Se da la coincidencia que la cofradía de la Paz se une a la hermandad del Dulce Nombre, para cuya fundación tuvo que dar permiso el II Marqués de Estepa, Juan Bautista Centurión, en 1590. La Hermandad muestra actualmente su vinculación al Marquesado de Estepa en la corona de su escudo.

El 14 de junio de 1670 el vicario D. Gerónimo de Rivera fundó la Escuela de Cristo, adaptación para el pueblo del Oratorio que fundó San Felipe Neri hacia 1575, en la ermita de la Concepción a petición de D. Luis de Villaseca, D. Rodrigo de Melgar y otros muchos vecinos. En el mismo auto se mandó que los ejercicios se tuvieran y efectuasen en la sala baja del hospital de la Asunción. La capilla sería presidida por la imagen de la Inmaculada Concepción que se conservaba en una capilla de la ermita de la Concepción perteneciente al Marquesado de Armunia. El marqués, que sería Cecilio Francisco Centurión, dio permiso y la imagen fue trasladada en solemne procesión el 30 de abril de 1682.

A mediados del siglo XVII se iniciaron las obras de la nueva ermita de la cofradía del Santo Cristo de la Sangre en la calle que llamaban “de los gitanos”. La ermita estaba situada desde mediados del siglo XVI en el carril de Santa Clara junto a la torre de la muralla que hoy se conserva y corría con la manutención del hospital del Corpus Christi, destinado a pobres transeúntes. Las obras fueron iniciadas por Juan Martín Formariz, jornalero que encontró un botín que destinó a obras pías y a la construcción de dos ermitas. Durante la duración de las obras de la nueva iglesia, la marquesa doña Leonor María Centurión y Mendoza, ya viuda de Adán Centurión y madre de Cecilio Francisco Centurión, regala a la ermita la imagen de Nuestra Señora del Carmen, que fue depositada en el convento de la Victoria mientras terminaban las obras. La Virgen se convertiría en la principal devoción de la iglesia en el siguiente siglo.


La otra ermita que fue levantada con la aportación de Juan Martín Formariz fue la ermita dedicada a Nuestra Señora de la Fuensanta de Corcoya, en los terrenos que pertenecían al Marquesado de Estepa y donde los marqueses tenían casa en donde pasaban largas temporadas. El III Marqués, Adán Centurión, y su esposa Leonor Centurión Fernández de Córdoba, conocedores de la devoción a la Virgen de la Fuensanta, iniciaron los proyectos de construcción del nuevo templo y su hospedería, brindando sus riquezas a los ermitaños que la cuidaban. La construcción de la nueva ermita se inició en 1660 y estuvo finalizada hacia 1671, contando con la financiación de los devotos, entre ellos Juan Martín Formariz y el IV Marqués de Estepa, Francisco Cecilio Centurión y Centurión. La muerte de Juan Martín Formariz ocurrió en 1662, por lo que no pudo ver acabada ni la ermita en Estepa ni la de Corcoya.

A la muerte de Cecilio Francisco Centurión, el Marquesado de Estepa, por su carácter agnaticio, recayó en el miembro varón mayor de la familia junto al de Laula, Vivola y Monte de Vay, que sería Luis Centurión y Córdoba, hermano del IV Marqués, y nombrado V Marqués de Estepa y VI de Laula, Vivola y Monte de Vay. Nació en Estepa en 1637 y falleció aquí en 1708. Casó con Isabel Teresa Arias Dávila, hija del VI Conde de Puñonrostro, en 1693 y tuvo siete hijos. El marqués continuó con la devoción familiar a Nuestra Señora de la Fuensanta de Corcoya y en 1713 invitó él mismo a los habitantes de su jurisdicción a que contribuyeran a las obras de decoración de la ermita y el camarín. El marqués dotó al santuario de una capellanía con un sacerdote que atendiera la misa diaria y atendiera las necesidades espirituales de los peregrinos.


Este marqués, al igual que su hermano, tuvo que hacer frente a la reclamación de derechos iniciada por Lorenzo de Andújar tras la toma de posición de su cargo como vicario de Estepa en 1685. El Vicario y el Marqués llegaron a disputarse el derecho de nombrar curas de las dos parroquias de esta villa, capellanes y sirvientes de las iglesias rurales y de las que no tenían pila bautismal, así como los ermitaños. Como ejemplo de este conflicto, se puede citar la situación desencadenada en la cuaresma de 1699 cuando tanto el Vicario como el Marqués quisieron designar a los predicadores de las parroquias, originando un litigio que llegó hasta el tribunal de la Rota. Los frailes victorios apoyaron al marqués y el Vicario decidió cerrar su convento y reducir a prisión a los frailes. Además, en 1704 se originó una revuelta popular ocasionada por la posesión de unas tierras en la que la población se dividió entre apoyar al Vicario o al Consejo y el Marqués, donde tuvo que intervenir el Consejo de Castilla. En 1720 Felipe V confirma los términos de la escritura de venta: a los marqueses le pertenecía la presentación y nombramiento de todos los ministros y sirvientes de las iglesias del Estado de Estepa, desde la primera dignidad del vicario general, hasta el acólito y santero de las ermitas. Sin embargo, a esta confirmación de la Corona se oponía el carácter de la Vicaría de Estepa, declarada “Vere Nullius”, lo que significaba que obedecía directamente las directrices dadas por el Papa sin atender los asuntos dictaminados por ningún intermediario.

Su primogénito, Manuel Centurión Arias Dávila, fue nombrado VI Marqués de Estepa y VII de Laula, Vivola y Monte de Vay. Nació en Estepa en 1694 y murió en 1729. Casó con María Leonor de Velasco Ayala y Córdoba, con la que tuvo cinco hijos. Por el recurso iniciado por tu tío Cecilio, IV Marqués, recibió para el Marquesado de Estepa el título de Grande de España de segunda clase en 1728 y de primera clase en 1732, otorgado por el rey Felipe V. A. Vinagra visita el 15 de febrero de 1709 el oratorio del palacio del Marqués de Estepa y por su descripción sabemos que era: “…una capilla con reja de madera por delante y su altar… hallándola al parecer, en buen estado y destacando la existencia de una Ymagen de madera del Niño Jesús y de un lienzo con la Ymagen de San Joseph…”

A su hijo mayor, Manuel Centurión y Velasco, lo nombró VIII Marqués de Laula, Vivola y Monte de Vay, pero murió siendo niño, recayendo el título en su siguiente hijo, Juan Bautista Centurión y Ayala, IX Marqués de Laula, Vivola y Monte de Vay y a la muerte de su padre VII Marqués de Estepa. Nació en 1718 en Madrid y murió en 1785. Este marqués agrandó los títulos de su familia al ser en 1746 por herencia de su tío materno XIII Conde de Fuensalida (Grande de España), VII de Colmenar de Oreja, VII de Casa Palma, IX de Barajas y IX de Posadas; y en 1783, a la muerte de su primo segundo por vía paterna, fue XI Conde de Puñonrostro (Grande de España), IV Marqués de Cosasola, IV Marqués de Noguera, IX Conde de Elda y VIII de Anna. Casó por primera vez con su tía María Luisa Centurión Arias Dávila y en segundas nupcias con Mariana de Urríes Pignatelli, sin tener descendencia. La familia residió desde 1740 en la Corte del rey, donde el marqués fue nombrado Gentilhombre de Cámara de Su Majestad con ejercicio y Caballero de la Gran Cruz de Carlos III en 1771.

Juan Bautista Centurión tuvo que cumplir la penitencia impuesta por la boda con su tía María Luisa Centurión de construir un templo, recurriendo a la reedificación de la Ermita de la Concepción. La ermita fue ampliada con anterioridad en 1723 con los solares de unas casas arruinadas a la espalda de la ermita y cuyos dueños habían donado, pero hacia 1740 la ermita era pequeña y deteriorada, por lo que el marqués decidió reedificarla destinando a ello los orujos turbios de todos sus molinos, y el importe de las limosnas que no se desdeñó de pedir personalmente por las calles para tan piadoso objeto. Con tales auxilios se concluyó la nueva ermita en menos de veinticinco años. Para su dedicación al culto en 1765, envió la marquesa la imagen de Ntra. Sra. de la Concepción, que según se recoge procedía de Madrid donde se habían establecido los marqueses. La misma marquesa llegó a ser su camarera, devoción que después practicaron sus sucesoras.




En 1737 Juan Bautista Centurión fue nombrado Hermano Mayor de la Hermandad del Rosario de Ntra. Sra. de los Remedios. La Hermandad se fundó en 1701 en la Ermita de la Vera Cruz, compuesta exclusivamente por hombres. En 1733, dicha corporación solicitó la agregación de la cofradía de la Vera Cruz que existía en la ermita, y tras el nombramiento del marqués como hermano mayor inició las obras de ampliación y reforma de la ermita, convirtiendo su camarín en una joya del barroco.


La marquesa fue además Hermana Honoraria de la Hermandad del Santo Entierro de Cristo y Ntra. Sra. de la Soledad y en 1744 los marqueses donan a la cofradía una capilla en la Iglesia de San Sebastián, facilitando así su traslado desde el convento de los padres mínimos.

Hacia 1736 se pierde la hermandad de Ntra. Sra. de la Cabeza con sede en la Iglesia de San Sebastián y en 1744 se refunda con hermanos como el marqués de Estepa, don Juan Bautista Centurión, don Lorenzo de Córdoba Centurión o el arquitecto Nicolás Bautista de Morales.

Los tres conventos de la villa, mínimos, franciscanos y clarisas, y las cofradías a cargo de sus iglesias o ermitas también iniciaron a lo largo del siglo XVIII la ampliación o decoración de sus templos con retablos traídos de los principales talleres de Lucena, Écija y Antequera, así como con obras de cantería de Estepa y destacadas pinturas murales y lienzos. Los marqueses como patronos de los templos de su marquesado debían atender a su culto y decencia, por lo que colaboraron en estas obras y decoración viéndose el escudo de armas de la casa del marquesado en las portadas, en los retablos y en las pechinas de las cúpulas de las iglesias. El escudo de armas de la familia Centurión era una banda ajedrezada en tres órdenes de plata y gules sobre una rosa de gules.


Escudo y bandera del Marquesado de Estepa

En la Iglesia de los Remedios podemos encontrar el escudo como altorrelieve, sin policromar, de las pechinas que sostienen la cúpula de la nave, y sobre las esculturas de San Pedro y San Pablo de las calles laterales del retablo mayor rematado por la corona del marqués y sustentada por dos ángeles. En la portada de la iglesia se encuentra el escudo sobre el friso que contiene la siguiente inscripción: «Se hizo esta obra siendo Marqués de Estepa el Excmo. Sr. D. Juan B. Zenturión. Año de 1743».

 

En la Iglesia de Santa María el escudo del marquesado está en el ático del retablo mayor, obra de Andrés de Ocampo entre 1583 y 1589. El retablo fue reformado hacia 1770 según el canon barroco, momento en el que se le añadió el escudo del marquesado. El escudo se encuentra también en la sillería del coro de la iglesia y en órgano de Furiel, ambos del siglo XVIII.



En la Iglesia de Santa Clara, el escudo del marquesado se encuentra sobre las pechinas de la cúpula del presbiterio y en la portada de la iglesia. En las pechinas el escudo está compartido por el de los Centurión y el de los Fernández de Córdoba, mientras que ambos escudos aparecen a los lados de la hornacina de Santa Clara de Asís de la portada principal y junto al de la Orden franciscana.





En la Ermita de la Concepción, el escudo se encontraba en la pechina de la cúpula del presbiterio y en la portada de la ermita, que actualmente está en un domicilio particular de la calle Baja. Este escudo de la portada está compartido con el escudo de los Fernández de Córdoba. El escudo también decoraba las pechinas de la cúpula de la nave de la Iglesia del convento de la Victoria.


Iglesia de la Victoria. Estepa
En la Iglesia del Carmen el escudo del marquesado de Estepa forma parte de una heráldica compuesta de seis escudos, entre ellos la familia Fernández de Córdoba (marquesado de Armunia) y la familia Mendoza (condado de Saldaña), posiblemente se trate de un escudo genealógico de los Centurión y su relación familiar con otras casas. El escudo se encuentra en dos de las pechinas del camarín, orientadas de forma diagonal. En las otras dos se encuentra un escudo que se compone de dos lebreles rampantes hacia la copa de un árbol, una rosa a la izquierda, una torre circular a la derecha y la inscripción Ave María en la parte superior. Algunos historiadores lo han identificado como el blasón del marquesado de Armunia.


En la iglesia de la Asunción, se encuentra el mismo blasón compuesto de seis que se conserva en la Iglesia del Carmen. Se encuentra en las pechinas de la cúpula del presbiterio acompañado por el escudo antiguo de la villa, dado que es el templo de la Patrona de Estepa. Se compone de un racimo de uvas, dos ramas de olivo y varias espigas de trigo en la parte superior y en la inferior un ramillete de juncia, en el centro se lee “Ostippo Quid Ultra” seguido de las letras griegas alfa y omega.



En la Iglesia del convento de San Francisco de Asís se encuentra el escudo de los marqueses de Estepa en un blasón compartido con el escudo de los Fernández de Córdoba. Es escudo se encuentra a la izquierda de la imagen de San Cristóbal del ático del retablo mayor. A la derecha se halla el mismo escudo que aparece en las pechinas del camarín de la Iglesia del Carmen y en cuyo centro aparece un árbol. El mismo escudo compartido por los Centurión y los Fernández de Córdoba se encuentra en las pechinas de la cúpula sobre el crucero.


A Juan Bautista Centurión se le debe también el foco escultórico perteneciente a Luis Salvador Carmona en Estepa. El marqués debió conocer al escultor castellano en el ambiente cortesano, con el que compartía su vinculación con la seráfica orden tercera. Los miembros más destacados de la familia de los Centurión pertenecieron a la Venerable Orden Tercera de los franciscanos, ejerciendo incluso como sus hermanos ministros. Luis Salvador Centurión, VII marqués, era miembro de dicha Orden Tercera y al igual que toda su familia devoto de San Luis, fundador de dicha congregación terciaria. El propio Juan Bautista Centurión fue ministro de la corporación estepeña entre 1740 y 1743, y lo mismo su esposa, doña María Luisa Centurión, en la sección femenina de la misma. Por su parte, Luis Salvador Carmona perteneció a la seráfica orden en Madrid y fue sepultado con el hábito franciscano en la parroquia madrileña de San Sebastián. Juan Bautista Centurión ejerció como intermediario entre el taller académico y las hermandades, clero y particulares estepeños. Documentalmente se muestra en la existencia de una deuda de mil reales que tenía el Marqués de Estepa con dicho escultor por la hechura de una cabeza y manos de un nazareno para Estepa, que sería el titular de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno. El marqués encarga también la imagen de San Francisco de Paula para el convento de los mínimos, San Francisco de Asís para el convento franciscano y San Joaquín con la Virgen Niña, así como un crucificado de pequeño formato, para el convento de las clarisas. La Ermita de San Juan Bautista, santo patrono del marqués, recibió a su titular del taller del vallisoletano y la Hermandad del Carmen a la imagen de San José con el Niño. Para la ermita de la Concepción, la marquesa donó a su titular. Otros obras se repartieron en sus iglesias como la Sagrada Familia que se conserva en la iglesia de San Sebastián.

 




A su muerte en 1785 heredó sus títulos su hermana María Luisa Centurión y Velasco, siendo la VIII Marquesa de Estepa, rompiendo el carácter agnaticio del marquesado al ser la primera mujer en recibirlo. Además recibió de su marido el marquesado de Bedmar, con grandeza de España. Nació en Estepa en 1720 y murió en 1799 sin sucesión.

A su muerte hubo de recurrir a la descendencia de Francisca Centurión y Córdoba, hija del IV Marqués de Estepa, y en quien recayó el Marquesado de Almunia, ligado en un principio al marquesado de Estepa, entre otros títulos. Heredó, por tanto, su bisnieto Vicente María Centurión Palafox, nombrado IX Marqués de Estepa, XI Marqués de Laula, Vivola y Monte de Bay, IX Marqués de Almunia, XII de Guadalest, VIII de Ariza y VII Conde de la Monclova. Nació en 1756 en Madrid y falleció en 1820. Le sucedió su única hija María Elena Centurión Palafox (1803-1837), que fue nombrada X Marquesa de Estepa, XII Marquesa de Laula, Vivola y Monte de Vay, y X Marquesa de Armunia, entre los demás títulos.

El marquesado de Estepa era entonces una institución lejana en la villa y con una tutela difusa, que verá disminuir su influencia en la villa. Los agravios que soportó la población local durante la invasión de las tropas napoleónicas en 1810 puso de manifiesto la debilidad de la institución. El pueblo tuvo que organizarse para plantar cara a las tropas francesas y el Concejo de la villa pudo hacer valer su independencia, frente al poder eclesiástico representado por la Vicaria y el poder nobiliario representado por los Marqueses de Estepa. En 1834, cuando el coro de San Sebastián se traslada a la parte baja, el Concejo de la ciudad entra en dura polémica con Doña María Elena Centurión de Palafox Portocarreno y Silva, X Marquesa de Estepa, logrando imponer su criterio. Un año después, en 1835, después de haber deambulado durante siglos de un lugar a otro, el Concejo adquiere edificio propio, tutelando el Salón, que se convertiría en el nuevo espacio de centralidad urbana.

A su muerte le heredó su primo hermano Andrés Avelino de Arteaga Lazcano, quien ya era XXI Señor de la Casa de Lazcano, V Marqués de Valmediano y II Conde de Corres, y al que añadió XI Marqués de Estepa, XIII Marqués de Laula, Vivola y Monte de Vay, y XI de Armunia, entre los demás títulos. En este momento el Marquesado de Estepa recae en el linaje de los Arteaga que estaban emparentados con los Centurión, pero que supuso que desapareciera el apellido Centurión del título del marquesado. Los Centurión era una familia noble que estaba en el origen del Marquesado de Laula, Vivola y Monte de Vay, otorgado por Carlos I al genovés Adán Centurión en 1543; del Marquesado de Estepa, otorgado por Felipe II a Marco Centurión en 1564; del Marquesado de Armunia, otorgado por Felipe III a Diego Fernández de Córdoba en 1624 y emparentado con el Marquesado de Estepa desde el matrimonio de la hermana del primer marqués de Armunia con el II Marqués de Estepa; y el Marquesado de Monesterio, otorgado por Felipe IV en un bisnieto de Marco Centurión en 1632.

En 1851 un concordato con la Vicaría pone fin a los continuos litigios entre marquesado y vicaría, pues establece que “cesarán todas las jurisdicciones privilegiadas exentas, cualquiera que sean su clase y denominación, inclusa la de San Juan de Jerusalén”. La Vicaría se convierte en arciprestazgo dependiente del arzobispado de Sevilla en 1874 y el Marquesado de Estepa se encuentra integrado entre los títulos de la familia Arteaga, alejados de los asuntos que les requerían en Estepa y en donde el Concejo aumentaba su influencia. El lugar del marquesado fue ocupado en la villa por otras familias nobles durante el siglo XIX y principios del siglo XX, destacando los marqueses de Cerverales y los marqueses de los Soidos y Frómista.

El título del marquesado de Estepa recayó en Andrés Avelino de Arteaga Lazcano y Silva (1833-1910), nieto del anterior, que fue nombrado XII Marqués de Estepa, XIV Marqués de Laula, Vivola y Monte de Vay, y XII Marqués de Armunia, entre los demás títulos. Desde 1883 fue también XVI Duque del Infantado, entre otros muchos títulos. Le sucedió su hijo Joaquín Ignacio de Arteaga Lazcano y Echagüe (1870-1947), que fue XIII Marqués de Estepa, XIV Marqués de Laula, Vivola y Monte de Vay, y XIII de Armunia, acumulando numerosos títulos, entre ellos siete veces Grande de España. Cedió el título de Marqués de Laula a su hija María Belén de Arteaga y Falguera (1920-1961), y el de Marqués de Estepa a su hijo pequeño Francisco de Borja de Arteaga y Falguera (1916-1937, XIV Marqués), que murió joven y recayó el título en su hermano mayor Iñigo de Arteaga y Falguera (1905-1997), que fue XV Marqués de Estepa, heredando también de su padre XV de Vivola y Monte de Vay, y XIV Marqués de Almunia, entre otros muchos títulos. Este marqués repartió los títulos entre sus hijos recayendo el marquesado de Estepa y de Vivola en su hijo Francisco de Borja de Arteaga y Martín (1967-¿) (XVI Marqués de Estepa y Vivola), el marquesado de Monte de Vay en su hija Cristina de Arteaga y Martín (XVI Marquesa de Monte de Vay), el marquesado de Almunia en su hijo Iñigo de Arteaga y Martín (XV Marqués de Armunia) que recibió también por herencia de su primo el marquesado de Laula.

En 1999 se produce de nuevo un acto que une al Marquesado de Estepa con las cofradías estepeñas. Mª Stma de los Dolores, dolorosa de la Hermandad de Jesús Nazareno, recibió por donación de Francisco de Borja de Arteaga y Martín, XVI Marqués de Estepa, el fajín de Capitán General del Ejército que perteneció a su padre, D. Iñigo de Arteaga y Falguera, XVIII Duque del Infantado y XV Marqués de Estepa.


Artículos consultados:
-Adán Centurión, marqués de Estepa, traductor de los Libros Plúmbeos del Sacromonte, a través de documentación inédita conservada en el Archivo de la Real Chancillería de Granada. AA Gómez Gómez. Actas de las III Jornadas sobre Historia de Estepa “Patrimonio Histórico”. Iltmo. Ayto. de Estepa. 1998
-Historia y Proyecto de Catalogación: El Notariado en el Marquesado de Estepa y los fondos del Archivo de Protocolos. MM García Roldán, R. González Gamito, L. Blanco Páez y D. Caballero Páez. Actas de las III Jornadas sobre Historia de Estepa “Patrimonio Histórico”. Iltmo. Ayto. de Estepa. 1998
-Un proceso judicial al Marqués de Estepa en el año 1654. C. Posac Mon. Actas de las III Jornadas sobre Historia de Estepa “Patrimonio Histórico”. Iltmo. Ayto. de Estepa. 1998
-El Patrimonio Artístico-Religioso del Marquesado de Estepa en los primeros años del Siglo XVIII. ME Escalera Pérez y J. Octavio Prieto. Actas de las III Jornadas sobre Historia de Estepa “Patrimonio Histórico”. Iltmo. Ayto. de Estepa. 1998
-Memorial de calidad y servicios de Don Cecilio Francisco Buenaventura Centurión Cordova Mendoza Carrillo y Albornoz, Marquez de Estepa. J. Baños de Velasco y Acevedo. Madrid. 1679.
-Historia de los Marqueses de Estepa. Facsímil de la obra de Juan Baños de Velasco (1679). M. de Castro Sánchez, FJ Capitán Torres, M. García Fernández, N. León Utrera. Granada. 2000
-Actas de las II Jornadas sobre Historia de Estepa “El Marquesado de Estepa”. Iltmo. Ayto de Estepa. 1996
-La formación de un gran estado señorial andaluz: El Marquesado de Estepa. E. Soria Mesa. Actas de las II Jornadas sobre Historia de Estepa “El Marquesado de Estepa”. Iltmo. Ayto de Estepa. 1996
-Los Marqueses de Estepa. Estudio Histórico Genealógico. J. Gómez de Olea y Bustinza y J. de Salazar y Acha. Actas de las II Jornadas sobre Historia de Estepa “El Marquesado de Estepa”. Iltmo. Ayto de Estepa. 1996
-Conflicto Marqués-Vicario por el nombramiento de Sierra de Yeguas (1696-1698). F. Fernández López. Actas de las II Jornadas sobre Historia de Estepa “El Marquesado de Estepa”. Iltmo. Ayto de Estepa. 1996
-El precio de un señorío: La tasación y venta de la Encomienda de Estepa. R. Garza Cortés. Actas de las II Jornadas sobre Historia de Estepa “El Marquesado de Estepa”. Iltmo. Ayto de Estepa. 1996
-De las encomiendas a los señoríos; un factor en la forja de la Andalucía Moderna. A. Domínguez Ortiz. Actas de las II Jornadas sobre Historia de Estepa “El Marquesado de Estepa”. Iltmo. Ayto de Estepa. 1996
-Conflictos entre el Marquesado y la Vicaría durante el siglo XVIII. E. Escalera Pérez y JO Prieto Pérez. Actas de las IV Jornadas sobre Historia de Estepa “La Vicaría Eclesiástica de Estepa”. Iltmo. Ayto de Estepa. 2000
-Las órdenes religiosas en la Vicaría de Estepa (siglos XVI al XVIII). JM Miura Andrades. Actas de las IV Jornadas sobre Historia de Estepa “La Vicaría Eclesiástica de Estepa”. Iltmo. Ayto de Estepa. 2000
-Una singular contestación a las rentas del Marquesado de Estepa a fines del siglo XVIII. A. Ramírez Palacios. Actas de las V Jornadas sobre Historia de Estepa “La Época Contemporánea”. Iltmo. Ayto de Estepa. 2000
-El Marquesado de Estepa en 1751: según las respuestas generales del Catastro de Ensenada. JO Prieto Pérez. Madrid, 1996
-El Marquesado de Estepa. Siglo XVIII. JO Prieto Pérez. Editorial Academia Española. 2017
-La Vicaría de Estepa. Devociones de Estepa. 2013
-El Arciprestazgo de Estepa. Devociones de Estepa. 2013
-La fundación de conventos en Estepa. Devociones de Estepa. 2015
-Las Órdenes religiosas en Estepa. Devociones de Estepa. 2015
-400 años del convento de Santa Clara de Jesús (1599-1999). Devociones de Estepa. 2009
-La llegada de las clarisas a Estepa. Devociones de Estepa. 2015
-La Virgen del Pilar de Santa Clara. Devociones de Estepa. 2009
-400 años del convento de franciscanos de Estepa (1603-2003). Devociones de Estepa. 2009
-La llegada de los franciscanos a Estepa. Devociones de Estepa. 2015
-La Iglesia de la Victoria: su historia. Devociones de Estepa. 2012
-Historia de la Iglesia parroquial de San Sebastián. Devociones de Estepa. 2010
-La división de las parroquias. Devociones de Estepa. 2010
-Estepa y Luis Salvador Carmona. Devociones de Estepa. 2010
-Ermita y Hermandad de Nuestra Señora de la Concepción. Devociones de Estepa. 2016
-La autoría de la Inmaculada Concepción de Estepa. Devociones de Estepa. 2016
-Iglesia de Nuestra Señora del Carmen. Devociones de Estepa. 2016
-La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Devociones de Estepa. 2016
-Hermandad de Nuestra Señora de los Remedios. Devociones de Estepa. 2016
-Iglesia de Ntra. Sra. de los Remedios. Devociones de Estepa. 2016
-Hermandad de Jesús Nazareno. Devociones de Estepa. 2009
-Hermandad del Dulce Nombre de Jesús. Devociones de Estepa. 2009
-Escudo de la Hermandad del Dulce Nombre. Devociones de Estepa. 2009
-El eco de una gran historia. La cofradía de la Paz. M. Caballero Páez. Blanca y Colorá. 2001