27/2/18

LA PREVENCIÓN ES LA MEJOR RESTAURACIÓN

Juan Manuel Miñarro, profesor de la facultad de Bellas Artes de Sevilla e imaginero, expone una serie de pautas, que son de sentido común, para ayuda a la preservación de las imágenes de la mejor manera. La prevención es la mejor restauración, por eso, Minarro incide en las condiciones de mantenimiento y conservación cada vez que restaura a una imagen. Unos consejos que deberían ser conocidos y transmitidos a todas las personas que tienen o vayan a tener contacto con la talla. Se debe encontrar un equilibrio entre la función específica de la talla, que es el culto, y la correcta conservación.

En primer lugar, se debe cuidar el espacio en el que se encuentra la obra. La ubicación de la imagen en un entorno de humedad relativa estable y con temperaturas moderadas es vital para su equilibrio. Se debe evitar, la sequedad excesiva que provoca una distensión que se transmite entre las distintas piezas; y la humedad excesiva, que ocasiona un debilitamiento de los adhesivos, pudrimiento de las colas, tirantez y movimientos de turgencia en las maderas, causando un cambio de volumen. También favorece la aparición de agentes biológicos. El profesor Miñarro recomienda una humedad relativa entre el 45% y 55%.

El efecto de la temperatura puede ser “dramático” para una imagen. Con su aumento se aceleran los procesos químicos y físicos. Lo ideal es mantenerla en equilibrio con la humedad. Se debe situar en valores comprendidos entre los 15 y los 25 grados. Para controlar estos parámetros es necesario instalar una estación medidora (las hay automáticas) donde se encuentre la talla. También hay que estar durante un año estudiando las condiciones existentes antes de tomar cualquier medida.

La contaminación atmosférica influye en gran medida en los deterioros químicos. El dióxido y trióxido de sulfuro, dióxido de carbono o las partículas de carbón producidas por la combustión tienen un alto valor corrosivo. El control del aire debe resolverse instalando sistemas de filtración en las zonas de entrada de aire. También es importante evitar ambientes enrarecidos y sin ventilación.

Los efectos del deterioro que la luz produce en las obras de arte es algo que se estudia desde los años 50. Dentro del espectro luminoso las regiones del ultravioleta son las más peligrosas para los materiales, contribuyendo al cambio químico. La iluminación debe ser mediante lámparas de sodio, fotolitas o led. En cualquier caso, los factores del daño dependen de la susceptibilidad del objeto, la distancia de los focos, la longitud de onda de la luz incidente, el nivel de la iluminación y la duración de la exposición.

Además de estas recomendaciones para el entorno de las obras, es conveniente tomar una serie de precauciones a la hora de manipular las tallas o ponerlas en besamanos. Algunos de los consejos son: no forzar las articulaciones de las tallas sin aflojar antes los tornillos. Utilizar guantes de algodón cuando se vayan a tocar las imágenes. Colocar barreras resistentes a la acción de los alfileres, pero no directamente sobre la policromía, sino sobre chalecos de algodón. No rozar la policromía con pañuelos de hilo, utilizar siempre algodón y que no estén impregnados de colonia. Evitar la acción del carmín. Eliminar el polvo con plumeros o pinceles de pelo suave, al menos cada quince días ya que una capa de polvo es capaz de absorber dos veces su peso en agua. Medir periódicamente las variaciones de humedad y temperatura, para realizar un gráfico de los parámetros anuales y actuar en consecuencia; realizar revisiones periódicas, por ejemplo cada cinco años, son algunas de las muchas recomendaciones. Sobre los besamanos advierte que se debe tomar una serie de precauciones como colocar un pañuelo sobre la mano para que sea besado o, simplemente, realizar el gesto sin llegar a rozar la mano.

Fuente y artículos relacionados:
-La prevención es la mejor restauración. J. Parejo. Diario de Sevilla. Marzo, 2013
-El IAPH estudia el medio ambiente de la capilla del Museo. J. Parejo. Diario de Sevilla. Marzo, 2013.