29/5/16
CHURRETEROS
La ciudad de Estepa se extiende por la ladera del cerro que albergó la villa vieja, a través de sus calles empinadas, sus plazuelas y sus casas blancas, las fuentes de agua fresca y los naranjos y limoneros en flor. Las cruces de forja en las esquinas marcan el sendero de la devoción de los barrios, como un vía crucis en las callejuelas que los estepeños de todos los tiempos han recorrido en el quehacer diario de su vida.
Cuando las guerras en estas tierras terminaron, las gentes de la villa atravesaron sus murallas buscando sus caminos en los campos de cultivo y ganado que las rodeaban. En el noroeste del pueblo encontraron refugio sus habitantes más humildes y levantaron los muros de sus hogares bajo la esperanza de un futuro mejor alrededor de la vieja Ermita de la Vera Cruz, cuyas raíces hicieron crecer la tarama verde de su trama en cada uno de los ramajes que partían de ella. Y allí al abrigo de la Santa Vera Cruz nació la flor más pura del amor que haría estremecer al barrio. Llegó humilde, serena, tranquila, envuelta en la belleza que ocultaba el secreto de su sonrisa y la alegría de su mirada. Sus vecinos no tardaron nada en rendirse al cariño que les ofrecía. Con el aprecio que un hijo siente a su madre así la acogieron nuestros antepasados, para mimarla y quererla cada vez más con el paso de los años. Y aunque el barrio no podía ofrecerle mucho, nada importaba: sólo la oración tejía de peticiones su manto y levantaba los muros del templo entre promesas cumplidas, exvotos y el cincel de los hermanos, que bajo el rezo de su rosario pulieron la piedra, tallaron en la madera y mezclaron los colores más puros de los pinceles para proteger el delicado terciopelo del joyero que la guardaba y la cuidaba. Y bajo el calor de su mirada se redimieron los ladrones que fueron a buscar la preciada joya, y así entre las alhajas devueltas y el olor a pólvora la celebraban. Y la llamaron de esta forma porque, aunque amada y querida, entre los manchados ropajes de los pobres vivía, gente humilde que guardaba el grano de su oficio entre los gruesos muros del pósito cercano. No asustó la palabra a su barrio, la bordaron con letras de reafirmación en la bandera que en el alma ondea; vocablo que crece el orgullo del estepeño que conoce que tras él Ella le espera.
Y en su casa, la trama reverdecida de la que surgió continuó creciendo, y la palabra impregnó a la savia de las hojas nuevas que iban brotando. La Señorita con cara de niña que extiende el manto de la esperanza en el barrio quiso quedarse con la palabra y su Hijo bajó del cerro a jugar en la plazuela con los pequeños que, como Él, llevan esa palabra como galón en su pecho por sus hazañas entre incienso y el aroma a azahar de la primavera. Niños que buscan el hollín que les deja la pólvora en la ropa al jugar con las varillas que lanzan las salvas a su Madre.
La palabra de esa trama verde se vuelve ungüento denso y milagroso que da sentido a la forma de sentir y vivir del barrio, que se toma desde que se reciben las aguas del bautismo entre los muros de su iglesia, y desde allí se reparte entre sus calles y plazas. Se bebe de las aguas frías de la fuente del Llanete, que entre las palmeras y la arboleda proporciona el descanso al caminante que por calle Roya se aproxima. Se ve en el risco que protege el león enigmático que dejó San Marcos en el mirador de la campiña. Se escucha en los pasos que andan en la cuesta que recorren los que buscan su nudo entrelazado con el cerro y en las palabras de arrepentimiento que el apóstol San Pedro dijo en los palacetes y casonas que se acercan al centro. Se huele en el barrio que llaman de los Cristos en recuerdo a una familia, pero cuyo único Cristo verdadero, fruto de la tarama verde, recibe con amor en su mirada a sus hijos que constantemente le desgarran la piel a latigazos. Y hasta allí llega el aroma de la flor de la plazuela y de la calle Centurión, que lleva el apellido de los nobles marqueses que no pudieron dejar de sentir el calor que pronunciar el nombre bendito de la Señora les daba. Y se siente. Se siente en Alcoba, Toril o Melado. Se siente en Humilladero, Nueva o Dehesa. Pero nada iguala a donde más profundo se siente: aquel lugar que su mano toca en el corazón de los estepeños que bajo su mirada le imploran su remedio.
27/5/16
SAN VICENTE EN LOS REMEDIOS
Según consta en el Memorial Ostippense y en el Catálago Arqueológico y Artístico de la provincia de Sevilla, hay pruebas documentales sobre la existencia de un retablo dedicado a San Vicente con una cruz en la mano en la Iglesia de los Remedios. Este retablo es frontero al del Patriarca San José. Ambos retablos son de estilo rococó y fueron realizados hacia 1760 por el taller antequerano de Francisco Primo. Están estructurados en altura en banco, hornacina entre estípites y ático. Sólo se conserva la imagen de San José con el Niño, obra del antequerano Andrés de Carvajal y Campos. La imagen de San Vicente se perdió con el tiempo, pero estaba en su retablo cuando Aguilar y Cano escribió su memorial en 1886 y cuando se realizó el catálogo en 1939. Sin embargo, la imagen ya no estaba cuando el retablo fue fotografiado por José Mª González-Nandín y Paúl para la Universidad de Sevilla en 1946. En este período la imagen fue sustituida por una imagen de María Auxiliadora de serie que ocupó la hornacina del retablo hasta que el Stmo. Cristo de la Humildad y Paciencia de la Hermandad del Dulce Nombre fue traído a la iglesia para ocupar este retablo.
Sin embargo, no se sabe exactamente a cuál San Vicente estaba dedicado el retablo. Se conoce que en el diseño del retablo se dedicó el tondo del ático a representar una escena de la vida del santo al que estaba dedicado. Así en el retablo de San José se representó la Huida a Egipto y en el relieve de San Vicente se representó una resurrección o un milagro relacionado con el santo. Otro dato está relacionado con la iconografía del santo en cuestión, ya que se dice que sostenía una cruz con su mano. El siguiente dato importante para conocer a qué San Vicente estaba dedicado es que debe existir una posible relación entre este santo y la Hermandad de los Remedios, que fue la que lo encargó hacia 1760. Son tres los santos en los que podemos pensar para ocupar la hornacina central del retablo:
1. San Vicente Mártir (ca. 304): Fue un clérigo español y diácono de Zaragoza. Durante las persecuciones sangrientas de los cristianos decretadas por los emperadores Diocleciano y Maximiano fue capturado y trasladado a Valencia. Allí sufrió martirio y fue torturado varias veces. Se representa con las vestimentas de su rango, acompañado por un cuervo, y sosteniendo la palma del martirio y símbolos del mismo como la rueda de molino, una cruz en aspa o una parrilla. En una imagen de Alcalá del Río aparece con una cruz en la mano. No parece estar relacionado con la Hermandad de los Remedios, pero sí existe un edificio cerca de la iglesia que se dedicó a este santo. Con la llegada de la electricidad se construyó en Estepa el conocido Faro de San Vicente, con una escultura del santo en la fachada. No sabemos si el nombre de este edificio se relaciona con el retablo de la cercana iglesia de los Remedios.
-San Vicente en el Faro de San Vicente:
Miracle del Salser |
-San Vicente Ferrer en la Iglesia de la Asunción:
-Milagros de San Vicente Ferrer. Personajes valencianos
-La Santísima Virgen en los sermones de San Vicente Ferrer. Emilio Sauras OP
3. San Vicente de Paúl (1581-1660): sacerdote francés que fundó la Congregación de la Misión (1625) y junto a Luisa de Marillac las Hijas de la Caridad (1633). Realizó una labor caritativa notable y luchó por mejoras en las condiciones de los campesinos y aldeanos. Se encargó de la obra de los niños expósitos y ayudó a socorrer a los que sufrían por la guerra, las plagas y el hambre. En 1729 fue beatificad y en 1737 canonizado. La relación con la Hermandad de los Remedios está en la obra social, dedicada a ayudar a niñas, y en la coincidencia de la realización del templo con su canonización. Suele representarse con su hábito de sacerdote, sosteniendo una cruz y acompañado de niños.
Estos serían los tres santos que podían ocupar la hornacina central del retablo que la Hermandad de los Remedios levantó para honrar a San Vicente. Parece ser que San Vicente Ferrer podría tener más relación, en un principio, con la Hermandad, pero no se puede descartar ninguno de los otros dos santos.
Webs y obras consultadas:
-Memorial Ostipense, Aguilar y Cano, A. 1886. Anel, Granada, 1975
-Guía Artística de Sevilla y su provincia, Diputación Provincial, Sevilla, 1981
-Catálogo Arqueológico de Sevilla y su provincia, Tomo IV, Sevilla, 1954
-Catálago Arqueológico y Artístico de la provincia de Sevilla. 1939
-Cuadernos de la Estepa monumental: Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios. Ed. Ayuntamiento de Estepa, 2000
-Estepa como centro de demandante de retablos. La dependencia del entorno durante los siglos XVII y XVII. Herrera García. F.J. Actas de las III Jornadas sobre Historia de Estepa. Ed. Ayto de Estepa, 1998
-El conjunto pictórico de la Asunción de Estepa, Aranda Bernal, A.Mª. Actas de las III Jornadas sobre Historia de Estepa. Ed. Ayto de Estepa, 1998
-Reportaje: San Vicente Ferrer del camarín del Rosario. ATQ Fotos Cofrades. Adrián Sarmiento. 2016
-Fototeca de la Universidad de Sevilla. 1946
25/5/16
REMEDIOS, AYUDA DE SANTA MARÍA DESDE 1779
En 1779 la Iglesia de los Remedios es erigida como ayuda de la parroquia de Santa María la Mayor por el Vicario General de Estepa don Domingo Antonio del Portillo.
La Hermandad de Ntra. Sra. de los Remedios fue la encargada de elevar esta petición a dicha autoridad eclesiástica. La Hermandad expuso que la iglesia parroquial se construyó en la fortaleza de la antigua villa cuando ésta estaba habitada y rodeada de casas, pero que debido al fuerte viento y a la incomodidad de la subida, se fue fabricando casas a la falda de la sierra dejando que se arruinaran las que estaban alrededor de la iglesia en el barrio alto, y así quedó la iglesia parroquial en lo alto de la sierra y alejada de las casas del “barrio nuevo”. La Hermandad temía que los feligreses no asistieran a las misas e incluso murieran sin recibir los sacramentos, por lo que propone su sede, donde se venera a la “Soberana Ymagen” de Ntra. Sra. de los Remedios y a la que continuamente “de día y de noche” acuden los fieles de la feligresía “a oir misa, confessar, orar, rezando el Rosario de María Santísima” como “Yglesia Parroquial, filial, theniente o ayuda de la parroquia matriz de Santa María la Maior, colocándose en ella el Santísimo Sacramento”.
El Vicario antes de tomar una decisión al respecto, solicita información de testigos, por lo cual llama a declarar a quince vecinos de Estepa. Todos ellos declaran que tienen a bien y es de justicia que la Iglesia de los Remedios se erija ayuda de la parroquia de Santa María la Mayor.
Además el Vicario toma testimonio a D. Alonso María de Reina, marqués de Cerverales y alcalde por su estado de hijosdalgo, a D. Juan Valderrama, alcalde por el estado general, y al cura párroco de Santa María la Mayor, que se hallaba en Málaga y mandó en su lugar al teniente de cura. Todos ellos expresan su conformidad.
Finalmente pide al alarife Dioniso Pérez un informe del emplazamiento de la Iglesia de los Remedios, en el que constata que la iglesia se encuentra “en medio y centro del barrio nuevo” y la iglesia mayor se encuentra alejada del mismo.
También se registraron detractores de esta propuesta que expusieron que los fieles acudían a los conventos que estaban en la sierra y que, por tanto, también podían acudir a la iglesia mayor. Los detractores temían que la iglesia mayor quedara abandonada y que la parroquia terminara finalmente controlada por la Hermandad de los Remedios, pero el Vicario mandó no hacer lugar a la pretensión de los opositores.
De esta forma, el Vicario don Domingo Antonio del Portillo erige el 6 de noviembre de 1779 “la citada hermita de Nuestra Señora de los Remedios en Yglesia filial, adyutriz o ayuda de la Parroquia Matriz de Santa María la Maior de estta villa”. En consecuencia, mandó que al día siguiente a las tres de la tarde se sacara en procesión al Santísimo Sacramento desde la Parroquia de San Sebastián y se colocara en el sagrario del altar mayor de la Iglesia de los Remedios. Al traslado acudió el vicario, el clero, religiosos de los conventos, el marqués de Cerverales y el Concejo, además de los fieles. Las calles, puertas y ventanas se engalanaron y adornaron, y las campanas de las dos parroquias tocaron a la hora fijada.
El decreto del Vicario permitía que las misas, sermones, entierros y la administración de los sacramentos se celebraran en las dos iglesias, Santa María y los Remedios, pero sin el perjuicio de la iglesia matriz y concediendo a la Hermandad de los Remedios el libre uso de la iglesia filial para celebrar sus funciones como de costumbre hasta ese momento.
Fuente:
-Los orígenes de la Hermandad de Nuestra Señora de los Remedios: Historia de una devoción popular. Remedios González Gamito. V Jornadas sobre Historia de Estepa. 2002
24/5/16
CARTEL CORPUS CHRISTI 2016
Las Parroquias de Santa María y San Sebastián de Estepa editan por primera vez conjuntamente el cartel de los cultos y procesión en honor y alabanza de Jesús Sacramentado. El triduo se celebrará del 26 al 28 de mayo en la Iglesia de los Remedios. El domingo día 29 de mayo, Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo, saldrá la Procesión Eucarística por las calles de Estepa.
21/5/16
CAMARÍN DE LOS REMEDIOS, JOYA DEL BARROCO
Detrás del retablo mayor que realizara Cañero y Francisco Primo para la Iglesia de Ntra. Sra. de los Remedios, se encuentra uno de los tesoros arquitectónicos barrocos más relevantes de la provincia, considerado una joya del barroco andaluz. Se trata del camarín que alberga la venerada imagen de Ntra. Sra. de los Remedios.
Desde la perspectiva de la iglesia no se aprecia la grandiosidad del camarín al quedar visible sólo un hueco enmarcado por la talla del retablo. Pero en realidad tras el retablo el espacio se expande y se ensancha tanto en sentido vertical como horizontal. Las dos puertas del retablo dan acceso a una serie de habitaciones que conforma una especie de torre, a la que el historiador americano George Kebler denominó camarín-torre. En verdad, desde el exterior la parte trasera de estas construcciones se asemeja a una torre y en su interior se divide en varias estancias en torno al lugar que ocupa la Virgen de los Remedios.
La primera estancia es la sacristía de la iglesia, a la que se accede por las puertas laterales del retablo ubicadas en el banco del mismo. La planta es octogonal y decorada con un retablo de rocallas y estípites de madera dorada de tres cuerpos. Preside un crucificado del siglo XVIII atribuido a Diego Márquez, mientras que en las laterales se incrustan sendos espejos. Sobre los estípites se ubican siete ángeles portadores de ropajes y enseres propios de la liturgia. Debajo se han colocado unas cajoneras realizadas en madera policromada y estofada de estilo rococó, cubiertas de una tapa de mármol de agua. El conjunto se cubre por una bóveda de ocho paños, decorada con símbolos mariológicos y letanías del Rosario.
En el lado izquierdo de la sacristía está la puerta por la que se accede a la estancia donde está la escalera de subida al camarín, en la que destaca la baranda de forja decorada con figuras estilizadas de aves. El zócalo y el suelo combinan los tonos rojizos, blanco, negro y gris, con una decoración geométrica y estrellada en las mesetas. La subida al camarín debió estar decorada con la colección de exvotos con los que los fieles agradecían los milagros a la Señora. Está decorada con diversos lienzos y tallas, destacando un crucificado de la Vera Cruz del siglo XVI, antiguo titular del templo y de la hermandad.
Desde la escalera se accede al camarín que es el lugar en donde los artistas que lo construyeron utilizaron todo su buen hacer artístico para decorar la estancia y rodear a la Santísima Virgen. Se trata de una habitación suspendida en alto, sobre la sacristía, cuya magnificencia convierte a todo el resto de la torre y a la nave del templo en un vestíbulo a este recinto privilegiado y recóndito.
La planta del camarín es octogonal pero en cada una de sus caras se curva hacia el interior a modo de exedra. Sus caras están decoradas a modo de retablo continuo que rodea a la Virgen de los Remedios, en donde se usó el arte en un gran despliegue de ornamentación: paredes, suelos, bóvedas decoradas con yesos, maderas, pinturas al fresco y sobre lienzo, esculturas exenta y de altorrelieve, mármoles, espejos, relicarios, telas, etc.
El camarín se componen de zócalo, dos cuerpos (el segundo de mayores dimensiones que el primero), entablamento y una cornisa sobre la que apea la bóveda de media naranja. El zócalo es de losas negras, blancas y rojas de mármol, con formas romboidales y cuadradas. La solería pone en práctica un juego de volúmenes espaciales que consigue crear un efecto óptico envolvente y muy llamativo. Cada lado del camarín ostenta grandes estípites de rica ornamentación, entre los que se sitúan esculturas de arcángeles y santos, además de relieves con escenas de la vida de Jesús y María. En el primer cuerpo cinco medallones compuestos por marcos mixtilíneos decorados con rocalla representan en altorrelieve los Misterios Gozosos de la Virgen (Anunciación, Visitación, Natividad, Circuncisión y el Niño perdido y hallado en el Templo) y a cada uno de los lados de los medallones se representan los emblemas marianos pintados al fresco. El segundo cuerpo está formado por siete hornacinas donde se han dispuesto las esculturas del Arcángel San Gabriel, San Antonio de Padua, San Joaquín, San José, Santa Ana, San Rafael y San Miguel, y sobre estas esculturas hay otros cinco medallones sobre los Misterios Gloriosos (Resurrección, Ascensión, Pentecostés, Asunción de la Virgen y su Coronación). Esta sala requerían una iluminación apropiada, por lo que se abrieron varias ventanas y óculos de vidrieras, que permite la entrada de luz dirigida con cierto efecto de luz. En la cornisa de la bóveda se intercala una serie de inscripciones en alabanza a la Virgen que dicen: Funda nos in face, Mutans Eva m(...), Ave maris stella, Dei mater alma, Gabriellis ore, Sumes illud ave y dos ilegibles por la expansión de la humedad. Este espacio se cubre con cúpula de media naranja de ocho plementos, decorada con pinturas alusivas a los Padres de la Iglesia y los Evangelistas, rodeados de motivos florales, querubines y símbolos marianos. Destaca también el gran vano hacia la iglesia, ejecutado en jaspe rosado con incrustaciones de mármoles blancos y negros de formas estrelladas y polilobuladas. La Virgen de los Remedios preside el camarín sobre un trono de madera adornado con motivos barrocos y espejos, destacando la espléndida corte angelical formada por doce ángeles ricamente policromados y estofados.
Las obras para la construcción del camarín comenzaron en 1754 bajo la dirección del arquitecto Cristóbal García, pero consta que desde 1758 y hasta 1790, año en el que se concluye definitivamente el camarín, es Nicolás Bautista de Morales el maestro encargado de dicha obra. Tanto los trabajos de yesería como las tallas fueron realizadas hacia 1777 por el escultor antequerano Diego Márquez, el dorado y el estofado corrió a cargo de Salvador de Jódar Romero y las obras de carpintería las llevó a cabo Antonio Cornejo hacia 1760. El trono de madera fue realizado por Jerónimo Muñoz en 1770. El pavimento y el zócalo es obra de los maestros canteros Juan Antonio Blanco y Andrés de Zabala, realizado entre 1781 y 1782.
Una de las características de las torre-camarín es que no sólo se construyen hacia arriba sino que a su vez se prolongan hacia abajo donde suele albergar habitaciones auxiliares o se hunde en el subsuelo para conformar una cripta. De esta forma, la torre-camarín quedaría divida en tres estancias principales: cripta, sacristía y camarín. Sin embargo, a día de hoy no se ha encontrado ninguna prueba de que pueda existir una cripta bajo la sacristía de la iglesia como correspondería a este tipo de construcciones.
El camarín de Ntra. Sra. de los Remedios posee además en todas sus estancias un mensaje de salvación hacia el alma pecadora que las recorrerá para alcanzar la perfección espiritual por intercesión de la Santísima Virgen.
Artículo relacionado:
-Los camarines estepeños. Devociones de Estepa. 2015
Webs y obras consultadas:
-Memorial Ostipense, Aguilar y Cano, A. 1886. Anel, Granada, 1975
-Guía Artística de Sevilla y su provincia, Diputación Provincial, Sevilla, 1981
-Catálogo Arqueológico de Sevilla y su provincia, Tomo IV, Sevilla, 1954
-Cuadernos de la Estepa monumental: Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios. Ed. Ayuntamiento de Estepa, 2000
-Camarines estepeños: origen y función. Gómez Piñol, E. Actas de las IV Jornadas sobre Historia de Estepa. Ed. Ayto de Estepa, 2000
-Los orígenes de la Hermandad de Nuestra Señora de los Remedios: Historia de una devoción popular. Remedios González Gamito. V Jornadas sobre Historia de Estepa. 2002
-El camarín de la Virgen de los Remedios de Estepa: fuentes, modelos e iconografía de una exaltación mariana. Fernández Paradas, AR y Sánchez Guzmán, R. Identidades y redes culturales: V Congreso Internacional Barroco Iberoamericano. 2021
19/5/16
IGLESIA DE NTRA. SRA. DE LOS REMEDIOS
La Iglesia de Ntra. Sra. de los Remedios de Estepa se ubica dentro del casco histórico, en la plaza de su mismo nombre.
-La Historia:
El templo actual se reconstruyó a partir del primer tercio del siglo XVIII, sobre la primitiva Ermita de la Vera Cruz de época santiaguista. El padre Barco menciona que la ermita poseía el escudo de armas de la Orden de Santiago en una lápida sobre la puerta. Por otro lado, Aguilar y Cano menciona en su Memorial Ostipense la posibilidad de que el origen de la primitiva Ermita de la Veracruz se remonte a época musulmana. Defiende este autor la idea de que existiese una iglesia mozárabe en el arrabal del barranco, extramuros a la fortaleza islámica y alejada del lugar de culto mahometano. Nos indica también Aguilar y Cano, que quizás la primitiva disposición de la iglesia fuese perpendicular a la actual, con lo que la cabecera de esta sería la hoy capilla de la Hermandad de Paz y Caridad que estaría presidida por una talla de Jesús Preso, conocida como el Señor de los Señores. La primitiva iglesia pudo estar formada por una nave con arcos trasversales. En esta ermita los visitadores de la Orden recogen la existencia de un crucificado de bulto redondo, que sería el titular de la ermita, el Stmo Cristo de la Vera Cruz, datado en la segunda mitad del siglo XVI y atribuido a Roque Balduque o Jerónimo Hernández. Además, entre otras imágenes, ocupaba una hornacina la imagen de Ntra. Sra. con un niño Jesús.
A lo largo de los siglos, esta primitiva ermita y posterior iglesia ha conocido distintas suertes, al padecer períodos de decadencia (aproximadamente desde finales del siglo XVI y casi todo el siglo XVII), en los que incluso se llegó a utilizar como alojamiento para los soldados que transitaban por la villa. Es interesante reseñar que hacia 1597, para arreglar esta delicada situación y que no se arruinara el templo, se intentó crear aquí un cenobio carmelita, pero no se llegó a concretar.
El edificio amenazaba ruina en 1684, pero con el establecimiento en esta iglesia de la Hermandad del Rosario de Nuestra Señora de los Remedios y su correspondiente fusión con la antigua Cofradía de la Santa Vera Cruz en torno a 1733, se acometió por parte de la corporación rosariana la remodelación de la primitiva ermita y su ampliación con la torre-camarín como espacio preeminente destinado a la Virgen de los Remedios, titular de la nueva cofradía en auge. La devoción cristífera, en este caso de la Vera Cruz, irá decayendo en favor de la mariana, pasando a presidir la iglesia desde el último tercio del siglo XVIII la Virgen de los Remedios. En la construcción de la nueva iglesia participó el Marqués de Estepa, D. Juan Bautista Centurión, que fue Hermano Mayor de la Hermandad en 1737. En las pechinas y en el retablo mayor se ven las armas de los marqueses.
La remodelación de la primitiva nave en el siglo XVIII estuvo a cargo de Cristóbal García, añadiendo el núcleo de la cabecera constituido por la capilla mayor, el camarín-sacristía y sus depen¬dencias anejas. Tres importantes canteros estuvieron involucrados en su obra también, a saber Andrés Zabala, Juan Antonio Blanco y Julián Villar. Zabala y Blanco aparecen juntos en la obra del camarín, atendiendo a su construcción, o sea en los primeros años de la misma, pero sólo Juan Antonio Blanco sigue vinculado a ella hasta su conclusión definitiva.
En 1714 se llevaron a cabo obras de envergadura en la capilla mayor, iniciándose las obras importantes en la iglesia y su fachada en tono a 1733-43. La construcción de la cúpula y sus curiosos arcos torales de esquema trilobulado, la obra de la capilla mayor y los arcos de la nave (1757) ocurrió en 1754-57 y se debe a Cristóbal García. No se comienza la construcción de la torre-camarín hasta 1754 concluyéndose definitivamente en torno a 1790, cuya obra es de Cristóbal García y continuada por Nicolás Bautista de Morales (1758-1760). Para su edificación se ocupó una calleja trasera, cuya concesión se dio en 1752. Juan José Cañero, retablista y entallador ecijano, se ocupa del retablo mayor en 1741. La talla la continúa el retablista antequerano Francisco Primo añadiendo algunos elementos (1744-49) y realizando los dos retablos laterales del presbiterio (1762-1763). En el dorado de los retablos y del portavoz interviene Manuel de Jódar y Romero, el mayor siendo realizado en 1750. José de Medina realiza varias imágenes para el retablo, entre ellas los ángeles (1744-1745). Diego Márquez se encarga de las esculturas del camarín, destacando los relieves (1777).
La iglesia fue nombrada ayuda de la parroquia de Santa María desde 1779. En el siglo XIX se añaden las capillas laterales de San Rafael, Sagrada Familia y Sacramental.
En torno a 1830 la ermita de San Antonio Abad cae en el abandono y sus bienes son trasladados a la iglesia de los Remedios. La imagen de San Antonio Abad de José de Medina ocupa el retablo del Stmo. Cristo de la Vera Cruz, que se colocaría en las escaleras del camarín. El retablo mayor de la ermita es adaptado a la capilla de San Judas Tadeo dejándole hueco a los ventanales. La imagen de la Virgen del Valle se puede ver hoy en día en este retablo, pero sin el Niño que debió tener. La imagen de San Pablo Ermitaño está hoy en Santa María.
En 1880 los maestros Antonio Cabezas Aguilar y José Aguilar López llevaron a cabo la restauración de su conjunto, siendo párroco D. Manuel Fernández y Fernández, por lo que las imágenes del Santo Cristo Amarrado a la Columna y de la Virgen de los Remedios fueron trasladadas a la Iglesia de la Asunción. En estas obras se hicieron las capillas de San Rafael y San Judas Tadeo, y se comienzan las obras de la capilla sacramental.
Con la desaparición de la Ermita de la Concepción a principios del siglo XX, la titular del templo, obra atribuida a Luis Salvador Carmona, es trasladada a la Iglesia de los Remedios. Hoy en día es titular de la Hermandad de Paz y Caridad.
En los años 70 la Hermandad del Dulce Nombre tuvo que abandonar la Iglesia de Santa María, encontrando refugio en la iglesia de los Remedios donde ocupó y reformó la capilla del Bautismo.
En la década de 1990 fue necesaria una nueva intervención sobre el edificio. Las obras empezaron tras el dictamen de emergencia redactado en julio de 1994, y cuyo objeto era el presbiterio, concluyendo en marzo de 1999 tras haberse tenido que intervenir de forma más importante en la estructura de la iglesia, cimientos y bóveda. La Virgen de los Remedios y los titulares de la Hermandad de Paz y Caridad fueron trasladados a la Iglesia de la Asunción, mientras que los titulares del Dulce Nombre recibieron culto en la Ermita de San Marcos. La capilla de Paz y Caridad fue reformada y ampliada durante las obras.
-El edificio:
La iglesia está construida con sillares, mampuesto y ladrillo; tiene planta de una sola nave con contrafuertes exteriores, capilla mayor y ca¬marín de planta octogonal, bajo el cual se aloja la sacristía. A lo largo de la nave se adosan diversas capillas. Contigua a la sacristía, en el lado del Evangelio, se sitúa el hueco de la escalera para el camarín y el despacho parroquial. El coro está situado a los pies, en alto. La nave, donde se abren cinco capillas laterales, cuenta con una planta de cajón, cubierta por una bóveda de cañón rebajada. El presbiterio queda separado de la nave por el arco toral trilobulado, y se cubre con una cúpula sobre pechinas de sección octogonal mixtilíneas.
En su exterior se aprecian dos partes claramente diferenciadas: por un lado los cimborrios del conjunto camarín-presbiterio y por otro la nave con las capillas adosadas a ambos lados y cubierta a dos aguas.
Nave: Bóveda de cañón rebajada, con arcos fajones y lunetos. Los muros de la nave se encuentran revestidos con una enchapadura de mármol negro y rojo rematada con motivos barrocos, en la que intervino el maestro Julián Villar entre los años 1768-1769. Ocho ángeles lampareros de mediano tamaño, de Jerónimo Muñoz (1770-71), decoran la nave.
Presbiterio: separado de la nave por medio de un gran arco total trilobulado y su cubierta se resuelve mediante bóveda semiesférica que apoya en cornisa mixtilínea. El espacio que cubre el presbiterio presenta un cimborrio de planta octogonal.
Retablo mayor: Realizado por Juan José González Cañero entre 1733 y 1741, confeccionado en Écija y trasladado progresivamente hasta Estepa. Cañero percibió 12.728 reales en distintos plazos. Dada la avanzada edad de Juan José, la hermandad recurrió al núcleo antequerano para la finalización y modificación de la obra. En concreto, los estípites intermedios son de mayor complejidad compositiva y ornamento, así como las volutas enfrentadas de la cornisa. Esta contribución se debe al escultor antequerano Francisco Primo entre 1744 y 1749. El dorado del retablo se le encarga a los ecijanos Antonio Caballero, quien se encargó del manifestador, y a Manuel de Jódar y Romero, que terminó en 1750. También intervendría el escultor José de Medina, residente en este momento en Antequera, realizando diversas esculturas para el retablo.
Torre-Camarín: Las obras para la construcción del camarín comenzaron en 1754 bajo la dirección del arquitecto Cristóbal García, pero consta que desde 1758 y hasta 1790, año en el que se concluye definitivamente el camarín, es Nicolás Bautista de Morales el maestro encargado de dicha obra. La planta del camarín es octogonal pero en cada una de sus caras se curva hacia el interior a modo de exedra. El pavimento y el zócalo es obra de los maestros canteros Juan Antonio Blanco y Andrés de Zabala, realizado entre 1781 y 1782. Por las puertas laterales del retablo, ubicadas en el banco del mismo, se accede a la sacristía de la iglesia, de planta octogonal y decorada con rocallas y estípites de madera dorada. Preside un crucificado del siglo XVIII, mientras que en las laterales se incrustan sendos espejos. La escalera de subida al camarín se ha provisto de una baranda de forja decorada con figuras estilizadas de aves. El zócalo y el suelo realizado en mármol va combinando los tonos rojizo, blanco, negro y gris, con una decoración geométrica y estrellada en las mesetas. Este espacio está cubierto por una bóveda de ocho paños. Se decorada con diversos lienzos y tallas, destacando un crucificado de la Vera Cruz del siglo XVI. El camarín se componen de zócalo, dos cuerpos (el segundo de mayores dimensiones que el primero), entablamento y una cornisa sobre la que apea la bóveda de media naranja. El zócalo es de losas negras, blancas y rojas de mármol, con formas romboidales y cuadradas. La solería pone en práctica un juego de volúmenes espaciales que consigue crear un efecto óptico envolvente y muy llamativo. El resto de los muros y la bóveda alternan de forma admirable la arquitectura, las yeserías, la decoración pictórica al fresco y sobre lienzo junto con la escultura exenta y de altorrelieve. El camarín, de planta octogonal, ostenta en cada lado dos grandes estípites de rica ornamentación, entre los que se sitúan esculturas de arcángeles y santos, además de relieves con escenas de la vida de Jesús y María. Este espacio se cubre con cúpula de media naranja de ocho plementos, decorada con pinturas alusivas a los Padres de la Iglesia y Evangelistas. Tanto los trabajos de yesería como las tallas fueron realizadas hacia 1777 por el escultor antequerano Diego Márquez, el dorado y el estofado corrió a cargo de Salvador de Jódar Romero y las obras de carpintería las llevó a cabo Antonio Cornejo hacia 1760. La Virgen de los Remedios preside el camarín sobre un trono de madera adornado con motivos barrocos y espejos, destacando la espléndida corte angelical formada por doce ángeles ricamente policromados y estofados. El escaso mobiliario del camarín está formado por un conjunto de sillas de salón de finales del siglo XVIII de influencia japonesa.
Sacristía: bóveda de arista de ocho paños. Frontal y cajonería de madera dorada y policromada con tapas de jaspe, del segundo tercio del siglo XVIII, con un Crucificado en el centro, de Diego Márquez.
Retablos del Presbiterio: El antequerano Francisco Primo realiza estos retablos en 1762 y 1763. Son obras de planta rectilínea y estructuradas en banco, cuerpo, tres calles y ático. El cuerpo lo articulan cuatro prominentes estípites de tipo antequerano, abriéndose en la calle central un vano. Sobre estos vanos aparecen dos relieves de ángeles portando la Santa Faz y la Santa Cruz, cobijados en arcos sostenidos por pinjantes. En las calles laterales se hallan San Blas y San Juan Nepomuceno en el primer retablo y santos jesuitas en el segundo. El prominente ático lo preside un relieve calado del sol, enmarcado por dos estípites, al que se antepone un volado ángel lamparero. Los retablos fueron realizados para antiguas imágenes en la iglesia, el Señor de la Columna a la izquierda y Stmo. Cristo de la Vera Cruz a la derecha. Hoy lo ocupa una Dolorosa a la izquierda y San Antonio Abad, a la derecha.
Púlpito: ejecutado en jaspes negros y rojos. Su construcción data de mediados del s. XVIII y parece posible la intervención del estepeño Juan Antonio Blanco. En el arco toral, púlpito de jaspes policromos, con medallones de Cristo atado a la columna, Vera Cruz, Virgen de los Remedios y Santiago Apóstol; todo del siglo XVIII, al igual que su tornavoz, de madera dorada.
Retablo del Cristo de la Humildad y Paciencia y de San José con el Niño Jesús (Patriarca San José): Retablos de estilo rococó que debieron realizarse hacia 1760 por el taller antequerano de Francisco Primo. Están estructurados en altura en banco, hornacina entre estípites y ático. Estos retablos estaban dedicados a San Vicente, derecha, y a San José con el Niño Jesús, izquierda. Sólo se conserva a San José con el Niño Jesús, realizado por el antequerano Andrés de Carvajal. En el ático, relieve de la Huida a Egipto a la derecha y un milagro relacionado con San Vicente a la izquierda. El retablo de San Vicente está ocupado por Stmo. Cristo de la Humildad y Paciencia, anteriormente por María Auxiliadora.
Capillas laterales: Se encuentran entre los contrafuertes, ya que se han ido adosando a la nave a lo largo del tiempo, especialmente en el s. XIX.
-Capilla Sacramental: Esta capilla se construyó a finales del siglo XIX a iniciativa del presbítero Manuel Fernández y Fernández, y financiada en su mayor parte por Francisco de Paula Sánchez-Pleités para ser la capilla-mausoleo de su familia, los marqueses de los Soidos y Frómista. Las obras de edificación de la capilla fueron dirigidas por el arquitecto Juan Talavera de la Vega y ejecutadas por los maestros Antonio Romero y Francisco Manjón Malgarido. La parte de la cantería fue realizada por el estepeño Francisco Reina Álvarez. En el exterior la cúpula está cubierta de azulejos vidriados de un intenso color celeste y decorada con esculturas de piedra de los santos de devoción de la familia Sánchez-Pleités, San Francisco de Paula y San José, obras del malagueño José Casasola.
En el interior de la capilla se conservan en los laterales los nichos de la familia fundadora y sobre ellos dos pequeñas imágenes de los santos de la familia. El altar mayor es de estilo neoclásico y lo preside una Dolorosa, obra de Jacinto Calsina. La capilla conserva pinturas del siglo XIX alusivas a la Eucaristía en su cúpula y tambor, así como escenas de la vida de San Agustín. Las pinturas son obras de Manuel González Marín, natural de Estepa.
-
Capilla De Paz y Caridad: En la capilla estaba situado el retablo mayor de la ermita de época santiaguista. Se conoce que en ella se le dio culto durante una época al conocido como “Señor de los Señores”, imagen de Jesús Preso que contaba con mucha devoción. En 1859 fue reedificada con destino al Stmo. Cristo Amarrado a la Columna o “Señor de la Columna” como lo llama Aguilar y Cano, realizado por el antequerano Andrés de Carvajal y Campos. Existía un retablo de columnas salomónicas en la capilla hasta la ampliación que la Hermandad realizó en las obras de finales del siglo XX. Este retablo fue realizado por el estepeño Francisco Téllez Pérez. Hoy en día es la capilla de la Hermandad de Paz y Caridad dedicada a sus titulares, el Stmo. Cristo Amarrado a la Columna y Mª Stma de la Esperanza.
-Capilla de la Virgen del Valle: Retablo de banco y un cuerpo de tres calles con estípites, de la segunda mitad del siglo XVIII. En los documentos aparece que se encargó una imagen de San Judas Tadeo a Andrés Carvajal y Campos para que ocupara una capilla de la iglesia. Actualmente está precedida por la Virgen del Valle, de José de Medina, hasta hace poco por la Sagrada Familia de serie. La imagen de la Virgen del Valle al igual que el retablo procede de la desaparecida imagen de San Antonio Abad. La capilla se realizó en las obras de 1881.
-Capilla de San Rafael: Conserva la pila bautismal antigua que estaba en la capilla del bautismo hasta los años ochenta, hoy capilla del Dulce Nombre. La capilla se realizó en las obras de 1881. El retablo y la imagen de San Rafael proceden del taller de Jacinto Calsina y los bustos de San Ramón Nonato y San Blas proceden del convento sevillano del Santo Ángel y fueron restauradas por Emilio Pizarro en 1893.
-Capilla del Dulce Nombre: Fue la capilla del bautismo hasta que la Hermandad del Dulce Nombre la ocupó tras el abandono de Santa María. Está presidida por la imagen del Dulce Nombre del siglo XVII en un retablo moderno.
-Hornacina de Mª Stma de la Paz: Situada junto al sotocoro. Alberga la imagen mariana titular de la Hdad. del Dulce Nombre. Fue realizada por Francisco Buiza en 1977.
-Tabernáculo de Santa Rita: Situada en el primer tabernáculo del lado de la epístola, se le dedica una novena en el mes de mayo. Aguilar y Cano menciona que se colocó después de las obras de 1881. La imagen de San Rita de Casia es obra de Emilio Pizarro Cruz de 1896 y sustituyó a otra imagen anterior.
Coro: Coro alto a los pies y sotocoro. La tribuna de coro se apoya en una triple arcada con columnas con base y capitel toscano realizados en mármol negro y fuste de jaspe rojo tallado. En el sotocoro, relieve de la Aparición de la Virgen a San Ildefonso y Jesús Cautivo, ambos del último tercio del siglo XVIII y atribuidos a Jerónimo Muñoz, adaptados a marcos con decoración de rocalla. En el coro, baranda de hierro forjado en la segunda mitad del siglo XVIII y dos lienzos representando a San Juan Nepomuceno y San Ramón Nonnato, de la segunda mitad del siglo XVIII.
Cancel: obra que data de mediados del siglo XVIII y decorado con elementos geométricos y motivos barrocos. Se atribuye a Jerónimo Muñoz. Sobre las hojas centrales del cancel encontramos una falleba de hierro forjado en la que se lee la siguiente inscripción: "Thamariz me fecit siendo Hermano Mayor Juan Baena Franco. Año de 1768".
Portada: Situada a los pies del templo, está ejecutada en piedra y se compone de vano adintelado flanqueado por pilastras cajeadas de orden toscano que soportan un frontón partido, en cuyo centro se sitúa un balcón. El friso decorado con el escudo de los marqueses de Estepa y la siguiente inscripción: «Se hizo esta obra siendo Marqués de Estepa el Excmo. Sr. D. Juan B. Zenturión. Año de 1743». La fachada queda rematada con espadaña compuesta por vano de medio punto entre pilastras y frontón triangular.
Webs y obras consultadas:
-Memorial Ostipense, Aguilar y Cano, A. 1886. Anel, Granada, 1975
-Guía Artística de Sevilla y su provincia, Diputación Provincial, Sevilla, 1981
-Catálogo Arqueológico de Sevilla y su provincia, Tomo IV, Sevilla, 1954
-Cuadernos de la Estepa monumental: Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios. Ed. Ayuntamiento de Estepa, 2000
-Estepa como centro de demandante de retablos. La dependencia del entorno durante los siglos XVII y XVII. Herrera García. F.J. Actas de las III Jornadas sobre Historia de Estepa. Ed. Ayto de Estepa, 1998
-Camarines estepeños: origen y función. Gómez Piñol, E. Actas de las IV Jornadas sobre Historia de Estepa. Ed. Ayto de Estepa, 2000
-Los orígenes de la Hermandad de Nuestra Señora de los Remedios: Historia de una devoción popular. Remedios González Gamito. V Jornadas sobre Historia de Estepa. 2002
-El camarín de la Virgen de los Remedios (Estepa). Díaz Fernández, EA. Boletín "El sentir de un pueblo". 2020
-Las
empresas artísticas del presbítero Manuel Fernández en la ermita de la Vera
Cruz de Estepa (1879-1909). Jordán Fernández, J.A. Cuadernos Isidorianum, 2022.
-Breve historia de la capilla sacramental de la Iglesia de la Vera Cruz de Estepa. Jordán Fernández, J.A. Revista de Feria de 2024.
Artículos del blog sobre la "Iglesia de los Remedios":
-Iglesia de Ntra. Sra. de los Remedios. Devociones de Estepa. 2016
-Ermitas santiaguistas de Estepa. Devociones de Estepa. 2011
-La cofradía de la Santa Vera Cruz de Estepa. Devociones de Estepa. 2015
-La devoción popular a la Santa Cruz. Devociones de Estepa. 2015
-La Invención de la Vera Cruz. Devociones de Estepa. 2015
-Vera Cruz en el siglo XVII y XVIII. Devociones de Estepa. 2013
-Los camarines estepeños. Devociones de Estepa. 2015
-Camarín de los Remedios, joya del barroco. Devociones de Estepa. 2016
-Fotografías antiguas: Camarín de los Remedios. Devociones de Estepa. 2016
-Los canteros de Estepa: Andrés Zabala. Devociones de Estepa. 2015
-Los canteros de Estepa: Juan Antonio Blanco. Devociones de Estepa. 2015
-Los canteros de Estepa: Cristóbal García. Devociones de Estepa. 2015
-Los canteros de Estepa: Nicolás Bautista de Morales. Devociones de Estepa. 2015
-La obra de José de Medina. Devociones de Estepa. 2011
-San Vicente en Los Remedios. Devociones de Estepa. 2016
-Señor de los Señores. Devociones de Estepa. 2016
-San Francisco de Paula y los marqueses de Soidos y Frómista. Devociones de Estepa. 2012
-Remedios, ayuda de Santa María desde 1779. Devociones de Estepa. 2016
-Los Remedios recupera su antiguo esplendor. Devociones de Estepa. 2010
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Hermandades relacionadas con la Iglesia de los Remedios:
-Hermandad de Nuestra Señora de los Remedios
-Archicofradía Sacramental de Paz y Caridad, de la Pura y Limpia Concepción de María y Real Hermandad de Nazarenos del Santísimo Cristo Amarrado a la Columna y María Santísima de la Esperanza Coronada
-Pontificia Archicofradía Sacramental y Antigua Hermandad de Penitencia de El Dulce Nombre de Jesús, Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia y Esclavitud de Nuestra Señora María Santísima de la Paz
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