26/2/15

LA FUNDACIÓN DE CONVENTOS EN ESTEPA

La presencia de establecimientos monásticos o conventuales en la amplia flanja que rodeaba el Reino de Granada es una realidad que aparece condicionada por el propio proceso de conquista y ocupación del espacio por las huestes castellanas que acompañaron a Fernando III y Alfonso X.

El Reino de Jaén recibió el mismo tratamiento que las tierras al Norte de Sierra Moreno, concediéndoles a Úbeda y Baeza fueros que aseguraban la presencia de caballeros ciudadanos o hidalgos, junto a establecimientos conventuales en las principales ciudades a finales del siglo XIII, principalmente franciscanos y trinitarios. El Reino de Córdoba fue encomendado a las Órdenes Militares en un primer momento y más tarde sustituido por señoríos laicos. La presencia militar y el carácter fronterizo hicieron improbable la presencia de ninguna comunidad monástica o conventual, por lo que con anterioridad al siglo XV no conocemos ningún establecimiento regular. En el Reino de Sevilla, de iguales condicionantes que el cordobés, no se conoce ninguna fundación hasta el siglo XV.

En el primer cuarto del siglo XV, tras la conquista de Antequera por las tropas castellanas, y tras el final de la Guerra de Granada en 1492, las tierras fronteras se convierten en un gran polo de atracción de pobladores, antes escasamente explotadas ante la inseguridad y la peligrosidad de las incursiones granadinas. Y es en este momento cuando comienza un proceso de “colonización religiosa” por parte de las órdenes mendicantes. Las motivaciones tienen dos grandes ejes:

-Dotar de servicios a una comunidad con el objeto de hacer más atractiva la instalación de la misma, empleándose como elemento favorecedor de los procesos de repoblación.

-Servir de signo de poder y fuerza del linaje que la realiza. El convento se muestra en este caso como elemento sustitutivo de los anteriores símbolos de la potencia del linaje (normalmente los militares)

Antequera sufre en los años iniciales del siglo XVI una auténtica eclosión de fundaciones monásticas: los franciscanos (pp. s.XVI), los carmelitas calzados (1512), los agustinos (1514), las agustinas (1520) y las carmelitas (1517).

En Écija hubo gran cantidad de conventos, cada uno con sus distintas órdenes: los dominicos (1383), los franciscanos (1473), los jerónimos (1486), las franciscanas observantes (1487), las dominicas (1460), los capuchinos, los agustinos (1491), los mínimos (1505), los mercedarios (1509), las carmelitas (1509), las clarisas (1587), los carmelitas (s.XV y 1591), los jesuitas (1598), y las mercedarias (1644).
(Conventos e iglesias en Écija)
Los franciscanos se asientan también en Utrera (1431), Arcos (1510), Lebrija (1510 y 1519), y las clarisas en Utrera (1505).

Los mínimos fundan su primer convento en Málaga y se extienden por Andújar (1495), Écija (1506), Córdoba (1510), Granada (1518), Osuna (1548), Baeza (1551), Archidona (1556), Noalejo (1556), Úbeda (1557) y Loja (1559).

En otras áreas la inexistencia de conventos se debe a las órdenes militares, las de Santiago, Calatrava y Alcántara, que se mostraban reacias a la intromisión de otras instituciones religiosas en las labores de asistencia espiritual y control de los fieles.

La primera de las áreas que quedó libre del dominio señorial de las órdenes militares en el Sector Sur fue la tierra de Osuna, que pasó a manos de la familia Girón, condes de Ureña. Hasta 1530 no se había producido ninguna fundación conventual en Osuna, pero con la llegada de la familia Girón se realizaron 16 fundaciones religiosas en sus estados. En Osuna se establecieron los dominicos, agustinos, franciscanos, mínimos, carmelitas, clarisas, dominicas y concepcionistas. En Archidona, los dominicos, mínimos y mínimas. En Arahal y Puebla de Cazalla los mínimos. En Olvera y Morón de la Frontera los franciscanos. En Utrera, los dominicos, los carmelitas y los mínimos.

A mediados del siglo XVI, las poblaciones de similares características a las de Estepa contaban con varios conventos. Sin embargo, en Estepa no se había producido ninguna fundación. En 1559 Estepa pasa de manos de la Orden de Santiago a manos de los banqueros genoveses Centurión, dando lugar a la fundación de conventos en la segunda mitad del siglo XVI.

En dos de febrero de 1562, a la una de la madrugada tomó posesión del convento mínimo de Ntra. Sra. de los Ángeles el padre fray Jerónimo Morzillo, por autorización que tenía del señor de la villa Marco Centurión, futuro primer Marqués de Estepa. La fundación del convento reforzaba el reciente poder de los Centurión en la villa.

El 10 de enero de 1599, los Marqueses de Estepa, D. Juan Bautista Centurión y Dña. María Fernández de Córdoba, fundaron el convento de Santa Clara a petición del Concejo de la Villa. La fundación se realiza a través de la herencia de unas casas que recibe el Concejo dispuestas a la venta y sus beneficios destinados a obras pías. El Concejo propone la fundación del monasterio en tales casas y recibe la dotación económica de María Centurión, hija del marqués, que ingresaría en la orden. La Iglesia se inauguró en 1621 y la obra del convento duró hasta más de 1677.

El convento de franciscanos de Estepa tuvo su fundación en 1603. La fundación corresponde a D. Juan Bautista Centurión, marqués de Estepa, como una necesidad derivada de prestar asistencia religiosa a las monjas de Santa Clara de Jesús. Sin embargo, la llegada de los franciscanos se remonta a 1590 cuando intentaron fundar un convento, albergándose en una ermita en las afueras de la población. Pero su llegada fue vista con recelo y fueron expulsados de la ermita. Después de la fundación del convento de clarisas, su presencia estaba justificada. En 1614 el Concejo les donaba los terrenos para la huerta y les entregaba la Ermita de San Cristóbal, inaugurando su nueva iglesia en 1646.
El escaso número de conventos instalados en la población frente a los existentes en otras localidades cercanas con igual e incluso menor población y riqueza que Estepa se debe principalmente por la existencia de un poder religioso fuerte, el Vicario, que no veía con buenos ojos la intromisión en sus asuntos de los frailes. El Vicario potenció el clero secular y las actuaciones del mismo, dejando un escaso margen y las actividades secundarias a las órdenes mendicantes.

Fuente:
-Las Órdenes religiosas en la Vicaría de Estepa (siglos XVI al XVIII). José María Miura Andrades. IV Jornadas sobre Historia de Estepa. 2000