4/2/13

ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LA CAPILLA MUSICAL

Introducción

La música de capilla es la congregación de estilos, timbres y ritmos sonoros que, por excelencia, acompaña el discurrir procesional de las cofradías más rígidas y ascéticas. Se trata de un género musical religioso que tiene su origen, dentro de la Semana Santa, en Sevilla.

Por ello, hermandades sevillanas como El Silencio, La Quinta Angustia, El Valle o Los Negritos conservan tan ancestral tradición siendo concientes de que velan por un vestigio musical muy valioso. Originalmente, este escueto conjunto musical ha sido estructurado para requerir la interpretación de instrumentos de viento-madera muy consecuentes con el estilo de cortejo procesional que privaba en sus comienzos. En lo relacionado a su identidad y parafernalia, los desfiles penitenciales (hispalenses) aún no habían alcanzado la riqueza y brillantez que hoy les distingue. Por poner un ejemplo, desfilaban dos clases de penitentes: los disciplinantes que se flagelaban durante la procesión (hermanos de sangre) y los portadores de cirios (hermanos de luz). A estos desfiles penitenciales se iban incorporando capillas musicales a las que se le exigían concretas composiciones acordes con el ciclo litúrgico anual de este periodo, la Pascua.

Origen y evolución de la capilla musical

Los inicios de la capilla musical pueden corresponderse con los inicios de la música occidental. Todo comienza en el siglo IX, donde Pipino el Breve con el apoyo de Gregorio VII unificará y hermanará todas las liturgias llamándolas Gregorianas. De esta coalición se propone como canto oficial de la liturgia el Canto Gregoriano (1). A finales del siglo XI, principios del XII; la composición sustituye a la improvisación aportando un sistema de notación musical que permite aprender, componer e interpretar en ausencia del compositor. La polifonía sustituye a la monofonía, sin abandonar el Canto Gregoriano, con lo que aparece el Organum y el Discantus (2). Estos estilos se desarrollarían durante los siglos XII y XIII hasta llegar al florecimiento del Organum de Notre Dame. Canónigos de dicha catedral fueron sus máximos exponentes, Leonín (1159-1201) y Perotín (ca. 1200). Con Perotín se alcanza el máximo esplendor polifónico creando el Conductus (3), llegando a finales del siglo XIII, al Motete.


Hasta aproximadamente, 1322- 1325, que aparece el término Ars Nova de la mano de Philipe de Vitry; todas las composiciones se habían creado para uso litúrgico y de tema religioso.

A partir del siglo XIV, el Motete se crea sobre tema religioso pero también empiezan a prosperar Motetes con temática profana. Toda esta cronología compositiva sirve para conocer el estilo compositivo que reflejan las polifónicas piezas de capillas. A principios y mediados del siglo XX, aparecen piezas mal tituladas o subtituladas como “Motete” (4). El error de estas piezas emerge de que el motete debe ser principalmente vocal (con texto en sus voces para ser cantado) y, si cabe, puede contener un pequeño y grave acompañamiento musical en forma cantus firmus con ritmos excesivamente largos; y no piezas instrumentales.

Visto esto, es ineludible esclarecer la denominación de “Música de Capilla”. Es a partir del siglo XIV, con la aparición del Ars Nova los mecenas y príncipes de la Edad Media deben reflejar su poder. Contratan a los mejores artistas para realizar las mejores obras que manifiesten el esplendor de su territorio. En lo musical, se crean Capillas Musicales bajo la dirección de un maestro. En la Corte Papal de Avignón se empezó a contar con una capilla musical que acompañase en la liturgia y en actos religiosos. Consecutivamente, las cortes de los Reyes Católicos, Felipe el Hermoso, Carlos I, Felipe II,… y posteriores, fueron los precursores de las Capillas Musicales en sus cortes, con lo que destinaban bienes económicos a crear y conservar las capillas musicales de sus catedrales. Estas Capillas estaban compuestas por un maestro, un coro de niños cantores, cantores adultos que formaban un coro, ministriles (chirimías, bajón, sacabuche,…) órgano y trompeteros.

La capilla musical de la Catedral de Sevilla ha sido la más importante capilla catedralicia de España contando con importantes y reconocidos Maestros como Cristóbal de Morales, Alonso Lobo, Diego José de Salazar (5) o Hilarión Eslava.


La importancia de la capilla musical de la Catedral Hispalense, incluso la de la Colegiata del Salvador, sería el desencadenante para que las cofradías sevillanas apostaran por trasladar la música del oficio religioso a la procesión y acompañamientos de sus distintas comitivas penitenciales. Estas hermandades adaptan la Capilla Musical para que intervenga, por medio de ministriles, en dichas estaciones de penitencia. Con lo cual, si los músicos se disponían a interpretar su música caminando, necesitarían utilizar instrumentos aptos para este oficio. Instrumentos de poco peso que proporcione un timbre adecuado al evento: nostálgico, suave,… Hablamos de instrumentos como la chirimía y el bajón. Actualmente, estos instrumentos han evolucionado hasta llegar a lo que conocemos como oboe (chirimía) y el fagot (bajón). Conociendo el origen de sus composiciones y sus instrumentos; podemos decir cuales son las primeras composiciones destinadas para acompañar las penitencias de las hermandades de Sevilla. Las primeras composiciones aparecen en el siglo XVIII, atribuidas al fagotista y ministril de la Capilla Musical de la Colegiata del Salvador, Francisco de Paula Solís. Conjunto de ocho piezas homorrítmicas de corta duración a tres voces, dos agudas Triple y Altus y una más grave que da la base de sustentación a la composición. Instrumentadas para la interpretación de dos oboes (triple y altus) y un fagot (tenor ó bajo). Aunque se les conoce como Saetas del Silencio, originalmente fueron denominadas, y así aparece, como Canciones a Tres. Aunque, las cofradías han ido experimentando modas y cambios sucesivos, la música de capilla ha permanecido inalterable en continuo progreso. La actividad de muchos autores, identificados con la música procesional, ha contribuido a que el catálogo de obras de capilla continuase aumentando y no se perdiera el hábito de componer este estilo de música procesional.

Como señalados autores de música de capilla de la época posterior a la composición de las “saetillas del Silencio”, figuran Manuel Font Fernández de la Herrán y Vicente Gómez-Zarzuela, que legaron al género magníficas obras. Por demás, creció en Sevilla una extensa nómina de autores, la mayoría de ello relacionados con la música procesional, que nos referimos a continuación con objeto de divulgar su colaboración con este histórico género musical y mostrar algunos de sus más importantes compositores: Albero Francés, José; Arroyo Rodríguez, Francisco; Bergali, José; Bermúdez Medina, Rafael; Castillo Navarro-Aguilera, Manuel; Cebrero Miranda, Ángel Manuel; Delgado Rodríguez, José Manuel; Esteban, Manuel; Ferrer, Paulina; Font Fernández, Manuel; Gámez Laserna, Pedro; García Silva, Enrique; Gómez Vallés, Patricio; Gómez-Zarzuela y Pérez, Vicente; Gutiérrez Juan, Francisco Javier; Hernández Garrido, Manuel; Insausti, Agapito; López López, Pedro; Moreno Gómez, Abel; Morón Ródenas, Fulgencio; Otaño, Nemesio; Pacheco Palomo, Pedro Manuel; Páez Cano, Julio; Pantión Pérez, Antonio; Pastor Bueno, Francisco; Pedrosa Muñoz, Juan Antonio; Vázquez Garfia, Miguel; Vela, Telmo y Velázquez Sánchez, Juan.
(1) El Canto  Gregoriano nace en el siglo VI de la mano de S. Gregorio Magno, este crea un coro papal para no perder la música de la época. No se le puede decir que él fuera el compositor y creador de todo el gregoriano, sino el precursor de su unificación y conservación.
(2) Siglo XI, primeras muestras de polifonía. Es el origen de las composiciones para música de capilla.
(3) Estilo polifónico a 2, 3 ó 4 voces procedente de Notre dame, principios del S. XIII.
(4) Según el diccionario de la Real Academia Española, motete es una breve composición musical para cantar en las iglesias, que regularmente se forma sobre algunas palabras de la Escritura.
(5) Diego José de Salazar trabajó, hasta 1685, en la Villa de Estepa bajo el mecenazgo de Cecilio Francisco Centurión IV Marqués de Estepa. Murió y fue enterrado en la Catedral de Sevilla en 1709.




Juan Antonio Carmona Páez
Historia y Ciencia de la Música
Universidad de Granada

XX Años de música de capilla a los pies del Calvario. Parte I
Boletín del Calvario
Cuaresma de 2010