26/6/12

LA IGLESIA DE LA VICTORIA: PINTURAS

La decoración pictórica de la desaparecida iglesia de la Victoria que se ha conservado hasta nuestros días, corresponde a un programa iconográfico claro, que pretendía mostrar a los fieles la figura del santo fundador de su Orden. Todas estas obras son fruto de un momento de renovación estética que afectará a todos los edificios religiosos y que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XVIII. Las obras pictóricas de la iglesia se relacionan con talleres sevillanos cercanos al círculo de Juan de Espinal.

La serie dedicada al fundador de la Orden contaba con doce cuadros, de los que hemos localizado once, repartidos por las iglesias de San Sebastián, el Carmen y Santa María de Gracia. Fueron realizadas en el siglo XVIII y debían ocupar en la parte alta de los muros de la iglesia.

1. San Francisco de Paula con la Virgen y el Niño (óleo sobre lienzo, s. XVIII, Iglesia de San Sebastián): Esta escena representa la protección y el amparo por parte de la Virgen María a esta Orden. Consideramos esta intercesión como una ratificación del emblema de dicha Orden, que debía ser la máxima que rigiese la vida espiritual y material de la congregación de los Padres Mínimos. Está dividido dialógicamente en dos partes: una terrenal, con San Francisco de Paula arrodillado; y una celestial en la que aparece, sobre una nube, la Virgen con el Niño, rodeados por una corte de ángeles. A esta parte de la escena se le ha dado un colorido más claro y luminoso que contrasta con la parte terrenal de tonos más oscuros y terrosos.



2. San Francisco de Paula y el legado pontificio (óleo sobre lienzo, siglo XVIII, Iglesia de San Sebastián): la fama de santidad del ermitaño de Paula llegó a oídos del papa Pablo II, que decidió enviar a un representante suyo para que hiciera indagaciones. El encuentro con el ermitaño fue para el enviado pontificio una gran experiencia de fe, ya que por la tradición sabemos que el enviado pontificio, de vuelta a Roma, le refirió a Pablo II que se había encontrado con un ermitaño santo, pobre y penitente, que obraba prodigios, y que su movimiento eremítico era sólo obra de Dios. Este enviado se convirtió en discípulo de Francisco. Esta escena está organizada en dos grupos enfrentados: el grupo del santo calabrés y los frailes de su congregación a la derecha y el enviado pontificio y su séquito a la izquierda. La calidad de enviado del Papa de este personaje viene revelada tanto por su atuendo, como por la presencia, también en rompimiento de gloria, de la tiara papal. A diferencia del resto de los personajes, este va a dirigir su mirada hacia el espectador.



3. San Francisco de Paula y Luis XI de Francia (óleo sobre lienzo, s. XVIII, Iglesia de San Francisco): Llamado por Luis XI y gracias a la intercesión del papa Sixto IV, San Francisco visita la corte francesa en 1483. Allí se entrega a la tarea de obtener la salud espiritual de un rey que se había comportado de una manera cruel y despótica. La escena recoge el momento en que el santo entrega al rey y a la reina un pergamino con la siguiente inscripción: “Los trece viernes confesaréis y comulgaréis en memoria de la resurrección de Cristo”. La figura del Santo ocupa el centro de la escena, constituyéndose como división entre los dos grupos. La categoría espiritual de San Francisco de Paula se remarca por la elevada condición social de aquellos que se arrodillan ante su presencia: reyes, Papa y obispo. Sin embargo, el autor ha representado a los monjes de su Orden como iguales al colocarlos a su misma altura. En la esquina superior derecha se abre un rompimiento de gloria, con arcángeles portando símbolos de la Pasión, que enfatizan el carácter religioso de la escena.



4. San Francisco de Paula y los leñadores (óleo sobre lienzo, s. XVIII, Convento de San Francisco): distintos biógrafos de este Santo, recogen varios pasajes de su vida auxiliado milagrosamente a leñadores que sufrieron accidentes relacionados con el desarrollo de su profesión por lo que no parece que la escena narre un hecho concreto, sino que pretende resaltar las facultades taumatúrgicas del Santo calabrés haciéndose eco de las numerosas curaciones que realizó, sobre todo entre la gente sencilla. El contacto con los leñadores fue cercano, ya que no hemos de olvidar que Francisco vivió muchos años en los bosques de Paula y que se sirvió de ellos para la construcción de los distintos conventos. Como es habitual en esta serie, la figura de San Francisco de Paula, ocupa el lugar central de la escena, convirtiéndose en el eje de la narración. En este caso, la distribución de los personajes queda descompensada por una mayor concentración de figuras en el margen derecho entre árboles de gran tamaño que indican la presencia del bosque.



5. El Milagro del Agua (óleo sobre lienzo, s. XVIII, Convento de San Francisco): durante el período de construcción de uno de los conventos, surgió el problema de la lejanía de la fuente de agua que debía abastecerlo. San Francisco se encomendó a Dios para su solución y de forma milagrosa llegó el agua al edificio. De nuevo el centro del cuadro y el primer plano se han ocupado con la figura del Santo, acompañado de uno de los frailes de su congregación, y en segundo plano la escena que se pretende narrar. El Cordero simboliza la fe de San Francisco, principal responsable de que obrara el milagro.



6. El Milagro de las Monedas (óleo sobre lienzo, s. XVIII, Convento de San Francisco): invitado por el rey Fernando I a la corte de Nápoles, sin doblegarse ante los halagos y las promesas, reprendió la conducta poco recomendable del soberano en cierta ocasión en que este le ofreció en bandeja de plata un montón de monedas de oro destinadas a la fábrica del convento de la capital. El santo las rechazó con las siguientes palabras: “Ese oro que me ofrecéis no os pertenece; es el precio injusto de las contribuciones que está desangrando las venas de vuestros vasallos y clama venganza al cielo.” Sin terminar estas palabras, tomó una moneda de la bandeja y la desmenuzó entre sus dedos, brotando gotas de sangre que salpicaron el manto real.” El rey dobló sus rodillas y prometió administrar sus Estados con caridad y justicia. La escena recoge el momento en el que se obra este milagro. Todas las miradas de las personas que rodean al rey, a excepción del niño que porta las monedas, confluyen en la figura regia, queriendo demostrar así la adulación que sufría por parte de sus cortesanos y que fue uno de los motivos que lo enfrentaron con el santo.



7. San Francisco de Paula y los soldados (óleo sobre lienzo, s. XVIII): las relaciones de San Francisco con el rey de Nápoles no siempre fueron cordiales; de hecho, en 1480, tras una serie de enfrentamientos dialécticos, Fernando I mandó una compañía de soldados para arrestarlo. También en este momento se obró un milagro, ya que Francisco permaneció invisible a los ojos de los soldados, inmenso en la oración y la contemplación. Este pasaje es uno de los pocos que se representan en el interior de una estancia, si bien al fondo de la misma a través de la puerta se ha incluido una escena al aire libre. La perspectiva adolece de grandes deficiencias aunque se ha ocurrido a la técnica tradicional de alternar baldosas de distinto color en el suelo para conseguir el efecto de profundidad.



De distintas características y dimensiones eran el cuadro de la aprobación de la regla de San Francisco de Paula, cuya técnica lo acerca a obras salidas de talleres sevillanos, y otro con la toma de Málaga. Ambos tenían grandes marcos dorados y se situaban a los dos lados del presbiterio. Cercano a su autor era el cuadro de la Santísima Trinidad, con marco dorado, que se situaba en la nave del presbiterio. Sobre el coro un cuadro grande representando la Pasión de Cristo con marco dorado. Se desconoce el paradero del lienzo de la toma de Málaga, mientras que la Aprobación de la Orden, la Trinidad y la Pasión de Cristo se encuentran en la iglesia de San Sebastián.

1. La Aprobación de la Orden (Juan de Espinal?, mediados del siglo XVIII, oleo sobre lienzo, Iglesia de San Sebastián): El Papa Sixto IV reconoció definitivamente en 1974 la congregación eremítica nacida en Paula. Es en 1483 cuando el santo calabrés viajó a Roma y se reunió con el Pontífice. La escena representa una de las tres audiencias que, de forma solemne, se celebró entre estos dos personajes en presencia de la Curia Regis. Según los biografos de San Francisco, este se dirigió al Papa con las siguientes palabras: “Beatísimo Padre, no tengo palabras para agradeceros dignamente el insigne favor que me habéis hecho, aprobando y confirmando con vuestra suprema autoridad apostólica mi pobre religión”. Las dos figuras protagonistas se destacan del resto de personajes, a través del cruce de miradas que se produce entre ambos, acentuándose este efecto por la posición más elevada del Pontífice y el color pardo del hábito del Santo que singulariza su figura en el grupo. Si bien la perspectiva no está muy conseguida, a través de la puerta al fondo de la estancia, el pintor dota a la escena de profundidad. Un recurso muy utilizado durante el barroco, es la utilización de cortinajes en complicados recogidos que remarcan la solemnidad de la ceremonia.



2. La Toma de Málaga

3. La Trinidad: Situado en la nave de la iglesia, de mediados del siglo XVIII.





4. La Pasión de Cristo: Situado sobre el coro de la Iglesia se representa en el centro un calvario mientras que se rodea de diferentes pasajes de la pasión de Cristo. Su composición y estilo es semejante a los dos lienzos de medio punto que se conservan bajo la cúpula de la nave de la iglesia del Carmen. Como curiosidad, los tres lienzos forman un rosario: misterios dolorosos (San Sebastián), misterios gloriosos y gozosos (El Carmen).



La iglesia se decoraba también con “6 cuadros con marco negro”, tal como aparece en los inventarios, que se relacionan con la escuela de Amberes hacia mediados del siglo XVII. La serie pictórica, realizada en óleo sobre lienzo, trata sobre la vida de la Virgen. Los lienzos poseen marco negro holandés realizado en madera de pino de Flandés. La serie se conserva en la Iglesia de San Sebastián:

1. Los Desposorios
2. La Visitación
3. La Epifanía
4. La huida a Egipto
5. La Presentación
6. La coronación de la Virgen


(La Epifanía)

Los inventarios de la iglesia también recogen otras obras de menor calidad y tamaño, muchas de ellas desaparecidas:

-2 cuadros con marcos dorados, uno de ellos, el Señor de la Humildad, el otro la Virgen de los Dolores.
-2 cuadros con marcos dorados de la Virgen del Carmen y de Belén.
-1 de Santa Rita con marco pintado.
-Otro del Sepulcro, con marco dorado.
-Uno de dos tercias, sobre el cancel con la imagen de Ntra. Sra. de la Victoria.
-Un vía crucis completo. 12 láminas con 10 cruces del Vía Crucis.
-2 cuadros con marcos, que representan a Ntro. Padre Jesús y a San Rafael.
-Otro de San Miguel, marco tallado en dorado.
-Otro grande que representa la Anunciación, sin marco.
-Otro en cobre, marco dorado, de Ntra. Sra. de la Concepción.
-En la sacristía, 2 láminas mayores de la vida del Santo Padre y otra de San Sebastián.

Para terminar, mencionar la posibilidad de que el lienzo grande que representa la Anunciación sea el que se encuentra en la iglesia de San Sebastián, ya que no se menciona en los inventarios antiguos de la iglesia.

1. La Anunciación: De rasgos estilísticos y composición arcaizante, fechable hacia finales del siglo XVI la cual fue recortada para adaptarla al marco dieciochesco que posee.



Fuentes consultadas
-Actas de las III Jornadas sobre Historia de Estepa. Iltmo. Ayto. de Estepa. Estepa, 1999.
-Memorial Ostipense, de Antonio Aguilar y Cano, 1975. Reedición.
-La antigua Ostippo y actual Estepa, de Padre Alejandro del Barco. Reedición de A. Recio Veganzones. Ed. Iltmo. Ayto. de Estepa, 1994.
-Catálogo de la Exposición Iglesia de la Victoria. Iltmo. Ayto. de Estepa. Estepa, 2002