25/9/11
LAS ÓRDENES MILITARES
Las Órdenes militares españolas son un conjunto de instituciones religioso-militares que surgieron en el contexto de la Reconquista, las más importantes surgidas en el siglo XII en la Corona de Castilla (Orden de Santiago, Alcántara y Calatrava) y en el siglo XIV en la Corona de Aragón (Orden de Montesa); precedidas por muchas otras que no han perdurado.
Durante la Edad Media, al igual que en otros lugares de la cristiandad, en la península ibérica aparecieron órdenes militares autóctonas, que, si bien compartían muchas similitudes con otras órdenes internacionales, también presentaban peculiaridades propias, debido a las especiales circunstancias históricas peninsulares marcadas por el enfrentamiento entre musulmanes y cristianos.
El nacimiento y expansión de estas órdenes autóctonas se produjo fundamentalmente en la fase de la Reconquista en que se ocuparon los territorios al sur del Ebro y Tajo, por lo que la presencia en las zonas de la Mancha Extremadura y el Sistema Ibérico vino a marcar la característica principal d la repoblación, en grandes extensiones en las que cada Orden, a través de sus encomiendas, ejercía un papel político y económico similar al del señorío feudal. Las órdenes llegaron a convertirse en una fuerza política y económica de primera magnitud, teniendo además gran protagonismo en las luchas nobiliarias habidas entre los siglos XIII a XV.
Tradicionalmente se admite que la primera en aparecer fuer la Orden de Calatrava, nacida en ese villa del reino castellano en 1158, seguida de la Orden de Santiago, surgida en Cáceres, en el reino leonés, en 1170. La Orden de Alcántara fue la siguiente en 1176. La última en aparecer fue la Orden de Montesa que lo hizo más tardíamente, durante el siglo XIV, en la Corona de Aragón.
-Orden de Calatrava
La Orden de Calatrava fue fundada en 1158 a instancia de Sancho III, y aprobada por el Papa Alejandro III en 1164, para defender esta plaza de los musulmanes, por su importancia estratégica como baluarte avanzado de Toledo. La Orden alcanzó su afianzamiento definitivo tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212), cuando fijó su sede en la nueva fortaleza de Calatrava la Nueva (1218). En poco tiempo, sus grandes recursos humanos y económicos dieron a la Orden un enorme poder político y militar, que duró hasta el final de la reconquista. Disponía de tierras y castillos a lo largo de toda la frontera de Castilla, ejerciendo un señorío feudal sobre miles de vasallos. Además, disfrutaba de gran autonomía. En 1477 Fernando el Católico logró ser elegido Maestre de la Orden, con lo que sus bienes se incorporaron a la Corona de Castilla.
-Orden de Santiago
La Congregación de los freires de Cáceres fue creada en 1170, y reconocida por el Papa como Orden de Santiago en 1175. Colaboró activamente en la reconquista y la repoblación de las comarcas de Teruel y Castellón. Alfonso VIII le cedió Uclés (1174) Moya y Mora (1211), a los que luego se sumaron Osa y Montiel. Combatieron en las Navas de Tolosa (1212) y obtuvieron de los sucesivos monarcas castellanos privilegios que les permitieron repoblar extensas regiones en Andalucía y Murcia. Ya en el siglo XV, trasladó su radio de acción a Sierra Morena, pasando a convertirse Llerena (Badajoz) en residencia habitual de sus maestres. Por otro lado, se vio con frecuencia implicada en las luchas internas del reino de Castilla, al mismo tiempo que sus inmensos bienes la obligaron a sostener las pretensiones de la monarquía. Finalmente los Reyes Católicos la unieron a la Corona en 1493.
-Orden de Alcántara
La Orden de Alcántara surgió en León a mediados del siglo XII (1177) con el nombre de San Julián de Pereiro, para oponerse al peligro almohade. En 1218 recibió los bienes que poseía en el reino de León la Orden de Calatrava, entre ellos la población de Alcántara. A raíz del establecimiento de su sede central en esta villa, el primitivo nombre de Orden de San Julián fue desapareciendo hasta que en 1253 sus maestres se titulaban "maestres de la orden de Alcántara". La Órden de Alcántara ejerció su actividad principalmente en la zona extremeña, donde se concentraban la mayor parte de sus posesiones: Navasfrías, Valencia de Alcántara, comarca de la Serena, Trujillo, Zalamea, etc. Participó en las campañas andaluzas de Fernando III, aunque apenas recibió donaciones en esta región. Participó también en la lucha entre Pedro I el Cruel y Enrique de Trastámara, aunque la potencia militar de la Orden fue menor que la de sus hermanas de Santiago y Calatrava debido a sus menores posesiones territoriales y, en consecuencia, su menor poder económico. Finalizó su actividad militar a comienzos del siglo XV, tras ser derrotada en Granada. Será en 1494 cuando los Reyes Católicos logren la administración de sus bienes.
-Orden de Montesa
En Aragón, Alfonso I el Batallador fundó tras la conquista de Zaragoza (1118) nuevas órdenes con fines defensivos como Monreal y Belchite, pero las grandes órdenes constituidas por monjes-caballeros bajo el mando de un maestre, no aparecerían hasta el siglo XII. Pedro II el Católico fundó en 1201, en agradecimiento por la asistencia de San Jorge a sus ejércitos, la Orden de San Jorge de Alfama. La Orden fue aprobada por el Papado en 1363 y tuvo una vida relativamente breve, ya que en 1399 se unió a la Orden de Montesa. Esta Orden fue instituida en 1317 por el Papa Juan XXII, a petición de Jaime II, para hacerse con los bienes de la disuelta Orden del Temple en el Reino de Valencia. Su primera residencia fue el Castillo de Montesa, próximo a Játiva, en la frontera del reino de Valencia con los musulmanes. Gozó de importantes gracias y privilegios y se convirtió en una de las principales fuerzas militares defensoras del trono. A finales del siglo XV tenía jurisdicción sobre 90.000 almas y poseía 13 encomiendas, pero su poder e independencia empezada a declinar por la cada vez mayor injerencia de la monarquía en sus asuntos. Finalmente fue incorporada a la Corona en 1587.
A finales del siglo XV Fernando El Católico consiguió neutralizarlas políticamente al obtener la concesión papal de la unificación en su persona de ese cargo para todas ellas, y su sucesión conjunta para sus herederos, que las administraba a través del Consejo de Órdenes. El Consejo se formalizaría en 1523 cuando Carlos I fue nombrado Gran Maestre de las órdenes militares españolas y sus consejeros fueron nombrados caballeros de hábito.
Durante el siglo XVI tendría una actividad continuada, si bien sus decisiones serán eminentemente técnicas. Desde el siglo XVII éste Consejo sería el depositario de la tradición nobiliaria, llegando a ser conocido como Consejo de la Nobleza con un carácter estamental. La riqueza territorial de las órdenes militares fue objeto de desamortización en el siglo XIX, quedando reducidas éstas a partir de entonces a la función social de representar, como cargos honoríficos, un aspecto de la condición nobiliaria. Ser miembro de la Orden de Santiago formaba parte de las aspiraciones más codiciadas por los hombres del siglo XVII, pero no era un camino sencillo. Los miembros tenían que certificar paso a paso el limpio origen de cristiano viejo de sus antecesores o que sus ingresos económicos no procedían del trabajo de sus manos. Algunos de los miembros de la Orden de Santiago en este siglo fueron Diego Velázquez o Francisco de Quevedo.
En 1931 las Órdenes militares fueron disueltas por mandato del gobierno republicano. En 1980 la Orden de Santiago, junto con las de Calatrava, Alcántara y Montesa, fueron reinstauradas como asociaciones civiles con el carácter de organización nobiliaria honorífica y religiosa, y como tal permanecen en la actualidad. En 1981 Juan Carlos I nombra a su padre Juan de Borbón presidente del Real consejo de las Órdenes Militares. Tras su fallecimiento su hijo comenzó a utilizar el hábito y ordenó bordar las cuatro órdenes militares en sus trajes militares. Actualmente está presidido por don Carlos de Borbón-Dos Sicilias, duque de Calabria e infante de España.