Continuando con el ambicioso programa de restauración del patrimonio estepeño a favor de la recuperación y puesta en valor del valioso patrimonio histórico-artístico de la ciudad como recurso cultural y turístico, han sido restauradas recientemente de manera muy acertada las portadas de las iglesias del Carmen y de la Asunción.
Incluso a la Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción se dotó de una nueva y novedosa instalación lumínica de carácter artístico, resaltando de forma esplendorosa el magnífico conjunto pictórico dieciochesco de la conocida como “capilla Sixtina ostipense”. La intervención en ambas fachadas durante los años 2005 y 2006 ha consistido básicamente en el tratamiento previo de limpieza con cepillo de cerdas y aplicación de herbicida, eliminación de manchas producidas por hongos y líquenes, saneado de juntas, cepillado y aspirado de polvo, regado y rejuntado con mortero de cal, consolidación de piezas por medio de anclajes de pernos de acero inoxidable, reintegración y consolidación volumétrica de zonas líticas desaparecidas, eliminación de los repintes sobre la piedra caliza, tratamiento hidrorepelente para una mejor adaptación a las inclemencias del tiempo, eliminación de la instalación eléctrica visible, recuperación de los elementos metálicos, picado y tratamiento del muro de fachada con dos capas de mortero de cal debidamente maestrado. En ambas portadas se ha realizado una intervención más de limpieza y adecentamiento, que propiamente de rehabilitación, ya que originalmente se detectaron patologías de topo estructural o de procesos que pudieran devenir ruinosos, de esta forma la restauración se ajustó a los parámetros y directrices que se recogían en el correspondiente proyecto técnico. El satisfactorio resultado final fue el previsto mejorándose considerablemente el aspecto de tan emblemáticas fachadas dieciochescas garantizando así una longeva pervivencia en el tiempo y en nuestra memoria.
La portada del Carmen tuvo dos intervenciones anteriores, la primera en 1894 por el maestro albañil Francisco Reina Álvarez y la segunda de menor entidad en 1944 con motivo de unas obras de consolidación en la espadaña. La Iglesia de la Asunción por su parte se cerró al culto en 1961, para proceder a la restauración de sus pinturas murales siendo reabierta el 14 de febrero de 1982 por la entonces Dirección General de Bellas Artes, también se intervino sobre el llagueado de la fábrica de ladrillo en época reciente.
El origen de la Iglesia del Carmen fue la Ermita del Cristo de la Sangre hacia 1936. muestra una de las portadas más emblemáticas del Barroco dieciochesco andaluz obra de Andrés de Zabala. Su interesante camarín fechado en 1714 custodia la devota Virgen del Carmen obra donada por la Marquesa Leonor Mª. Centurión hacia 1680. la talla de San José de 1754 es obra del vallisoletano Luis Salvador Carmona. La Dolorosa es del antequerano Diego Márquez, al igual que el Cristo de la Sangre y el Cristo de las Penas todas del siglo XVIII.
Desde su construcción la fachada del Carmen fue admirada y valorada, en 1788 el P. Alejandro del Barco escribía: la soberbia y magnífica portada de la Ermita del Carmen, que por su grandeza, arquitectura y primor, pudiera ser retablo de una Iglesia Catedral. El contrato de obligación, para llevar a cabo esta obra, se firma en Estepa el 22 de Noviembre de 1763, entre Andrés de Zabala, artífice de obras en arquitectura y Andrés Sevillano Sepúlveda, presbítero de esta villa y Hermano Mayor de la Hermandad del Rosario de Ntra. Sra. del Carmen. En esta escritura de obligación de obra se especifica que formó el otorgante un diseño con su plano y alzado según se requiere en buena arquitectura. En cuanto a los materiales se especifico que había de ser labrado en piedra blanca zipia de la mejor calidad que hubiere en los contornos y términos desta villa, que bien labrada y bruñida de entre fino es la color más permanente y blanca para los temporales, y assi mismo se le han de colocar todos los embutidos de jaspe negro. El precio quedó ajustado en 22.000 reales de vellón, la conclusión de la portada se retrasó hasta 1768. la ascendente fachada realizada en piedra “sipia” estepeña presenta una silueta ondulante, movida y de vigorosa composición arquitectónica, su estructuración es marcadamente cóncava disponiéndose sus apoyos en diagonal. El primer cuerpo es de clara vinculación gaditana mientras que el segundo muestra claramente influencias sevillanas. Observamos por lo tanto como en la portada estepeña coexisten dos tendencias decorativas distintas. Una, más tradicional y arraigada desde décadas atrás, de un barroco geométrico, aunque actualizado y modernizado. La otra, de mayor novedad, declaradamente rococó. El magistral movimiento y combinación de los placados marmóreos blanquinegros hacen esta colosal portada una suntuosa joya del espléndido barroco andaluz.
La portada dieciochesca de la Asunción, atribuida al arquitecto y maestro cantero a Juan Antonio Blanco, se estructura por medio de dos pilastras dóricas estriadas que se enmarcan por sendos roleos rematados en flameros sobre el zócalo de piedra, el vano abre un arco de medio punto que apea sobre secciones de entablamento y este a su vez sobre las jambas cajeadas, la clave del arco conserva un saledizo intradós. A continuación se desarrolla el entablamento compuesto por arquitrabe de tres fajas, friso modulado y cornisa de perfil en gola, el tramo central de dicho entablamento se decora con un medallón mixtilíneo que representa el anagrama de María coronado. El frontón curvo partido y avenerado remata el primer cuerpo anteponiéndose a sendos pedestales. El segundo cuerpo se compone de un arco mixtilíneo próximo al medio punto sustentado sobre secciones de entablamento y jambas abocinadas se enmarcan por dos pilastras dóricas cajeadas cuyo tramo intermedio e inferior se decora con óvalos vegetales. El entablamento sólo se desarrolla sobre las pilastras, permaneciendo las enjutas lisas con un enmarcamiento mixtilíneo, la clave repite una moldura similar a la del cuerpo inferior. La cornisa describe un círculo en su tramo intermedio que bien podría haberse destinado en un principio para albergar un óculo, ésta se remata con una voluta de dos caras en su parte central y en los laterales por sendos pedestales similares a los del cuerpo inferior. Se cierra el segundo cuerpo por un balcón de forja en cuyo centro se representa de nuevo el anagrama de María.
Ezequiel A. Díaz Fernández
Revista Feria de Estepa