19/8/10

EL CAPITÁN LEVITA


Era estepeño, de la gente buena de la mejor cepa y simpático como pocos. De baja estatura y delgado. Vestía pulcramente y usaba gorra. Vivía en la céntrica calle Saladillo. Se llamaba José Fernández.

Vendía fruta en un puesto de la plaza de abastos. Recién llegado el verano vendía nísperos por las calles; los llevaba en un canasto de caña. Este era su pregón: “¡Níperos gordos!”

Pero Levita, durante la Semana Santa, era el capitán de los romanos (armaos) de la Hermandad de Jesús Nazareno. Los romanos de Estepa realizaban ante las imágenes lo que se llamaba “El Prendimiento”; consistía éste en movimientos vistosos ante los tronos, con numerosos cambios de posiciones y giros. Al frente de la formación marchaba Levita como capitán, con su espadín en la mano. Al terminar el prendimiento sonaba una ovación, y en algunas ocasiones, emocionado Levita, levantaba en alto el espadín y en plena procesión gritaba: “¡Níperos gordos!”. Y sonaba otra mayor ovación.

3 de Marzo de 1984. ABC