10/9/09

LA CONQUISTA DE ESTEPA POR EL REY FERNANDO III, EL SANTO


“El rey don Fernando III el Santo, después de organizar en lo político su reino de León, y de atender con manifiesta solicitud al bien de sus gobernados, determinó proseguir la guerra contra los moros andaluces, siendo su primer éxito la toma y rendición de Úbeda, fuerte plaza fronteriza, acaecido en 29 de septiembre de 1234. Alentados los cristianos de Úbeda y los de Andujar, y dando oídos a una revelación de ciertos prisioneros almogávares, se acercaron a Córdoba y escalando los muros se apoderaron de la Axarquía. Corrió el rey don Fernando en auxilio de estos valientes; estrechó y apretó el bloqueo de Córdoba; y tuvo la fortuna de lograr su rendición en 29 de junio de 1236. desde el momento que Córdoba estuvo rendida no podía ser más insegura y comprometida la situación de las plazas y castillos que de ella dependía. Estepa, Écija, Almodóvar y otras ciudades muslímicas de Andalucía cayeron en poder de los cristianos.

Concretándonos a Estepa, entre otras cuestiones relativas a su conquista nos ocurre, como la primera, averiguar si pasó a poder de los cristianos mediante algún hecho de armas o si fue por espontánea y voluntaria sumisión. Las crónicas e historia no dan la suficiente luz sobre ese hecho.

El arzobispo don Rodrigo (de Reb. Hisp. Lib. 9. c. 18) dice que habiendo vuelto a Córdoba San Fernando, con sus hijos, se les entregaron muchas fortalezas del reino, que estaban poseídas de moros, y que en esta ocasión tomaron las ciudades y fortalezas de Estepa, Écija, Almodóvar y otras que fuera largo de referir. El Padre Mariana (tomo 1.º, lib. 13, cap. 1º) afirma que el rey don Fernando vino con sus dos hijos desde Burgos a Córdoba, con ánimo de emplearlos en la guerra de Andalucía y que de hecho conquistaron a Écija, Estepa, Lucena, Porcuna, Marchena, Cabra, Osuna, Baena, y otros muchos pueblos que aún no se podían contar. Valdivieso afirma la asistencia del rey a estas conquistas. Don Modesto Lafuente se limita a decir que esas ciudades y fortalezas se hicieron tributarias y se pusieron bajo el amparo de rey don Fernando. Pero la tradición constante y no interrumpida en este pueblo, consignada y conservada en sus historias manuscritas, es que la conquista fue verdadera expugnación de esta fortaleza y castillo.

Según expresada tradición, por los años mil doscientos cuarenta, derramó el rey don Fernando sus tropas por Andalucía y sitió la villa de Estepa, plaza inexpugnable por naturaleza y arte, rodeada de fuertes y altos muros, capaz de contener seis u ocho mil hombres de guarnición. Plantó el ejercito católico sus reales en la parte que mira al Oriente, por donde era más difícil y casi imposible rendir la fortaleza por lo agrio y escapado del terreno: pero habiéndoles cortado el agua de la fuente que llaman de la Coracha, adonde bajaban los moros por un muro cubierto, se vieron en la precisión (después de una vigorosa defensa) de entregarse por capitulación. Rendida la fortaleza, entró el ejército victorioso por la puerta que llamaban el postigo de la villa, que estaba a espaldas del dormitorio del convento de Santa Clara, junto a la torre que vulgarmente llaman la Torre hueca. Ocurrió este glorioso triunfo de los cristianos el 15 de agosto, día en que la iglesia celebra la Asunción gloriosa de la Virgen, por lo cual quedó declarada la Asunción por Patrona de esta villa.

Quiere también la tradición, según de cierto manuscrito consta, que la imagen que se venera en la ermita de calle Mesones, sea la misma que el santo rey don Fernando traía consigo, en cuya inteligencia pintaron bajo del coro de repetida ermita a San Fernando puesto a caballo, recibiendo las llaves de la villa y fortaleza que le presenta el alcaide moro arrodillado a presencia de la imagen, que está puesta en andas; pero el Padre Barco observa, con sobrada razón, que la Virgen que el santo rey llevaba consigo, y que se decía hecha por mano de ángeles, quedó en la ciudad de Sevilla, en cuya catedral se venera con título de Nuestra Señora de los Reyes.

Se ha dudado también acerca de la fecha en que aconteció la conquista de Estepa. Encontró base la contradicción en la especie consignada en la Historia de las Ordenes militares, de que asistió a la conquista de esta villa el maestre de Santiago, don Pedro González Meng, hijo de Gonzalo Gil, natural de Aguilar de Campo, y siendo así que dicho maestre murió en 1236, se deduce que la conquista tuvo que ser anterior a la de la misma Córdoba.

El argumento nos parece poco serio por fundarse en un hecho que no está probado, o sea, la asistencia de don Pedro González, a la rendición de Estepa, y porque se le pueden oponer razonamientos que dejan en su lugar nuestra tradición. El primero que la fecha de muerte de don Pedro González puede estar equivocada, cosa no extraña en aquel tiempo; el segundo, que no es creíble que antes de tomar a Córdoba y las ciudades de su comarca pudiera el ejército cristiano conquistar y conservar a Estepa; y el tercero, que es cosa probadísima que la conquista de Lucena, verificada antes que la de Estepa, tuvo lugar en el mismo año 1240. Para nosotros es, por tanto, evidente y cierto que Estepa fue conquistada en 15 de agosto de 1240.

No conservándose, al menos que nosotros sepamos, la escritura de repartimiento que debió hacerse entre los ganadores de la villa, no podemos mencionar las personas que concurrieron al hecho tan memorable de la conquista, ni aun determinar todos los linajes a que pertenecieran. Sabemos por un informe legar, impreso el año de 1766, que dio el señor fiscal del Real y Supremo Consejo, sobre la reversión de la ciudad de Lucena a la Corona, que los pueblos que por el santo rey se sometieron, fueron poblados de soldados y caballeros que vinieron de todas las provincias de Castilla y León a la guerra de Córdoba. Y consta por manuscrito que pudo examinar el Padre Barco, que entre los apellidos ilustres, de quienes algunos individuos quedaron por pobladores de Estepa, se cuentan los de Vargas, Machucas, Grajedas, Montoyas, Taveras, Arteagas, Robles, España, Valderramas, Muñoces y otros, a los cuales podemos añadir, tomándolos del otro manuscrito que hemos citado como procedente del convento de San Francisco de Asís, los Juárez, Aceijas, Figueroas, Osorios, Angulos y Villalones…

Consta igualmente por documentos de familia a que hace relación don Fernando Saavedra en su obra “Memorial de menciones genealógicas” que entre los caballeros ganadores de Estepa se contaron Lorenzo Suárez de Figueroa (distinto y anterior al maestre), su hijo don Suero de Figueroa y el maestre de Calatrava don Gonzalo Yáñez de Novoa, debiendo atribuirse a los primeros las cruces floreteadas propias de sus deudos los Azagras que se esculpieron en algunos monumentos públicos y con error se atribuyeron a las órdenes de Calatrava o Santiago. A Lorenzo Suárez y sus parientes tocaron en el repartimiento las tierras de Arraihanal y la Salada Vieja, y unas casas que reedificó sobre el muro y murallas, arruinadas al palacio y puertas de las caballerizas, a la parte de Oriente. Dichas casas se arruinaron y fueron demolidas del todo en 1670, allanándose el sitio que quedó convertido en una plaza que llamaron de las Caballerizas o del Retiro.

Es idea vulgar e infundada la de creer que, verificada la conquista de Estepa, desaparecieron como por ensalmo los moros y judíos, y quedaron únicos habitantes de ella los cristianos. Mudanzas tan radicales y absolutas, si pueden concebirse por la inteligencia, rara vez acontecen en la vida. En el caso que nos ocupa no se negó la ley ordinaria y general: moros y judíos continuaron poblando nuestra Estepa, bien que los segundos, en aquel tiempo, así vivían en las poblaciones musulmanas como en las de sus enemigos los cristianos.”


Antonio Aguilar y Cano
Memorial Ostipense, 1886

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