5/8/09

SAN CRISTÓBAL

Ofero o Reprobus era un gigante cananeo que medía 2.5 metros y poseía una fortaleza tremenda. Era similar a un gigante o un ogro. Él se consideraba tan fuerte que decía que solo serviría al ser más poderoso señor del mundo. Salió pues en busca de su amo.

Al salir en busca de su poderoso amo oyó que había un monarca tan poderoso que su sola mención hacía estremecer a a las personas y pensó él entonces; "A este amo habré de servir". Lo encontró y se convirtió en su más poderoso servidor, este rey era malvado y despiadado, una persona que imponía su voluntad con puño de hierro. Sin embargo un día Ofero lo vio temblando de miedo y le preguntó cual era el motivo y el rey dijo que tenía su alma vendida al Demonio y que le temía al infernal ser. Entonces dijo Ofero: "Si le temes al Demonio, él es más poderoso que tú, habré de servirle a él".

Decide el gigante ponerse al servicio del diablo, el verdadero príncipe del mundo y buscó a un brujo para que se lo presentara. El brujo accedió a cambio de algunos favores de Ofero y emprendieron la búsqueda a caballo, en el camino el brujo evadió una cruz de piedra temblando de miedo. Ofero le reclamó ese miedo a algo tan simple como una cruz. El brujo le dijo: "...temo a quien murió en la cruz", a Jesucristo.
El gigante preguntó al hechicero que si el tal demonio temía también a ese tal Jesús y el brujo le dijo que el diablo tiembla con la sola mención de la cruz donde murió Cristo. Entonces Ofero decide servir a tan poderoso personaje que aún después de muerto hace que el Príncipe de las Tinieblas tiemble de miedo.

Ofero se dedica a buscar a su nuevo amo, al que aunque no conoce ya ha jurado ser su más bravo y sanguinario guerrero. Empieza a vagar y a preguntar a todas las personas que como podría servir a Jesús y nadie es capaz de contestarle, hasta que un ermitaño le dice: "Aquí al lado hay un río donde suelen morir muchos de los que intentan atravesarlo. Tienes una estatura y fuerza descomunal, perfectamente podrás pasarlos de orilla a orilla sobre tus hombros. Y efectivamente, comenzó a pasar viajeros apoyado en una vara gruesa y resistente. Ahí encontrarás a la persona que te dará la respuesta correcta." Y Ofero se convirtió en porteador.

Antes había muy pocos puentes y era un problema atravesar los ríos, uno de los oficios de entonces era el de porteador: por una remuneración hombres corpulentos pasaban a las personas de una orilla a otra de los ríos. Ese era el oficio de san Cristóbal. Era tan buena persona que no negaba a nadie el servicio aunque no le pudiera pagar.

Ofero empezó a cruzar a la gente por el río preguntando que donde y como podría servir a Jesús pero nadie le daba una respuesta correcta. Hasta que un día cruza la corriente cargando a un niño a quien ni siquiera le toma la molestia de preguntarle; ¿qué va a saber aquella frágil criatura? A mitad del camino se hace pesado como un costal de plomo, después pesa como si cargara el mundo entero, insoportable, y sólo a costa de enormes esfuerzos consigue llegar a la orilla.

Le pregunta Ofero al pequeño: "¿Quién eres, niño, que me pesabas tanto que parecía que transportaba el mundo entero?" y el niño con claridad: "Tenéis razón, peso más que el mundo entero, pues sobre mis hombros cargó con los pecados del mundo. Yo soy Cristo. Me buscabas y me has encontrado. Desde ahora te llamareis Cristóforo, Cristóbal, el portador de Cristo. Al ayudar a cualquiera a cruzar el río, me estaréis ayudando a mí." Dijo también el niño a Cristóforo: "Fija en la tierra ese árido tronco que te sirve de báculo, que mañana lo verás, no sólo florido, sino coronado de frutos". En efecto, a la mañana siguiente la estaca seca plantada en el suelo se había trocado en esbelta palmera, con incontables frutos.

Cristóbal fue bautizado y empezó a evangelizar sobre todo en Samos en compañía de su gran bastón y fue un predicador elocuente. Decio ordenó perseguir a los cristianos y ofrecerlo como sacrificio a sus dioses paganos. Dagón que fue prefecto de Licia cumplió con el encargo del Emperador, profanó iglesias y casas de cristianos. Inmediatamente fue detenido y martirizado.

El culto a San Cristóbal de Licia es de origen oriental, llegando a Occidente después del siglo V, de Constantinopla llegó a Sicilia y de allí a Europa Occidental. Durante la Edad Media fue los Santos más venerados, en su honor se hicieron templos y monasterios, tanto en oriente como en occidente. Antiguamente se colocaba una capilla dedicada a San Cristóbal en la entrada de los templos para que los viajeros que entraran a rezar pudieran dedicarle una oración a San Cristóbal para que los protegiera en su viaje.
La fiesta de san Cristóbal en occidente se celebra el 25 de julio y en oriente el 9 de mayo. Aunque en la tradición hispana se celebra el 10 de julio (de acuerdo con la tradición mozárabe) para dejar libre el festejo a Santiago Apóstol.

San Cristóbal fue venerado como uno de los Catorce Santos Auxiliadores y santo patrono de los transportistas y de los viajeros. Se presume que las reliquias del santo podrían estar en la catedral de Morelia, México, como obsequio de la Santa Sede por la inauguración de la diócesis en el siglo XVI

En febrero de 1969, Paulo VI ordenó revisar el calendario litúrgico para suprimir a los santos de cuya existencia no hubiese pruebas (lo cual no quiere decir que los "descanonice", si no simplemente que no es obligatorio celebrarlos). San Cristóbal fue eliminado del santoral, aunque se mantuvo el derecho a su representación iconográfica y veneración por razones históricas.