21/3/09

NTRO. PADRE JESÚS NAZARENO VISITA EL CONVENTO DE SANTA CLARA DE JESÚS

La Hermandad y Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores cada año, tras la fraternal comida que celebran el Domingo de Resurrección, visita el Convento de Santa Clara y le lleva un obsequio en metálico que los hermanos recaudan en dicha comida. Desde hace varios años las Hermanas de Santa Clara, conocidas cariñosamente en Estepa como “las monjas”, en ese día les venían pidiendo, sobre todo las estepeñas, que les llevaran a Ntro. Padre Jesús ya que muchas de ellas son de avanzada edad y temían no volver a verlo en el Convento. Algunos en la hermandad empezaron a vislumbrar la posibilidad de complacerlas, y lo cierto es que el Hermano Mayor pensó que sería bueno darles esa alegría. Se estudió la idea en Cabildo y por unanimidad se acordó aprobarla en 1995.

Hay que recordar que con anterioridad a 1953 la Hermandad realizaba su estación de penitencia en la mañana del Viernes Santo y subía hasta el cerro de San Cristóbal visitando el convento de Santa Clara.



Cuando se distribuyeron las convocatorias anunciándolo, la noticia corrió por Estepa como la pólvora, de boca en boca se comentaba que Jesús iba a subir a “las Monjas” y todos se prometían ir a acompañarlo.

El viernes día 23 de Junio de 1995, al cabo de 42 años, nuestra Bendita imagen, en el trono en que procesionaba en el siglo XIX, que hace resaltar su figura, ornado de lirios morados, como siempre lo estuvo, y a hombros de sus hermanos, salía de la iglesia parroquial de San Sebastian por la Puerta del Perdón y se dirigía a la Calle Cuesta para subir por el carril de Santa María a las monjas. Ya en la calle fueron los Hermanos Mayores de las hermandades de Estepa los que quisieron primero echar sobre sus hombros tan preciada carga. La Cruz Parroquial abría el cortejo, que componían hermanos con cirios y en silencio. El pueblo se apiñaba en derredor y en cada calle donde jóvenes y menos jóvenes se turnaban en llevar a Jesús.

Al llegar a la Calle Cuesta la emoción es indescriptible. Las casa engalanadas abrían sus puertas y las lágrimas afloraban a los ojos de sus vecinos que rememoraban los viejos tiempos cuando Ntro. Padre Jesús Nazareno pasaba por sus calles en la mañana del Viernes Santo. Estepeños venidos de fuera se agolpaban en los barrancos de la Calle Cuesta para verlo subir. De nuevo cobraba actualidad el viejo refrán estepeño: “En la Cuesta nos veremos”. Este dicho se decía en Estepa porque todo el pueblo se reunía en la calle Cuesta para ver a Ntro. Padre Jesús Nazareno.




Cuando Jesús llega a las Monjas, lo reciben llenas de alegría, cantando. Cuando se despeja la iglesia y se quedan a sola con El, lo miran de cerca, besan sus pies, lloran y pasan la noche entera en vigilia rezando, pidiendo por toda Estepa, por todo el mundo. La felicidad de las hermanas fue enorme. Hasta el extremo de que en la Solemne Eucaristía que celebramos el sábado, al agradecer a la Hermandad la deferencia habida con ellas, manifiestan que las monjas estepeñas dijeron como el anciano Simeón: “Ya podemos morir tranquilas porque de nuevo hemos visto a nuestro Señor”.

Las hermanas de Santa Clara despidieron al Señor igual que lo recibieron, cantando y llenas de alegría. Y el retorno fue igualmente multitudinario. Ya no hay posibilidad de guardar filas y Estepa entera lo acompañó, carril abajo, cantando el “Perdona a tu pueblo Señor”, demostrando una vez más la inmensa devoción que le profesa a Ntro. Padre Jesús.