3/3/20

EL SANTO CRISTO RECUPERA UNA ESTAMPA ANTIGUA


El Santo Cristo Amarrado a la Columna recupera para los cultos de cuaresma una estampa de principios del siglo XIX con la recuperación del lienzo pureza de 1861, realizado en tul con hojilla de plata, encajes y tachuelas del mismo material. La visión decimonónica de la talla se complementa con las potencias del siglo XIX y el cordón de la misma época. Se recupera así la imagen que pudo tener el Santo Cristo desde su hechura a mediados del siglo XVIII por el escultor antequerano Andrés de Carvajal y Campos hasta comienzos del siglo XX, cuando se prefirió mostrar el paño de pureza que tiene tallado en lugar del paño de tela.

La costumbre de revestir imágenes que se habían concebido con los vestidos también tallados se dio principalmente en el siglo XVIII, siendo muchas de ellas mutiladas para poderse llevar a cabo este revestimiento, como ocurrió con el Nazareno de la Hermandad de las Penas de Sevilla. En el caso del revestimiento del Santo Cristo se trató simplemente de una superposición, por lo que la talla permanecía intacta. Así sucedía con el Cristo de Burgos de Sevilla y sucede con el Señor de la Columna de Málaga o con el Atado a la Columna, también de Andrés de Carvajal, de Antequera.

El paño de pureza, también conocido como perizonium, linteus o lienzo de pureza, es una pieza de tela a modo de falda que se le coloca a Jesús para ocultar, por pudor, su desnudez. No se debe confundir con el sudario, que es el lienzo de tela con el que se descendió el cuerpo de Cristo de la cruz y se envolvió para su traslado al sepulcro, aunque algunos consideran que se trata de una misma cosa.

En los evangelios canónicos no se menciona, pero sí en los apócrifos, en el Evangelio de Nicodemo (10:1), donde, al narrarse la escena del expolio (cuando es despojado de sus vestidos –la túnica inconsútil que sí está reflejada en los canónicos– ), se dice: «Y Jesús salió del Pretorio y los dos ladrones con él. Y cuando llegó al lugar que se llama Gólgota, los soldados lo desnudaron de sus vestiduras y le ciñeron un lienzo, y pusieron sobre su cabeza una corona de espinas y colocaron una caña en sus manos. Y crucificaron igualmente a los dos ladrones a sus lados, Dimas a su derecha y Gestas a su izquierda». Fuera crucificado o no con el paño de pureza, la tradición cristiana ha representado siempre a Jesús con este paño ceñido a la cintura y así figura en nuestros pasos. Según la tradición, la verdadera reliquia del perizonium se conserva en la catedral de Aquisgrán.

La Hermandad de Paz y Caridad ha querido recuperar para la cuaresma de 2020 esta estampa del Santo Cristo que se puede contemplar en las fotografías antiguas y que, sin duda, muchos estepeños habrán visto por primera vez.