25/3/17

LA ENTREGA DE LLAVES A SAN PEDRO, UNA ALEGORÍA EN ESTEPA

San Pedro forma parte del grupo de los discípulos más allegados a Cristo. Era pescador, también es llamado en ocasiones Simón y es hermano de Andrés. Según podemos leer en los evangelios, fue llamado por Jesús a orillas del lago Tiberíades, en el episodio de la pesca milagrosa. Jesús le indicará que su nombre es Pedro que significa piedra y sobre él edificará su Iglesia. Está presente en episodios tan importantes de la "Pasión", como los referentes a la oración en el huerto de los olivos y en el prendimiento Según la tradición apócrifa es durante este incidente cuando se dirige hacia un soldado llamado Malco y de un tajo con la espada le corta una oreja, oreja que más tarde sana Jesús. Luego procede a negar por tres veces a Cristo. Su reacción inmediata será retirarse a llorar, lo que muestra la importancia de la confesión y la oración que será muy estimada por la contrarreforma. Fue apresado por Herodes Agripa y recluido en Roma en la cárcel Mamertina, de donde fue liberado por un ángel. Su muerte tuvo lugar en Roma, lugar en el que durante la persecución de Nerón fue crucificado cabeza abajo, por no creerse digno de hacerlo en la misma posición que Cristo.

San Pedro se representa con un anciano con barba y pelo cano que viste túnica azul y manto ocre. Se representa retirándose a llorar tras su negación, en el momento de su liberación de la cárcel, en el encuentro del Quo vadis domine? y en el momento de su crucifixión cabeza abajo. Como atributos se reconoce la barca, los peces y las redes de su oficio, el gallo del pasaje de la negación, las cadenas de las que fue liberado, la cruz de triple travesaño de su dignidad papal y las llaves, que aluden al episodio del evangelio de San Mateo: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo" (16, 13-20). Jesús fundó la Iglesia universal sobre San Pedro y a él le confió la tarea de “cuidar del rebaño y apacentar las ovejas”, y le dio suprema autoridad en la Iglesia universal de Cristo. En el evangelio de San Mateo, San Lucas, San Juan y en el libro de los Hechos de los Apóstoles se hace referencia a las llaves y a la transferencia de poderes entre los sucesores de San Pedro.

Emblema de la Santa Sede
Las llaves o clavis que Jesús dio a San Pedro son el signo de su supremacía sobre los demás discípulos y apóstoles. Las llaves se representan de oro y de plata como símbolo del poder de atar y desatar, el poder de la absolución de los pecados en la dorada y el de excomulgar en la plateada. San Pedro, como Guardián de las Puertas del Cielo, guarda las llaves que dan acceso a la vida eterna y deniega ese acceso a las almas que no son dignas de atravesar esa puerta. Las llaves, en ese sentido, son símbolo de la función que realiza la Iglesia fundada por Cristo y continuada por San Pedro y sus sucesores, para ayudar a las almas a alcanzar la vida eterna. Las llaves cruzadas aparecen en el escudo de armas del papa, de la Santa Sede y de la Ciudad del Vaticano como símbolo de la autoridad papal: "He aquí que él Pedro recibió las llaves del reino de los Cielos, se le ha dado el poder de atar y desatar, el cuidado de la Iglesia entera y su gobierno se le da a él".

La Hermandad de San Pedro de Estepa fue refundada el 3 de mayo de 1953 en torno a la imagen de San Pedro Apóstol que se conservaba en la capilla de los Dolores de la Iglesia de la Asunción. La imagen representa a Pedro en actitud implorante de arrepentimiento por haber negado a Jesús tres veces, y bajo el sincero arrepentimiento en la confesión de los pecados para obtener el perdón fue fundada la antigua Hermandad de las Lágrimas de San Pedro en 1674.

La nueva generación de hermanos de San Pedro decidió dar un giro a la representación del paso de San Pedro Apóstol para el Martes Santo estepeño. En 1954 el Apóstol salió con un olivo y en 1955 la imagen fue acompañada por dos grandes columnas que formaban un portal realizadas por el hermano mayordomo D. Antonio Fernández Gamito. En estas primeras procesiones de los años 50 la hermandad se decantó al menos en una ocasión por una representación cercana casi a la alegoría, es decir, a la representación simbólica de ideas abstractas por medio de figuras, grupos de éstas o atributos, tan del gusto del barroco por transmitir el mensaje de una manera teatralizada y didáctica. En Sevilla hasta diez corporaciones llegaron a sacar pasos de este tipo en el siglo dieciocho y a pesar de diversos altibajos durante los tres siglos siguientes, se han mantenido varios pasos de esta tipología, entre ellos el Triunfo de la Santa Cruz o el Sagrado Decreto. Fue a mediados del siglo XX cuando los hermanos de San Pedro acogieron la idea de representar la potestad del Apóstol San Pedro a través de la creación alegórica de la entrega de las llaves con su imagen titular. San Pedro recibía las llaves a través de un ángel que se las ofrecía apoyado en una nube o en un olivo, pudiendo tratarse de la salida procesional del año 1954. Curiosamente San Pedro se hacía acompañar también en el paso alegórico por el gallo, con cuyo canto anunciaba cada una de las negaciones del apóstol y cuya figura se ha mantenido en todos estos años sobre el paso. La figura del gallo ha estado tan unido a la Hermandad de San Pedro que en los primeros años de la celebración de los cultos cuaresmales los sacerdotes contratados para la predicación eran agasajados con gallos por su labor.



Esta representación se alejaba de la iconografía más común de la entrega de las llaves a San Pedro en la que aparece Jesucristo Resucitado. Las llaves aparecieron por primera vez en un mosaico del siglo V. La escena de la entrega de las llaves se reflejó en un relieve escultórico de mármol en estilo stiacciato de Donatello en 1430 y la reflejó Perugino en una de las paredes laterales de la Capilla Sixtina en 1481, en donde Jesús aparece entregando las llaves a San Pedro arrodillado entre edificios y arboledas que representan el paradigma del Renacimiento en cuanto al orden espacial de la perspectiva. Rafael Sanzio pinta en 1514 también para la Capilla Sixtina la escena en las que San Pedro se arrodilla ante Cristo resucitado y acompañado de los apóstoles para recibir las llaves mientras que Cristo señala un simbólico rebaño de ovejas que el primer primado debe cuidar.

Donatello. 1430

Perugino. 1481

Rafael Sanzio. 1514
La Hermandad estepeña retomó un año después, en 1955, la representación del arrepentimiento de San Pedro Apóstol, iconografía fundacional de la cofradía del siglo XVII que se ha mantenido hasta nuestros días.