21/12/16

LOS DULCES DE ESTEPA EN EL ARCHIVO DEL CONVENTO DE SANTA CLARA



Las primeras referencias históricas del dulce de Estepa tienen lugar en el siglo XVI, concretamente en 1559, en distintos documentos de venta. La miel y la mermelada de la localidad eran apreciadas por todos aquellos que las conocían. De hecho, algunos predicadores de la época que iban a oficiar misas al municipio pedían que se les pagase “en género”, recibiendo tras la función religiosa tarros de miel. Se puede comprobar por tanto que ya, existía esa relación tan peculiar entre la localidad y los alimentos dulces.


Igualmente ya en los antiguos recetarios de repostería estepeña se aludía también a los “alajúes”, dulces que fabricaban los árabes, moriscos y mudéjares, y que no eran más que turrones hechos con miel y almendras u otros frutos secos como avellanas, piñones, nueces o ajonjolí. Otros dulces de origen árabe eran los alfajores, que se encontraban principalmente en las zonas moriscas. En el Archivo de Protocolos Notariales de la Villa de Estepa, varias escrituras del s. XVIII mencionan a antiguos turroneros e incluso se le llamaba a una de sus calles como calle “Turroneros” por la presencia de estos negocios en ella, hoy renombrada como calle de Aguilar y Cano en honor del historiador y escritor del siglo XIX. La producción del turrón estepeño se realizaba para la festividad del Corpus Christi, en la que las familias estepeñas se esforzaban por llevar este dulce a sus casas.

También aparecen en los inventarios antiguos numerosas referencias a las chocolateras. El gremio de pasteleros aparece ya en el siglo XVI cuando un pastelero de la localidad firmó en transacción que se hizo de pagos a D. Marco Centurión y Oltremarino, primer Marqués de Estepa (1543-1565) y banquero genovés. Sería su nieto Adán Centurión, tercero en ostentar este título (1625-1658) y primero en residir en Estepa, de carácter humanista, quien se interesó por las novedades que llegaban del Nuevo Mundo, y entre ellas, el cacao y la bebida obtenida de él. Otra casa señorial de la villa, la del Marqués de Cerverales, conserva en sus inventarios referencias a una partida de chocolates en el siglo XVII. Fue el Convento de Santa Clara de Jesús el que se dedicó a su elaboración y a suministrarlo a las casas señoriales. En el archivo del convento se encuentran en sus libros de cuentas de mediados del siglo XVII continuas compras de cacao para elaboraciones con las que obsequiaban a los marqueses de Estepa cuando se encontraban en Madrid y posiblemente a otros benefactores, pues las cantidades que presentaban superaban con creces las que podían consumir sus monjas. También aparecen partidas para pagar al chocolatero que iba al convento a elaborarlo. A lo largo del siglo XIX existen numerosos chocolateros y comerciantes de cacao en la localidad y en el siglo XX sería cuando surgieron varias fábricas chocolateras como la fábrica de Rafael Jiménez en el llamado palacio del Marqués del Oro o la fábrica de la familia Toro. Incluso las Hermanas de la Cruz elaboraron su propio chocolate en 1931 bajo la marca “Ntra. Sra. de los Remedios”.

El gremio de pasteleros y confiteros de Estepa aparece también en las respuestas generales del catastro de Ensenada donde se menciona en 1751 un pastelero que adquiere 1.460 reales anuales, dos maestros chocolateros que adquieren cinco reales al día y dos oficiales chocolateros a tres reales, un confitero que adquiere cinco reales y un maestro confitero que adquiere 500 reales de vellón al año. En 1765 se hace referencia a la venta de una tienda de confitero, Juan de Villaverde y Pagés. En 1766 se mencionan los bienes obtenidos por la viuda de Juan Gómez del Castillo con el tráfico de chocolate, higos y telas. En 1767 y 1787 se menciona un lugar llamado la Cruz del Pastelero, en el camino que va hacia la Fuente de Santiago y el camino de Lora.


Las recetas de dulces también llegaron a las cocinas del Convento de Santa Clara hace más de 400 años y eso es decir casi desde la fundación del convento en 1599. En sus archivos documentales ya hemos visto cómo llegaron a contratar a confiteros que elaboraban dulces con cacao traído desde Caracas para atender la demanda que les llegaba desde Sevilla o Madrid. De 1780 se conserva un documento en el que dan poder a su mayordomo Juan Borrego Polinario para que reciba en Cádiz un cargamento de azúcar, fanegas de cacao y libras de canela para el gasto del convento.

De gran interés es, además, un recetario del convento que se trata de una copia decimonónica de un original anterior imposible de datar. Junto a recetas de riñones en salsa de cebolla, de rollos a lo mejicano o de la pepitoria de ave, aparece la receta del mantecate. Según el manuscrito, la receta sería de la siguiente forma: “Receta del mantecate: a una libra de aceite o manteca que tenga el gusto quitado, una onza de chocolate, raspadura de limón, una libra de azúcar y harina la que necesite. Resecar la harina y azúcar y hacer como buñuelos que el comensal tomará fríos”. Esta receta fue copiada por Don Diego C en 1702 y entregada a Dña Isabel Arias Dávila, esposa de Luis Centurión y Centurión, V Marqués de Estepa (1685-1728).

No sólo es significativa la receta en sí sino también el término usado de “mantecate”. Este vocablo lo podemos encontrar en los diarios de Cristóbal Colón sobre el Nuevo Mundo, donde aparece este alimento como uno de los productos con los que el navegante prepara una comida a sus hombres por la llegada de la Navidad: “Los hombres se aprestan a realizar con los restos de la Santa María un fuerte para pasar el invierno al que llamaremos Fuerte de Navidad si Dios quiere. Me place sobremanera su coraje y trabajo…, por lo que pienso prepararles un banquete de viandas del lugar. Los indígenas de la isla toman productos sencillos como ensaladitas de tomate, buenos guisos que llaman jalapeños y unos panecillos a los que le dicen mantecates, dulces pero de los que no se debe abusar. Veré como organizarles con ellos un buen festín para celebrar la venida del Altísimo”.

Es difícil sostener la hipótesis de que este “mantecate” precolombino tenga analogías con el actual mantecado e incluso con la receta que se conserva en el convento de Santa Clara, desde que aparecen ingredientes como el limón, de origen asiático, o el azúcar, de origen indio, no conocidos por tanto en el Nuevo Mundo. Los que defienden esta hipótesis sostienen que el escribano de la receta, Diego C, no era otro que Don Diego Colón, descendiente directo de Cristóbal Colón, y que pudo transmitir la receta familiar a la marquesa. En cualquier caso que se defienda este origen, la receta hubiera sido bastante modificada con la inclusión de nuevos ingredientes hasta que Diego C la dejara por escrito. De toda esta historia, lo que si se puede asegurar es que Diego C escribió para la marquesa una receta de un dulce llamado “mantecate”, con similitudes con el actual mantecado. Llama la atención especialmente tanto en el diario de Cristóbal Colón como en la receta de convento estepeño el término “mantecate”, que si se entiende como derivado de “manteca” sería una palabra de origen indoeuropeo que significa “mezcla de crema agria”, pero si se atiende a la voz amerindia “matxelcatel” designaría a un alimento pesado.

La receta del “mantecate” que se conserva en el Convento de Santa Clara desde 1702 sí se puede considerar como una referencia a la elaboración de mantecados a través de una receta antigua, con la presencia de la manteca, la harina y el azúcar como elementos principales. Las clarisas añadirían a esta receta otros ingredientes como la canela, que junto al azúcar, la harina y a la manteca de cerdo, son la base tanto del mantecado como del polvorón. Aunque hay que señalar que este último lleva también clavo, matalahúva, ajonjolí molido tostado y almendra.

(Antigua cocina y horno del Convento de Santa Clara)

En este momento nos podemos plantear qué fue lo que les llevó a las clarisas estepeñas a realizar estos productos, y para ello es necesario conocer la villa de Estepa del siglo XVIII. En aquellos tiempos existía una notable cabaña de animal porcino, derivado de la gran cantidad de encinas que contenía la zona y comarca de Estepa. Con la disminución de las encinas, el terreno pasó a ser de cereal, y actualmente regenerado con el árbol de acebuche y olivos. Consecuentemente, se propiciaba un excedente de manteca de cerdo y cereales que se daba en la zona de Andalucía central, como Estepa, Antequera y Écija. El Convento de Santa Clara poseía terrenos de cuya gestión recibía sus beneficios y podía recibir la manteca y otras partes del cerdo como limosna. Desde que la manteca es un producto que se pone rancio y la necesidad de consumirlo antes de cuaresma, pudo llevar a las clarisas a sustituirlo por el aceite en la producción de dulces. En esta época elaboraban tortas de manteca y dulces de cereal y manteca, tomando como referencia la receta de 1702 y cuyo resultado podía parecerse a nuestro mantecado.

En la historia del mantecado una personalidad importante a tener en cuenta fue Doña Filomena Micaela Ruiz Téllez, “La Colchona”, que así se apodaba, quien a mediados del siglo XIX se encargaba de hacer las matanzas de los cerdos de las grandes familias estepeñas y con la manteca sobrante hizo un dulce al que denominaba “mantecate”, pero tenía muy poca durabilidad y se endurecía muy pronto. Para evitar eso, a Micaela se le ocurrió resecar la harina dándole calor, quitándole la humedad. Así consiguió que el mantecado se quede prieto por fuera y se conserve siempre tierno, dotándolo de una mayor durabilidad y resistiendo mejor el transporte y almacenaje. Su marido, que trabajaba como “cosario” por el 1855, decidió llevarse los mantecados para venderlos por el camino a Córdoba, iniciando así la comercialización de los productos y abriendo posteriormente un obrador de confitería que aún se puede visitar en calle Santa Ana.

Viendo el éxito de “La Colchona”, las demás confiterías de Estepa, en aquella época más de un centenar desde que era frecuente la elaboración casera de los mantecados en todas las casas de la localidad, se lanzaron a dar a conocer su producción fuera del pueblo. Muchas confiterías llegaron a convertirse en fábricas de renombre en la localidad, iniciadas por estas familias que elaboraban los mantecados en sus casas. Otras confiterías cerraron sus negocios o se unieron a otras empresas que acogieron sus marcas. Las confiterías llevaban nombres de aspectos culturales de la época como La Ponderosa o Bonanza, el nombre o el apodo de la familia como Gamito, Fuentes o E.Moreno, o se acogían a la tradición religiosa de la localidad para nombrarlas, como La Biblia, La Vicaría, San Jerónimo, Santa Clara o El Mesías. También existieron fábricas como Ntra. Sra. del Carmen, Santo Cristo Amarrado a la Columna, San Francisco de Asís o Ntra. Sra de la Asunción, entre otras, dedicadas a las principales devociones del pueblo.


En la actualidad hay 23 empresas en total dedicadas en exclusiva a la fabricación del mantecado de Estepa, de las que 19 se encuentran amparadas por las denominaciones de calidad del Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) “Mantecados y Polvorones de Estepa”.

En el Convento de Santa Clara de Jesús el trabajo se ha convertido ya en un aspecto más de la vida claustral y en medio de sustento para poder mantener su casa. Desde 1900 la realización de dulces se unía a otras labores como los bordados en escapularios, flores de tela y lavado y planchado de ropa eclesiástica de la comarca, fabricación de hostias también para la comarca y cuidado de plantas que vendían en macetas. La exclusividad laboral de hacer dulces comenzó en 1971, cuando intercambiaron recetas con las Jerónimas de Constantina y recibieron un recetario de 1852 donado por la familia estepeña de Sor Consuelo de Jesús Jiménez. A los históricos mantecados del convento, se unen dulces como tocinos de cielo, crucetas, bienmesabe o cuajadas, que bien merecen la visita al antiguo torno de su convento, y tras el toque de la campana, escuchar la bienvenida con el “Avemaría Purísima”.


Fuente y artículos relacionados:
-El mantecado de Estepa: así fue, es y será el producto estrella de las Navidades. I. Guillén Cano. ABCdeSevilla. 2016
-El origen del mantecado de Estepa, entre la leyenda y la historia. Agencia EFE. 2016
-Página web del IGP Mantecados y Polvorones de Estepa
-Historia y tradición. IGP Mantecados y Polvorones de Estepa
-Origen e historia. Historia del mantecado de Estepa, El zoom del poeta. 2010
-Turrones en Estepa. Historia del mantecado de Estepa, El zoom del poeta. 2010
-Chocolate en Estepa. Historia del mantecado de Estepa, El zoom del poeta. 2010
-Marcas que han existido del mantecado de Estepa. Historia del mantecado de Estepa, El zoom del poeta. 2010
-Guía de Mantecados y polvorones de Estepa. Turismo de la provincia. Diputación de Sevilla. 2015
-Semblanzas estepeñas. A. Rivero Ruiz. Ayto. de Estepa, 1994
-Los orígenes de la repostería estepeña desvelados: Colón trajo la receta del "mantecate" desde América a Estepa. J. R. Ballesteros. Revista de la Feria de Estepa de 2003.
-El Tío del Bigote y sus colegas. A. Rivero Ruiz. Revista de Feria de Estepa. 2011
-Página web del Convento de Santa Clara de Jesús de Estepa
-1780: Azúcar, cacao y canela para Santa Clara de Estepa. Historia de Estepa. E. Díaz Fernández. 2013
-Repostería dieciochesca en Estepa (Cruz del Pastelero). Historia de Estepa. E. Díaz Fernández. 2013
-Los dulces navideños estepeños de Santa Clara. G. Gamito. ABCdesevilla. 2017
-El mantecado, el polvorón y su navideña historia. A. Vega. El Comidista. El País. 2017

17/12/16

UNA OBRA DE LA ROLDANA EN ESTEPA.

En el año 2011, la Asociación Sevilla de Cronistas e Investigadores Locales (ASCIL) organizó la octava edición de las Jornadas de Historia de la Provincia de Sevilla los días 25 y 26 de marzo en los municipios de Herrera, Lora de Estepa, La Roda de Andalucía y Estepa, con una amplia temática que giró en torno a la historia, la cultura y el patrimonio de la comarca de la Sierra Sur, durante los siglos XIX y XX.

En un trabajo realizado en colaboración entre José Luis Romero Torres y Ezequiel Díaz Fernández sobre el “Patrimonio cultural y artístico en la Sierra Sur en los siglos XIX y XX” se trataron innumerables esculturas, pinturas y bienes inmuebles, citando sus autores constatados o la hipótesis sobre su autoría, resultando especialmente interesante la identificación de las distintas obras artísticas que se perdieron, así como la reubicación de retablos y otros bienes religiosos en distintas localizaciones de la provincia.

Una de estas obras fue el San Francisco de Asís de la capilla bautismal de la parroquia de Santa María la Mayor de Estepa, que se vinculó con la insigne escultura Luisa Ignacia Roldán Villavicencio (1652-1706). La talla franciscana ostipense refleja las características del estilo artístico del periodo sevillano de La Roldana, fechándose entre 1671 y 1685. La policromía de la imagen no es la original. Pudo llegar a Estepa a finales del siglo XIX procedente de Sevilla.



(Fotos: Eduardo Albarran-Xericiense).

Luisa Ignacia Roldán Villavicencio nació el 8 de septiembre de 1652 en Sevilla, conocida popularmente como La Roldana, fue la primera escultora española registrada. Su padre, Pedro Roldán, había emigrado desde Granada en 1647 y tenía un próspero negocio de tallas religiosas. En el taller familiar aprendieron y trabajaron todos los hijos de Pedro y su esposa, Teresa de Jesús Mena Ortega y Villavicencio. Pero mientras los hermanos de Luisa seguían los pasos de su padre, sus hijas se dedicaban a la parte más delicada de las obras: dorar, estofar y todas aquellas tareas consideradas “femeninas”. Pero ella pronto se decantó por imitar a su padre y sus hermanos diseñando y tallando sus propias esculturas, realizando numerosos proyectos que llegaban al taller y pronto su fama empezó a crecer. En 1671 Luisa consiguió casarse con un trabajador del taller, Luis Antonio Navarro de los Arcos a pesar de la oposición de su padre, y con el matrimonio consiguió también la independencia profesional, encargándose del tallado de los encargos y su marido de la policromía. Después de una etapa de aprendizaje y primeras obras realizadas en Sevilla, en 1686 se trasladó a Cádiz para realizar diversos trabajos encargados por el cabildo municipal y el catedralicio. Después de dos años de estancia en esa capital andaluza viajó a Madrid donde trabajó como escultora de cámara para los monarcas Carlos II y Felipe V hasta su fallecimiento el 10 de enero de 1706.

Su escultura fue de temática religiosa, siguiendo las directrices del Concilio de Trento de humanizar el arte de las imágenes, para poner la religión más cercana al pueblo. Realizó esculturas de tamaño natural para procesionar, en madera o de barro cocido con policromía y muchas de ellas de las llamadas «de candelero» o para vestir, así como también otras de pequeños grupos de devoción para particulares y conventos, con gran movimiento y expresividad con plenas características del arte barroco. Ejecutó numerosos belenes en terracota de estilo italiano, inclinándose más por los que formaban una escena de la Natividad como grupo escultórico unido.

Artículos mencionados y obras de consulta:
-El patrimonio artístico de la Sierra Sur en los siglos XIX y XX. J.L. Romero Torres y E.A. Díaz Fernández. Actas de las VIII Jornadas de Historia sobre la Provincia de Sevilla. ASCIL. 2011
-Mujeres en la historia: La escultora,  Luisa Roldán (1652-1706). S. Ferrer Valero. 2011
-Luisa Roldán. Blog Historia del Arte. D. Gutiérrez Pulido. 2012-2015
-Luisa Roldán (Wikipedia)
-Luisa Roldán: la gran mujer artista del barroco español. CromaCultura. N.G.Barriuso. 2015
-Luisa Roldán: la sevillana rebelde. A. Rodríguez. El Correo de Andalucía. 2016
-Mujeres en la historia: Luisa Ignacia Roldán. RTVE (vídeo). 2009
-Semblanzas. Luisa Ignacia Roldán. La Hornacina.
-Desmontando a la Roldana y descubriendo a Luisa Roldán. José León. El Palquillo. 2016
-Andalucía Barroca 2007. Galería de “La Roldana” (I) – La Hornacina
-Andalucía Barroca 2007. Galería de “La Roldana” (II) – La Hornacina
-Andalucía Barroca 2007. Galería de “La Roldana” (III) – La Hornacina
-Andalucía Barroca 2007. Álbum de la Exposición “La Roldana” – La Hornacina
-Andalucía Barroca 2007. Algunas obras ausentes en la muestra de la Roldana en Sevilla – La Hornacina
-Más artículos sobre Luisa Roldán en La Hornacina y Dialnet.

11/12/16

UNA INQUISICIÓN ENTRE VIRTUDES

En el sevillano pueblo de Estepa se levanta una edificación de pleno siglo XVIII, de gran interés para el patrimonio monumental, pues es sin duda el edificio civil más relevante de la población.  Se trata del palacio del Marqués de Cerverales, recientemente restaurado y en el que destaca la portada principal sobre la antigua calle Mesones, actual Castillejos. La fachada en sí es una típica fachada corrida, dividida en dos plantas y con cuatro calles de ventanales, con cierres los superiores y coronados por frontones partidos que escoltan la citada portada. Tiene como característica su vinculación con la iglesia adyacente de la Asunción, a la que se abre un balcón con celosía, para asistir a los oficios desde la privacidad palaciega.

Portada del Palacio del Marqués de Cerverales
El edificio fue terminado hacia 1756 por el vicario don Manuel Bejarano y Fonseca que se lo legó a don Manuel Bejarano y Compañón, primer marqués de Cerverales, título otorgado por Fernando VI en 1753. La portada juega con los colores de diferentes tipos de mármol y se compone de dos columnas salomónicas con capiteles compuestos que sostienen el entablamento de amplia cornisa, sobre la que se sitúa el balcón de la segunda planta y el arranque de dos estípites compuestos que sostienen una nueva cornisa, sobre la que se alza la heráldica del propietario y saliéndose de la línea del tejado, se corona con una escultura femenina.

Pero a nosotros lo que nos interesa son los elementos animados y decorativos de la portada, y no tanto lo estructural. Así, el balcón central aparece soportado por tres elementos fantásticos tales como un salvaje en el centro y a los lados, en diagonal, un sireno y una sirena. Sobre el dintel de  la segunda planta se abre un escudo de armas pontificio y en el ático, escoltando el escudo del Vicario don Manuel Bejarano, dos leones rampantes y tenantes, casi conformando un frontón triangular. Por último, y como elemento fundamental de la portada, cinco esculturas femeninas exentas que se sitúan de dos en dos, escoltando al balcón y la heráldica familiar, en eje con las columnas salomónicas y los estípites, apeados en unos fantasiosos mascarones, mas la que se eleva por encima del alero.


Estas esculturas son fácilmente identificables a partir de sus atributos, salvo la lateral derecha del balcón como veremos más adelante. La figura más elevada es la Fe, virtud que aparece con una venda en los ojos, el cáliz en la mano izquierda y la cruz en alto en la mano derecha; atributos habituales de esta virtud tanto en España como Francia o Italia, que ve en el sacrificio de Cristo el mayor acto de Fe realizado jamás y por el que no se debe dudar. En el siguiente nivel hacia abajo, escoltando la heráldica del vicario, a la izquierda se sitúa la imagen problemática, se trata de una mujer que enarbola una espada en la mano derecha, mientras que la otra sujeta un escudo, apoyado en la rodilla, en el que campea una cruz; a la derecha la virtud expresada es la de la Justicia, con su correspondiente balanza y una supuesta espada desaparecida. En el siguiente nivel, que escolta el balcón, a la izquierda la Fortaleza con su columna truncada, mientras que a la derecha aparece una tradicional personificación de la Templanza que porta un cuenco y una jarra. indicando que vertiendo agua fría sobre la caliente se templan los ánimos y se razona mejor.

Justicia
Como vemos, en principio el programa iconográfico se haría cargo de las cuatro virtudes cardinales: Justicia, Fortaleza, Templanza y Prudencia; sobre las que se alza la virtud señera de la Fe, campeando sobre las heráldicas y sobre toda la construcción. La coronación por la Fe de arquitecturas como los tabernáculos es más que habitual en las iglesias y también era corriente en las arquitecturas efímeras realizadas para las honras fúnebres reales o las fiestas del Corpus. El problema es que la Prudencia no se representa de esa manera, sino que su atributo principal es el de tener dos rostros, algo que en pleno siglo XVIII, había pasado al desuso fortaleciéndose el otro atributo importante, el espejo en el que se refleja, en actitud introspectiva de análisis para no cometer actos impetuosos.

Fortaleza

Templanza
Por tanto ¿Quién es esa cuarta “virtud” que se nos aparece en la portada del palacio estepeño? Pues no es fácil asegurarlo pero la portada de De origine et progressu Officii Sanctae Inquisitionis,  -El origen y el progreso del Oficio de la Santa Inquisición- en su primera edición publicada en Madrid por la Imprenta Real, en 1598, ostenta el escudo de la Inquisición española que se compone de una Cruz sobre la tierra del monte de la calavera y una orla con la leyenda EXURGE DOMINE ET JUDICA CAUSAM TUAM. PSALM. 73, - Álzate, oh Dios, a defender tu causa, salmo 73-, mientras que sirven de tenantes dos figuras femeninas; una porta la rama de olivo que significa la reconciliación con los arrepentidos, mientras que la otra porta una espada en alto, símbolo del trato a los herejes, junto a la balanza de la justicia. En versiones posteriores de este escudo se suprimen las representaciones femeninas y sus atributos: espada y olivo se incluyen en el escudo escoltando la Cruz.

Posible alegoría de la Inquisición

Portada del Origen y progreso de la Santa Inquisición
De esta forma, parece que a la portada se ha sacado un emblema inquisitorial, el más beligerante, para rodearlo de virtudes de gran fuerza como son la Templanza, la Fortaleza y la Justicia; como norma general de la Inquisición de la Vicaría de Estepa que dependía del tribunal de Córdoba, y todo ello inspirado por la Fe triunfante.

Personajes fantásticos que soportan como ménsulas el balcón principal de la fachada
Otros elementos significativos nos quedan en la fachada como la del salvaje y los sirénidos que actúan de ménsulas del balcón. Son estos elementos fantasiosos símbolos de pasiones bajas o depravadas. En concreto, el salvaje se puede ver como el estado de abandono a donde puede llegar un caballero por la desidia o por caer en los vicios, en este caso por los fraudulentos cantos de sirenas que son tenidas por símbolo de las tentaciones dispuestas a lo largo del camino de la vida (navegación) para impedir la evolución del espíritu y encantarlo (Juan Eduardo Cirlot). Por otra parte, los estípites posados sobre las máscaras burlonas hacen pensar en una dedicación específica a la Virgen María o los santos mártires que triunfan sobre el engaño de los mascarones.

Detalle de uno de las máscaras que sirven de pedestal a los estípites
Tenemos pues una fachada de las postrimerías del barroco español –recordemos que en 1752, por deseo de Fernando VI, nace la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y con ella una nueva forma de entender el arte, volcada al neoclasicismo-, en la que se pueden leer con claridad todas aquellos tics de un edificio civil, mas aquellos detalles eclesiásticos derivados del oficio del propietario, en este caso el Vicario de Estepa y responsable ante el Tribunal de la Inquisición en Córdoba de toda la demarcación. Eso sí, revestido de las virtudes que en su ánimo mejor le convinieron, porque al ser clérigo, es más que probable que D. Manuel Bejarano, actuara él mismo como “Teólogo” de su propio programa iconográfico, creando casi un retablo parlante en mitad de una de las calles principales de Estepa.

Artículo realizado por José Vallejo Prieto en el blog El Grutesco. 2014

Otros artículos relacionados:
-La Vicaría de Estepa. Devociones de Estepa. 2013
-La Inquisición en Estepa. Devociones de Estepa. 2013
-Casa-Palacio del Marqués de Cerverales. Devociones de Estepa. 2013
-Fotografías antiguas: Casa-Palacio Marqués de Cerverales. Devociones de Estepa. 2013
-Restauración de la fachada de la Casa-Palacio del Marqués de Cerverales. Devociones de Estepa. 2013
-Virtudes Teologales y Cardinales. Devociones de Estepa. 2009

10/12/16

NUEVO HÁBITO BORDADO PARA NTRA. SRA. DEL CARMEN



Ntra. Sra. del Carmen ha recibido esta semana un nuevo hábito bordado a cadeneta por el estepeño D. José María Díaz Pérez. La Virgen del Carmen luce ya este nuevo conjunto en el camarín que sus devotos le levantaron en el siglo XVIII. La Virgen fue donada por Dña. Leonor Mª Centurión y Mendoza, Marquesa de Armunia y de Estepa, en 1681.

7/12/16

LA AUTORÍA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE ESTEPA



En 1740 la ermita de Ntra. Sra. de la Concepción es reedificada con la licencia que obtuvo don Juan Bautista Centurión, VII Marqués de Estepa y último por la línea recta de los Centuriones, para que se casara con una tía suya, María Luisa Centurión y Arias Dávila, dándole en penitencia que fabricara un templo, y en vista de la necesidad que en éste se sentía, acordó el marqués reedificarlo, destinando a ello los orujos turbios de todos sus molinos, y el importe de las limosnas que no se desdeñó de pedir personalmente por las calles para tan piadoso objeto. Con tales auxilios se concluyó la nueva ermita en menos de veinticinco años. Para su dedicación al culto en 1765, envió la marquesa la imagen de Ntra. Sra. de la Concepción, que según se recoge procedía de Madrid donde se habían establecido los marqueses. La misma marquesa llegó a ser su camarera, devoción que después practicaron sus sucesoras.

Ermita de la Concepción, construida en 1740

Ntra. Sra. de la Concepción es una imagen de vestir, de candelero, situada sobre una peana que representa una nube con ángeles. La Virgen fue titular de la Hermandad que se fundó en su ermita el 18 de enero de 1538, así como de la Hermandad del Rosario fundada en la segunda mitad del siglo XVIII tras la reconstrucción de la ermita y la llegada de la imagen. Con la desaparición de su ermita en la década de 1940 fue llevada a la iglesia de los Remedios, donde ocupó un pequeño camarín situado tras el retablo del presbiterio que fue dedicado al Señor de los Señores. En 1995 la Archicofradía de Paz y Caridad se hizo cargo de la imagen pasando a ser su titular como “la Pura y Limpia Concepción de María Santísima”, conocida popularmente en Estepa como la Inmaculada Concepción. En 2004, cumpliéndose el 150 aniversario del Dogma de la Inmaculada Concepción, la hermandad decidió recuperar la procesión de Nuestra Señora en la mañana del 8 de diciembre. La imagen ocupa actualmente la hornacina del retablo de la capilla Sacramental de la Iglesia de los Remedios.



La imagen se ha atribuido a Juan de Astorga desde que Manuel Páez, sacristán de los Remedios, encontró la inscripción ‘Hizome Huan de Astorga’ en la peana de la imagen. En realidad, la inscripción se encuentra en la planta del pie con la leyenda 'Astorga me fecit'. Sin embargo, esta autoría de la imagen no corresponde en el tiempo con las fechas de realización de la imagen. La imagen fue regalada por la marquesa de Estepa en 1765 mientras que el escultor Juan de Astorga nació en Archidona (Málaga) en 1779 y falleció en Sevilla en 1849. En primer lugar, la imagen de Ntra. Sra. se considera aquella que fue regalada por la marquesa, sin tener constancia de que hubiera otra imagen realizada para la ermita posterior a 1765. Esto supone que Ntra. Sra. de la Concepción llevaba catorce años en su camarín cuando nació el escultor Juan de Astorga. Sin embargo, la imagen se puede relacionar con el escultor si suponemos que la restauró a principios del siglo XIX o si consideramos la peana de la imagen o los pies, donde aparece su nombre, de su autoría. En este caso, la imagen de la Virgen, obra de candelero para vestir, hubiera sido realizada en primer lugar en 1765 y posteriormente Juan de Astorga le añadió la peana. Otros autores piensan que en nombre de Astorga en la peana de la Virgen vino dado por una restauración de Gumersindo Jiménez de Astorga (1832-1902) en el siglo XIX, quien restauró otras imágenes estepeñas como Ntro. Padre Jesús Nazareno en 1883.



En la Edad Media, a finales del siglo XV, la Virgen Inmaculada se representaba enviada por Dios desde el cielo, descendiendo a la tierra. De pie, sobre la luna, coronada de estrellas, extendía los brazos o unía los brazos sobre el pecho. La fuente de esta representación estaba en el Cantar de los Cantares y en el Apocalipsis. En primer lugar, la Inmaculada está asimilada a la novia del Cantar de los Cantares, cuyas metáforas bíblicas fueron popularizadas por las Letanías lauretanas: el sol, la luna, la estrella del mar, el jardín cerrado, la fuente, el pozo de agua viva, el cedro del Líbano, el olivo, la rosa, el espejo sin mancha, la Torre de David, la Ciudad de Dios, la puerta del cielo. Otros atributos fueron tomados del Apocalipsis: la Virgen vestida de sol con la luna bajo los pies, representada en forma de creciente, evocando la castidad y la victoria de la Cruz sobre otras religiones. En el arte del barroco del siglo XVII, se representa sin los símbolos de las letanías, rodeada sólo por ángeles, mientras sus pies aplastan la serpiente tentadora, para recordar su victoria sobre el pecado original. Destacadas representaciones de las Inmaculada Concepción podemos encontrarlas en las obras de Zurbarán, Ribera o Murillo.

-Grabado de la Inmaculada y lienzo de Zurbarán con las letanías:



-Inmaculada Concepción de Murillo y de El Greco sin las letanías:



La peana de Ntra. Sra. de la Concepción de Estepa sigue la representación de la Inmaculada Concepción del barroco: la Virgen María pisa la cabeza de la serpiente sobre una nube con querubines; se dataría en finales del siglo XVIII o principios del XIX.

Retomando de nuevo la cuestión de la imagen de Ntra. Sra. de la Concepción, tenemos el dato de que fue traída por la marquesa de Estepa en 1765 para ser titular de la hermandad homónima y presidir el camarín del la ermita cuya reconstrucción habría financiado como obra de penitencia por haber contraído matrimonio con su sobrino, el VII marqués de Estepa, D. Juan de Bautista Centurión y Ayala (1718-1785). La imagen fue traída desde Madrid donde residía en aquel momento la familia Centurión. El marqués fue nombrado Gentilhombre de Cámara de Su Majestad con ejercicio y Caballero de la Gran Cruz de Carlos III, por lo que residía durante largas temporadas en Madrid y conocía como hombre cortesano el ambiente en el que se movían los artistas de la corte. La obra estepeña en cuestión se relacionaría con un escultor cortesano de la década de 1760, al que acudieron los marqueses de Estepa en Madrid para encargarle la obra. Cabe destacar que esta no fue la única obra que los marqueses trajeron desde Madrid: el marqués como patrono de los templos de su marquesado debía atender a su culto y decencia, por lo que actuó como intermediario entre las órdenes religiosas o las hermandades y un escultor de la corte. Este escultor en cuestión fue el vallisoletano D. Luis Salvador Carmona, con quien pudo entablar relación además por ser ambos miembros de la Orden Tercera franciscana. Para Estepa realizó, entre otras, imágenes para la Orden franciscana como San Francisco de Asís o San Joaquín con la Virgen Niña, para la Orden mínima como San Francisco de Paula o el titular de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno. La imagen de Ntra. Sra. de la Concepción se podría relacionar con este conjunto de obras que se trajeron desde Madrid para las iglesias estepeñas.

Muy distintivo de la imagen de la Inmaculada Concepción estepeña es el dibujo de sus labios que se puede apreciar en imágenes de Luis Salvador Carmona como el arcángel San Miguel de Vergara (Guipúzcoa), la Divina Pastora de Nava del Rey o sus obras de la Virgen del Rosario como la de Vergara.

-San Miguel de Vergara (Guipúzcoa)



-Divina Pastora de Nava del Rey:



-Virgen del Rosario de Vergara (Guipúzcoa)



-Virgen del Rosario



Sin embargo, llama la atención que la peana de la Virgen no corresponde con las obras realizadas por Salvador Carmona, lo que colaboraría el dato de que la peana fue realizada por otro escultor. Las nubes realizadas por Luis Salvador Carmona son más volumétricas, dotadas de gran movimiento, con ángeles y serafines que portan rosarios o símbolos de las Letanías, elementos identificativos de los santos, o simplemente juegan con el manto de la Virgen. Ejemplos de estas nubes podemos encontrarlas en la Asunción de María de Serradilla (Cáceres) o la Virgen del Rosario del Oratorio del Santo Cristo de Olivar de Madrid.

-Asunción de María de Serradilla (Cáceres)



-Virgen del Rosario del Oratorio del Santo Cristo de Olivar (Madrid)



Este artículo supone una hipótesis que pretende arrojar luz sobre la autoría de la imagen de Ntra. Sra. de la Concepción de Estepa ante la incompatibilidad en las fechas que relacionaba la obra con Juan de Astorga y, por otro lado, su realización durante el patronato que ejerció el VII marqués de Estepa sobre las iglesias, órdenes y hermandades de su marquesado, confiando la ejecución de numerosas obras en el escultor Luis Salvador Carmona. Esta teoría queda abierta y merecería un análisis más profundo de los expertos de la historia y el arte estepeño.

Artículos y libros consultados:
-Memorial Ostipense, Aguilar y Cano, A. 1886. Anel, Granada, 1975
-Actas del IV Coloquio Nacional sobre la Cultura en Andalucía. El escultor Luis Salvador Carmona (1708-1767). Conmemoración del III Centenario de su nacimiento. (Cuadernos de Estepa nº02) Ed. Ayuntamiento de Estepa. 2013
-La obra del escultor Luis Salvador Carmona en Estepa. Díaz Fernández, Ezequiel A. Boletín de Arte. Universidad de Málaga. 2002
-Biografía humana de Luis Salvador Carmona (1708-1767). Jesús Urrea. Ayto. de Navas del Rey. Diputación de Valladolid. 2009
-La obra de Luis Salvador Carmona. Devociones de Estepa. 2009
-Estepa y Luis Salvador Carmona. Devociones de Estepa. 2009

5/12/16

FOTOGRAFÍAS ANTIGUAS: NTRA. SRA. DE LA CONCEPCIÓN




Detalle: Ntra. Sra. de la Concepción está en el trono con su aureola de estrellas, luna de una sola pieza a sus pies y en el templete de plata que pertenece a Ntra. Sra. de la Asunción.

3/12/16

SAN JUAN BAUTISTA REGRESA A ESTEPA

La imagen de San Juan Bautista ha participado en la exposición titulada AQVA en la ciudad de Toro (Zamora) desde abril a noviembre de 2016. La muestra ha sido organizada por la Fundación Las Edades del Hombre, que se ha encargado de la restauración integra de la imagen. Con la llegada a Estepa una vez terminada la exposición, la imagen de San Juan Bautista estará expuesta en la Iglesia de Santa María para todo aquel que quiera visitar y observar la magnífica restauración de la imagen. Después de las fiestas de Navidad, la imagen volverá a su altar en la iglesia de San Sebastián.

La imagen de San Juan Bautista se podrá visitar desde el 3 de diciembre de 2016 al 7 de enero de 2017 en la iglesia de Santa María, en horario de 10 a 14 horas y de 16 a 18 horas, de martes a domingos.

Desde aquí nos sumamos al agradecimiento a la Fundación Las Edades del Hombre por el trabajo realizado con la imagen de San Juan Bautista así como con la imagen de San José del Carmen, ambas restauradas por dicha entidad.


Información y fotografías de:
-Parroquias de Santa María y San Sebastián

Artículos relacionados:
-San Juan Bautista de Luis Salvador Carmona en Las Edades del Hombre 2016. Devociones de Estepa. 2016
-San Juan Bautista : "El patrimonio estepeño en Las Edades del Hombre". Revista de Feria 2016. Ayto de Estepa.
-Fotografías antiguas: San Juan Bautista. Devociones de Estepa. 2016
-San Juan Bautista de Luis Salvador Carmona. Devociones de Estepa. 2016
-Ermita de San Juan Bautista. Devociones de Estepa. 2016
-Visita Virtual de "Aqua". Fundación Las Edades del Hombre. 2016