26/11/16

EL MOVIMIENTO CATÓLICO EN ESTEPA ENTRE EL SIGLO XIX Y XX

El movimiento católico fue el proyecto de defensa y presencia de los católicos en la nueva sociedad liberal nacida de los procesos revolucionarios burgueses del siglo XVIII y XIX. La Iglesia estaba perdiendo el protagonismo que había mantenido hasta entonces por la cada vez mayor secularización de la sociedad. La Iglesia condenó con estas ideologías, pruebo de ello fue la política reaccionaria desarrollada durante el pontificado de Pío IX (1846-1878), radicalmente opuesto a los cambios que estaban aconteciendo. Los católicos defendieron la presencia de los valores cristianos en la sociedad y se movilizaron. Criticaron la explotación a la que estaba siendo sometido el proletariado y surgió de ese modo la denominada “doctrina social de la Iglesia”, que el papa León XIII (1878-1903) promulgó en la encíclica “Rerum novarum” de 1891. Se preconizaba a un orden social basado en la justicia y la caridad, exhortando al Estado a socorrer a las clases más desfavorecidas y alentando el asociacionismo de los trabajadores y fórmulas de asistencia social. Negó la existencia de la lucha de clases y propuso en su lugar la armonía, la convivencia y el diálogo entre patronos y obreros, exhortando a los primeros a mitigar la miseria de los segundos. Para que el movimiento católico diese los frutos deseados León XIII (1878-1903) urgió a los católicos a usar los medios para activar la propaganda católica para conseguir adeptos, la puesta en marcha de instituciones que atendiesen las demandas de los sectores obreros y la participación en los mecanismos políticos. El movimiento se dio entre los siglos XIX y XX, más concretamente entre 1875 y 1930, conocido también como “acción social católica” (no confundir con la “acción católica” del Franquismo) y “democracia cristiana” (sin ser un partido político).

Papa León XIII

En la archidiócesis de Sevilla, de la que dependía Estepa desde que la Vicaría desaparece y se convierte en arciprestazgo en 1874, fueron organizadas durante todo el siglo XIX numerosas misiones parroquiales fundamentalmente por el clero parroquial, al que se añadieron congregaciones como Jesuitas, Capuchinos, Redentoristas… En el arciprestazgo de Estepa entre 1874 y 1937 recibieron la visita de los capuchinos de Antequera y Sanlúcar de Barrameda, los Jesuitas y los Franciscanos del Convento de Estepa, y los PP. Paules. En Estepa, en concreto, predicaron en 1879 los sacerdotes Julián Borrego, Victoriano Aparicio y José María Ballesteros Pastor; en 1895 el misionero jesuita P. Tarín; en 1899 los jesuitas granadinos Juan Crisóstomo Alonso y Guillermo Belló; y en 1930 los redentoristas. La Iglesia de San Sebastián, la Iglesia de la Victoria, la Iglesia de los Remedios y la Plaza del Carmen fueron el lugar donde dieron sus sermones.

Beato Marcelo Spínola,
arzobispo de Sevilla (1896-1906)
En 1899 el cardenal Marcelo Spínola (1835-1906) funda en Sevilla el primer diario católico de noticias: “El Correo de Andalucía”. En Estepa no hubo prensa católica, pero sí se existieron hasta cinco periódicos: El Astapense (1864), El Faro (1867-1868), El Rayo (1868-1869), El Eco de Estepa (1882-1897) y La Voz de Estepa (1887). Ninguno de ellos fue prensa católica como tal pero fue El Eco el que recogió encíclicas de León XIII y colaboraciones de jesuitas. Además se distribuyó la prensa católica en general a través de la Asociación de la Buena Prensa que fue fundada en la archidiócesis de Sevilla hacia 1900. Los folletos e impresos gratuitos (hojitas, catecismos, estampas…) los distribuían en los casinos, bares y centros públicos los seminaristas durante sus vacaciones. El centro de la Buena Prensa de Estepa debió fundarse en octubre de 1904.

A finales del siglo XIX y comienzos del XX la Iglesia también se interesó por la relación entre los obreros y patronos, en lo que se conoce como sindicalismo cristiano. Se fomentaba la reunión de los obreros y patronos en un mismo centro llamado círculo cristiano. En el arciprestazgo de Estepa surgieron tres organismos de este tipo. En Estepa existió entre 1908 y 1916 el Centro Católico de Patronos y Obreros San José, que llegó a funcionar como caja de ahorros y préstamos. En estas mismas fechas actuó en Marinaleda el pósito fundado por propagandistas católico-sociales. El sindicato católico agrario de San Antonio funcionó en Pedrera desde 1919 a 1922.

En 1901 se fundó en Sevilla la Liga Católica sevillana, una organización política confesional que recibió firmas solidarias desde el arciprestazgo de Estepa y que comenzó a participar en los procesos electorales a partir de 1905. En Estepa no llegó a fundarse una organización propia a parte de la capital.

El modelo de acción social católica arbitrado desde León XIII (1878-1903) y San Pío X (1903-19014) se mantuvo hasta que Pío XI (1922-1939) lo modificó, por lo que debía presentarse ahora como aconfesional e independientes. Sin depender de la Iglesia, estaría en manos de los antiguos propagandistas de Acción Católica, que quedó estructurada en cuatro ramas: jóvenes y adultos, masculina y femenina. Las diversas ramas tuvieron desde fecha temprana representación en el arciprestazgo. La Juventud Católica Femenina se fundó en 1934 en la parroquia de Santa María de Estepa y en 1937 en Pedrera. La rama masculina de la juventud se constituyó en Herrera y Pedrera en 1934, pero no así en Estepa. La rama de adultos femenina se constituyó en Estepa en 1936 tanto en la parroquia de Santa María como en San Sebastián, en Herrera en 1936 y en Gilena y Corcoya en 1937. La rama de hombres no llegó a constituirse.

A finales de la década de los treinta, y tras la situación por la que sociedad española había pasado con un cambio de régimen democrático de monarquía a república, una Guerra Civil y finalmente la dictadura franquista, la labor desarrollada se diferenciaba enormemente del movimiento católico de principios de siglo.

Artículo de consulta:

-El movimiento católico en el arciprestazgo de Estepa durante la restauración. José-Leonardo Ruiz Sánchez. Actas de las V Jornadas sobre Historia de Estepa “La Época Contemporánea”. 2002