El 14 de septiembre de 2016, víspera de los Siete Dolores de Nuestra Señora, tuvo lugar el acto de cesión del manto bordado del siglo XVIII por parte del Marquesado de Cerverales a la Hermandad de San Pedro Apóstol.
Durante las últimas semanas se han sucedido numerosas reuniones entre miembros de la Hermandad, encabezados por el Hermano Mayor, D. Jorge Batet Carrero, y el representante de la Casa de Cerverales y Hermano Mayor Honorario, D. Rafael de Alcaraz y Baíllo, Sr. Marqués de Cerverales, con el único fin de acordar el traspaso definitivo del manto del siglo XVIII a manos de la corporación del Martes Santo. Dicha reliquia se conserva en la Casa Hermandad de San Pedro desde hace muchos años, ataviando en cultos y onomásticas a la Dolorosa, así como en el Congreso de Hermandades de Ntra. Sra. de los Dolores de 1996 o en la salida extraordinaria con motivo del 350 aniversario del juramento de la defensa de la Inmaculada Concepción de 2001, aunque siempre perteneciendo al Marquesado de Cerverales. El manto fue restaurado por D. Juan Manuel Rodríguez Ojeda, siendo portado por la Dolorosa por última vez el Martes Santo en la década de los años 70, cuando los empleados de la Casa de Cerverales la llevaban en un paso de parihuelas. Dada su calidad, el manto ha sido expuesto en la ciudad hispalense en las exposiciones de Munarco o Servitas, organizadas por la Caja San Fernando.
El manto es una de las herencias de la Orden Tercera de los Siervos de Nuestra Señora de los Dolores que fue fundada en 1765 por el Vicario don Manuel Bejarano y Fonseca, familiar del primer Marqués de Cerverales. El manto fue realizado en terciopelo azul oscuro de Lyon con bordados en oro y plata del siglo XVIII, y es, junto al corazón de los siete puñales de la Dolorosa, una de las grandes joyas estepeñas. Tanto el manto como el corazón fueron custodiados por el Marquesado de Cerverales y eran cedidos para la procesión y cultos de la Virgen, que llevaba la tradicional imagen Servita de la Dolorosa con las manos entrelazadas. A estas joyas podemos añadir una saya azul oscuro y otra saya blanca con bordados antiguos y la primitiva corona que la imagen posee, cuyo conjunto ofrece una representación de cómo sería la Dolorosa Servita en el siglo XVIII. El anterior paso de Nuestra Señora estaba realizado en azul oscuro a juego con este manto, pero con la realización del nuevo palio en 1988 se cambió por el granate.
El acuerdo se plasmó sobre papel en el acto que se celebró a las 21 horas en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, sede de la hermandad. Fue presentado por D. Eduardo Chía Cruz, Secretario Primero, quién seguidamente leyó el documento que refleja dicho acuerdo para, más tarde, ceder la palabra al Sr, Marqués y para finalizar a D. Jorge Batet.
El día siguiente, 15 de septiembre, durante la celebración de la onomástica de Ntra. Sra. de los Dolores y su posterior besamanos, la Virgen lució el manto del siglo XVIII donado el día anterior por la Casa de Cerverales, con saya de color rojo y cinturón dorado, resplandeciendo sobre los encajes la aureola dorada que fue regalada por los jóvenes de la hermandad el 15 de septiembre de 2015. La Virgen fue vestida por D. José Romero Ruiz. La Solemne Misa fue oficiada por el Rvdo. Sr. D. Antonio Jesús Rodríguez Báez, Vicario Episcopal de la zona sur y párroco de Santa María de la Asunción de la vecina localidad de Osuna.
Fotografías antiguas de Ntra. Sra. de los Dolores con el manto del siglo XVIII:
El II Libro de los Reyes recuerda que el gran Profeta Elías vivió cerca del Monte Carmelo, en Palestina, en el norte del actual estado de Israel y próxima a la costa mediterránea, en el siglo VIII a. C., y luchó en defensa de la pureza de la fe en el Dios de Israel con los sacerdotes de Baal que habían llevado al pueblo al paganismo.
Reinaba en Israel Acab, un hombre de débil voluntad que se dejaba dominar por su esposa Jezabel, que era pagana y extranjera y deseaba imponer entre el pueblo la religión de los falsos dioses. Esta mujer perversa hizo asesinar a los profetas y sacerdotes de Dios. Elías se libró de la muerte huyendo a su tierra natal, al otro lado del Jordán, y yéndose después a una ciudad fenicia, llamada Sarepta.
Cuando parecía que ya Jezabel iba a lograr destruir por completo la verdadera religión en Israel, aparece Elías de repente en pleno reinado de Acab, para anunciar, que como un castigo por haber abandonado la verdadera religión, vendrá sobre la nación un verano de tres años seguidos. Y en efecto deja de llover durante 36 meses y el hambre y la sed hacen estragos. Elías se retira a vivir a una cueva junto a una fuente de agua y donde es alimentado por los cuervos con pan por la mañana y carne por la tarde. Por este motivo, se le considera precursor de la vida eremítica y se le representa con aspecto agreste, barbado, cubierto con túnica de pieles ceñida por cinturón de cuero y manto de piel de camello propio de los eremitas del desierto. Cuando la fuente de agua se secó, se fue a vivir a Sarepta. Allí se quedó a vivir en casa de una viuda pobre, a la que ayuda a alimentar a su hijo multiplicando el pan y el aceite. El hijo de la viuda enfermó y murió, pero Elías rezo con todo su fe y Dios lo resucitó.
Elías hizo que el rey Acab reuniera a todo el pueblo de Israel, junto al Monte Carmelo y también a los 450 profetas del falso dios Baal. Y estando todos allí reunidos les hizo este desafío: "Vamos a poner dos altares. En el uno estarán los sacerdotes de Baal. Y en el otro estaré yo en nombre de Yahvé. Y ellos invocarán a Baal para que envíe fuego del cielo y queme sus ofrendas. Y yo invocaré a Yahvé. Y el que responda, ese es el verdadero Dios. Y descendió fuego del cielo y consumió todo el sacrificio que él había colocado en el altar, incluso después de haber inundado con mucha agua todo su altar. El pueblo emocionado ante este milagro, acabó con todos los sacerdotes del falso dios Baal. En este pasaje de su vida se le representa blandiendo una espada flamígera o un rayo de fuego contra los falsos profetas.
Perseguido por la reina Jezabel, Elías tuvo que huir al desierto, donde anduvo 40 días hasta llegar al Monte Horeb o Sinaí. Fue alimentado por un ángel que le llevaba pan y agua. Durante su oración, apareció una nubecilla en una suave brisa que portaba lluvia después de la grave sequía. Elías volvió a Israel donde ayudó a nombrar como rey al general Jehú tras la muerte de Acab. Los hijos de Acab y Jezabel fueron asesinados.
Elías nombró como su sucesor a Eliseo y fue avisado por Dios de que iba a ser llevado al cielo. Elías subió al cielo en un carro de fuego, pasando sus poderes y cualidades a Eliseo a través de su manto.
En la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen el profeta Elías está representado varias veces. En la bóveda de la iglesia se representan en lienzos la llegada de la nubecilla portadora de lluvia y la subida al cielo en el carro de fuego. En el camarín se representa portando el rayo de fuego. El profeta Elías que aparece en el Antiguo Testamento se relaciona con la Virgen María y la llegada del Salvador, pues al igual que la nubecilla anunciaba la lluvia que ponía fin a la sequía, la Virgen María anuncia la venida del Salvador, que pone fin a la sequía del hombre, que ansía la redención. Jesús es la fuente que sacia la sed de Dios que tienen los hombres.
-El Monte Carmelo
El monte en el que Elías vivió como eremita ha sido considerado el jardín floreciente de Palestina y símbolo de fertilidad y belleza. "Karmel", vocablo hebreo, de hecho significa "jardín" y en el Antiguo Testamento aparece también como “Vergel de Dios”. Este concepto de jardín o vergel se representa en el camarín donde las arquitecturas fingidas con columnas, dinteles y frontones enmarcados por cortinajes dan paso a un jardín donde se encuentran los símbolos lauretanos.
El gran santuario dedicado a Nuestra Señora del Carmen se encuentra actualmente en el Monte Carmelo, en Haifa (Israel). Allí hay el monasterio de los carmelitas, una hospedería y un gran mirador.
-La Orden Carmelita
Las excavaciones han demostrado que ya desde el siglo III d.C. griegos cristianos se establecieron como eremitas en el área del Monte Carmelo. En el siglo XII (quizás después de la tercera cruzada, 1189-1191) algunos de los peregrinos europeos se establecieron en el monte para vivir en forma eremítica y en imitación del Profeta Elías. Construyeron una pequeña iglesia y la dedicaron a la Virgen María, tomando el nombre de “Hermanos de Santa María del Monte Carmelo”. Los Carmelitas abandonaron el lugar de origen hacia 1235 a causa de las incursiones y persecuciones de los sarracenos y volvieron a su patria llevando con ellos la devoción carmelita y fundando nuevos conventos. Su Regla, basada en la vida contemplativa, meditación de la Sagrada Escritura y trabajo, fue aprobada en 1247 por Inocencio IV, concediéndoles el privilegio de ser incluidos entre las Órdenes mendicantes como los franciscanos y los dominicos.
En el siglo XV y XVI la Orden Carmelita fue reformada. En España esta reforma fue llevada a cabo por Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, aprobándose su nueva regla en 1562 por Pío IV. Se elimina las concesiones hechas al mundo y retorna a la vida centrada en Dios con toda sencillez y pobreza como la de los primeros eremitas del Monte Carmelo. Se tienen así dos Órdenes del Carmelo: la de "Los Carmelitas", llamados también de la "Antigua Observancia" o "Calzados", y la de "Los Carmelitas Descalzos" o "Teresianos", que consideran a Santa Teresa de Jesús como su reformadora y fundadora.
En Estepa nunca llegó a fundarse un convento de la Orden del Carmelo como tal, pero sí hubo un intento a finales del siglo XVI. El proyecto pretendía convertir la Ermita de la Veracruz en un cenobio carmelita y así se recoge en un acta capitular celebrado por el concejo el 16 de mayo de 1597, contando con el permiso del marqués Juan Bautista Centurión, pero la fundación no se efectuó. Este intento de fundación pudo ser promovido por la Orden carmelita de la antigua observancia que por aquella época hacía casi un siglo que los carmelitas calzados se habían establecido en Antequera en 1513 y se había fundado el monasterio de madres carmelitas calzadas de Osuna en 1564. Los carmelitas descalzos llegaron a nuestra zona posterior a estas fechas, fundando el convento de carmelitas descalzas en Antequera en 1632 y el de Écija en 1736.
La devoción carmelita en Estepa se debe a la llegada de la imagen de Nuestra Señora del Carmen donada por la marquesa Leonor María Centurión y Mendoza a finales del siglo XVIII a la Ermita del Cristo de la Sangre. Con el auge de las hermandades del Rosario en la villa se funda el 2 de junio de 1702 la Hermandad del Santo Rosario de Nuestra Señora del Carmen. Esta hermandad iniciaría las reformas de la iglesia construyendo la torre-camarín que albergaría la imagen de la Virgen María.
La primera referencia de los devotos de Nuestra Señora del Carmen y la Orden carmelita se da en 1744 cuando fray Nicolás María Richieti, general de la Orden del Carmen, se basó en la Bula dada por Clemente X en 1673 a la Orden para fundar la cofradía carmelita de Estepa. La Bula facultaba a los generales de la Orden de la antigua y regular observancia para fundar cofradías con aprobación de los ordinarios. La cofradía de Nuestra Señora del Carmen de Estepa fue aprobada por el vicario Manuel Bejarano y Fonseca el 3 de julio, erigida el 31 de octubre y aprobados sus estatutos el 6 de noviembre. De ahí, que la cofradía estepeña se vincule con la Orden del Carmelo de la antigua y regular observancia conocidos como “Los Calzados” para diferenciarlos de la orden reformada del siglo XVI. El escudo de la Orden carmelita de la antigua observancia está presente en el escudo de la actual hermandad del Carmen así como en su iglesia: en el dintel de la portada y en su cancel, en el ático del retablo mayor, en el atril o en el cetro de Nuestra Señora. Aunque la cofradía estaba vinculada con la Orden carmelita de Los Calzados, también aparece el escudo de la Orden de los Descalzos en las pechinas de la cúpula del anteprebisterio. Parece ser que la hermandad comenzó la decoración interior de la iglesia con la escuela ecijana realizando el retablo mayor, los dos primeros de la nave y el cancel donde aparece el escudo de Los Calzados, y terminó con la escuela antequerana a la que se le relaciona con los dos últimos retablos, los tabernáculos y el baldaquino del camarín. La decoración de las bóvedas y la cúpula a base de marqueterías de talla pudo ser realizada por la escuela antequerana y en este cambio se usó el escudo de Los Descalzos, quizás por desconocimiento de los artesanos de la vinculación de la cofradía con la antigua observancia o por la estancia en Antequera de los conventos de los Descalzos. En la iglesia existen también esculturas de santos de la Orden como Santa Teresa de Jesús o Santa María Magdalena de Pacis.
En el escudo de la Orden Carmelita se diferencian dos elementos fundamentales: el campo y las estrellas en color blanco y pardo, que corresponden con los colores del hábito carmelita. Son tres las estrellas del escudo, cada una de siete puntas. La inferior representa a la Virgen “Stella Maris”, Estrella del Mar. Las otras dos superiores, a derecha e izquierda del monte, representan a los profetas Elías y Eliseo. La diferencia entre el escudo de Los Calzados y los Descalzos es que en este último el monte termina en una cruz.
A finales del siglo XVIII se produce una nueva vinculación de los devotos carmelitas de Estepa con la Orden de los Calzados al fundarse la Venerable Orden Tercera de Nuestra Señora del Carmen en 1800, otorgada por don fray Roque Melchor, prior general de la Orden del Carmen. El teniente vicario don Pedro Baena la aprobó en 3 de marzo de 1801 y las constituciones se formaron en 24 de abril del mismo año.
-San Simón Stock
En 1241 el Barón de Grey de Inglaterra regresaba de las Cruzadas en Palestina trayendo consigo un grupo de religiosos del Monte Carmelo a los que les obsequió con una mansión en Aylesford (Kent). Los Carmelitas buscaron desde Aylesford propagar su espiritualidad por el continente. Simón Stock (1165-1265) fue un religioso inglés que fue elegido como sexto Prior General de la Orden del Carmelo en 1247. Su ingreso en la Orden ocurrió después de la llegada de los carmelitas a Inglaterra procedentes del Monte Carmelo. Durante su priorato fue aprobada la Orden por el papa Inocencio IV en 1247 e incluida entre las Órdenes mendicantes abandonando el eremitismo originario. Según la tradición, se le apareció la Virgen María el 16 de julio de 1251 y le entregó el Santo Escapulario de la Orden para la salvación de los carmelitas. Fue autor de varias composiciones, entre ellas el Flos Carmeli y el Ave Stella Matutina.
En la Iglesia del Carmen de Estepa San Simón Stock está representado en un lienzo de la bóveda, en el que cual la Virgen María rodeada de ángeles le entrega el Escapulario de la Orden.
“Ave, Stella matutina, Peccatorum medicina, Mundi princeps et Regina”
-Escapulario del Carmen
Según la tradición piadosa, la Virgen María se apareció a Simón el 16 de julio de 1251, como respuesta a sus súplicas de auxilio a su oprimida Orden. La Virgen se presentó portando un escapulario en la mano y dándoselo le dijo: "Toma, hijo querido, este escapulario; será como la divisa de mi confraternidad, y para ti y todos los carmelitas, un signo especial de gracia; quienquiera que muera portándolo, no sufrirá el fuego eterno. Es la muestra de la salvación, una salvaguardia en peligros, un compromiso de paz y de concordia". Desde este momento el Santo Escapulario de la Orden del Carmelo es llevado por los devotos carmelitas como muestra de salvación por la intercesión de la Virgen María.
Otra de las promesas del Escapulario del Carmen es el llamado privilegio sabatino. Según la tradición, a la muerte de Clemente V (1314), en el cónclave que duró dos años y tres meses, la Santísima Virgen se apareció al Cardenal Jaime Duesa y le anunció que la Virgen María intercedería por los devotos carmelitas que se encontraran en el purgatorio, especialmente el sábado después de su muerte, si hubieran muerto con el Escapulario y durante su vida hubieran guardado castidad según su estado y rezado todos los días. Por estas dos promesas la Virgen del Carmen se suele representar con las benditas almas del purgatorio.
El escapulario del Carmen se considera un sacramental, es decir, según el Concilio Vaticano II, "un signo sagrado según el modelo de los sacramentos, por medio del cual se significan efectos, sobre todo espirituales, que se obtienen por la intercesión de la Iglesia". Cualquier sacerdote puede bendecir e imponer el escapulario del Carmen a los fieles en general.
En la Iglesia del Carmen, el Santo Escapulario de la Orden carmelita aparece representado en numerosas ocasiones. En primer lugar, lo porta siempre Ntra. Sra. del Carmen tanto en su camarín, en los cultos o en la procesión. También aparece representado en la mano de la Virgen del Carmen realizada en piedra para la portada de la iglesia así como en el actual escudo de la Hermandad, llevados por dos pájaros en su pico.
-Iconografía de la Virgen del Carmen
Cuando los primeros ermitaños que seguían el modelo de vida de Elías y Eliseo se instalan en la “fuente de Elías” del Monte Carmelo, construyen un pequeño oratorio en medio de sus celdas para reunirse diariamente a oír la santa misa y rezar las horas canónicas. La capilla fue construida y dedicada a Santa María, en cuyo altar se veneraba un icono de la Virgen como titular de la misma. De ahí le vino el hombre de “Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo”, tomándola como su Madre y Patrona. Esta sería la primera representación de la Virgen del Carmen que los carmelitas difundieron en los primeros monasterios de Chipre, Sicilia, Italia, Malta, Francia e Inglaterra, a imitación del ‘carmelo’ de Tierra Santa. El patronazgo y devoción de la Virgen del Monte Carmelo en la Orden carmelita queda manifestado por Inocencio IV cuando exhorta a los fieles a ayudar con limosnas a la reconstrucción del monasterio destruido por los sarracenos “ad honorem Dei et praedictae gloriosae Virginis, Patronae ipsorum”, es decir, “para gloria de Dios y de la predicha y gloriosa Virgen, su Patrona”.
En la época de los orígenes de la Orden de los carmelitas y de su expansión por Europa (segunda mitad del siglo XIII) se representa a María según la iconografía mariana del mundo cristiano de Oriente. La Virgen María es representada, entre otras, como Eleúsa (con muestras de ternura con su Hijo) o Odegetría (señalando a su Hijo como el verdadero camino), siendo la primera de ellas la más difundida por la Orden carmelita. En esta representación se muestra a María como Madre de Dios (Theotokos) y posteriormente se complementa con el Santo Escapulario, santos de la Orden y las ánimas del purgatorio.
Además de la representación de María como Madre de Dios, la intricada complejidad de conceptos mariológicos como la virginidad de María, su Inmaculada Concepción, su Asunción al cielo o su papel de intercesora, mediadora o co-redentora en la redención se expresó en multitud de advocaciones marianas, adquiriendo cada una de ellas una determinada iconografía que le permitía ser identificada entre los fieles. Lo más común en las Órdenes religiosas es representar a la Virgen María como intercesora, vistiendo el hábito de la Orden y acogiendo bajo su manto a los religiosos. La Virgen del Carmen viste el hábito carmelita, con túnica y escapulario pardo y manto blanco. Como intercesora de los hombres, la Virgen les ofrece el Santo Escapulario de la Orden Carmelita para su salvación. Es muy frecuente encontrar la representación de la Virgen del Carmen acompañada del Niño Jesús así como sin Él.
La imagen estepeña de Ntra. Sra. del Carmen fue donada por la marquesa Leonor María Centurión y Mendoza a finales del siglo XVIII. Es una imagen de candelero para vestir, con cabellera de pelo natural, realizada en el siglo XVII con leves retoques posteriores. Viste saya y escapulario marrón con manto blanco de tisú, ambos bordados en oro. La imagen estepeña es una talla que no porta al Niño Jesús, y así fue representada por su Hermandad y cofradía en las obras y decoración de su templo del siglo XVIII. Por eso, la Virgen de la portada realizada en piedra no lo lleva, ni tampoco la imagen de la Virgen de la bóveda en el lienzo de la entrega del Escapulario a San Simón Stock. Otras representaciones de la Virgen del Carmen sin el Niño Jesús podemos encontrarlas en Antequera, Galaroza (Huelva) o en Cox (Alicante).
-Hermandad del Rosario
La Hermandad de Nuestra Señora del Carmen fue en su origen una hermandad dedicada al rezo del Santo Rosario. Debido a la devoción por la imagen regalada por la marquesa y al auge de las hermandades rosarianas a finales del siglo XVIII, los devotos carmelitas se organizaron en sus inicios en una Hermandad del Santo Rosario que fue fundada el 2 de junio de 1702 en la Ermita del Cristo de la Sangre. La Hermandad del Carmen aumentó su importancia en la iglesia sobre la del Santo Cristo de la Sangre, titular de la ermita, y llevó a cabo la ampliación de la iglesia, que sólo llegaba antes hasta el sitio que ocupa el púlpito. La obra de la iglesia, o mejor dicho del camarín, capilla mayor, sacristía y casa del santero, se hizo a costa de esta hermandad, resultando de sus cuentas. La Hermandad del Rosario entró en conflicto con la otra cofradía de la ermita, la del Corpus Christi, por el mantenimiento del hospital de pobres transeúntes. La solución fue la fusión de la cofradía del Corpus Christi con la hermandad del Rosario del Carmen, con más pujanza económica. La unión de estas hermandades ocurrió hacia 1728, pasando la hermandad del Carmen a gestionar el hospital de transeúntes.
La relación de la Hermandad del Carmen estepeña con el Santo Rosario queda presente en la decoración del templo con los símbolos de las letanías lauretanas que se pueden encontrar en las pinturas del camarín así como en su zócalo. En las pinturas aparece la escala, el pozo, la paloma con una rama de olivo, la fuente, el ciprés, la torre o la palmera en un jardín que queda enmarcado por arquitecturas fingidas con columnas y cortinajes. En los márgenes laterales de las columnas se muestran ángeles portadores de emblemas marianos, los de la embocadura del camarín portan una vara de lirios y una estrella de ocho puntas, los de la ventana portan un ramo de rosas y una rama de olivo, los del lienzo trasero una rama de olivo y una palma, los de la puerta de acceso muestran un sol y una vara de azucena. El zócalo que recorre el camarín, relacionado con Andrés de Zabala, es de jaspe rojizo y negro con enmarcamiento cuadricular y elíptico en el que se inscribe un óvalo con los emblemas marianos de las letanías lauretanas.
También aparecen repujadas en la luna de plata que lleva la Virgen a sus pies. Del escudo de la Orden del Carmen que está en el centro parten los símbolos de la letanía lauretana. En los extremos de la media luna se hallan dos angelitos que portan dos botafumeiros.
-Patrona del mar
El vocablo “Stella Maris” procede de la interpretación de un pasaje del Antiguo Testamento (primer libro de los Reyes, 18:41-45). En este pasaje, se describe como una pequeña nube se eleva sobre el mar y anuncia al profeta Elías, mientras oraba en el monte Carmelo, la venida de la lluvia. San Simón Stock (1165-1265) en su composición Flos Carmeli menciona a la Virgen María como Stella Maris y así en su plegaria la menciona: "Flor del Carmelo, Viña florida, esplendor del cielo, Virgen fecunda, singular. ¡Oh Madre tierna, intacta de hombre, a todos tus hijos proteja tu nombre, Estrella del Mar! Los carmelitas desde aquella época aclamaban a María como ‘Flor del Carmelo’ y como ‘Estrella del Mar’. Se dice incluso que la Virgen María prometió a los carmelitas que se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo que sería la “Estrella del Mar” que los guiaría de vuelta a su patria.
Pero la vinculación de los marineros con la Virgen del Carmen es posterior y comienza en el siglo XVIII. El almirante mallorquín Antonio Barceló Pont de la Terra, nacido en 1716 y fallecido en 1797, impulsó la celebración de las fiestas de la Virgen del Carmen entre la marinería que él dirigía. Fue a partir de entonces cuando la marina española fue sustituyendo el patrocinio de San Telmo por el de la Virgen del Carmen. El patronazgo de la Virgen del Carmen sobre la mar fue proclamado oficial en 1901, así como de la Armada Española. Anteriormente era la Virgen del Rosario la que ostentaba el título por su intercesión en la Batalla de Lepanto. En el siglo XV y XVI se extiende la devoción a la Virgen del Rosario y era considerada la patrona de la mar y de las tareas marítimas en tierra; es en el siglo XVIII cuando los marineros toman a la Virgen del Carmen como patrona. Muy conocida también es la intercesión de la Virgen en los milagros acontecidos a sus devotos que han sufrido naufragios y tempestades en alta mar. Son numerosos los pueblos cercanos a la costa o con tradición marítima que celebran las fiestas de la Virgen del Carmen el 16 de julio y le cantan a su Virgen la Salve Marinera. Este canto es el extracto de algunas frases de una zarzuela de principios del siglo XIX llamada El Molinero de Subiza y se hizo popular como himno por la gente de todos los ámbitos de la mar.
Aunque la localidad de Estepa está alejada de la costa, existen algunas leyendas que mencionan la intercesión de Nuestra Señora del Carmen de Estepa en los milagros ocurridos a estepeños en la mar. La Hermandad estepeña usa también el canto de la Salve Marinera durante sus cultos y en la procesión.
"Salve Marinera"
¡Salve!, Estrella de los mares, de los mares iris, de eterna ventura. ¡Salve!, ¡oh, Fénix de hermosura! Madre del Divino Amor. De tu pueblo, a los pesares tu clemencia dé consuelo. Fervoroso llegue al cielo y hasta Ti, y hasta Ti, nuestro clamor. ¡Salve!, ¡salve!, Estrella de los mares. ¡Salve!, Estrella de los mares. Sí, fervoroso llegue al cielo, y hasta Ti, y hasta Ti, nuestro clamor. ¡Salve!, ¡salve!, Estrella de los mares, Estrella de los mares, ¡Salve!, ¡salve!, ¡salve!, ¡salve!.
Artículos y libros consultados:
-Memorial Ostipense, Aguilar y Cano, A. 1886. Anel, Granada, 1975
-Cuadernos de la Estepa monumental: Iglesia de Nuestra Señora del Carmen. Ed. Ayuntamiento de Estepa, 2000
-La advocación del Carmen. Origen e iconografía. Martínez Carretero, I., O. carm. Sevilla. Advocaciones Marianas de Gloria, San Lorenzo del Escorial. 2012
-La Virgen del Rosario, patrona de la mar. Rodríguez de Castro, J. Lalibrea.com
-Especial de la Virgen del Carmen. Aciprensa
La cofradía de Nuestra Señora del Carmen decidió comprar nueve casas cercanas a la iglesia en 1745 para construir una plaza de toros donde celebrar festejos taurinos. La plaza se terminó al año siguiente y se cerró al efecto de andamios de madera, con un gasto de 60.000 reales. Los primeros toros se corrieron en esa plaza en 1747; gastó la hermandad en madera, sogas y clavos más de 15000 reales. Los cofrades querían celebrar las corridas sin permiso de las autoridades, sólo con la licencia del marqués, lo que ocasionó conflictos con el Ayuntamiento y en algún año la suspensión. Hoy en día, la bella plaza está dedicada a la Virgen del Carmen y lleva su nombre como Plaza del Carmen, también llamada popularmente “El Salón”.