6/1/16

SEÑOR DE LOS SEÑORES


En la Ermita de la Vera Cruz existía una devoción a una imagen de “Jesús Preso”, conocida como Señor de los Señores, siendo titular de la Hermandad de Nobles. Esta cofradía civil existía al menos desde 1557 formando parte de ella toda la aristocracia estepeña, estaba dirigida por el alcalde y regidores nobles, y tenía representación en el cabildo del Concejo de la Villa.

La imagen del Señor de los Señores es una talla anónima de candelero fechada en la segunda mitad del siglo XVII y su importancia radica en la vinculación devocional con la nobleza estepeña desde el siglo XVI al XVIII. La talla se llegó a venerar en el retablo mayor de la Ermita de la Vera Cruz, que hoy en día sería la capilla de Paz y Caridad. Tras la reforma de la iglesia en el siglo XVIII la talla se conserva en el mismo lugar hasta que se reedifica la capilla en 1859 con destino al “Señor de la Columna”. Cuenta Aguilar y Cano que los feligreses no querían sentarse de espaldas a la imagen, por lo que se mandó cerrar su capilla con unas puertas de madera. Este hecho demuestra que la imagen contaba con devoción tras la reforma del templo, pero vino a menos en el siglo XIX cuando se le cede su capilla a otra imagen. Fue trasladado al retablo del presbiterio del lado del evangelio hasta que la Virgen de la Concepción fue traída de su iglesia para ocupar este camarín. También recuerdan haberlo visto en la antigua capilla de la Sagrada Familia. Otras fuentes apuntan que en el siglo XIX se trasladó a la iglesia de la Asunción y en 1961 cuando la iglesia está siendo restaurada volvió a los Remedios. De ahí se llevó a la iglesia de Santa María la Mayor, donde se custodia en la actualidad.

La advocación de la imagen como “Señor de los Señores” hace referencia al libro del Apocalipsis donde se revela que Jesucristo regresará a la tierra como “Rey de Reyes” y “Señor de Señores”. Así se relaciona con la segunda venida de Jesucristo y a la vez con la primera: el nacimiento y la Epifanía o manifestación del Señor ante los paganos en la figura de los magos.

Al llegar los magos a Jerusalén, éstos preguntaron en la corte el paradero del "Rey de los judíos". Los maestros de la ley supieron informarles que el Mesías del Señor debía nacer en Belén, la pequeña ciudad natal de David; sin embargo fueron incapaces de ir a adorarlo junto con los extranjeros. Los magos, llegados al lugar donde estaba el niño con María su madre, ofrecieron oro, incienso y mirra, sustancias preciosas en las que la tradición ha querido ver el reconocimiento implícito de la realeza mesiánica de Cristo (oro), de su divinidad (incienso) y de su humanidad (mirra). Los orientales llamaban magos a sus doctores; en lengua persa, mago significa sacerdote. La tradición, más tarde, ha dado a estos personajes el título de reyes, como buscando destacar más aún la solemnidad del episodio.



Esta advocación se relaciona pues con la Divinidad y Poder de Jesucristo, que se conmemora el día 6 de enero, día de la Epifanía, y con la de Cristo Rey, con numerosas referencias en las Escrituras: Rey de los siglos, Rey de Israel, Rey de los Judíos, Rey de Reyes, Rey de los Santos, Soberano de los reyes de la tierra. San Cirilo de Alejandría escribió que el reinado de Cristo no se obtiene con violencia: «Posee Cristo soberanía sobre todas las criaturas, no arrancada por fuerza ni quitada a nadie, sino en virtud de su misma esencia y naturaleza». El papa Benedicto XVI señaló que el reinado de Cristo no se basa en el "poder humano" sino en el amor y el servicio a los otros.

Son numerosas las hermandades que tienen la adoración de su titular como “Poder, Gran Poder o Soberano Poder”. La advocación de “Señor de los Señores” se encuentra también en el titular de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Andujar, donde al igual que en la estepeña contaba con miembros de la nobleza.

“Ecce advenit Dominator Dominus; et regnum in manu ejus et potestas et imperium.”
(Ya viene el Señor del universo. En sus manos está la realeza, el poder y el imperio.)