24/6/12

LA IGLESIA DE LA VICTORIA: SU HISTORIA



La fundación del convento de la Victoria se debe a la intervención de D. Marcos Centurión, primer Marqués de Estepa y oriundo de Génova. El primer marqués y la familia Centurión en general intercedieron para traerse a tierras estepeñas órdenes religiosas de origen italiano (mínimos, franciscanos y clarisas), ganando así la confianza de una parte importante del clero. La primera congregación religiosa que el Marqués apoyó en la villa fue la Orden Tercera de los Padres Mínimos de San Francisco de Paula. Así el Marqués de Estepa obtiene licencia para la fundación del convento de parte del gobernador de la villa, D. Jofredo Lezcaro, el 20 de septiembre de 1561.

Se acuerda conceder a la Orden la Ermita de la Concepción, de origen santiaguista, en la calle Ancha para la fundación del convento, y así toman posesión de ella el 2 de febrero de 1562, siendo el convento número 22 de los que la Orden de los Mínimos tuvo en España. Sin embargo, el terreno cedido, en la ladera y entre calles, no corresponde con las expectativas de los frailes y deciden el 15 de agosto de 1562 trasladarse a la acera opuesta, llevándose consigo el lienzo de Ntra. Sra. de los Ángeles que en un primer momento dio nombre al monasterio. Se conoce que los primeros moradores hicieron una vida de eremitas, haciendo honor al nombre que se les dio de “hermanos ermitaños”. De él conocemos los nombres de 12 de sus primeros moradores que fueron lamentablemente acusados ante la Inquisición de Córdoba por su vida no del todo honesta con sus dirigidos espirituales.
Los cronistas de la época y los historiadores han dado buena cuenta de la fundación del convento en sus crónicas, destacando el papel importante que tuvo el primer Marqués de Estepa. D. Marcos Centurión, en la fundación del convento.


(Escudo del Marquesado de Estepa)

El P. Lucas de Montoya, madrileño, de la Provincia Mínima de Castilla escribe en su “Crónica” (1619) sobre la fundación del Convento de Estepa: “El señor Marco Centurión, primer marqués de Estepa, fundó en ella convento de nuestra Orden, día de la Purificación de Ntra. Sra., del año de 1562, siendo Provincial el P. Fr. Pedro de Melgar; otra relación dice en veynte y dos de mayo, lo primero tengo por más cierto; vase edificando bien, tiene una hermosa Iglesia, y el número de religiosos es de 24.


Sobre la fundación del convento de Estepa el P. Juan de Morales nos dice: “Estepa es la 22 casa, fue de la Villa de Estepa, que se pobló por fundación del señor Marcos Centurión, primero marqués de aquella villa el 2 de febrero de 1562, siendo provincial el P. Pedro de Melgar. Tomó la posesión el P. Fr. Jerónimo Morcillo, a la una de la madrugada.”

Dice el Padre Barco: “Sin duda, que este señor D. Marcos Centurión, primer marqués de Estepa, fue el fundador del convento de los Mínimos de dicha villa, para cuyo efecto dio su poder al gobernador de ella, Jofredo Lezcaro, previniéndole, que si no había repugnancia de parte del vecindario, hiciese todo lo necesario para la fundación; y no habiéndose verificado oposición, dio dicho gobernador su licencia firmada de su nombre y sellada con el sello del señor marqués, su fecha en 20 de septiembre del año de 1561; en cuya virtud y la de habérseles concedido para ello a la Orden, la ermita de la Concepción (que desde el tiempo de la Orden y la Encomienda existía en la calle Ancha) se tomó posesión de ello por los religiosos en el día 2 de febrero del año de 1562.


Pero no habiendo proporción en el terreno para la precisa extensión del convento y sus oficinas respectivas, fue trasladada la fundación al sitio que hoy ocupa en la acera opuesta de la misma calle Ancha, pasándose a él la comunidad en el día 15 de agosto del mismo año de 1562 por lo que se cree que llamó e intituló, a los principios, el convento de Ntra. Sra. de los Ángeles. Por entonces quedó la Iglesia sin capilla mayor, de cuya fábrica, dotación y patronato, trataremos a sus respectivos tiempos.”


(Terrenos del Convento e Iglesia de la Victoria)

El marqués de Estepa, D. Marcos Centurión, mostró la estrecha relación que tenía con el convento de los Mínimos de la villa al solicitar en su testamento ser enterrado en la iglesia conventual. Y así el Padre Barco nos cuenta: “el grande afecto que el señor Marcos tuvo a este primer convento de su villa de Estepa se manifestó especialmente a su muerte, pues habiendo sido ésta en Madrid, dejó dispuesto que trajesen su cuerpo a dicho convento de Estepa; pero habiendo descuidado de esto por entonces, cuando después se pensó en la traslación, no se halló en la parroquia de Sta. María de Madrid (que fue donde quedó depositado) quien diese razón del sitio donde estaba, ni ante qué escribano otorgó su testamento, siendo cierto que lo hizo aunque pasó a la corte, por orden de los señores de Estepa, a practicar ciertas diligencias, el R. P. Fr. Juan Chito, de la misma Orden de los Mínimos y corrector que fue del convento de Estepa.”

Su muerte acaeció entre el año de 1564 y el 1568 y fue muy sentida por el rey Felipe II, quien lo demostró al escribir una carta a su viuda la Marquesa, dándole el pésame, por medio de su embajador en Génova, señor Gómez Suárez de Figueroa. Le sucedió en el Marquesado su nieto D. Juan Bautista Centurión. Este señor Marqués y su esposa Dña. María Fernández de Córdoba se establecieron en Madrid por los años 1592.

Desde la fundación del convento de la Victoria en 1562 y la construcción de la iglesia en 1602, los Marqueses de Estepa y las familias nobles de la villa trataron que la iglesia de los padres mínimos tuviera una capilla digna y en ella labrar su Altar Mayor. Así, por ejemplo, el 3 de agosto de 1606 los marqueses D. Juan Bautista Centurión y Dña. María Fernández de Córdoba, dieron carta de liberta a su criada Catalina Baylén para que entregara sus recursos para la construcción del Altar Mayor y su capilla, y así se anota en su testamento ante el escribano Fernando Pérez.

El P. Barco recoge esta voluntad en sus escritos: “Una de sus criadas llamada Catalina Baylén, con licencia de sus dueños y otorgada una carta de libertad dispuso, primero el 3 de agosto de 1606 –cuando ya estaba construyéndose la iglesia y convento – y después el 5 de marzo de 1620 dispuso en su testamento respectivamente ante los escribanos públicos de Estepa, Fernando Pérez y Bartolomé de Benjumea, que “todos sus muebles y bienes raíces se vendiesen o pusiesen en renta y con su producto se comprasen censos, juros y otros bienes hasta hacer la cantidad de 10.000 ducados de principal, que diese la renta 500 cada año, y que con ellos se fuese labrando la Capilla Mayor que faltaba a la Iglesia del convento de los Mínimos, y que fue concluida, dichos réditos fueran para labrar cálices y hacer los demás ornamentos para el culto.


Y nombró albaceas y patronos de esta capilla a dichos señores marqueses, con facultad de que pudiesen explicar, alterar o variar esta su disposición. Y en virtud de ello, el dicho señor. D. Juan Bautista declaró por ante el mismo señor escribano-Benjumea- que el dicho principal fuese de 12.000 ducados, que rentasen cada año 600. Para lo cual dispuso un fondo que se fuese beneficiando hasta que llegara a 30.000 ducados de principal, y que de sus réditos se diese 12.000 al convento de los Mínimos para los fines que dejó dispuesto la Catalina Baylén”.

Se comienza el nuevo convento de la Victoria en la calle Ancha y sobre todo la iglesia con sus capillas laterales y la mayor en 21 de febrero de 1602, por Pedro Martínez Orejuela, alarife vecino de la villa de Osuna, según firma con los religiosos del convento, los testigos y el escribano. Se describe la planta de la iglesia, los pilares que están señalados en la planta, de dos varas de ancho, los arcos y capillas, y las puertas de la iglesia, “las cuales han de tener de claro, seis varas menos una tercia, y les he de hacer a las portadas dos capialzados de peralte de ladrillos y medios, con sus quicialeras de piedra para las dichas puertas.” Durante la construcción de la iglesia se recoge la petición de las sepulturas de la iglesia y así “La Priora del Beaterio de Santo Domingo de Guzmán pide a la comunidad de los PP. Mínimos de la Victoria una sepultura común junto a la reja de la Capilla Mayor de la nueva iglesia que se estaba construyendo. 4 de agosto de 1603”.

Por otro lado, el plano del convento, es decir las moradas o edificio que habitaban los religiosos con todas sus dependencias internas, pisos, habitaciones, patios, biblioteca, portería, se extendía a lo largo de la calle Ancha.

En los primeros años de la construcción de la iglesia se recoge un hecho milagroso que el P. Barco nos cuenta y se relaciona con el altar dedicado a Ntra. Sra. de Belén: “Dña. María Suárez de Figueroa Arce, que ingresó en el monasterio de Santa Clara, y su hermana Dña. Juana Suárez de Figueroa Arce, de alta vida mística y espiritual, que en Estepa tenía fama de Santidad. Esta última se mandó enterrar en el convento de la Victoria, en la capilla que labró su hijo, titulada Ntra. Sra. de Belén (hoy es puerta reglar por donde se comunica la iglesia con el claustro) en la que está la bóveda que estrenó dicha señora. Y abriéndose después para enterrar el cuerpo de una niña, nieta suya, hija de dicho D. Fernando, su hijo, se abrió su caja y la vieron muchos religiosos y otras personas, no sólo incorrupta, sino también tan hermosa como había sido en vida.

Después de fallecer la señora del marqués anterior en junio de 1625 que se había preocupado de las fundaciones de su Estado y marquesado, continua el mencionado P. Barco: “Por el año de 1646 se celebró en Génova Capítulo General de la Orden de los Mínimos, en el cual presentó el señor D. Adán Centurión, tercer marqués de Estepa, una petición en que suplicaba a la Orden le numerase entre los bienhechores de ella y le reconociese como patrono del convento de los Mínimos de la villa de Estepa, en atención a lo que había fundado su abuelo D. Marcos Centurión y dotado de 100 fanegas de trigo anuales. Y que después su padre D. Juan Bautista Centurión le había añadido 600 ducados anuales para la Capilla Mayor y su adorno. A cuya justa petición, reconociendo los padres tan grandes beneficios, aceptáronlos por patronos del dicho convento de Estepa el referido D. Adán Centurión y su consorte Dña. Leonor María de Mendoza, marquesa de Estepa, y sus sucesores.”

En el año 1699 el convento de la Victoria se vio envuelto en las numerosas contiendas que existía entre la Vicaría de Estepa y los señores marqueses de la villa. El vicario redujo a prisión a todos los frailes, que siempre habían contado con el beneplácito del señor marqués, y el convento se cierra. El Santo Sacramento es conducido en procesión hasta el convento de San Francisco de Asís, donde también tiene que guarecerse el corrector. Once días permanecen las cosas en tal estado (del 15 al 26 de enero) hasta que un juez especial instruye diligencias y reabre el convento.

Por este mismo tiempo (1744-1746) durante el gobierno del VII Marqués, dos hijos de Estepa y ambos religiosos, el uno de la seráfica Orden de San Francisco de Asís. Fr. Juan de Luna y el otro de la Orden de los Mínimos de San Francisco de Paula, llamado Fr. José Sánchez Manzano, obtuvieron casi a un mismo tiempo en sus respectivas religiones, el honorífico empleo de superiores Provinciales. Ambos se dedicaron y aplicaron a la promoción del culto, adorno y decencia de las iglesias de sus conventos en esta villa. Algunas iglesias y conventos de la Orden de los Mínimos y Franciscanos, con la ayuda de familias estepeñas y de los religiosos, se convirtieron en pinacotecas de arte y centros de espiritualidad.

El convento de la Victoria tuvo y poseyó cuantísimos bienes y con ellos y las donaciones de los fieles, especialmente en tiempo del Muy Reverendo P. Fr. José Sánchez Manzano, se hicieron: la famosa sillería del coro, los retablos nuevos y simétricos, muchos y preciosos ornamentos, lámparas de plata para el servicio del altar, cruz parroquial, ciriales, varas de palio y guión, de la misma materia, y otra multitud de alhajas que han desaparecido por completo. Además de contar con la escuela antequerana en la realización de los ocho retablos dorados del templo y el retablo mayor, los escultores Luis Salvador Carmona, José de Medina, Diego Márquez y Vega o el granadino José Fabré aportaron sus imágenes para la iglesia.


(Plano de la Iglesia y de sus retablos)

Reformada la distribución de los altares en tiempo del provincial, P. Manzano, no acertamos a determinar cuales fueron las capillas de Belén y de Guadalupe, fundación de los Saavedras, aquéllas, y de los Ordoñez, ésta. Posiblemente cambiaron su ubicación en la reforma y se le pierde la pista aquí.

P. Fr. José Sánchez Manzano, natural de Estepa, elegido por tres veces Ministro Provincial de los Mínimos de Granada, fue mecenas de la nueva transformación del convento de la Victoria, dedicando mucho de lo que heredó de su familia para el ornato de la Iglesia, sillería del coro, sacristía y torre de la Victoria. Además mandó levantar el Camarín de la iglesia y “la más primorosa de todas las torres de Andalucía. La que, aunque no vio hecho más que el primer cuerpo, dejó en depósito para su conclusión más de cinco mil pesos”. Se comenzó la erección de la torre, de 40 metros de alto aproximadamente, el 12 de abril de 1760 y se remató el 7 de mayo de 1766. Destacaba también su camarín, de la misma época, inspirado en el de Ntra. Sra. de los Remedios y dedicado a San Francisco de Paula.


(Torre de la Victoria)

Y añade: “No contento con esto, solicitó la incorporación del Colegio, con el convento, con la obligación de servir sus cátedras dotadas, con la idea de fundar – con facultad Real – un Colegio o Seminario, con la denominación de “Colegio Real de Estepa”. Para lo cual, ampliar la vivienda y hacer una enfermería, compró unas casas en la plaza de San Sebastián.”

De la iglesia destacaban los maravillosos altares y retablos de las diferentes capillas de la iglesia con sus respectivas imágenes, la decoración mural, ornamentación sepulcral con sus correspondientes laudas funerarias, como, además, los escudos heráldicos de ilustres estepeños, que los dejaron grabados no sólo en las losas del pavimento de la iglesia, sino también en los retablos de sus altares.

Por lo que se refiere al decorado y altar mayor del presbiterio, felizmente contamos con dos fotos de los primeros años del s. XX, que, aunque en mal estado de conservación, nos dan una imagen parcial de dicho ambiente.


(Vista parcial del interior de la Iglesia de la Victoria que conservaba D. Juan Borrego, gran amante de la cultura de Estepa)


(Vista del altar mayor de la Iglesia de la Victoria)

Este material fotográfico nos da idea de cómo sería la iglesia en su esplendor, tanto de su exterior de fachada, tejados y lanternino de la cúpula del crucero, como de su interior parcialmente visible en su altar o capilla mayor, con su retablo; o en su arco toral y demás del crucero, presbiterio, como también en las cuatro pilastras que sostienen la cúpula. Así mismo se pueden contemplar en la parte superior de la nave central mediana, por lo menos, su bóveda de medio cañón, dos ventanales, y en los michinales delanteros de la cúpula sendos escudos, probablemente de los marqueses, como la decoración interna de la curvatura y externa del mismo arco. En el cuerpo de la Iglesia se hallan 8 arcángeles lampareros con 8 lámparas de lata, 8 confesonarios y su esterado para el presbiterio, crucero y cuerpo de la iglesia hasta la puerta seglar.

En la zona inferior de las paredes de la Victoria, en el crucero, se aprecia la balaustrada que separa el presbiterio del crucero y el comulgatorio. El sistema de iluminación por entonces no fue eléctrico, sino de lámparas de aceite, pendientes del techo o de las paredes, sujetas por los llamados ángeles lampadarios.

Los profesores Hernández, A. Sancho Corbacho y Collantes de Terán, describen así la iglesia: “La iglesia era en planta de forma de cruz latina con una nave dividida en tramos por arcos fajones sobre pilastras dóricas, la portada era de orden jónico. El retablo Mayor era de dos cuerpos y muy barroco. El púlpito está en la iglesia del “Corpus Christi” de Sevilla, y el zócalo en la de Santa María de Écija.”

Destacó también en el Convento de los Mínimos, el P. Alejandro del Barco y García, nacido en la ciudad jienense de Torredonjimeno y que fue 4 trienios Ministro Provincial de los Mínimos de Granada. El P. Barco amó tanto a Estepa, en la que habitó, que escribió su primer manual de historia y arqueología, La antigua Ostippo y actual Estepa, concluido en el año 1788. El testimonio del P. Barco es importantísimo al ser testigo directo del convento, iglesia y torre de la Victoria. El P. Barco impulsó la devoción al sacerdote valenciano llamado Beato Gaspar Bono y al hermano lego italiano Beato Nicolás de Longobardi, miembros de la Orden mínima, que fueron beatificados por Pío VI en 1786. El P. Barco levantó dos retablos de piedra en la iglesia de Estepa y encargó al escultor antequerano D. Diego Márquez y Vega las imágenes de los Beatos para las Iglesias mínimas de Estepa y Torredonjimeno en 1787. Se organizaron triduos, certámenes poéticos y enigmáticas representaciones y jeroglíficos para celebrarles.

Aguilar y Cano además nos dice “Como varones ilustres, hijos de esta casa, debemos citar a el R. P. fray José Borrego, el lego fray Francisco Sánchez, natural de La Roda, muerto en opinión de santo, y el M. R. P. fray José Sánchez Manzano.”


(Beato Gaspar Bono, s. XVIII, Iglesia de la Victoria)

Con los hechos de la invasión francesa de 1810, o mejor por el año de 1808 en gran parte de la Península, empezaron los grandes desastres que hasta movilizaron y perturbaron la tranquilidad no sólo de la iglesia sino también de las Órdenes religiosas, como sucedió en Andalucía. Se agravaron los anteriores desastres y sucesos antirreligiosos con la exclaustración en sus dos fases (1833-1840) y con la injustificada Desamortización en dos intervalos, agudizándose principalmente en la de 1835. La revolución española de 1868 añadió al mal estado de cosas, abundantes y desastrosos daños que diezmaron en gran manera nuestro Patrimonio Artístico Nacional.

En 1809 se suprimían “todas las Órdenes existentes en los dominios de España”, atacando los conventos de San Francisco de Asís y el de la Victoria de los PP. Mínimos, dejando aparentemente tranquilo al monasterio de Clarisas. Se clausuran los dos conventos y se citan, en marzo de 1810, a sus superiores a reunirse en sus sacristías conventuales para que redactasen un Inventario o relación de todas sus propiedades y una lista de los religiosos que existían en dichos conventos. Con la llegada de Fernando VII en 1814 se les devuelve el convento y sus propiedades. En la Archidiócesis sólo quedaron abiertos los conventos de Jerez, Sevilla, Utrera y Estepa. Al convento de Estepa fueron trasladados los religiosos de los conventos de Osuna y Olvera, pero en 1835 se volvieron a prohibir los conventos con menos de 12 religiosos. El convento fue cerrado y quedó abandonado, celebrándose culto sólo en la iglesia. De nuevo, en 1838 las autoridades religiosas de Estepa redactaron un inventario de la iglesia perteneciente al suprimido convento de Ntra. Sra. de la Victoria.

Aguilar y Cano en su Memorial Ostippense (1888) nos dice “Sólo su iglesia queda en pie – con su elegante torre conventual –y no por mucho tiempo si se desatiende la gran necesidad de obras en que se encuentra. A la expulsión de los frailes siguió la venta del convento. Destruido, para vender los materiales, sólo queda su recuerdo y un solar donde se corren toros o se dan fundaciones acrobáticas”. En 1938 se cierra al culto la Iglesia de la Victoria de Estepa y un año más tarde, según relata Baldomero Borrego para la revista La Voz de Estepa, el taller de su padre Joaquín Romero Rodas desmonta los retablos de la iglesia y los traslada a sus nuevas ubicaciones: Herrera, Badolatosa, Casariche, El Rubio, La Puebla de Cazalla y Sevilla. La iglesia se destruye y se venden sus materiales, manteniéndose en pie únicamente su famosa torre y los retablos de piedra y el camarín en el solar de la iglesia. No tardaríamos en darnos cuenta de aquel error y en 1955 se declara la torre Monumento Nacional de Andalucía.

Con motivo de la restauración de la Torre de la Victoria en el año 2000, la Delegación de Patrimonio del Ayuntamiento de Estepa organizó una serie de actividades a celebrar en 2000 y 2001 para dar a conocer cómo fue la Iglesia de la Victoria y para profundizar sobre la Orden de los Padres Mínimos, que regentó el desaparecido convento en el que esta iglesia se encontraba.

Tres fueron las actividades programadas para celebrar la restauración de la Torre. Por un lado, la Exposición La Iglesia de la Victoria, que reunió un conjunto de obras pictóricas y escultóricas que en su día pertenecieron a la misma, además de fotografías de los retablos (hoy en iglesias de otros pueblos y ciudades) y legajos referentes a los Mínimos. La exposición se organizó en el Museo Padre Martín Recio desde el 5 al 12 de abril de 2001. Entra las imágenes expuestas estaban Ntra. Sra. de las Angustias, San Francisco de Paula, San Blas, San Francisco de Sales y dos pequeñas tallas de San Bernardino de Siena y San Jerónimo. La Delación editó además una Guía y un folleto explicativo.

Por otro lado, se organizó el I Ciclo de Conferencias Los Padres Mínimos en Andalucía, que congregó a un nutrido grupo de expertos que profundizaron en la gran importancia del papel que jugó la Orden en Estepa desde mediados del siglo XVI hasta el primer tercio del XIX. También se celebraron unas jornadas de puertas abiertas para que todas aquellas personas que quisieran pudieran visitar la Torre y admirar las fenomenales vistas de la comarca que desde ella se contemplan.

Por último, y después de varias décadas, tuvo lugar en el solar de la Iglesia de la Victoria una misa oficiada por el Reverendo Padre Fray Víctor García Rodríguez, de la Orden de los Mínimos de Sevilla.

Otras dos efemérides destacadas ha cumplido recientemente la Orden de los Mínimos en Estepa, por un lado en 2002 se cumplió el cuarto centenario de la realización de la Iglesia de la Victoria y el 2 de febrero de 2012 se cumplieron 450 años de la fundación del Convento de la Victoria.

Para finalizar me gustaría comentar dos documentos que todavía no han sido estudiados sobre la iglesia:

-El interesante manuscrito de Adolfo Fernández Casanova sobre “Manumentos artísticos de la provincia de Sevilla”, conservado en el Ateneo de la misma ciudad; en él, viene descrita e ilustrada la Iglesia de la Victoria, cuyo autor fue premiado en unos juegos florales celebrados en 1911.

-“Arquitectura Barroca”, donde la lám. 66, realizada por el R.P. Aragonés, ilustra el presbiterio de la iglesia. El álbum es propiedad de la biblioteca del referido Ateneo sevillano.

Fuentes consultadas
-Apuntes Histórico-Artísticos y Visión Retrospectiva del diezmado conjunto monumental de la Iglesia de la Victoria de Estepa hasta su desamortización. Recio Veganzones, P.A. Actas de las III Jornadas sobre Historia de Estepa. Iltmo. Ayto. de Estepa. Estepa, 1999.
-Aportaciones a la bibliografía de un religioso andaluz del siglo XVIII: Fray Alejandro del Barco García, mínimo del San Francisco de Paula. Aranda Doncel, J. V Jornadas sobre Historia de Estepa. Ed. Iltmo. Ayto de Estepa, 2002
-La exclaustración de 1835-1837 en la Vicaría de Estepa. Jorge Alberto Jordán Fernández. IV Jornadas sobre Historia de Estepa. Ed. Iltmo. Ayto de Estepa, 2000
-Patrimonio Eclesiástico desamortizado en Estepa. José Manuel Navarro Domínguez. III Jornadas sobre Historia de Estepa. Ed. Iltmo. Ayto de Estepa, 1998
-El convento de la Victoria como entidad de crédito en la Estepa del Antiguo Régimen. Navarro Domínguez, JM. Miscelánea Ostipense. 2013
-Los Conventos de la Orden de los Mínimos en la provincia de Sevilla: historia, economía y arte (siglos XVI-XIX). Jordán Fernández, JA. Diputación de Sevilla. 2013
-Memorial Ostipense, de Antonio Aguilar y Cano, 1975. Reedición.
-La antigua Ostippo y actual Estepa, de Padre Alejandro del Barco. Reedición de A. Recio Veganzones. Ed. Iltmo. Ayto. de Estepa, 1994.
-Catálogo de la Exposición Iglesia de la Victoria. Iltmo. Ayto. de Estepa. Estepa, 2002