5/4/11

VIA CRUCIS EN ROMA


El viacrucis más destacado en la tarde del Viernes Santo es el del Coliseo romano presidido por el Santo Padre. La historia de este viacrucis se remonta al siglo XVIII.

La Arciconfraternità del Gonfalone había empezado a hacer representaciones sacras de la Pasión de Cristo, y había construido sobre las gradas del Coliseo de Roma una capilla dedicada a Nuestra Señora de la Piedad, con una cripta adyacente en la que habitaba un ermitaño, custodio del lugar. Éstas fueron muy contestadas porque eran tachadas de provocar desórdenes públicos. Por voluntad de Clemente XI (1700-1721), se erigió un viacrucis en la cávea del Coliseo en 1719. Había también una iglesia dentro de la arena: Santa Maria della Pietà, restaurada por Benedicto XIV en 1743.

En este estado de cosas, surge la figura de San Leonardo de Porto Mauricio (1676- 1751), franciscano genovés que intentó a través del viacrucis reavivar la piedad católica enfriada por el jansenismo y el racionalismo. De España le venía su fervor por el viacrucis: “Habiendo sabido, por religiosos españoles que me informaron, que en España se erigían los Vía crucis con gran provecho para las almas, se me encendió el espíritu de un ardiente deseo de procurar un tan gran bien para Italia”.

A su iniciativa, el Papa Benedicto XIV nombrado, tras declarar este anfiteatro lugar sagrado por la sangre de los mártires, hizo levantar en torno a la arena catorce edículos con las estaciones del viacrucis rematadas por cruces de leño basto para sustituir a las que había ruinosas, bendecidas el veintisiete de diciembre de 1750, Año Santo, que fueron eliminadas por excavaciones arqueológicas el veintidós de enero de 1874.

La Venerabile Archiconfraternita degli Amanti di Gesù e Maria, llamada de la Via Crucis, fundada poco después de la erección del viacrucis de San Leonardo, tenía como misión practicar aquí el devoto ejercicio del viacrucis procesionalmente todos los domingos y viernes, los días de carnaval, Miércoles y Jueves Santo y otras festividades del año, así como mantener las hornacinas y sufragar su iluminación de aceite y cera. Poseía una capilla propia desde donde se encaminaba el cortejo penitencial por la Vía Sacra al Coliseo.

En 1964 el Papa Pablo VI restableció la tradición del viacrucis en el Coliseo en la tarde del Viernes Santo, continuando hasta la actualidad. Cada año diferentes miembros de la Iglesia se encargan de las meditaciones y oraciones que se rezan durante el viacrucis.