26/11/10
MONDONGUEROS
Desde la lejanía Estepa es un bellísimo entramado de murallas, mojinetes, testeros y sobre todo los campanarios sobre los que el sol refleja el dorado crisol de sus atardeceres, haciéndose bronce imperturbable en los antiquísimos repiques de sus campanas. Al acercarnos a esta Villa por cualquiera de los puntos cardinales que dominan el impresionante desperezo de la campiña a los pies de nuestra ciudad, en cualquier encrucijada de caminos pervive y se dignifica con el paso del tiempo la soberbia silueta de la Iglesia Parroquial de San Sebastián, ya que siempre se nos aparece como una prolongación imperturbable de la vida de todos los estepeños que en algún momento de nuestra existencia, hemos sentido como nuestra alma se cosía para siempre a la pétrea potestad de su inigualable belleza.
La Parroquia de San Sebastián es mucho más que una comunidad de cristianos. Su templo es una demostración excelente del carácter social, cultual y antropológico de todos sus moradores, ya que desde el siglo XVI este parte del pueblo de Estepa se ha sentido como única en sus gozos y en sus incertidumbres, se ha desarrollado sabiéndose singular e inigualable y por eso aquí, en esta frontera de la fe, la vida de la Estepa mondonguera camina de la mano de su Parroquia por y para siempre. Este trozo del sentir estepeño siempre se ha caracterizado por se autárquico, por reclamar una libertad administrativa religiosa que dejara muy clara la impronta de una forma única de sentir a Dios, a la Virgen y a los hombre y mujeres de su tiempo; son los barrios nacidos al amparo de este templo como epígonos consustanciales de una forma sublime de vivir la vida, de disfrutar de sus fiestas y de sentirse como una comunidad propia y señera.
En torno a la parroquia de San Sebastián se esconde una forma de vida y un modo único de sentir y de vivir en Estepa y a Estepa, y es por eso que la Parroquia de San Sebastián impregna de un sentimiento excepcional y muy particular a todo el estepeño que recibe el bautismo de la vida en sus calles y en sus plazas.
Pero a nuestra Parroquia le ocurre algo inusual y maravilloso al tiempo, la cotidianeidad de todos los que asistimos a este tabernáculo de la vida nunca termina en el templo donde se cobijan las devociones y las emociones del alma de todo un pueblo; los muros de San Sebastián transitan de acera en acera de tal forma que Mesones, Los Vitos, Puente, San Juan, Perales, Hortelanos, Libertad y muchísimas más calles de la feligresía hacen a la vez de caminos de encuentro en nuestras vidas y de senderos para acercarnos a las Capillas donde aún en nuestra Parroquia se veneran verdaderos santuarios de lo místico, lo sagrado y lo espiritual. Encontraremos un altar en el Carmen, otro en Santana, también en Santa Ángela de la Cruz, en la Milagrosa e incluso en la desaparecida Iglesia de la Victoria, en la que su torre se erige como campanario de nuestro Barrio. Vayas adónde vayas en el Barrio Mondonguero todo se encuentra imbuido de un aire señorial pero a la vez humilde, de una predisposición a lo catatónico donde el sentido y el sentir se dejan llevar por el misterioso embrujo de sus sensaciones; todos somos un mismo Barrio unidos a nuestra Parroquia como sello de la devoción y la tradición cultural de una forma de vivir a Cristo y a los hombres y mujeres de Estepa, que se ha convertido con el paso de los siglos en ejemplo de sabiduría, y de buen vivir.
Por lo tanto, cuando entres por el pasaje de Santa Cristina y la recoleta sombra de un imponente muro y sus contrafuertes te devuelva a la portentosa sencillez de la puerta del Perdón de la Parroquia de San Sebastián, descubrirás que allí la vida palpita a un ritmo distinto; tal vez el tiempo recobre otros matices que nunca pudiste percibir y sabrás entonces que allí generaciones enteras de niños jugaron al aro y al escondite, sabrás que por aquel pórtico de pilastras dóricas llegaron las vidas y se fueron las almas de muchos estepeños, sabrás que aquel arco y aquel dintel fueron el altar más primoroso donde nuestros abuelos y abuelas veneraron al Señor de Estepa, comprenderás entonces por qué San Sebastián no es solo un templo ni una Parroquia… si te paras un momento cerrando los ojos, oirás el crepitar de sus silencios ancestrales y sabrás entonces que la Parroquia de San Sebastián, además de un templo lleno de hermosura y perfectas armonías arquitectónicas es una forma de vivir y de sentir en Estepa.
José María Díaz Fernández
Iglesia de San Sebastián: El renacer de un templo.