24/4/09

DOGMAS DE FE Y VERDADES FUNDAMENTALES MARIANAS

Dogma es una verdad o un hecho que pertenece al objeto de la fe; es decir, que ha sido revelado por Dios de una manera explícita o implícita y que ha sido solemnemente definido por el Magisterio de la Iglesia o propuesto como tal por la tradición invariable de la misma Iglesia.

Los dogmas Marianos son cuatro:
1.- María, Madre de Dios.

"Madre de Dios" es el título dogmático principal y más generalizado de la Virgen. De el dependen todos los demás títulos y privilegios que ella tiene. Ella es Madre de Jesús, Dios y hombre verdadero. María no engendró a Dios desde la eternidad sino que comienza a ser Madre de Dios cuando el Hijo Eterno se encarnó en sus entrañas (la Encarnación). En el año 431, se reunieron 200 obispos en el Concilio Ecuménico de Efeso (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años) y proclamaron solemnemente que "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios". Tiempo después, fue proclamado por otros Concilios universales, el de Calcedonia y los de Constantinopla.

El Papa Pío XI, en 1931, al conmemorarse el XV Centenario del Concilio de Éfeso instituyó en su honor la fiesta de María, Madre de Dios y determinó que su celebración sea el 11 de octubre

2.- María, Madre Virgen.

En el Concilio de Letrán celebrado en el año 649 se efectuó la solemne definición dogmática de la Virginidad Perpetua de la Madre de Dios. Los Padres del Concilio inspirados por el Espíritu Santo compusieron el canon tercero que declaraba este dogma:

“Si alguno, de acuerdo con los Santos Padres, no confiesa que María Inmaculada es real y verdaderamente Madre de Dios y siempre Virgen, en cuanto concibió al que es Dios único y verdadero -el Verbo engendrado por Dios Padre desde toda la eternidad- en estos últimos tiempos, sin semilla humana y nacido sin corrupción de su virginidad, que permaneció intacta después de su nacimiento, sea anatema”.

3.- María, Inmaculada.

El Papa Pío IX definió como Dogma de Fe esta verdad el 8 de Diciembre 1854, en la Bula Ineffabilis Deus. Desde entonces se celebra la Inmaculada Concepción de María el 8 de Diciembre.

“... Para honor de la santa e indivisa Trinidad, para gloria y ornamento de la Virgen Madre de Dios, para exaltación de la fe católica y acrecentamiento de la religión cristiana, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles”.

Significa este dogma dos cosas: que María fue concebida limpia de pecado original y que desde el primer instante de su concepción estuvo adornada de la gracia de Dios. Su inmunidad del pecado original se le otorgó en virtud de los méritos futuros de su Hijo Redentor.

4.- María, Asunta en cuerpo y alma al cielo.

Fue proclamado el 1 de Noviembre de 1950 por Pío XII por medio de la bula Munificentissimus Deus, el cual significa que la Virgen Inmaculada, Madre de Dios, terminado el período de su vida terrestre, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial.

"Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo".

Se celebra la Asunción a los cielos de María Santísima el 15 de Agosto.

Las Verdades Fundamentales sobre María también son cuatro:

a.- María, Corredentora.

Enseña que María contribuyó al plan divino de la salvación de dos maneras: primero, como Madre del Redentor, ya que dándole carne humana le hizo posible el redimir al mundo. Y, luego, como nueva Eva, asociada íntimamente a la obra redentora de Cristo, colaboró en la resurrección espiritual de la humanidad.

b.- María, Reina.
Fue instituido en 1954 por Pío XII. María tiene una dignidad regia que la coloca sobre todas las criaturas, y la constituye en signo de esperanza cierta para la Iglesia peregrinante. María, por ser madre de Jesús, el Redentor y Señor del Universo, participa en la soberanía y realeza de su Hijo, que es Dios y que con toda razón pudo decir: “Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra”. La realeza de María se celebra el 22 de Agosto.

El cabildo de San Pedro en Roma permite celebrar el acto litúrgico de la Coronación Canónica de María Santísima, bien mediante bula pontificia o mediante otorgamiento del obispado, a aquellas imágenes que cumplan una serie de requisitos.

c.- María, Madre espiritual, Madre de la Iglesia y de todos los hombres.

Así lo proclamó Pablo VI en 1964. María se llama, y es con toda propiedad, la Madre de los hombres. La maternidad espiritual de María comenzó en el momento mismo de la encarnación del Verbo en su seno virginal. Desde que empezó a ser la Madre de Jesús era la Madre del Redentor y de todos los redimidos, hermanos suyos. Asimismo, María es madre espiritual por su colaboración en la obra redentora. Madre es la mujer que da la vida a otro ser, su hijo. María nos ha dado a todos la vida de la gracia, cooperó activamente en la obra del Salvador, que fue restaurar la vida sobrenatural de las almas.

d.- María, Mediadora Universal.

El Vaticano II ha escrito esta memorable página:

«María, asunta a los cielos, no ha dejado su misión salvadora, sino que con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna. Con su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y se hallan en peligros y ansiedad hasta que sean conducidos a la patria bienaventurada. Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. Lo cual, sin embargo, ha de entenderse de tal manera que no reste ni añada nada a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador»