25/3/09

LA COFRADÍA DE LA PAZ

“La Hermandad de la Paz comienza, en lo que hace referencia a los documentos hacia el año 1667, en concreto el 12 de Junio existe una aprobación de la Hermandad del Dulce Nombre de aceptar una petición de los hermanos de la Paz para que conjuntamente con los hermanos de esta última puedan acompañar a los primeros en su desfilar procesional por las calles de Estepa.

Paralelamente a dicho hecho de agregación, primero de la misma que no fundacional, aparece una serie de normas recogidas entorno a unos “estatutos” donde se reflejan esas aptitudes de restricción, de élite social, de responsabilidad de una cofradía, la de la Paz. Entre las curiosas normas que aparecen destacamos:

-La obligatoriedad de los Hermanos de asistir a todos los cultos de la hermandad, eso sí con lugar reservado, entre la barandilla del altar y la puerta del Rosario de la Iglesia Mayor de Santa María.

-La obligatoriedad de acompañar al Hermano Mayor desde su casa hasta la Iglesia de Santa María lugar primigenio donde debía estar la imagen, para posteriormente procesionar conjuntamente con la imagen del Dulce Nombre.

-La obligatoriedad de ir a los enterramientos de los hermanos bajo pena de 2 reales de multa por su no cumplimiento.

-La obligatoriedad de pagar 1 real por cada hermano enterrado para posteriores misas por el alma del difunto.

Pero lo curioso de estas normas era que su no cumplimiento, acarreaba la muy habitual y correcta expresión según los libros examinados de “la expulsión de la Cofradía”. Curioso este hecho si lo comparamos con nuestro presente.

No obstante estos pequeños fragmentos de historia no son tan singulares como uno puede entender pues son muchas las cofradías que se regían a través de este tipo de ordenanzas, pero lo sobresaliente de esta Hermandad con respecto a otras, en concreto a otras de nuestra localidad Estepa, es que conjuntamente a dichas reglas encontramos otras muy interesantes y que nos comunican ese sentido aristocrático y restringido de los miembros de la Hermandad de la Paz.

Por el ejemplo es curioso el número de hermanos que esta corporación tenía, 45 más 4 portadores de las andas de la Virgen y dicho número no admitía más hermanos salvo por fallecimiento de alguno de ellos.

Otro hecho anecdótico del mismo es que la hermandad sólo estaba compuesta por hombres, las mujeres sólo aparecían eso sí obligatoriamente en una lista adjunta a la de los hermanos en las cuales dichas féminas normalmente hermanas, primas, criadas, etc. tenían la función de amortajar al hermano de la Paz una vez que éste había fallecido.

Siguiendo con esta relación de hechos curiosos que caracterizan a esta cofradía hay que hablar de las “cañamas” de la misma, o sea, la cuota de hermanos, que mientras para algunas cofradías de Estepa rondaban los 12 o 15 reales al año, para mantener la pertenencia en la Hermandad de la Paz la cuota ascendía a los 20 reales.

Así nos resulta extraño encontrarnos entre los miembros más destacados de la hermandad apellidos tan ilustres de la aristocracia estepeña como fueron los de los Lasarte, Pleites, Sartabaez, Carvajal y el muy importante y singular en esta cofradía Vergara, como no podía ser menos también contaba dicha cofradía con la presencia del propio Marqués de Estepa.”

“El Eco de una gran historia. La Cofradía de la Paz.” por D. Moisés Caballero Páez. 2001

Artículo relacionado:
-"Sine Iure"

Fotografía: J. Vázquez